Sobre la adaptación para jóvenes de La patria del criollo
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Irene Piedra Santa es una de las editoras literarias y educativas más importantes de Guatemala. Su último trabajo fue adaptar para jóvenes la emblemática obra de Severo Martínez Peláez, La patria del criollo. Publicamos acá el prólogo a esta primera edición para un nuevo público lector.


El concepto “patria del criollo” se ha generalizado en la población. Lo utilizan personas de los estratos medios y populares, sin mayor escolaridad, y de una forma bastante apropiada (“no es la patria de nosotros, sino la patria ajena, la de los pocos”). Solo algunos tendrán noticia que el concepto proviene de una obra de historia que se llama igual; y muy pocos la habrán leído. Pero el concepto se comprende y se propaga. Y es que, a diferencia de otras obras históricas, conceptos de La patria del criollo rebasaron la academia, atravesaron estamentos sociales, varias generaciones y llegaron a la calle.

Pareciera que su lectura es todavía necesaria. Tal vez sea así porque mucho de la colonia persiste en nuestro presente. Como el idioma y el trazo de las ciudades y los pueblos, pero también la discriminación, las enormes desigualdades, la mentalidad del criollo, la servidumbre, la precariedad de la vida. Se trata, como escribió Severo Martínez Peláez, “de una estructura social que no ha sido revolucionada todavía, y a la que pertenecemos en muy considerable manera”.

La Historia no se nos debe presentar como una verdad acabada o indiscutible. Resulta muy interesante que los lectores comprendamos cómo fue que el historiador llegó a formular el conocimiento que está presentando; cómo construyó los conceptos y formuló hipótesis; analizó fuentes y utilizó los datos en su razonamiento. En suma, percibir cómo se trabaja la explicación histórica. Para este propósito, La patria del criollo resulta modélica, la obra es el taller cognitivo de Severo. Los análisis históricos de esta obra son complejos, interpretativos y aportan evidencias que provienen de un riguroso trabajo de investigación.

Desde su publicación se le hicieron observaciones, pero la obra se sostiene y continúa siendo el referente inevitable para el estudio de la colonia.

La patria del criollo es tanto una obra histórica como literaria, su lectura despierta emociones y cautiva. Algunos de sus elementos mantienen el interés de los lectores. Entre ellos, la secuencia de intensos conflictos (sobrevivencia, racismo, violencia, explotación); las tramas que se suceden unas a otras; la perceptible e intensa involucración del autor por encontrar explicaciones más complejas y profundas; las continuas referencias entre el pasado y el presente; la interesantísima documentación que nos entrega; su emoción por lo que expone. El tema mismo de la colonia no es uno que nos deje indiferentes y Severo lo sabía (“¿Contra España hoy?”). Es una obra científica, pero su lectura hará que le encontremos sentido a la historia y que esta nos resulte fascinante, una razón más para leerla en los años de estudiante.

Severo ambicionaba que el libro tuviera un público muy amplio. Sin embargo, él mismo ya había anticipado una dificultad: “…las condiciones medias de su lector me hacen temer que el mensaje no llegue, se quede perdido en mitad del camino. Si tal cosa ocurre, tendré que acercarme más, con otro libro más pequeño y más sencillo…”* . Esto precisamente fue lo que me propuse con la presente edición adaptada; adecuar su contenido para que La patria del criollo, una obra académica, llegue con facilidad a un público más amplio y diverso. Hacerla breve y legible porque leer la obra maestra de Severo requiere de conocimientos previos y competencias lectoras que no todos habrán alcanzado cuando dejan la escuela. Incluimos algunos cuadros, organizadores e ilustraciones porque aportan a la comprensión y al interés. Aunque hemos eliminado un exceso de detalles, nos aseguramos de que las grandes ideas y argumentaciones de Severo estén aquí, para que el hilo de su lectura pueda ser seguido con facilidad.

El pensamiento crítico –que resulta esencial al historiador– también nos interesa porque, de igual forma, resulta sustancial a la formación de los ciudadanos. La importancia de este pensamiento radica en que la capacidad de analizar y evaluar distintos tipos de afirmaciones nos ayuda a tomar decisiones más informadas. La ciudadanía informada y comprometida sustenta al estado de derecho y este a una patria, no la del criollo, sino la de todos, como la deseaba Severo y como nos corresponde gestarla a las presentes generaciones.

*Fragmento de la dedicatoria que Severo Martínez escribió al rector Edmundo Vásquez Martínez en un ejemplar de la primera edición de La patria del criollo. Aporte que agradecemos a Edeliberto Cifuentes Medina. 

Escucha acá nuestro podcast sobre este libro en Audiobuki

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