Segunda vuelta electoral 2023
Sandra Torres, el silencio en su tercera derrota
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Los ataques a su contrincante, los dardos contra el Tribunal Supremo Electoral, el discurso de odio, las promesas delirantes, los sermones. Nada de eso le sirvió. Para Sandra Torres la tercera no fue la vencida y la candidata a la presidencia de la Unidad Nacional de la Esperanza, fue derrotada en la guerra que había dicho que ganaría.


Sandra Torres, la candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), se mantiene cabizbaja durante unos diez segundos. Su equipo arregla el sonido para la  última conferencia de prensa que da el día en que la derrotan. Permanece sentada y ensimismada, como si olvidara que más de una decena de periodistas están frente a ella. 

Cuando lo recuerda busca la mirada y sonrisa de los reporteros que esperan escucharla, algo que no había ocurrido durante la última semana de su campaña, cuando se mostró reacia con la prensa que le  hacía preguntas incómodas. Incluso la  mañana de este 20 de agosto, mientras caminaba para votar en el Colegio Valle Verde –un establecimiento privado de clase media alta–, la candidata, enfadada por las preguntas insistentes sobre si reconocería los resultados en caso la dieran como perdedora, guardó silencio.  

Su conferencia,   la tarde del domingo comienza. Torres responde con más serenidad que en la mañana. No señala a ninguno de los periodistas de formar parte del Movimiento Semilla, su partido contrincante, como lo había hecho en otras ocasiones. 

«No me ahogo antes de cruzar el río. Esperaríamos el momento justo, no me quiero anticipar», contesta con calma cuando le preguntan nuevamente si aceptará  su posible derrota, que ha sido proyectada por las encuestas publicadas un par de días atrás. 

A modo de disculpa, Torres asegura que no había podido responder en la mañana a esa interrogante debido a que no se habían dado las condiciones. En el centro de votación, había dicho que no hablaría sino hasta salir de votar. Pero los periodistas no atendieron su petición, insistieron en preguntar y su equipo de seguridad les empujó.

Torres llegó al colegio sin la compañía de su compañero de fórmula, el pastor Romeo Guerra. Los dos candidatos votaron por su cuenta a diferencia del binomio del Movimiento Semilla. La distancia entre Torres y Guerra fue notoria durante la segunda vuelta electoral. De hecho, el  candidato la acompañó en pocas actividades públicas durante toda la segunda vuelta.

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En su retiro del centro de votación Torres tampoco contestó. Sus simpatizantes respondieron a gritos por ella.  Una de sus seguidoras apenas logró  entregarle un ramo de flores  antes de que la camioneta en la que iba arrancara..  «¡Vamos a ganar! ¡No al fraude!» exclamaron. 

Sandra Torres al llegar al centro de votación el 20 de agosto no quiso responder si reconocería los resultados de la elección, al resultar perdedora. Fotografía: Christian Gutiérrez

Durante la campaña de la segunda vuelta electoral la ex primera dama  y su partido mantuvieron  la narrativa de un supuesto fraude. El viernes 18 de agosto, antes de salir a celebrar su cierre de campaña, señaló que había digitadores contratados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) afiliados al Movimiento Semilla y que eso generaba desconfianza sobre los datos que ingresaran al sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), pese a que este no tiene validez jurídica y únicamente es usado para proyectar con inmediatez los datos de las votaciones. Lo mismo había dicho un día antes el fiscal de la Feci, Rafael Curruchiche, que emprendió una persecución contra el partido de Arévalo luego de que se anunciara su triunfo en la primera vuelta. 

En el cierre de su campaña, celebrado en el mercado La Terminal, Torres usó esa supuesta irregularidad para afirmar ante sus simpatizantes que querían robarles las elecciones. Lo que no mencionó la candidata, y que había dicho antes a los periodistas, es que alegaba por 4 de casi 5,000 digitadores contratados.

Ese mismo día el TSE salió a desmentirla. La institución aseguró que ninguno de sus digitadores era parte del Movimiento Semilla o la UNE. 

La tarde del día de las elecciones, en la conferencia de prensa,  se le cuestiona sobre lo dicho por el TSE. «Yo no soy investigadora, yo esperaría a que el Ministerio Público termine su investigación», dice como excusa. 

El silencio en un hotel

La UNE en la noche convocará  a una conferencia de prensa en el hotel Intercontinental, ubicado a seis minutos en auto del Hotel Las Américas  donde estará reunido Movimiento Semilla.

En el fondo de uno de los salones colocarán un banner con la insignia del partido y dos pantallas en las que aparecerán anuncios de la agrupación. Se dispondrá una mesa, cuatro sillas y dos micrófonos. Todo ambientado con un par de luces de tonos verde. Pero Sandra Torres no llegará,  ni ningún representante del partido. 

El silencio en el salón aumentará con el paso de los minutos, de las horas. Una lúgubre escena que contrastará con otra escena, que empezará a ocurrir a cinco cuadras. Sobre el Obelisco, cientos de personas empezarán a llegar para celebrar la victoria de Arévalo y Herrera. Las vuvuzelas, los bocinazos, los cohetes, los fuegos artificiales y los gritos de sus simpatizantes serán ensordecedores. 

La sala donde la UNE tenía prevista una conferencia de prensa la noche del 20 de agosto, lucía vacía. Fotografía: cortesía.

Arévalo se impondrá esa noche con 2.4 millones de votos. Torres conseguirá  muchos menos: alrededor de 1,6 millones para su candidatura y la de Guerra. Con ese resultado volverá a repetir la derrota que tuvo contra Jimmy Morales en 2015 y Alejandro Giammattei en 2019. 

Torres entonces sabrá  que la campaña de desinformación que mantuvo en esta segunda vuelta con Arévalo le sirvió de poco, que no le fue suficiente con acusar al Movimiento Semilla de promover el aborto y el matrimonio igualitario, pese a que nunca fueron parte de su propuesta.. 

Desde que empezó el proceso electoral, el monitoreo que realizó el proyecto  colaborativo La linterna, coordinado por Ocote, registró una desproporcionada carga de desinformaciones en contra de Movimiento Semilla, con similares ataques a los que hizo eco Torres.

La experimentada candidata cuando vea los resultados sabrá que tampoco le funcionó el insulto a sus contrincantes con homofóbicas palabras . Menos aún, proyectarse como una mujer religiosa y conservadora que se opone a la educación sexual. 

Celia Luna, politóloga, explicará más tarde que este discurso junto con la elección de un pastor como candidato a la vicepresidencia pudieron estar encaminados a sumar el voto conservador de la Ciudad de Guatemala con el voto duro que Sandra Torres tenía en las áreas rurales de Guatemala.  

La última encuesta publicada por la Fundación Libertad y Desarrollo días previos a la elección, concluyó que sólo cuatro de cada 100 personas eran influidas por la iglesia para decidir su voto.  

La noche de las elecciones se sabrá que la UNE logró ganar en cinco de los 22 departamentos de Guatemala: Petén, Alta Verapaz, Quiché, Izabal y Zacapa. 

Eso, pese al apoyo que le brindó el oficialismo y que fue acordado en un salón de la Ciudad de Guatemala, de acuerdo con unos audios que fueron publicados por Quorum dos días antes de la elección. En otras grabaciones a las que tuvo acceso Plaza Pública, la candidata afirmaba que estaba preparada para ganar la guerra, para imponerse ante el Movimiento Semilla. 

En esta conferencia de la tarde del domingo, la última que da Torres, no quiere responder si dejará la política ante un resultado desfavorable. Dice que está «enfocada totalmente en ganar la presidencia». Solo hace un llamado desesperado para que la gente salga a votar.

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Hasta ahora la excandidata se mantiene en silencio. Su partido únicamente emitió un comunicado la noche de las elecciones en el que informaba que estaba en sesión permanente y criticaron al TSE por no aclarar «el uso irregular de un sistema paralelo» para la digitación de resultados en las juntas electorales del departamento de Guatemala durante la primera vuelta.

Es posible decir que Torres prefirió callar, antes que mentir. Nunca dijo que reconocería el triunfo de su oponente. Y, en efecto, no lo ha hecho. A 72 horas de que la derrota fuera irrevocable, la candidata Sandra Torres no ha vuelto a ponerse frente a un micrófono.

Hasta ahora no se tienen pistas sobre cómo actuará Torres y su partido ante el resultado que le dio la victoria a Arévalo y Herrera. Solo hay certeza de una cosa: se cumplió la profecía de Romeo Guerra, su candidato a vicepresidente.

«El lunes Guatemala estará pintada de verde», vaticinó Guerra en su cierre de campaña. Y así fue, pero el verde con el que amaneció el país no es del tono que caracteriza a la UNE, sino uno más claro, el del Movimiento Semilla. 

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