Mujeres k’iche’s buscan justicia por la masacre del 4 de octubre
Mi esposo manifestó por una causa justa
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Más de una década después, el juicio por la masacre de Alaska contra el pueblo de Totonicapán, ha llegado a su etapa final. En este ensayo la socióloga Gladys Tzul Tzul sintetiza la importancia de este juicio y sus testimonios para comprender el rol del Estado como garante de derechos.


Información del caso 

Desde el 15 de junio de 2023, en el Tribunal de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente, de procesos de Mayor Riesgo B, se inició el debate oral y público contra 9 militares del Ejército de Guatemala, que son juzgados por ejecución extrajudicial en contra de 6 comunitarios y ejecución extrajudicial en grado de tentativa en contra de 14. La Junta Directiva de Alcaldes Comunales de 48 cantones, las viudas, heridos y sobrevivientes de la masacre ocurrida el 04 de octubre de 2012, son parte querellante del proceso. 

El coronel de infantería DEM (diplomado en estado mayor) Juan Chiroy Sal, fue quien dirigió a los militares que atacaron a las comunidades que manifestaban pacíficamente por tres demandas una 4 de octubre de 2012. Las demandas eran:

El juicio ha permitido al público entender, a través de testimonios, pericias, documentos y pruebas materiales los abusos y violencia que cometió el ejército de Guatemala en tiempos de Paz.

Así mismo, se exhibió que, en 2012, los 48 cantones de Totonicapán desarrollaron una amplia y prolongada lucha por el bien común, en primer momento se presentaron memoriales a la empresa de energía eléctrica y al presidente de la república para hacer saber su descontento. La respuesta de las instancias estatales fue desgastar a las comunidades y proponer mesas de diálogo y negociación, sin resultados. Ante ello las comunidades en asambleas y a través de sus alcaldes comunales acudir a la última medida; salir manifestar públicamente su descontento.

Testimonios Policiales

Ese día 4 de octubre, un agente de la Policía Nacional Civil que estaba en medio de la movilización declaró que los manifestantes les dieron sus alimentos a la hora del almuerzo “Los manifestantes nos regalaron tayuyos”.

Por su parte agentes de las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional Civil, que estuvieron presentes el mismo día y que se encontraba a un kilómetro de la manifestación dijeron que esta era pacífica:

“Vimos avanzar unos camiones del ejército de Guatemala y un pick up, quisimos marcar el alto para que se quedara con nosotros, si era apoyo para nosotros pero era cosa que no se detuvieron, siguieron de largo y momentos después se escucharon unas detonaciones… Hice señas -al camión para que no avanzará-, pero no dejó de avanzar.”

Me indicaron que no me constituyera directamente al lugar, sino que me estuviera un kilómetro antes de la manifestación en prevención de cualquier alteración del orden público, mientras los mandos superiores coordinaban cómo hacer un diálogo para desbloquear la carretera.”

“Sobre la vía pasó un contingente militar a bordo del camión placas de circulación (…) a quien se les marcó el alto con la finalidad de realizar coordinaciones de trabajo, quienes no se detuvieron, dijeron que iban hacia el área donde se encontraban el bloque de los manifestantes.” 

El resultado de la incursión del ejército en la manifestación fue la masacre el 04 de octubre. Una agresión directa contra el pueblo de Totonicapán, seis personas muertas y 35 heridos -algunos perdieron miembros de su cuerpo-. Los comunitarios masacrados son: Arturo Félix Sapón Yax, Santos Nicolás Hernández Menchu, Rafael Nicolás Batz Menchú, Jesús Baltazar Caxaj Puac, Jesús Francisco Puac Ordóñez y José Eusebio Puac Barreno. 

Según los peritajes de armas se dispararon por lo menos 96 detonaciones de bala de arma galil, arma que es de uso exclusivo del ejército de Guatemala, muchas de esas balas dieron muerte a los 06 comunitarios de Totonicapán. Los peritajes médico-forenses mostraron que las personas fallecidas recibieron balas en el tórax a la altura del corazón, pulmones y abdomen bajo, lo cual les provocó la muerte. 

Los hijos de los muertos y heridos quedaron huérfanos, las viudas con deudas, algunos heridos tendrán problemas de salud de por vida, “las familias vieron truncados sus planes de vida” declaró uno de los psiquiatras acerca de los impactos psicológicos que vivieron los afectados. 

Fotografía: Gladys Tzul Tzul, Totonicapán 2012

La versión de las autoridades comunales sobre el hecho en el km 169

Ese día por lo menos 1000 autoridades comunales de Totonicapán, es decir, Alcaldes, Alguaciles, Guardabosques, Comités directivos de baños, se encontraban en la carretera interamericana para exigir el respeto a los derechos de los pueblos indígenas con las tres demandas ya mencionadas. Todo transcurrió con normalidad, oradores por comunidad tomaban la palabra. En el km 169 los comunitarios le dieron la bienvenida al comisario Catalán de Sololá quien hizo uso de la palabra y comentó que su labor era garantizar la seguridad de quienes manifestaban. Hasta el filo de medio día que en Radio Sonora inició a informar que los soldados estaban acercándose al lugar de la manifestación.

A continuación se presenta algunas declaraciones de la versión de las autoridades comunales que estaban presentes en el km 169:

“Escuchamos en la radio que el ejército iba a llegar. Era una manifestación pacífica, pero me acuerdo muy bien ese día cuando se escuchó que ya se acercaron, nos fuimos. Lo único que llevábamos eran nuestras mochilas y nuestras varas como autoridades, nuestros gafetes y fuimos más que todo al encuentro para el diálogo, cuando yo de repente escuche que empezaron los balazos a un aproximado de unos 200 metros y ya vi que las personas traían a sus heridos” 

“Algunos de los alcaldes que estábamos ahí dijimos: si los militares vienen hay que platicar con ellos para que vamos a estar en paz aquí, como sabemos que los militares están para cuidar Guatemala, supuestamente, no para matar, por eso dijimos nosotros los alcaldes que vamos a dialogar. Tranquilamente llevamos nuestra vara para ir a dialogar, pero lamentablemente ellos no esperaron a que platicáramos con ellos. Sacaron los balazos, yo me tiré al suelo y después de los balazos tiraron bombas lacrimógenas, por el susto y el humo yo me desmayé. Seguramente nos iban a matar a todos”. 

“El 4 de octubre me marcó para siempre. Yo era guardabosque, cuidaba los mojones, los árboles en el bosque. Después de una gran asamblea, nuestro pueblo decidió manifestar pacíficamente. Los soldados no tenían porque dispararnos, nosotros somos humanos.”

“Ese día estábamos en el lugar ya mencionado, estábamos manifestando pacíficamente para que el gobierno escuche la petición del pueblo. Los soldados llegaron con la intención de matarnos, estoy a la vista de ustedes, me amputaron el pie y en ese momento cuando me dispararon me caí y perdí la noción.” 

Fotografía: Rolando Castro, Alaska, km 169

La voz de las mujeres: 

Seis viudas han luchado por dar justicia a su familias y sus hijos. Buscan el esclarecimiento sobre la muerte de sus esposos que dejaron en la orfandad a sus hijos e hijas. A continuación sus palabras: 

“Ese día mi esposo salió a las 5 de la mañana, llevó su desayuno, almuerzo y un nylon para cubrirse de la lluvia. Todavía hablé con él por teléfono, me dijo que todavía no había respuesta a nuestra lucha, fue la última vez que hablé con él, luego ya me informaron que él estaba muerto.” 

“Somos de un pueblo con 48 cantones… y en una asamblea se decidió que habían que exigir al gobierno que no subiera más la luz, que no desapareciera la carrera de magisterio, y por esa razón, los soldados mataron a mi esposo el 4 de octubre de 2012.”

“Mi esposo no tiene precio, mi esposo fue a manifestar por una causa justa, mi esposo fue a alegar el derecho del pueblo de Totonicapán y de Guatemala por eso lo asesinaron.” 

“El ejército mató a mi esposo. Él se fue a una manifestación, solo por ayudar al pueblo de Guatemala. Yo quiero justicia en contra de la personas que hicieron el daño” 

Las distintas versiones hasta aquí presentadas nos permiten comprender que con el juicio de la masacre del 4 de octubre de 2012, se juega la legitimidad del Estado de Guatemala, su obligación y capacidad de garantizar el derecho a la organización comunitaria y la manifestación de los pueblos indígenas. 

Históricamente Totonicapán ha defendido sus derechos colectivos e individuales y la fuerza y energía de estas luchas se han logrado enlazar con los de la sociedad en general. De Totonicapán han brotado y producido horizontes de cuidado de la vida y el bien común que alcanzan a toda la sociedad. Por tal razón, creo que el resultado de este proceso judicial no compete sólo a quienes son de Totonicapán, es un problema de los pueblos indígenas, es un problema del país. 


Gladys Tzul Tzul

K’iche’ de Guatemala. Doctora en Sociología. Investiga sobre formas históricas de la política comunal indígena, mujeres indígenas, tierras comunales. Ha sido perito experto en tribunales de Guatemala sobre ley comunal y su confrontación con el Estado liberal. Escribió o Sistemas de Gobierno Comunal Indígena: mujeres y tramas de parentesco en Chuimeq’ena’ (2016) y Gobierno Comunal Indígena y Estado Guatemalteco. Algunas claves para comprender la tensa relación (2018). Ganadora del Voltaire Prize. Otorgada por la Universidad de Postdam Alemania.


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