Aquí pasó algo | Asesinato de Monseñor Gerardi
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Juan José Gerardi era el coordinador general de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. Lideró el proyecto de «Recuperación de la Memoria Histórica», que recopiló testimonios de torturas, masacres, desapariciones, violencia sexual y ejecuciones durante la guerra. El 26 de abril de 1998 por la noche, Gerardi fue asesinado en el estacionamiento de la casa parroquial.




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Narradora: Al fondo del parque San Sebastián, sobre la Sexta Avenida, entre la segunda y la tercera calle de la zona 1 de la ciudad de Guatemala, está la iglesia de San Sebastián. 

Justo a la par de la iglesia, está la casa parroquial, una construcción mucho más moderna, de ladrillo, de tres niveles. Tiene grandes ventanas, y un portón negro.

En la casa parroquial vive el sacerdote asignado a la parroquia. Aquí vivió de 1984 a 1998 el obispo Juan José Gerardi Conedera.  

Como obispo, Gerardi se dedicó a la misión pastoral en las Verapaces, Quiché y en la ciudad de Guatemala. Él era el coordinador general de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, que lideró el proyecto de «Recuperación de la Memoria Histórica», conocido como Rehmi. El informe del Rehmi recopiló testimonios de torturas, masacres, desapariciones, violencia sexual y ejecuciones que vivió la población guatemalteca durante 36 años de guerra.

El 26 de abril de 1998, por la noche, Gerardi venía de un almuerzo familiar de domingo. Abrió él mismo el  portón y ahí lo esperaba su asesino. 

El cuerpo del obispo fue encontrado dentro del estacionamiento de la casa parroquial, a unos metros del portón y junto a dos vehículos. Tenía el rostro desfigurado, las piernas y brazos cruzados.

Esa madrugada de 1998, a este lugar llegó Fernando Penados Betancourt, sobrino del arzobispo Próspero Penados. Él fue uno de los cuatro jóvenes investigadores, que se organizaron para investigar el asesinato de Gerardi.

Al lado del portón, bajo una ventana, verás una placa de mármol verde, que resalta el nombre de Juan José Gerardi Conedera y cuatro fechas que marcaron su vida. Abajo se lee: «Testigo fiel». 

***

Fernando Penados: 24 de abril de 1998, se presenta el proyecto de recuperación de la memoria histórica, donde participaron muchos animadores de la palabra, sacerdotes religiosos, religiosas, varios obispos… Lo que se pretendía era, en una primera instancia, poder dar o generar espacio a la población para que pudiera hablar, para que pudiera contar qué fue lo que había pasado en sus comunidades, para que pudiera contar sobre sus seres queridos que perdieron o que los desaparecieron o que vieron cómo los ejecutaban extrajudicialmente. 

Monseñor Gerardi estaba muy preocupado por el equipo, por los animadores, por toda la gente que contribuyó, porque realmente el impacto que estaba teniendo el informe no tenía precedentes.

A los dos días, por la relación de familiaridad que se tenía con él, se hizo un almuerzo en la casa de mis papás. 

Él iba con un su jeans, me recuerdo que llevaba una camisa a cuadros y una chumpa beige. Se despidió ahí, de forma muy afectiva, como siempre. Él se iba a las seis de la tarde, porque iba a ir a ver a su hermana Carmencita.

Y después de ir a ver a su hermana Carmencita, vino precisamente, acá donde estamos nosotros, en la casa parroquial. Entró su vehículo. Y lo que se estima es que, entre 10 y 10 y media, fue ejecutado extrajudicialmente. Alteraron la escena del crimen. Se encontró una piedra triangular que, se cree, que con eso le desfiguraron el rostro. Movieron el cadáver de monseñor. 

En el Arzobispado conformamos un equipo, un equipo de jóvenes. Yo estaba responsable de ese equipo de investigadores. Empezamos a documentar el caso. Había un equipo también de abogados.

A la altura del año 2001, se condenó a tres militares: al coronel Byron Disrael Lima Estrada, al capitán Byron Lima Oliva y al especialista Obdulio Villanueva. Y como coautor el sacerdote Mario Orantes. 

El legado de monseñor Gerardi se puede ver desde diferentes perspectivas. Yo creo que el mayor legado fue ese proceso de sanación que él hizo con todas aquellas personas que no tenían voz, ni tenían una forma de gritar o de expresar el dolor y el sufrimiento que tuvieron durante la guerra. La gente estaba temerosa, la gente estaba muy frustrada, la gente estaba muy triste. La gente estaba en la oscuridad y él fue el que prendió la luz. 

***

Narradora: ¿Quieres escuchar lo que pasó en otros lugares? Si estás haciendo un recorrido presencial, puedes caminar por la Sexta Avenida hacia la entrada del Pasaje Rubio y buscar el código QR. Ahí te contaremos sobre el asesinato del líder estudiantil Oliverio Castañeda de León, que vivió en la casa que hace esquina con la tercera calle, a un lado del parque San Sebastián. 

Si haces el recorrido digital, puedes escuchar las demás cápsulas en agenciaocote.com o en tu plataforma de audio favorita. También puedes explorar el mapa para ver otros lugares.

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