Desde un salón luminoso, cerca de la medianoche, Jordán Rodas Andrade atiende una videollamada con Agencia Ocote. El exprocurador de Derechos Humanos, lleva tres años en el exilio, vive en …
Desde un salón luminoso, cerca de la medianoche, Jordán Rodas Andrade atiende una videollamada con Agencia Ocote.
El exprocurador de Derechos Humanos, lleva tres años en el exilio, vive en España en una casa para personas refugiadas, que apoya la fundación vasca Mundubat.
A pesar de la hora —eran las 11 de la noche en España—, Rodas se muestra entusiasta y con energía durante la conversación.
Desde finales de 2023, Rodas está lejos de Guatemala, tras recibir presiones políticas, amenazas y una orden de captura.
Aun así, no ha dejado de hablar en espacios públicos de su situación y la de decenas de abogados, operadores de justicia, periodistas y defensores de derechos humanos.
«No fue un exilio buscado, sino necesario», aseguró Rodas sobre su salida del país, en una entrevista con Agencia Ocote en febrero de 2025.
«Permanecer en Guatemala ponía en riesgo mi seguridad y limitaba mi capacidad de seguir trabajando por los derechos humanos», enfatizó en ese momento.
El exilio no es limitante
A mediados de este año, Rodas decidió dar un paso desde el exilio. El 26 de agosto de 2025 se postuló para asumir la Relatoría Especial sobre la Situación de los Defensores de Derechos Humanos de la ONU.
Es un cargo que, asegura, puede marcar una diferencia significativa para quienes enfrentan violaciones de sus derechos humanos.
Entre las acciones que promueve la Relatoría Especial está la protección de defensores de derechos humanos y grupos vulnerables.
Además, la documentación de violaciones como detenciones arbitrarias, censura, criminalización, violencia contra comunidades indígenas, periodistas, y la promoción de medidas de prevención a nivel global.
Mary Lawlor, ocupa el cargo desde 2020 hasta el 2026, cuando el Consejo de Derechos Humanos de la ONU nombrará a quien la sustituya.
El proceso de selección de estos mandatos es riguroso, tras el cierre de la convocatoria el 28 de agosto, se recibieron 65 postulaciones.
Un comité consultivo de expertos presentará una lista corta de esas 65 postulaciones al Consejo de Derechos Humanos. Después, el Consejo realiza la designación final mediante votación, prevista para marzo de 2026.
«El exilio no es un límite para mi trabajo. La independencia y la transparencia siguen siendo mi guía», dice Rodas.
Rodas dice que le impacta escuchar a alguien que siente que sus derechos han sido vulnerados y «poder acompañarle para que se haga justicia».
Una visión global desde la experiencia local
Rodas organiza su día con disciplina, para que la distancia y la diferencia de horaria no afecten su rutina ligada a los derechos humanos.
No tiene empleo formal —su estatus migratorio lo permitirá en noviembre—, estos años se ha formado a través de becas académicas en Costa Rica y el País Vasco.
Dice que también ha trabajado en algunas consultorías con organizaciones internacionales, sin mencionar cuáles son.
«Me esfuerzo en que la geografía no limite la justicia. Aunque no esté físicamente allí, quiero que sientan que estoy presente», asegura.
La candidatura de Rodas a la relatoría de la ONU responde a su experiencia nacional como PDH, y también a un enfoque internacional.
Durante la conversación reflexiona sobre conflictos globales, la crisis climática y los derechos humanos, más allá de las fronteras. «No se trata solo de aspirar a un cargo».
«Defendí derechos en mi país y ahora quiero aportar a nivel internacional. Los defensores son asediados, criminalizados, estigmatizados, privados de libertad, hasta asesinados», dice.
Añade sobre otros casos en Centroamérica, «Hemos visto casos emblemáticos, como en Honduras, de defensores asesinados por proteger su territorio».
Estos fenómenos «se repiten en todo el mundo: la movilidad humana y la migración —que es un derecho y no un delito— son criminalizadas»
y el cambio climático genera impactos que requieren una visión integral», explicó.
Rodas destaca que los desafíos globales en la protección de defensores incluyen la defensa de pueblos indígenas, personas de la diversidad sexual y las mujeres.
Caso Zamora y ataques contra la prensa
También manifiesta preocupación por los medios de comunicación y por periodistas, que muchas veces son víctimas de violencia o restricciones en su labor informativa. Casos como el de José Rubén Zamora ejemplifican, dice, los riesgos que enfrentan quienes defienden la información y la justicia.
Su aspiración al ocupar la relatoría es clara: garantizar que la comunidad internacional comprenda la situación de Guatemala, proteja a los más vulnerables y respalde la independencia de las instituciones.
«Se trata de asegurar que las decisiones se basen en evidencia y no en intereses partidistas» explica. Para Rodas, esto implica que la relatoría debe actuar como un puente entre quienes denuncian violaciones de derechos humanos y la comunidad internacional: gobiernos, sociedad civil, medios y organismos multilaterales.
«Si un defensor de derechos humanos se siente solo, su labor se debilita. Mi objetivo es amplificar su voz y asegurar que sus casos se vean y se tomen en cuenta», agrega.
Los procesos legales en su contra
Durante su gestión como Procurador de los Derechos Humanos (2017-2022), Rodas fue objeto de múltiples denuncias y procesos legales que, según expertos y organismos internacionales, responden a una estrategia de hostigamiento político.
«Siempre he incomodado a quienes cometen actos de corrupción, porque hago bien mi trabajo», comenta.
Entre los varios procesos en su contra destaca el Caso Toma de la Usac, presentado por el Ministerio Público en 2023 y en donde se le acusa de usurpación agravada, depredación de bienes culturales, sedición y asociación ilícita, por el cuál tiene una orden de captura.
Las acusaciones surgieron tras las protestas universitarias de 2022, cuando un grupo de estudiantes tomó las instalaciones de la Universidad de San Carlos de Guatemala para denunciar irregularidades en el proceso de elección de rector.
Rodas, quien era candidato en ese proceso, acompañó públicamente las demandas estudiantiles, lo que –según él– explica el carácter político de la denuncia en su contra.
Además, cuenta que otro de los procesos en su contra fue promovido por su sucesor en la PDH, Alejandro Córdoba, relacionado con la aspiración de Rodas de competir en los comicios de 2023.
La inscripción del binomio presidencial que encabezaba Thelma Cabrera y Rodas como vicepresidente por el partido Movimiento para la Liberación de los Pueblos, no logró competir en el proceso electoral pasado.
«Básicamente fue una estrategia del Pacto Corrupto para bloquear esa participación», afirma Rodas. El expediente permanece bajo reserva desde enero de 2023, en violación a los plazos legales, lo que —según él— evidencia el uso de la justicia como herramienta política.
Patrones de hostigamiento en Guatemala
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (OACNUDH) han señalado que procesos judiciales como los enfrentados por Rodas pueden constituir un patrón de hostigamiento a defensores de derechos humanos en Guatemala.
Este tipo de presiones no son un caso aislado: un informe del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales de Argentina y Alianza por las Reformas Guatemala, documenta múltiples casos de exfiscales, periodistas y defensores de derechos humanos judicializados, amenazados o perseguidos. Esto evidencia un patrón sistemático de hostigamiento en Guatemala.
«Es complicado, sí, pero no me ha quitado la convicción de que lo que hago es necesario», comenta.
Mantener la claridad ética es su escudo frente a la presión. «La justicia no es solo un proceso legal; es un compromiso ético que guía cada acción», dice Rodas.
Amnistía Internacional y Human Rights Watch también han documentado casos de persecución política que buscan limitar la influencia de defensores y enviar un mensaje a quienes trabajan por la justicia
Postulación personal, sin apoyo del Gobierno de Arévalo
Rodas reconoce que contar con el apoyo del Gobierno de Bernardo Arévalo en su candidatura sería legítimo y valioso. Pero enfatiza que su postulación a la Relatoría Especial de la ONU la hizo de manera individual para preservar su independencia.
«El apoyo al Gobierno es importante, pero no indispensable para inscribirse.Hay defensores de derechos humanos que podrían interpretarlo como sumisión si se vinculase directamente», explica.
Señala que ya comunicó su postulación al presidente Arévalo y que será oportuno observar cuál será la postura oficial, mientras él continúa fortaleciendo su candidatura a través de contactos con aliados internacionales y redes de defensores de derechos humanos.
Aunque se trata de un puesto internacional de alto perfil, al consultar a la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia si tenían conocimiento oficial de la postulación de Rodas, se indicó a Agencia Ocote que no.
«Ministerio de Relaciones Exteriores no tiene registro de la candidatura», además que Rodas «está en su derecho de postularse de manera personal».
Por su parte, el exPDH reconoce que la competencia por la Relatoría de la ONU será intensa.
Entre los desafíos que anticipa, menciona la necesidad de visibilizar la situación de Guatemala en foros internacionales y garantizar que casos de violaciones de derechos humanos se escuchen con objetividad.
«Extraño mi país, me duele lo que pasa, pero me siento seguro aquí y eso me permite seguir trabajando con libertad. Si uno quiere hacer un cambio real, debe ser firme, pero también cercano a la gente», concluye.





