Adopciones irregulares en Guatemala
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Sophia es guatemalteca, pero fue adoptada por una mujer belga hace casi 40 años. A los 33, cuando comenzó su búsqueda por sus orígenes, supo que todo lo que conocía sobre su identidad era falso y que era una de las muchas personas que fueron dadas en adopción de manera irregular durante el conflicto armado interno en Guatemala.



Este es un episodio de podcast. Para escucharlo, dale play al enlace de abajo:


LLENA AQUI LA ENCUESTA OCOTE 2023


Si quieres leer la transcripción de este episodio, la dejamos aquí:


Es octubre de 2022. El sol pega fuerte en Nuevo Progreso, un municipio de San Marcos que está al sur occidente de Guatemala, a unos 30 kilómetros de la frontera con México. 

Una calle del municipio resalta entre las demás, está adornada con globos y flores de papel. Hay música y muchas personas comienzan a reunirse a lo largo de la calle. Los nervios de la gente se sienten en el ambiente. De un carro baja una mujer joven, y a su encuentro sale otra mujer. Ambas corren a abrazarse.  

Floricita, la mayor de las dos, tiene 57 años, viste una falda negra y una blusa rosada. Sophia, la más joven, tiene 38. Viste unos shorts y una blusa rosada también. Ambas mujeres tienen la tez morena, el pelo negro y largo, los ojos café oscuro, son casi de la misma estatura. Han pasado casi 40 años desde que se vieron por última vez. Son madre e hija.

Entre lágrimas y sonrisas se reconocen. Sophia le acaricia el rostro a su mamá y la abraza. Floricita pasa su mano por la cabeza de Sophia, la observa, la sostiene entre sus brazos. 

A su alrededor,  familiares, amigos y vecinos aplauden.   

Este día es de fiesta. Floricita preparó caldo de gallina criolla y carne asada para recibir a su hija y convidar a las personas invitadas a este encuentro. La casa está adornada con flores, hay una fotografía de la madre, mucho más joven, junto a una foto de Sophia cuando era bebé. Las dos fotos estaban pegadas en el mismo marco, que estaba en la mesa del comedor. También había una silla decorada con girasoles y carteles con las frases: «Bienvenida, mi princesa» «Te extrañamos mucho, por fin volviste».

Sophia Elena: In facto fue muy natural, no mucho llorar. Yo pienso que yo lloré antes y cuando yo fue en su brazo, fue solamente yo soy con ella. Y se terminó. Solamente muy emoción, pero más feliz que triste. Solamente en paz de estar con ella, con la familia, todo fue muy lindo, o sea, este momento. 

Narradora: En 1984, Guatemala estaba inmersa en un conflicto armado interno. Una guerra civil. Entonces, cuando Sophia Villers tenía tres días de nacida la separaron de su mamá y, cuando tenía ocho meses, fue adoptada por una mujer belga. 

Su lengua materna es el francés, porque es el primer idioma que aprendió, con el que empezó a conocer el mundo, en el que piensa y, por lo tanto, en el que mejor se comunica.  El español es su segunda lengua. 

Hoy, ella vive en Bélgica con sus tres hijos.

Ahora prefiere que la llamen Sophia Elena. Decidió cambiar su nombre y añadir el que le dio su mamá guatemalteca. 

Sophia Elena: Hay personas que son adoptadas que tienen dos apellidos:«Yo soy Julie en Bélgica y aquí Julia», pero a mí no me gusta eso porque es como tú tienes dos personalidades diferentes y yo soy la misma aquí y acá. Entonces yo expliqué a mi mamá de Bélgica que yo quiero cambiar mi nombre.

Narradora: Desde que era pequeña, Sophia supo que era adoptada. Su madre se lo contó. En su documento de adopción decía que ella era fruto de una relación extramarital de una mujer guatemalteca, que vivía en situación de pobreza, que la dio en adopción. Esa fue la verdad en la que creyó hasta que, ya adulta, comenzó a indagar más. 

Sophia Elena: Yo necesito ahora saber la verdad, no solamente para mí, pero por mis niños y por mi mamá, porque si hay realmente una adopción ilegal, ella es una víctima también.  

Narradora: Esa búsqueda de la verdad llevaría a Sophia a reencontrarse con su madre y su familia guatemalteca en 2022. 

Soy María Olga Domínguez Ogaldes, periodista de Ocote y en este episodio de Radio Ocote Podcast te cuento la historia de Sophia. Una de las muchas historias de adopciones irregulares durante la guerra en Guatemala. 

***

Narradora: El 15 de febrero de 2023 nos encontramos con Sophia en la zona 1 de Ciudad de Guatemala, en la Liga de Higiene Mental, una institución guatemalteca que atiende y promueve la salud mental en el país. 

Sophia tiene la piel morena, luce tatuajes en los brazos y en las manos. Su cabello ondulado con un flequillo enmarca sus ojos achinados y su gran sonrisa. Nos saluda y da un abrazo. Después nos confesaría que todavía se le hace difícil adaptarse al contacto físico de la cultura guatemalteca. 

Desde niña, ella se sintió diferente. El color de su piel resaltaba entre las personas de tez blanca de su entorno en Bélgica. 

Con cinco años, le preguntó a su mamá cómo se veía cuando estaba embarazada de ella. Su madre le explicó entonces que nunca estuvo embarazada. Le contó que había sido adoptada y que en 1984 llegó desde un país lejano; desde Guatemala.

Sophia Elena: Sí, fue muy rápido, ella encontró la asociación que le dio una lista con muchas cosas por hacer, documentos a reunir y ocho meses después yo llegué acá. 

Narradora: Vivian, la mamá adoptiva, cuenta en francés mientras Sophia traduce, que nunca viajó a Guatemala para el proceso de adopción. Una agencia de adopciones en Bélgica se encargó de todo y ella conoció a su hija en el aeropuerto de su país. 

Sophia Elena: Me explica que yo soy adoptada, porque la diferencia de color, de piel y todo eso es clara. Siempre ella me dice la verdad sobre mi adopción, de que existe mi expediente. Entonces yo crecí con este expediente, con la fotografía de una mamá también biológica. 

Narradora: Vivian, que era viuda cuando decidió adoptar, dice que Sophia siempre fue una niña muy curiosa. Le dio libros, artículos y películas para que conociera más sobre Guatemala y el conflicto armado interno. Mucha de la información que leía o veía no le gustaba. No le gustaba Guatemala. Así que durante su adolescencia decidió que no quería saber más.

Sophia Elena: Yo no quiero saber nada porque yo tengo muchas informaciones y no sabía qué hacer con eso. Mi mamá trató de inscribirme a una clase de español: «No». Me propuso de ir a Guatemala: «No, gracias»

Narradora: Sophia había pasado por un proceso de duelo muy grande: la pérdida de su abuelo, que para ella era una figura paterna. Ese dolor, más los cambios de adolescente, le hicieron rechazar todo lo que viniera de Guatemala. 

Con 24 años, cuando recién terminaba sus estudios universitarios para ser trabajadora social, Sophia sintió que era un buen momento para conocer Guatemala. Decidió viajar sola. Quería descubrir el país por sí misma.

Durante seis meses, vivió en Antigua Guatemala. En este viaje no tuvo interés por contactar a su madre biológica, solo quería vivir en el país. Por las mañanas iba a clases de español y durante  las tardes ejercía, como voluntaria,  como trabajadora social en orfanatos.

Sophia Elena: En la tarde yo fui a hogares para ayudar a los niños o ver a los padres. A mí me gusta, pero fue también muy duro porque los hogares me recuerdan que yo no sabía sobre mi propia historia. Yo sé que durante dos o tres meses no sabemos a dónde yo fue. Yo me imagino que tal vez yo fue a un lugar como esos, fue un poco duro, pero yo quiero iniciar mi vida profesional a este punto. 

Narradora: Sophia cuenta que cuando llegó a Guatemala por fin sintió que pertenecía a un lugar. Se sintió cómoda. Como cuando sabes que estás en casa. Regresar a Bélgica fue muy duro. Ella sentía que la cultura en la que mejor encajaba era la guatemalteca, pero debía volver a su país adoptivo.        

De regreso en Bélgica, extrañaba vivir en Guatemala, extrañaba el clima y a las personas que había conocido durante el viaje, a su familia de corazón, como ella les llama. 

Sophia Elena: A este momento, yo me digo: ¿Qué yo voy a hacer para estar en paz? ¿Continuar la búsqueda o no? Yo me dije no necesito de saber porque ellos son acá conmigo. Ellos existen, entonces yo existo también. Yo no necesito de saber nada más. 

Narradora: Con «ellos», Sophia se refiere a sus hijos. Hoy,es madre de tres; Illyann de 14, Yoham de  11 y Elhyott de 9 años. 

Hasta ese momento no había decidido buscar a su madre biológica. Estaba en paz con saber la verdad de su expediente de adopción. 

Pero en 2017, cuando Sophia tenía 33 años, una persona que también había sido adoptada en Guatemala, le envió un enlace de una investigación de Sebastián Escalón, publicada en Plaza Pública. El reportaje documentaba un método de adopciones irregulares durante el conflicto armado interno.       

Entre 1977 y 2007, antes de la aprobación de la Ley de Adopciones, Guatemala era un país exportador de niños. En un informe de la extinta Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) se reporta que en ese período el 95% de los menores adoptados fueron llevados a otro país. 

No hay cifras exactas de las víctimas de adopciones irregulares, pero los casos y las investigaciones muestran que miles de niños y niñas fueron víctimas de redes de trata, que se dedicaban al negocio de las adopciones. En el informe se detalla que solamente en 2007 el negocio alcanzó a cifrar 200 millones de dólares. 

La CICIG identificó diversas modalidades de redes ilegales, integradas por notarios y jaladoras, quienes se encargaban de robar o «comprar» niños a sus madres biológicas, o en otros casos amenazar, coaccionar o engañar a las mujeres para que den a sus hijos en adopción. 

En la publicación de Plaza Pública aparecía el nombre de Ofelia Rosal de Gamas, que se consigna en el expediente de adopción de Sophia. Según el reportaje de Escalón, esta mujer se encargaba de buscar a personas vulnerables o en pobreza que aceptaran dar a sus hijos en adopción. 

Rosal de Gamas era cuñada del general Óscar Humberto Mejía Víctores, presidente de facto de Guatemala entre 1983 y 1986. Un año después de que Mejía Víctores dejara el poder, en 1987, la Policía la acusó de encabezar una red de adopciones irregulares.

Una investigación de la Policía Nacional, citada en el reportaje de Plaza Pública, reveló que los bebés que esta red sacaba de Guatemala salían como «turistas». Viajaban a países de Europa, Estados Unidos y Canadá. Los padres adoptivos extranjeros pagaban por trámites que creían legales. Para esto se usaban servicios de abogados. Edmond Mulet, quien hoy es candidato presidencial en las Elecciones de Guatemala de 2023, fue uno de los abogados de esta red de adopciones en los ochenta. 

[Quizás te interese escuchar: Espejo roto: el drama de las adopciones irregulares en Guatemala] 

Después de leer la investigación, Sophia llamó a su madre y juntas analizaron su expediente de adopción. 

Sophia Elena: Yo sé que la adopción ilegal existe antes, porque yo conozco amigas que no tienen expedientes, que no tienen visa, que se fueron a Bélgica sin nada y que tiene historia muy dura. Pero yo nunca me dije: «Tú tienes la parte también de esta historia». 

Narradora: Había una posibilidad de que Sophia también hubiera sido víctima de una de las redes de adopciones irregulares en Guatemala. Pero ¿cómo saberlo? 

Así, entre la incertidumbre y sin mucha claridad de los pasos a seguir, Sophia comenzó un camino de búsqueda para conocer su identidad y lo que había sucedido realmente. 

Te cuento más al regresar de la pausa. 

***Pausa Radio Ocote***

Narradora: La duda que había sembrado aquel reportaje que leyó Sophia, hizo que en diciembre de 2017, contactara por primera vez a Marco Antonio Garavito, el director de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental. 

Sophia Elena: Gracias a Dios yo encontré a Marco y la Liga también para ayudarme en este camino, porque sola yo pienso que nunca yo quiero continuar porque fueron cinco años muy duros, con momentos de feliz y con momentos de triste.

Sophia encontró a Marco y a la Liga Guatemalteca  de Higiene Mental porque una amiga francesa, que también había sido adoptada en Guatemala, le dio el contacto. Desde ese momento el equipo de la institución acompañó su proceso. 

Desde hace 24 años, la Liga Guatemalteca de Higiene Mental creó el programa «Todos por el reencuentro» para ayudar a personas adoptadas que buscan a sus familias. Marco es psicólogo social y vio que el apoyo psicológico era esencial en los procesos de búsqueda y reencuentro.

Marco Garavito: No necesariamente se busca porque se quiere iniciar un proceso de vínculo. Aunque parece raro, ocurre con frecuencia. Esa parte cuesta mucho porque el adoptado tiene muchas urgencias y no se da tiempo de sentir y de reflexionar sobre esas preguntas, pero son claves, porque en la medida que las expectativas se trabajan es más fácil asimilar el proceso. Y lograr convencer a los adoptados de que es un proceso largo, complicado y de repente doloroso. Yo no les voy a decir: ‘No, no te preocupes, todo va a salir bien’, No, no, va a ser complicado. Por eso es que esas urgencias hacen que muchos adoptados decidan no seguir con nosotros. 

Narradora: Pero si siguen en su búsqueda, la Liga de Higiene Mental apoya a la persona adoptada a reflexionar sobre sus motivos y trabajar en sus expectativas. También es importante que la madre y familiares reciban acompañamiento en el proceso. 

Marco Garavito: Las expectativas emocionales, psicológicas, culturales… «¿Me va a querer?» o «¿me va a gustar?». ¿Qué significa encontrarse con alguien que es mi hija, pero casi no habla español?, ¿qué significa encontrarme con mi hija que tiene un montón de tatuajes? El punto de entrada es ir trabajando, porque eso no es en una sesión, es ir trabajando el tema de las expectativas.

Narradora: Marco comenta que en los casos de adopciones irregulares como el de Sophia hay muchas emociones involucradas y la culpa suele ser muy recurrente. 

Marco Garavito: En los casos de los adoptados, si una familia adoptiva no entiende cuál es el verdadero fondo del responsable de esto, la puede asumir como culpa. Eso hay que trabajarlo mucho desde el inicio.

Narradora: Los procesos de búsqueda y de reencuentro son lentos. Lo que más le pide Marco a las personas que buscan a sus familias es que tengan paciencia. 

Sophia tenía muy poca información en su expediente de adopción, sabía que su madre biológica se llamaba Julia Alvarado pero nada más. Tener paciencia le resultaba difícil, ella quería acelerar la búsqueda, así que comenzó a investigar en internet. En 2019 encontró a una mujer que había sido adoptada en Guatemala y llevada a Canadá en los ochenta. Ambas tenían la misma mamá en su expediente: Julia Alvarado.

La contactó por Facebook y mantuvieron comunicación. La mujer le dijo que era de Guatemala y que había sido adoptada en los ochenta y enviada a Canadá. Sophia pensó que, quizás, había encontrado a su hermana. Una semana después sugirieron hacer una prueba de ADN y así lo hicieron. 

Sophia Elena: Y la prueba dice que no somos hermanas. Entonces en este momento fue muy duro porque realizo que tal vez una de nosotras es la hija de esta mujer, pero no las dos.

Narradora: Sophia, junto con Marco,  descubrieron que su madre biológica no se llamaba Julia Alvarado y que mucha de la información en su expediente como las direcciones eran falsas. Aceptar esto fue difícil para Sophia.  

Sophia Elena: Yo pienso que en este momento es como que tú va a realizar que todo lo que tú crees no existe: tu fecha de nacimiento, el nombre de tu mamá biológica, tu lugar de nacimiento también, cómo pasó todo, es no saber nada de tu persona a este momento. Yo pienso que la ayuda de Marco y de Liga fue muy importante porque siempre al decir: «Tú eres una persona ahora, tú construí tu propia vida» y es importante realizar esto también. 

Narradora: Sophia no tenía más pistas que su expediente con información falsa y su información genética.  

Registró su ADN en «23 and me», un programa que permite enviar una muestra de saliva para que analicen tu información genética. Luego, con la información recolectada, hay una aplicación del programa en dónde puedes consultarla. 

«23 and me» te puede indicar de dónde provienen tus ancestros, cómo tu ADN influye en tus rasgos físicos y también puedes encontrar parientes con diferentes porcentajes de ADN que estén registrados en la aplicación. El programa avisa si hay alguna coincidencia genética con otra persona.  Pasaron tres años sin que le llegara ninguna otra información.

Y entonces, el 6 de julio de 2022 recibió un mensaje en la aplicación.

Leopoldo: Le mandé a decir Hola. Ahí mire que se podía mandar mensajes y le volví a mandar ese otro Hola y nada, pero yo quería comunicarme con ella, pero no había cómo. Nada más me decía que ahí ella se había conectado hace mes y medio, entonces dije: las probabilidades que se vuelva a conectar creo que no son pocas… no creo que se vuelva a conectar luego.

Narradora: Él es Leopoldo. Él siempre supo que a su mamá le habían quitado a una hija hace muchos años. Cuando migró a Estados Unidos comenzó a buscar a su hermana, también hizo la prueba en «23 and me».  

Sophia Elena: Pero yo miré solamente un mensaje de un hombre que me dice solamente “Hola”. Y yo digo okay, “Hola”. Y fui a ver su perfil y pude ver que es mi hermano.

Leopoldo: Ya como a las dos o tres de la mañana, pues ya entonces ya ella me ya me texteo y me dijo ya dijo hola, hola, que tengo 10 mil preguntas para ti ¿nos podemos comunicar?

Narradora: Desde julio de 2022 Sophia y su hermano Leopoldo, siguieron hablando, primero por mensaje y luego por llamada. Él le contó que su mamá había sido separada de una bebé durante los ochenta en Guatemala. Eso aumentó la sospecha de Sophia, comenzó a creer que por fin había encontrado a su familia.

Sophia le compartió esta información a Marco, quién dijo que necesitaban hacer una prueba de ADN en Guatemala para estar cien por ciento seguros de que eran madre e hija. El hermano de Sophia les dio la dirección de su mamá y la Liga Guatemalteca de Higiene Mental se encargó de viajar y tomar la muestra de ADN. Durante todo el proceso Sophia y su hermano mantuvieron comunicación, él le dio mucho apoyo. 

El 22 de septiembre, Marco Garavito le comunicó los resultados. 

Sophia Elena: Él me dijo que es mi mamá. Yo pienso que yo no realizo, yo lloré, pero yo, es como, no sé, es como, es, claro que es, un milagro. Pero es como decir, es un poco como el punto final de un camino y tú vas a poner iniciar otro camino también. 

Narradora: Así, Sophia supo que su madre biológica se llamaba Floricita Magdalena, que tenía 58 años y vivía en Nuevo Progreso, San Marcos.  

Marco viajó hasta el municipio de Floricita para darle la noticia, ella estaba impaciente por saber.

Floricita: Él vino aquí a mi hogar y me dijo cómo te sientes. Feliz. Gracias a Dios y le doy gracias a ustedes que hoy sí lo lograron y gracias a Dios que está ella en medio de mi vida y ya encontré el otro pedacito de mí de mi parte de mi cuerpo que existe y está conmigo.

Narradora: Seis días después, Marco organizó un reencuentro virtual. Sophia estaba nerviosa, pero le ganaba la emoción  de conocer, al fin, a su mamá y a su familia. 

Sophia dice que no recuerda mucho de esa primera vez, hubo lágrimas y risas nerviosas. Vivian, su mamá Belga, siempre estuvo a su lado. Ella lo describe como un momento muy dulce. Sus papás en Guatemala tenían un cartel pegado en la pared que decía: «Te amamos princesa, te extrañamos». 

Desde ese momento comenzó a comunicarse con su mamá por mensajes de texto, poco a poco iban conociéndose más. El encuentro virtual la preparó para lo que sucedería luego.  

Un mes más tarde, en octubre de 2022, Sophia viajó a Guatemala por segunda vez, después de esa primera visita, cuando tenía 24 años.

Ahí, al fin, pudo abrazar a su madre guatemalteca. 

Sophia Elena: Súper nerviosa de encontrarla, de verla, de realizar. Y también Marco me explica un poco la historia también en este momento. Entonces yo saber que no es una adopción que ella quiere. Ella no darme en adopción. Yo saber que ella tiene muchas esperanzas también y que ella no buscarme porque ella imaginar muchas cosas. Pero que ella me esperar durante 38 años. 

Narradora: Marco Garavito le contó a Sophia que Floricita la entregó en adopción en 1984, presionada por una mujer de la red de Ofelia Rosal de Gamas. Esta mujer la había buscado porque Floricita era joven, tenía 17 años y todavía vivía con sus papás. 

Cuando esta mujer llegó a su casa, el padre de Floricita le dijo que tenía que dar en adopción a Sophia porque no podía seguir viviendo en la casa con el bebé. Ella sintió que no tenía otra opción. Aceptó entregársela a la mujer. 

Floricita: Ahí aparecieron una señora, un señor y me la quitaron, que ella no iba a vivir aquí, que aquí solo los cerdos vivían andando entre lodo, y que ella no era para vivir entre el charco, y que no me iban a dar lugar, que yo la la tuviera aquí conmigo. Y se la llevaron, andaba yo muy confundida. Ya nunca llegué a saber de ella, jamás, solamente me dejaron 20 quetzales ahí tirados y que me comprara unas vitaminas y ahí lo dejaron, pero para mí no fue fácil.

Narradora: El 25 de febrero de 2023, cuatro meses después de encontrarse con su mamá, Sophia participó en una actividad por el Día Nacional de la Dignidad de la Víctimas del Conflicto Armado Interno, en Ciudad de Guatemala. 

Esa noche, Ignacio Segura, o «Nacho», un amigo de Sophia que fue adoptado en Canadá, también irregularmente, presentó un reportaje-documental sobre adopciones irregulares. Sophia llegó para ayudarle con los preparativos.

En el Centro Cultural Mosaico, en la zona 1 de Ciudad de Guatemala, se reunieron otras personas adoptadas en los ochenta en Canadá, Bélgica y Estados Unidos. Algunas de las presentes integran el colectivo «Estamos Aquí», que brinda apoyo en procesos de búsqueda.

Sophia camina rápido de un lado a otro. Viste una blusa de flores, una larga falda negra y tenis que le permiten moverse con ligereza entre las sillas del jardín del lugar. Habla con algunos amigos que ha ido conociendo en los últimos años, también adoptados. Se toman fotografías, platican de sus vidas y de sus procesos. 

No están solos. Se acompañan. 

Osmín Tobar: Hay otros jóvenes adoptados que se han levantado del piso. Encontró su voz para luchar por la verdad, la justicia y la paz, porque es el primer paso que muy difícil de tomar, de buscar esa voz dentro de ti. Ese «ya basta». La vida me ha hecho muchas cosas, pero ahora la vida yo tengo control de esta vida y yo quiero buscar la verdad. Entonces, para mí, ellos son un gran ejemplo. Yo he sentido bendecido de conocer a los demás, porque ellos nos están enseñando que uno no está solo en esta lucha. 

Narradora: Él es Osmín Tobar. En 1997, él y su hermano Jeffrey fueron separados por la Procuraduría General de la Nación y dados en adopción a dos familias estadounidenses. Su proceso se llevó ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en donde se dictó sentencia. Se responsabilizó al Estado de Guatemala por la violación de los derechos humanos y por no investigar las irregularidades cometidas durante los procesos de adopción.

Al terminar la proyección del documental, Flor Ramírez, la madre biológica de Osmín, pidió la palabra. 

Flor Ramírez: Tal vez yo no lo puede ver crecer, pero ahora lo disfruto. Como le digo, vale más el lazo de madre e hijo. Y apoyo y lucho. Si hay que ir a tocar puertas para rescatar a todos esos niños que fueron arrebatados, cuenten con nosotros, que ahí estamos para apoyar y encontrar a la mamá. Nunca hay que decir: «No la voy a encontrar». Sí la vamos a encontrar. Vamos a encontrar el lazo que nos une de sangre. 

Narradora: Flor Ramírez y Osmín se reencontraron en 2011. Cuatro años después, él decidió quedarse a vivir en Guatemala, donde se casó.

Narradora: Después de reencontrarse en octubre de 2022, Floricita Cifuentes y Sophia han empezado a reconstruir un vínculo que les fue cortado hace 38 años. La familia de Sophia en Bélgica y la de Guatemala han sido un apoyo importante para ella. 

Por ahora, ella seguirá viviendo en Bélgica con sus hijos. Espera volver al país en los próximos meses. Mantiene constante comunicación con su familia, a través de mensajes y de llamadas.

Sophia Elena: En algún momento yo me sentí cortada en dos. Entre las dos familias, entre las dos mamás, entre dos… todo. Y yo no quiero estar en ese estado. Yo pienso que necesito tiempo para estar completa. 

***

El guion y las entrevistas de este episodio las hicimos Angelica Medinilla, periodista de Ocote, y yo María Olga Domínguez Ogaldes. La edición es de Élmer L. Menjívar y Carmen Quintela. La música original es de Isaac Hernández, quien también realizó el montaje y la producción sonora y musical. 

La ilustración es de Óscar Donado. En agenciaocote.com puedes ver la fotogalería y el video de Carlos Alonzo. Ixmucané Us es la gestora de comunidad de Ocote y Magui Medina la coordinadora institucional. La voz institucional de Radio Ocote Podcast es de Lucía Reinoso Flores. Julio Serrano Echeverría es el coordinador creativo. Alejandra Gutiérrez Valdizán es la directora general y editorial de Ocote.

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