Y sin embargo, se mueve
«El racismo nos explotó en la cara»
Por:

En junio de 2002, Irma Alicia Velásquez Nimatuj, antropóloga y periodista maya k’iche’, llegó al Tarro Dorado, un bar en zona 13 de la capital de Guatemala. Allí, el agente de seguridad la discriminó, le negó la entrada por ser una mujer indígena. Irma Alicia se negó a callar. Denunció, pero además, participó en la creación de una iniciativa de ley revolucionaria, gracias a la que hoy se pueden investigar y sentenciar hechos de discriminación y racismo.



Este es un episodio de podcast. Para escucharlo dale play al enlace de abajo


Música: Mabbe Fratti

Si quieres leer la transcripción de este episodio, la dejamos aquí


Narradora: Anochece, el ruido del tráfico de la calzada Roosevelt aumenta en  hora pico, para la mayoría es el fin de la jornada laboral. 

La hora de la cena se acerca, Irma Alicia Velásquez Nimatuj, mujer  maya k’iche’ y hoy uno de los referentes de la antropología latinoamericana, junto a otros compañeros de Plataforma Agraria, regresan de un ajetreado día. La agrupación multisectorial y multidisciplinaria, había presentado al Cuerpo Diplomático, una propuesta para abordar la crisis cafetalera. La crisis había implicado la pérdida de empleos para muchos campesinos. 

Es 5 de junio de 2002. Irma Alicia tiene 36 años y recién volvió de Estados Unidos, de hacer un doctorado en Antropología social en la Universidad de Texas. 

Ella y sus compañeros se sientan a la mesa, se hospedan en una casa religiosa a falta de dinero suficiente para pagar un hotel. Les sirven la cena temprano y platican. 

Es el encuentro de personas de diferentes regiones y disciplinas que abordan  la crisis del café. La sobremesa es amena  y quieren extenderla y seguir la conversación. Así que, en medio de la charla, a eso de las siete de la noche, alguien propone ir a un bar. 

Irma Alicia Nimatuj: Y todos, pues dijimos: «Sí, tomemos una cerveza». (puede haber un fade en la frase para que no se escuche el corte muy abrupto) 

 Narradora: Ella es Irma Alicia Velásquez Nimatuj hoy, 21 años después de aquella noche. 

Irma Alicia Nimatuj:Alguien propone ir al Tarro Dorado como una taberna en donde se podía hablar, en donde se podía tomar una cerveza y seguir discutiendo///

Narradora: Se distribuyen en tres autos y recorren varios kilómetros, desde la calzada Roosevelt  hasta el Tarro Dorado, en aquel entonces un conocido bar en la zona 13, frente a la Avenida de las Américas, en uno de los sectores residenciales más exclusivos y caros de la ciudad de Guatemala.  

Irma Alicia Nimatuj: Íbamos alrededor de cinco mujeres, la mayoría de ellas eran abogadas. Yo estaba, pues, como antropóloga, y recuerdo que era la única mujer indígena que iba. Ellas eran mujeres, profesionales, ladinas y el resto eran hombres que iban de diferentes profesiones, pero también había algunos compañeros que venían de las comunidades.

[Sonido ambiente en la siguiente narración: Carros se detienen (sonido de llantas sobre asfalto, freno de mano… pasos… se escucha desde lejos el ruido de un bar con música a lo lejos)]

Narradora: Estacionan los carros y bajan. Los hombres llegan primero.  Irma Alicia y sus compañeras caminan detrás. Ríen y conversan.

En la entrada, el guardia de seguridad deja pasar a sus compañeros, luego a sus compañeras y cuando llega el turno de Irma Alicia, la frena en seco. Le dice que ella no puede entrar. por su vestimenta. 

Irma Alicia llevaba un corte plegado y un colorido huipil distintivo de Quetzaltenango; sobre los hombros un perraje, en tonos azules y celestes. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Cuando él me dice eso, yo le pido que me repita lo que me ha dicho y me dice que en ese lugar no entra, no se permite el ingreso de mujeres indígenas. Entonces yo le digo que, por favor, quiero hablar con el gerente y me dice que el gerente no me va a atender y que sencillamente me quede esperando a que mis colegas salgan de ahí.

[Empieza música de fondo]

Narradora: El ambiente se tensa, algunas de las compañeras que van con Irma Alicia increpan al agente de seguridad. Intentan hacerlo entrar en razón, pero no lo logran. 

Una de ellas era Ursúla Roldan, investigadora social. 

Ursúla Roldan [10:29-10:59] pues eso nos indignó muchísimo nos indignó mucho y le dijimos cómo así empezamos pues a protestar ¿verdad? al guardia de que eso no, que dónde estaba, que no se podía permitir su ingreso y que nos mostrara o que nos llamara el gerente, pero el guardia se cerró mucho, se cerró mucho, seguramente obedecía órdenes, ¿verdad? No sabemos y dijo que no, que que ella no podía entrar y que si nosotros queríamos, pues que que tampoco entráramos. 

Narradora: Indignadas  y sintiendo mucha rabia, dan la vuelta y se van. No pueden creer lo que acaban de vivir. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Yo recuerdo que yo llevaba mi perraje y lo único que logro hacer es agarrar mi perraje y me puse a pensar, a recordar muy rápidamente cómo ese había sido también el mismo camino que mis abuelas, que mis bisabuelas, que mi madre, que mis hermanas mayores habían recorrido una permanente exclusión, un permanente trato indigno racialmente.

[Inicia música de fondo]

Soy María Olga Domínguez Ogaldes, periodista de Ocote y estás por escuchar el último episodio del especial “Y sin embargo, se mueve”. Una miniserie de Radio Ocote Podcast que narra cómo, a pesar de las injusticias y la exclusión, a pesar de los tiempos oscuros, siempre hay personas que buscan hablar de lo que se calla

En este episodio, te contaré cómo Irma Alicia Velásquez Nimatuj colocó en la narrativa nacional un  tema del que en Guatemala se había intentado ignorar por años: el racismo. 

[Música sube a primer plano, y luego se desvanece y pasa a silencio]

[Sonido ambiente: pasos, sonidos de carros pasando, sonido de calle]

Narradora: El  regreso al carro fue silencioso. Nadie hizo otro comentario, nadie sugirió buscar otro sitio para tomar la cerveza que se habían prometido al inicio de la noche. Estaban en shock. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Me quedé totalmente asombrada, porque yo pensaba que algo había cambiado después de los Acuerdos de Paz, ¿verdad? Que algo había cambiado después de ver cómo los pueblos indígenas habían empezado a florecer y a articularse alrededor de una infinidad de organizaciones, que en ese momento tenían un rol importante para el país.

Narradora: Los Acuerdos de Paz de los que habla Irma Alicia se habían firmado en Guatemala cinco años antes. 

Fue un pacto que terminaba  con  un conflicto armado de más de 30 años, que dejó miles de personas muertas  y desaparecidas. Entre la población más afectada durante la guerra, estaban los pueblos originarios. 

En el informe «Guatemala Memoria del Silencio», la Comisión para el Esclarecimiento Histórico estableció que el 83% de las víctimas de violaciones a derechos humanos durante la guerra en Guatemala pertenecían a un pueblo maya. 

 El trabajo de las investigaciones, los peritajes en los procesos judiciales que se han realizado,  han revelado que el racismo fue un factor determinante durante las operaciones militares que se hicieron en diferentes comunidades mayas. Las políticas de Estado contra grupos insurgentes buscaban no solo acabar con la guerrilla, sino también desmantelar la cultura y forma de vida de los pueblos originarios. Se le llamó política de tierra arrasada.

Para las mujeres indígenas de Guatemala la guerra también tuvo implicaciones severas como la violencia sexual. Fue una práctica de Estado, habitual e incluso sistemática.

Después de tanta violencia, la firma de los Acuerdos de Paz se vio como una oportunidad para que los pueblos indígenas de Guatemala recuperaran sus derechos y fueran resarcidos. En 1995, se firmó el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas. Fue algo histórico. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Esto se convirtió en un parteaguas para las y los indígenas como personas individuales, pero también para los pueblos, porque es el primer documento desde 1524, cuando los españoles invaden lo que hoy conocemos como Guatemala, este territorio y empieza el proceso de colonización española y que a partir de ahí hasta 1995 es la primera vez que el Estado de Guatemala reconoce que existen pueblos indígenas en el país.

Narradora: Este acuerdo tiene un apartado dedicado a la lucha de las mujeres indígenas y reconoce que son ellas quienes  históricamente han cargado con los impactos de la discriminación, la exclusión y el racismo. Por lo mismo, proyecta  la creación de instituciones y legislación en las que el Estado se comprometa a enfrentar las enormes desigualdades. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj:Para el 2001, habíamos visto que había avanzado alguna de esta institucionalidad y que los Acuerdos de Paz estaban vivos porque estaban siendo trabajados por diferentes instituciones y organizaciones; tanto del Estado de Guatemala como de organizaciones indígenas. 

Narradora: Uno de los ejemplos de la institucionalidad de la que habla Irma Alicia fue la creación de la Defensoría de la Mujer Indígena. En 1999 se creó esta oficina de la  Presidencia, para promover los derechos de las mujeres indígenas, facilitar su acceso al sistema de justicia y atender casos de discriminación y vulneración a sus derechos.. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Precisamente por eso había una fuerte esperanza de que se había comprendido lo que lo que habían enfrentado los pueblos y lo que se estaba tratando de dejar, por un lado. Pero ahora quiero decirte algo, hubo un error profundo en ese momento, en esa Guatemala de inicios de siglo XXI.

[Música de fondo baja, silencio]

Narradora: Ese error fue creer que con la firma de la paz, la discriminación, el racismo y la exclusión social habían desaparecido. Que no había que hablar más del tema. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Este fue un error garrafal y entonces cuando ocurre lo del Tarro Dorado es cuando entonces se vuelve, como hecho social, se vuelve sumamente importante. Y no es un hecho colectivo que cae sobre mi persona, sino que muestra las deficiencias del discurso oficial en ese momento.

La portada de La Hora, del 24 de junio de 2002 informaba que Irma Alicia Velásquez Nimatuj había rechazado las excusas del Tarro Dorado. Fotografía: María Olga Domínguez Ogaldes

Narradora: Para Irma Alicia lo que había sucedido en ese bar. Que, por cierto, era propiedad de la Cervecería Centroamericana, en ese tiempo la industria monopólica de la cerveza; puso en evidencia ese vacío.  No  se hablaba del racismo, pero en las calles, en todo el país , todavía era un problema latente.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Una opresión como el racismo no había sido abordado ni durante la negociación de este acuerdo ni durante todo el proceso de negociación de los acuerdos de paz y menos en la firma final del acuerdo de paz de 1996; y al querer meter el racismo como opresión debajo de la alfombra. Lo que había pasado es que nos había terminado explotando en la cara.

Narradora: Irma Alicia no quería quedarse callada. Y empezó a moverse.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Entonces yo me puse a pensar y yo dije: yo quiero poner una denuncia en el sistema de justicia guatemalteco. ¿Por qué? Porque desde mi perspectiva, la documentación de todos estos hechos atroces que ocurren todas estas violaciones deben quedar documentadas. Cuando no se documentan, precisamente es que se olvidan o es que se asume que no existen, o es que se impulsan discursos como multiculturalismo como interculturalidad como la panacea para un país.

[Silencio]

Narradora: Te cuento más después de la pausa. 


***Pausa Radio Ocote***


Narradora: Pasaba el mediodía y en el edificio del Ministerio Público ubicado en la zona 1 de Ciudad de Guatemala, los trabajadores atendían en sus escritorios a quienes llegaban a poner una denuncia. Había mucho movimiento. El calor no era sofocante, pero sí lo suficiente como para que estuvieran encendidos algunos ventiladores. 

Junto a su abogada, Irma Alicia Velasquez entró al edificio viejo del Ministerio Público, decidida a denunciar lo que le había sucedido en el Tarro Dorado. 

Cuando comenzó a declarar, la persona que tomó la denuncia, hizo un gesto de asombro y desconcierto. Entendía lo que le decía,  pero no sabía qué hacer con aquello,  ya que el delito no existía. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Recuerdo que el Ministerio Público no quería recibir la denuncia. El oficial me decía; «No puedo aceptar esta denuncia que usted me dice, comprendo los hechos, están todos los elementos que usted plantea, pero yo no puedo recibirla porque el delito de racismo no existe en el país, no existe en la legislación nacional y, al no exigir al no existir, no hay un delito que castigar, entonces no va a proceder».

Narradora: Pero Irma Alicia y su abogada insistieron para que  tomaran su declaración. Aunque el delito no existiera, lo que ella había vivido era real. Finalmente  recibieron la denuncia.. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Está permanentemente ese hecho de discriminación racial es algo que está detrás de uno, que está adelante o al lado persiguiéndonos, recordándonos quiénes somos… diciéndonos, diciéndonos, cuál es el lugar que tenemos y cuál es el lugar que no nos corresponde. 

Narradora: El 14 de junio de 2002, casi quince días después de lo que sucedió en el Tarro Dorado, el MP había creado la fiscalía encargada de conocer todos los hechos delictivos contra personas defensoras de derechos humanos y derechos de los pueblos indígenas. Pero hasta ese momento y a pesar de que era uno de los puntos de los Acuerdos de Paz, no existía ningún delito sobre discriminación racial. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: yo nunca imaginé, es realmente los efectos que iba a tener esta denuncia, porque me doy cuenta que en el país se convierte en la primera denuncia de discriminación racial. La primera denuncia de racismo hacia una mujer indígena que es colocada en las instancias de Justicia, esto es lo que lo hace diferente y no es que no hayan existido otras, es que cuando intentaron otros hermanos o otras hermanas colocar denuncias, nunca se las aceptaron en este momento, cuando yo fui en parte hubo toda una presión de y un apoyo y una acompañamiento.

Narradora: Justo un día después de que Irma Alicia pusiera  la denuncia en el Ministerio Público, el sábado 15 de junio se publicó una columna de opinión en elPeriódico titulada “Cerveza y Racismo”, escrita por Ana María Cofiño. Esa primera columna de opinión terminó con un contundente “Hago un llamado a la ciudadanía a abstenerse de consumir en esos establecimientos, al menos hasta que El Tarro Dorado haga un acto público de reparación. Cero tolerancia con la discriminación”.  Lo que había sucedido en el Tarro Dorado comenzó a saberse por toda la ciudad de Guatemala.

La columna de Ana María Cofiño, titulada “Cerveza y racismo” visibilizó el caso un día después que Irma Alicia Velásquez Nimatuj interpusiera la denuncia en el Ministerio Público. Fotografía: María Olga Domínguez Ogaldes

Narradora: La cobertura mediática continúo, así como las diligencias de Irma Alicia.  Después de ir a la fiscalía, Irma Alicia se acercó a pedir apoyo legal a la Defensoría de la Mujer Indígena, que apenas tenía tres  años de existir. 

María Antonia Guanta: Vino aquí. Nosotros le dimos la atención. 

Narradora: Escuchas a María Antonia Guanta Quex, directora de la unidad jurídica de la Defensoría de la Mujer Indígena, ubicada en la décima calle y décima avenida de la zona 1. María Antonia me atendió en su oficina, ella también fue la abogada encargada de darle seguimiento al caso de Irma Alicia en 2002. 

La Defensoría Maya se pronunció, como otras instituciones. La información circuló en la prensa nacional de la época. Fotografía: María Olga Domínguez Ogaldes

María Antonia Guanta:  Le dimos acompañamiento, incluso estaba yo revisando los documentos. Solicitamos constituirnos como querellantes adhesivos en ese entonces, pues también aparte de eso, por cómo fue una noticia muy importante no solo la defensoría intervino, sino que también intervinieron otras instituciones.

Narradora: La Oficina del Procurador de Derechos Humanos, la PDH, también acompañó  el proceso legal. Martín Sacalxot, quien era en ese momento el Defensor de los pueblos indígenas de la Procuraduría  manifestó, entonces, que lo sucedido era una clara violación a la Constitución y a los Convenios internacionales sobre Pueblos Indígenas, y que se constituía como un acto racista y excluyente. 

Narradora: Los días avanzaban y el periódico La Hora comenzó una cobertura que duraría varios días sobre el caso de Irma Alicia. Se publicaron notas de páginas completas, editoriales y columnas de opinión.  La misma Irma Alicia escribió sobre lo que había sucedido. 

Narradora: Instituciones como el Consejo Nacional de Educación Maya, también se pronunciaron. Su comunicado terminó con la frase «Cero tolerancia contra el racismo y la discriminación». 

El Mineduc, como otras instituciones, también se pronunciaron en contra de la discriminación. Fotografía: María Olga Domínguez Ogales

Narradora:Ese mismo mes, a raíz de lo sucedidó, el Ministerio de Cultura y Deportes publicó un campo pagado en Prensa Libre  en el que pedía a toda la población un cambio de actitud, una reforma constitucional que reconociera al Estado de Guatemala como una sociedad pluricultural, que promulgara leyes contra el racismo y la discriminación y el cumplimiento efectivo de los compromisos adquiridos en los Acuerdos de Paz. 

Narradora:La Defensoría Maya, junto a la Comisión Consultiva Maya y el Consejo Internacional de Tratados Indios anuncia que preparán una campaña masiva en contra de la discriminación y el racismo y que durará desde el 2002 hasta el 2005. Otros funcionarios como el Ministro de Educación también se  pronunció por lo sucedido a Irma Alicia y mencionó que bajo su administración no habría más discriminación en las escuelas. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Nunca esperamos que esto fuera a trascender tanto como trascendió. Tampoco buscamos eso nunca se buscó, como en algún momento se ha querido plantear, nunca se esperó que esto tuviera un eco en todos los medios de comunicación de Guatemala en ese momento como tuvo. 

La denuncia de Irma Alicia fue como una bola de nieve,  se sumaron la  declaración de los funcionarios y los medios de comunicación, y  también las voces de otras personas que habían sufrido discriminación en espacios de trabajo o educativos. Y, por supuesto, la reacción en cadena llegó  a  El Tarro Dorado. 

[Baja música de fondo se queda suave en segundo plano]

Narradora:El Tarro Dorado era un bar propiedad de la familia Castillo, dueña de la Cervecería Centroamericana. Lo que había sucedido les comprometía, un día, alguien de la misma familia llamó a Irma Alicia, querían pedir disculpas. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Él me plantea que es un hombre que le gustan los trajes típicos. Así, literalmente. Que le gustan los trajes típicos de Guatemala, que en su oficina tiene varios trajes típicos que le adornan, que también tiene muñecas con trajes típicos.  Y que a él le gusta la «Guatemala del interior», los pueblitos, la comida… O sea, vemos un discurso totalmente folclorizante y que lo que él me propone es que ellos nunca quisieron en ningún momento discriminarme.

Narradora: Le proponen a Irma Alicia hacer un acto de disculpas públicas en Quetzaltenango, de donde ella es originaria, para terminar con el asunto. Irma Alicia no aceptó. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Yo lo que les propuse fue que fundaran, que hicieran una institución en contra del racismo y que eso permitiera a realizar investigaciones, aprender de cómo operaba el racismo, aprender de cómo las poblaciones indígenas habían sido definidas por ese racismo y cómo ese racismo las había colocado en el lugar que ocupaba realmente. Esto no lo aceptaron, ellos querían un hecho folklórico al cual yo no me presté.

Narradora: Esa fue la única interacción que Irma Alicia tuvo con los dueños del Tarro Dorado. Luego la empresa emitió comunicados en Prensa Libre y Siglo 21. 

María Antonia Guanta Quex: La empresa emite unos comunicados un campo pagado ¿verdad? Donde reconoce eso, pues no tan directamente, pero por lo menos empieza a decir que es importante que el país y que Guatemala… Es un país donde habemos distintos pueblos y era importante que se reconozcan esos derechos. 

Narradora: El campo pagado no era suficiente, Irma Alicia lo tenía claro. El 24 de junio la portada de La Hora rezaba  “Rechaza excusas del Tarro Dorado” y una foto grande,  a color,  de Irma Alicia. Guatemala  se enteró de lo que había sucedido, supo que el racismo y la discriminación no se solucionaban solo con pedir disculpas. 

Desde lo legal, tampoco parecía haber claridad o soluciones. 

Numerosas reacciones condenando la discriminación surgieron a partir del caso de discriminación denunciado por Irma Alicia Velásquez Nimatuj. Fotografía: María Olga Domínguez Ogaldes

El Ministerio Público le dio trámite a la denuncia el 25 de junio, pero en septiembre cerraron el caso. 

María Antonia Guanta Quex: El proceso solo llegó a la etapa de denuncia y un poquito de investigación, ¿verdad? ¿Por qué? Porque el obstáculo más grande es que no estaba como delito. Entonces el MP, si hay una situación que no está como delito, como el acoso sexual, pues si se presenta la denuncia y todo eso, pero no procede. 

Narradora: María Antonia sabía que el obstáculo más grande para avanzar en el proceso penal era que en Guatemala no estaba tipificada como delito el tipo de  discriminación que había sufrido a Irma Alicia. Sin embargo, esa denuncia, la primera denuncia por discriminación racial hacía una mujer indígena, sentó  un precedente. 

María Antonia Guanta Quex: yo creo que fue un éxito, en el sentido de que ella logró bastante con esa denuncia, entonces se volvió a colocar sobre la mesa el tema de la discriminación.  Se volvió un tema muy cultural, incluso yo soy de la idea de que de ahí surgió que se tipificara el delito. 

Durante todo el proceso Irma Alicia se reunió con líderes indígenas, como Rosalina Tuyuc,  para trabajar una iniciativa de ley que tipificara delito de discriminación. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Así que empezamos entonces a trabajar en el anteproyecto de ley y de manera colectiva con las organizaciones. Este fue un trabajo colectivo y fue un trabajo empujado profundamente por organizaciones y por liderazgos desde doña Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, hasta hermanos y hermanas de base de diferentes organizaciones y comunidades, tenemos el anteproyecto de ley y lo llevamos al Congreso de la República. 

Narradora: La iniciativa agregó un artículo al Código Penal de Guatemala, que tipifica el delito de discriminación. Según el artículo 202 bis, “toda distinción exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de género, raza, etnia, idioma, edad, religión, situación económica, enfermedad o cualquier motivo que no permita o le dificulte a una persona o grupo de personas el ejercicio de sus derechos” es delito y será sancionado con prisión de uno a tres años o multa de quinientos a tres mil quetzales. 

Un año después, Rigoberta Menchú, fue agredida verbalmente por simpatizantes del partido FRG y puso  una denuncia por discriminación que en 2005 llegó a juicio. 

[Inicia música de fondo]

Irma Alicia está convencida de que lo sucedido en el Tarro Dorado le dio un giro a su vida y a su profesión. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Yo no había vuelto a Guatemala para empujar una lucha como estas.  Yo no había vuelto para esto. Yo había regresado para acompañar comunidades campesinas. Ese era mi compromiso, trabajar ahí y aprender de ellos. Eso lo tenía claro. Sin embargo, el hecho de la discriminación del Tarro Dorado me pone en una línea de fuego inesperada para mí, totalmente inesperada. 

Narradora:  En esa línea de fuego, Irma Alicia Velásquez Nimatuj, ahora una de las más reconocidas antrópologas de Latinoamérica, que da clases en la Universidad de Staford, que fue perito en casos como el de Sepur Zarco,  volvió a colocar, junto a otras mujeres y hombres indígenas, el tema del racismo y la discriminación en la conversación pública. Un tema que aún no había acabado y que todavía no acaba. 

Irma Alicia Velásquez Nimatuj: Si bien ese fue un hecho concreto, fue personal, nunca lo asumí como un hecho que solo me estaba golpeando a mí, que era único y siempre lo planteé como un acontecimiento social que había golpeado y estaba golpeando a miles de mujeres indígenas de Guatemala y fuera de Guatemala.

Narradora: El guión y las entrevistas de este episodio las hice yo, María Olga Domínguez Ogaldes. La edición es de Carmen Quintela y Liliana Villatoro. La música  es de Mabe Fratti. Isaac Hernández realizó el montaje y la producción sonora y musical con la asistencia de José Manuel Lemus. La ilustración de portada es de Óscar Donado.

Ixmucané Us es coordinadora de comunidad y audiencias de Ocote. Shari Strandmark es coordinadora institucional.  La voz institucional de Radio Ocote Podcast es de Lucía Reinoso Flores. Julio Serrano Echeverría es el coordinador creativo. Alejandra Gutiérrez Valdizán es la directora general y editorial de Ocote.

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