Este es un episodio de podcast. Para escucharlo, dale play al enlace de abajo. GUION Narradora: Es jueves, 8 de marzo de 1984. Wendy e Igor Santizo regresan del colegio. …
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GUION
Narradora: Es jueves, 8 de marzo de 1984. Wendy e Igor Santizo regresan del colegio. El bus los dejó a unas cuadras de su casa en la colonia San Francisco, en la zona 19 de Ciudad de Guatemala. Pasa del mediodía y no hay nadie en la calle. Esa que siempre está llena de niños jugando, hoy está desolada.
Frente al portón negro está estacionado un Volvo azul con vidrios polarizados. Otros testigos dirán después que, muy cerca, también había una panel blanca.
Los dos abren el portón y atraviesan el pequeño jardín frontal. Un hombre desconocido les abre la puerta.
Entran por instinto. Una vez adentro, no reconocen su casa: todo está tirado, desordenado, destrozado. Detrás de ellos se cierra la puerta. Unos diez hombres, vestidos con uniforme militar, los rodean. Levantan del suelo unas sillas y les obligan a sentarse. Les apuntan con sus armas y comienzan a hacerles preguntas sobre dónde están sus papás. Les piden sus nombres completos, la información de dónde trabajaban, de quiénes son amigos. Les preguntan qué saben del PGT, el Partido Guatemalteco del Trabajo, la organización a la que acusan a sus padres de pertenecer.
Wendy tiene 9 años. Recuerda las instrucciones que siempre les han dado sus padres: “No vayan a decir nada”. Así que ninguno responde. Además, el miedo les impide hablar.
Los hombres los mueven de la sala al patio trasero. Los amenazan con dispararles si no dan información. A Igor, de 11 años, lo golpean con la culata de un arma. Después de un rato, sacan a su madre de una habitación de la casa y la llevan con los niños. La sostienen fuerte de los brazos, apenas puede mantenerse de pie.
A Wendy le cuesta reconocer a su propia madre. Luz Haydée, de 34 años, tiene golpes en la cara, los labios reventados, los ojos hinchados. La mujer alcanza a gritar que no toquen a sus hijos. Después se dirige a los hombres y pronuncia las últimas palabras que Wendy escuchará de ella: “Sean fuertes”.
Narradora: Soy Melisa Rabanales, periodista de Agencia Ocote, y en este episodio te relataré la historia de un documento que registra uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de Guatemala: el Diario militar.
Setenta y tres hojas que recogen horrores cometidos a inicios de los ochenta, durante el régimen de Oscar Mejía Víctores y que ahora, en 2021, casi 40 años después, son la prueba fundamental para llevar a juicio a 12 exmilitares señalados de cometer asesinatos, desapariciones forzadas y delitos contra deberes de humanidad.
Este es, ante todo, un relato de los familiares y de las organizaciones que nunca dejaron de buscar y de exigir justicia.
Los hombres que habían llevado a Luz Haydée y a sus hijos al patio trasero, los regresaron a la sala. Comenzaron a torturar a la mujer mientras la bombardeaban con preguntas sobre el PGT, sobre su esposo. Mientras le gritaban “comunista cangreja”.
Wendy Santizo: El recuerdo, la memoria de la manera en que estos militares le quitaron sus uñas con una cosa, un alicate, frente a mí es algo que yo nunca voy a olvidar. Nunca lo voy a olvidar.
Narradora: Ella es Wendy Santizo Méndez, la niña de 9 años que, más de tres décadas después, relatará su historia públicamente, en diferentes espacios. El audio que escuchas es de una conferencia virtual organizada para hablar del Diario militar, en junio de 2021.
Ya adulta, Wendy hará memoria y recordará lo que vivió ese día. Cómo apartó la vista, cerró fuerte los ojos. Cómo dos hombres se pusieron detrás de ella y de su hermano, les sostuvieron los párpados y los obligaron a ver la escena.
Ni su madre, ni los dos niños hablaron. Después de arrancarle las uñas a la mujer, los separaron a cada uno en un cuarto. Ahora se ensañarían con la niña, con Wendy.
Wendy: Yo fui víctima de violación sexual durante el secuestro de mi mamá. Ellos hicieron eso para obligarla a ella a hablar y obligarme a mí a contar algo. Quién sabe. Y no es aceptable, ni en la paz ni en la guerra las niñas no se violan.
Narradora: Después de violar a Wendy, los hombres sacaron a su madre de la casa y la metieron dentro del Volvo azul. A los dos niños los llevaron en la panel blanca.
A partir de ese momento, los recuerdos de Wendy comienzan a ser más difusos. Recuerda llegar a un sitio lúgubre, un cuarto oscuro, una pequeña celda con un olor nauseabundo. También recuerda a su madre casi inconsciente por los shocks de electricidad.
A Wendy también la electrocutaron. Perdió la noción del tiempo, le parecía que habían sido días los que pasó ahí dentro, aunque sus familiares le dirían después que apenas fueron unas horas.
Su mente quedó en blanco.
Música de transición
Narradora: El siguiente recuerdo que Wendy tiene es despertar en su casa, junto a su hermano. Los hombres habían devuelto a los niños. A Luz Haydée Méndez Calderón nunca la volvieron a ver.
Pasarían 15 años hasta que tuvieran información sobre su paradero o sobre quiénes habían sido sus captores. Y aunque los familiares y amigos de Luz Haydée pusieron denuncias en la Policía Nacional, y desde el inicio atribuyeron su desaparición al Ejército, no tenían cómo comprobarlo. En todas las instituciones les negaron información de Luz Haydée.
Wendy: Cuando a nuestras abuelas y tías les buscaban en las morgues, en los hospitales, en la calle donde fueron. Y todas las veces que ellas presentaban las múltiples denuncias ante las autoridades de ese momento, mi mamá junto a los demás desaparecidos ellos estaban ahí detenidos. Aún detenidos y aun así las autoridades de ese momento nunca dijeron la verdad, nunca quisieron contar y decir la verdad de lo que estaba sucediendo.
Narradora: Todo cambió en 1999. Cuando Kate Doyle, una archivista estadounidense del National Archive Security hizo público un documento.
Kate Doyle: El Diario militar me llegó a través de una periodista de Guatemala que en ese entonces trabajaba con CNN en español. Alguna gente decidió comunicarse conmigo “puedes analizar este documento”. Este documento es primera vez que podemos tener muy claro la política de secuestrar, torturar y asesinar. Sí es el documento sobre casos individuales, personas, víctimas, pero la importancia aparte de la trascendencia de los documentos a los familiares de estas víctimas. La importancia para la sociedad de Guatemala es qué dice de su gobierno en 1983, 1984,1985. Y cómo instrumentó una estrategia de cazar personas.
Narradora: Esta es Kate Doyle, en una conferencia en la escuela de Historia de la Universidad San Carlos de Guatemala, en 2019.
Doyle comenzó su relación con Guatemala en 1994, cinco años antes de la publicación del diario. En ese entonces, ya formaba parte del National Archive Security en Estados Unidos. Su trabajo ahí consistía en desclasificar archivos secretos del Gobierno norteamericano que tuviesen relación con países centroamericanos. Tenía experiencia en otros países, como El Salvador, donde apoyó a la Comisión de la Verdad unos años antes.
Cuando en el 94 se creó el mandato de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico en Guatemala, la archivista vio que quizás era posible apoyar a los investigadores que buscaban información sobre la guerra.
Doyle asegura que el Diario militar llegó a ella través de una periodista, pero según un informe de la Fundación Myrna Mack, el documento se obtuvo a través de un empleado del Ejército. Para este episodio quisimos entrevistar a Doyle para corroborarlo, pero por razones de seguridad prefirió no dar declaraciones.
Lo que es cierto es que el hecho de que el Diario Militar se hiciera público supuso algo de esperanza para las familias de los desaparecidos.
Después de investigar el Diario Militar, la archivista atribuiría su autoría a “El archivo”, un cuerpo paralelo de Inteligencia, adjunto al Estado Mayor Presidencial del régimen de Oscar Mejía Víctores.
El documento contiene una bitácora detallada de un allanamiento e información sobre personas, organizaciones y medios de comunicación considerados subversivos por el aparato estatal.
También registra las fichas de 183 personas (activistas, sindicalistas y miembros de organizaciones) que habían sido detenidas extrajudicialmente, entre 1983 y 1985, durante el régimen de Mejía Víctores. Algunas fueron asesinadas. Esto lo sabemos porque se registró en el mismo diario y porque algunas personas aparecerían años después, en fosas comunes.
De las 183 personas que están fichadas en el documento, 23 fueron dejadas en libertad y cuatro aparecen como refugiadas en otros países. El resto, la mayoría, son parte de las 45 mil personas desaparecidas que dejó la guerra de 36 años en Guatemala, según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico.
Ahí, en ese diario, conocido también como Dossier de la muerte, en la ficha número 83, aparece el nombre y la fotografía de Luz Haydée Méndez Calderón. La madre de Wendy.
Manuel Farfán : En 1999 aparece el Diario militar, que fue como un golpe muy fuerte para la familias, el saber qué había sucedido con sus familiares. Se tenía todavía la esperanza de poderlos tener, pensando en que podrían ser presos políticos. Pero cuando se inicia y cuando se recibe este documento y muchas familias temen lo peor y tus familiares muertos por la información que se tiene.
Narradora: Él es Manuel Antonio Farfán, el presidente de la junta directiva de Famdegua, la Asociación de Familiares Desaparecidos-Detenidos de Guatemala, fundada en 1992 para exigirle al Estado de Guatemala la investigación y la búsqueda de las personas desaparecidas durante el conflicto armado interno.
Manuel Antonio es hijo de Aura Elena Farfán, cofundadora del GAM, el Grupo de Apoyo Mutuo. El GAM es una organización civil que se creó en 1984, en plena guerra, y que reunió a familiares de personas detenidas forzosamente. El Diario militar registra al GAM como una de las “organizaciones de fachada al servicio de la subversión”.
Manuel también es primo de Wendy, a quien escuchaste al inicio.
En mayo del 99, una copia del Diario militar llegó a sus manos. Después de conseguir el documento, Kate Doyle trabajó una investigación rigurosa, junto a estudiantes de la Universidad George Washington, en Estados Unidos, para validar la autenticidad, para corroborar fechas, datos, e incluso verificar si el material del papel correspondía a esa época.
Cuando comprobó la autenticidad del diario, Kate Doyle no solo decidió hacerlo público. También envió tres copias legalizadas a Guatemala. Una a Famdegua, otra al GAM, y otra a la Procuraduría de los Derechos Humanos. La fundación Myrna Mack también recibió una, aunque no legalizada, para ayudar en la búsqueda de familiares.
Wendy: Cuando salió a luz pública el Diario militar a mí me conmovió muchísimo ver la manera en la que colocaron fotografías de muchas personas, no solo de mi mamá. Algunas fotografías de personas sin vida. La forma en que fueron documentando la represión. Y eso a mi me generó mucha nausea. Me acuerdo que yo no podía creer que alguien pudiera documentar su propia represión, sistematizarla de esa manera, claro para mejorarla.
Narradora: Para Wendy cada frase en la ficha de su mamá significaba algo aterrador.
Encontró, en el registro el número 83, el nombre completo de su madre, al lado de una fotografía suya en blanco y negro tamaño cédula , con el rostro serio y el pelo amarrado hacia atrás. Bajo su nombre, un alias y un nombre falso que se le atribuía a Luz Haydée.
Esto dice la ficha completa:
83. LUZ HAYDEE MÉNDEZ CALDERÓN
(s) CHAVE
Nombre falso: SOFIA ESTRADA
Miembro del Secretariado del PGT-CC.
Encargada de asuntos internacionales y propaganda del partido.
Cuando (s) JULIAN venía de México, llegaba a dar a la casa de (s) Chave.
Su esposo MARCO ANTONIO SANTIZO VELASQUEZ (s) TITO ó CABALLÓN, es el responsable de la Oficina donde se reúne la DN. en la Zona 10, 4to. Nivel del Edificio Rodríguez.
1968, estuvo en Rusia.
08-03-84: Fue capturada en la 3a. Avenida 22-15 Zona 19, Colonia San Francisco.
02-05-84 Pasó a U-4.
Luz Haydée fue trasladada casi dos meses después de su detención. Si para Wendy el día que estuvo capturada cuando tenía 9 años le pareció una eternidad, no podía imaginar lo que había significado para su madre ese tiempo de cautiverio.
Wendy: Y bueno sin duda, ver la fecha del secuestro de mi mamá. Junto a una foto de ella que yo no conocía. No fue tan impactante como ver ahí una fecha que se supone fue trasladada a otro lugar. Pasé mucho tiempo sin querer calcular cuántos días eso era. Pero significaba que por al menos 55 días ella había estado detenida por estos militares mientras era sometida a crueles torturas como las que yo siendo una niña de 9 años, fui obligada a ver durante su secuestro.
Narradora: El diario contiene las fichas de 183 personas que, como Luz Haydée, fueron capturadas. Entre ellas, la de un niño de 12 años y la de un adolescente de 15. En una ficha también aparece la fotografía de una madre con un bebé en brazos. Cada registro incluye la fotografía de la persona detenida, su nombre, el lugar de la captura ilegal, la organización a la que se le señala de pertenecer, y si cursaba alguna carrera universitaria. Además…
Manuel Farfán : Aparecen ciertos significados como por ejemplo: se lo llevó Pancho, 300… Información que para nosotros es muy muy triste entenderlo y se ha llevado bastante tiempo para poder tener como esa claridad de lo que significa ese documento.
Narradora: Esos significados de los que habla Manuel eran códigos. Muchos de los registros tenían escritos, con lápiz o con bolígrafo, una fecha, seguida del número 300 o la palabra “se lo llevó Pancho”. Según las investigaciones posteriores del Ministerio Público, estos códigos significaban que la persona había sido asesinada.
En las fichas de otras personas aparece una cruz precedida por las palabras “se fue”.
Algunas también tenían códigos de traslado, como “se le entregó a la S-2” una de las unidades de inteligencia militar o “se envió a Coatepeque”, donde había un destacamento militar. En algunos nombres se escribió “quedó libre para contactos” .
La descripción de las fichas estaba hecha con máquina de escribir, pero la mayoría de códigos se escribían a mano.
Hay códigos que aún no se han logrado descifrar. En las fichas de tres personas está escrito: “Pasó a U-4”. Una es la de Luz Haydée Méndez, la madre de Wendy. Manuel explica que pudo haber sido un centro de tortura, pero que no han podido comprobarlo.
Más de la historia del Diario militar, al regreso de la pausa.
***Pausa del medio Ocote***
Con la copia del Diario militar ya en Guatemala, en 1999, los familiares de los desaparecidos presentaron de nuevo las denuncias al Ministerio Público.
Manuel Farfán: El Procurador de los Derechos Humanos en ese entonces, Julio Arango confirma la existencia de este documento. Y se inicia un proceso de denuncias de las familias.
Narradora: Pero el proceso se quedó estancado durante cuatro años.Así lo cuenta Helen Mack, quien ha acompañado a familiares de desaparecidos a través de la Fundación Myrna Mack, una organización que creó en 1993 en nombre de su hermana.
Myrna Mack Chang era una antropóloga guatemalteca. El 11 de septiembre de 1990 un comando operativo del Estado Mayor Presidencial la asesinó, a la salida de su trabajo. Le dieron 27 puñaladas. A partir de ese momento, Helen comenzó una lucha por la justicia que la ha llevado a convertirse en una de las activistas referentes en materia de derechos humanos en Guatemala.
Recordemos que a la fundación que lidera en 1999 también le había llegado una copia del diario.
Helen Mack: El caso no había avanzado nada. Y así fue como nosotros pudimos comprobar que no había voluntad política por parte del sistema ni del Estado de Guatemala de realmente entrar en la investigación.
Narradora: Para Helen Mack, el Ministerio Público no actuó con eficiencia, aunque la institución contaba con las denuncias y con el Diario militar como prueba documental. El proceso se retrasaba cada vez más.
Helen: La intención era no investigar el caso. Por decirte algo, el fiscal que recibió copia del Diario militar lo que hizo fue partir el Diario militar por persona. Y esto lo distribuyó en todas las fiscalías entonces ahí ya había como te digo una cuestión de no querer investigar. Y obviamente junto con esto ya fuimos demostrando que… Pues que no había acceso a la justicia para las víctimas del diario militar.
Narradora: En lugar de llevar un solo caso que buscara justicia para todas las víctimas que registraba el Diario militar, el Ministerio Público las dividió en 35 agencias fiscales.
Helen Mack explica que en Guatemala los procesos de justicia para las violaciones de derechos humanos por crímenes durante la guerra no solo son tardados, sino que en la mayoría de los casos, las redes de corrupción operan para que nunca avancen. La activista lleva décadas señalando a las redes de la impunidad.
Después de agotar los recursos en el Ministerio Público y de que el proceso quedara estancado en las fases de investigación sin ningún avance, la Fundación Myrna Mack y los familiares decidieron llevar el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la CIDH. Un órgano internacional encargado de conocer aquellos casos de violaciones a derechos humanos que no han encontrado justicia en sus países. Pero preparar la documentación y ordenar los testimonios llevaría tiempo.
Helen Mack: pues obviamente, ante la cantidad de personas que nos estaban llegando y las demandas que teníamos, pues no pudimos hacer caso omiso. Y nos vimos ante el compromiso en tema de derechos humanos, pues sistematizar toda la información, irla ordenando y llevar el caso ante el sistema interamericano. Como era un trabajo muy fuerte, porque liberar el caso ante el sistema interamericano, cada desaparecido es un caso, imagínate ahí eran 183 casos. Y eran 183 expedientes que teníamos que ir formando.
Narradora: Pidieron apoyo a otras organizaciones, como Abogados sin fronteras. Y así, mientras en la justicia guatemalteca todo estaba detenido, las agrupaciones fueron recopilando casos, documentando, haciendo lazos entre familiares de los desaparecidos, asesinados y torturados.
Helen: Entonces teníamos que ir trabajando de manera ordenada y articulada, y en ese contexto pues también hubo gente en Estados Unidos que también contactó a la clínica de Derechos Humanos de Berkley porque era hijo de una de las víctimas desaparecidas. Así fue como gente que estuvo en Canadá, el caso de Wendy, y otros…
Narradora: Helen Mack se refiere a Wendy, la niña que presenció el secuestro de su madre.
Volvamos a su historia.
El 8 de marzo de 1984, Luz Haydée, Wendy e Igor Santizo Méndez fueron torturados y secuestrados en su casa en la Ciudad de Guatemala.
Su padre, Marco Antonio Santizo Velásquez, no estaba en casa ese día. Vecinos y miembros del PGT le contaron lo que estaba pasando. Volvió a su colonia para intentar sacar a su esposa y sus dos hijos, pero ya era muy tarde. Unos vecinos le avisaron de que el Ejército estaba dentro, y que si los niños salían vivos del operativo, lo mejor era que tuviesen al menos a un padre vivo. Así que tuvo que refugiarse en la embajada de Francia. Al poco tiempo sería enviado a Canadá como refugiado político.
Días después de su secuestro, Wendy y su hermano despertaron de nuevo en su casa: sus captores los habían devuelto. Se refugiaron con una tía y después se fueron a Jutiapa, un departamento al suroriente de Guatemala.
Dos años después, pudieron reunirse con su padre en Canadá. Ahí comenzaron de nuevo su vida.
Unas semanas antes de la aparición del diario, en 1999, cuando tenía 24 años, Wendy decidió volver a Guatemala.
Wendy: Desde el exilio había visto la firma de los acuerdos de paz, y con eso me animé bastante. Yo sentía que también con los acuerdos de paz podía volver a Guatemala sin que algo malo sucediera. Sin que me mataran o persiguieran. Y quería buscar a mi mamá. A la semana de haber regresado de Guatemala con mi castellano, con mi español muy malo, todavía es muy malo. A mi me sorprendió muchísimo. Yo había regresado pensando que ella era presa política, que la iba a volver a ver, que la iba a volver a abrazar. Que íbamos a poder platicar y contarle acerca de cómo había sido mi vida desde esa vez, que la había visto. Pero ya sabemos que eso no fue así.
Narración: Ver la ficha de su madre en el diario le hizo imaginar que quizás la habían asesinado, pero eso no le quitó a Wendy las ganas de buscar justicia. De encontrar su cuerpo para poder darle una sepultura digna y de que las personas que habían sido las responsables de su tortura y de la de su madre pagaran por sus crímenes. Helen Mack recuerda el papel que tuvo Wendy en el proceso de la búsqueda de justicia.
Helen: Pero después de todo lo que Wendy vivió, esa fuerza interior y esa fortaleza que ella tuvo para luchar y hacer justicia en el caso de su mamá, fue la que siempre respeté y admiré de ella. Y ella fue una persona para mantener unidas al grupo de…. de lo que les decimos: peticionarios. Entonces para la fundación el rol que jugó Wendy fue el rol de mucho apoyo, de unirnos.
Narración: En el 2005, Wendy, la Fundación Myrna Mack, que estaba representada por Helen Mack, y los familiares de 26 desaparecidos y de un hombre asesinado extrajudicialmente presentaron el caso a la CIDH. Pedían justicia La mayoría de las peticionarias, o demandantes, eran mujeres. Aura Elena Farfán, la madre de Manuel, también estaba entre ellas, buscaba a su hermano: Rubén Amilcar Farfán, quien aparece en el Diario militar, en la ficha número 134.
Manuel Farfán: Del 2004 para el 2008 no se tuvo ningún movimiento por parte del Estado de Guatemala ningún tipo de investigación.
Narración: Cinco años después de la denuncia en la comisión, en el 2010, la CIDH emitió un informe en donde recomendaba al Estado de Guatemala tomar las medidas pertinentes para acelerar el proceso de justicia de las víctimas y fijaba un plazo de dos meses para que informaran de los avances. Pero el Estado de Guatemala no lo hizo.
Así que en enero de 2011, la Comisión elevó el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que es el tribunal internacional facultado para emitir sentencias, condenar y ordenar a los Estados a que cumplan con sus disposiciones y con los acuerdos firmados en la Convención Americana para garantizar la protección de los derechos humanos de sus ciudadanos.
Durante ese tiempo, las familias no dejaron de buscar a los desaparecidos. De presionar a las autoridades guatemaltecas para que les ayudaran a encontrarlos.
Manuel Farfán: En el 2011 se hacen las exhumaciones en Comalapa donde se recuperan a seis personas. Y esto hace que también pueda, como la Corte interamericana poder dar su sentencia.
Narración: Los cuerpos de seis personas que estaban fichadas en el Diario Militar se encontraron en fosas clandestinas. En el 2011 se identificaron a dos personas más en el Cementerio de la Verbena. Esto confirmaba lo que los familiares habían denunciado por tanto tiempo: el Ejército de Guatemala era el responsable: había capturado, torturado, desaparecido y asesinado ilegalmente a varias personas registradas en el Diario militar.
En 2012, trece años después desde la publicación del Diario militar, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió la sentencia donde condenó al Estado de Guatemala por la desaparición forzada de 26 personas, entre ellas, dos menores de edad: Juan Pablo y María Quirina Armira. Por la muerte de Rudy Gustavo Figueroa Muñoz, cuyo cuerpo fue encontrado con signos de tortura. Y por la tortura de Wendy y su hermano Igor, quienes eran niños en el momento de su secuestro.
La Corte ordenó al Estado de Guatemala que buscara a las personas desaparecidas, y que realizara las investigaciones y procesos necesarios para, según la sentencia, “establecer la verdad” y sancionar a los responsables de los crímenes. Además el Estado debía pagar un resarcimiento económico a las familias por los daños ocasionados a sus vidas.
A pesar de los obstáculos que implicó la separación del caso en más de treinta fiscalías, ante la sentencia de la Corte, el Ministerio Público debía actuar. Las denuncias se reunieron en una misma unidad: la Fiscalía de Derechos Humanos.
Pero otra vez la lentitud y los procesos tardados de la investigación del Ministerio Público, ponían en pausa a las familias. Algunos familiares de los desaparecidos murieron sin encontrar justicia.
Los demás siguieron presionando a la Fiscalía. Famdegua se incorporó como querellante adhesivo, una figura legal que permite que representantes o las mismas víctimas acompañen al Ministerio Público en la persecución penal. El GAM, la Fundación Myrna Mack, Wendy, Manuel y otros familiares y sobrevivientes no dejaron de trabajar para encontrar a sus seres queridos. Muchos siguieron acompañando exhumaciones y colaborando en la identificación de familiares .
Nueve años después de la sentencia de la Corte Interamericana, el 27 de mayo de 2021, en plena pandemia por COVID-19, las familias recibieron una noticia.
Canal Antigua: La Fiscalía de Derechos Humanos realizó este jueves un total de 17 allanamientos en búsqueda de personas implicadas en el caso denominado Diario Militar. En este proceso, se les señala de ser los responsables de la desaparición de más de 158 personas durante el conflicto armado interno en la década de los 80.
Narradora: La Fiscalía de Derechos Humanos ordenó la captura de 12 exmilitares y policías señalados de participar en los crímenes del Diario Militar. Entre mayo y julio de 2021, se ligó a proceso a diez de ellos, imputados por delitos contra los deberes de humanidad, asesinato y desaparición forzada.
Entre los sindicados están Marco Antonio Taracena, exministro de defensa y señalado de dirigir la red de inteligencia clandestina del Estado Mayor Presidencial de la época; José Daniel Monterroso Villagrán, sargento técnico; Jacobo Salán Sánchez, quien fue subjefe del Grupo de Adiestramiento y Operaciones Especiales Kaibil y Edgar de León Sigüenza, Investigador de la Dirección de Investigaciones Técnicas del Ejército.
Manuel, Wendy y los demás familiares no se creían el anuncio de la detención de los 12 exmilitares y policías.
Manuel Farfán: Bueno sorprendidos todos los familiares estamos sumamente sorprendidos y hay una confusión de sentimientos. Muy grande, alegría, satisfacción, pero también existe tristeza recuerdos que vienen y eso ha marcado mucho familiares. Existe la valentía, pero también existe el miedo. Pero ha sido muy reconfortante el poder tener a una persona, tener a un nombre, ponerle rostro a lo que siempre exigimos. Treinta y siete años después ya podemos decir Fulano de Tal responsable de, ya podemos verlo a los ojos, ya podemos verlo, saber quién es, sea, ya podemos tener ese señalamiento público.
Narradora: Para Wendy, el inicio del proceso penal también supone una pizca de esperanza. Aunque reconoce que aún falta mucho.
Wendy: Para mí ha sido muy reparador ver los avances que hemos tenido hasta el día de hoy. Y tal vez suene raro, pero escuchar los testimonios durante las audiencias de otras personas que también fueron torturadas, aunque fueran adultas en ese momento me hizo sentir menos sola en ese lugar oscuro que yo recuerdo. Y me hace a mí escuchar a esa niña de 9 años que llevo dentro. Que no se puede hablar de reconciliación si ni siquiera han reconocido la verdad de los hechos y quiénes estuvieron detrás. Eso es lo primero antes de hablar de cualquier otra cosa.
Narradora: Pero ¿por qué llevó tanto tiempo ligar a proceso a los responsables, y comenzar un proceso penal a pesar de que ya había una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos?
Elena Sut es una de las fiscales que lleva el caso en la Fiscalía de Derechos Humanos del Ministerio Público y habla de lo complicado y tardado que es documentar hechos que pasaron hace casi cuarenta años.
Elena Sut: Creo que es importante considerar que este tipo de procesos, no solo a nivel nacional, sino a nivel internacional son procesos bastantes complejos. La cantidad de investigación que se realiza es bastante compleja. Hay que tomar en cuenta que durante la temporalidad en que se inicia el proceso ante la Corte Interamericana y lo que conlleva que las víctimas busquen el acceso a justicia también es importante porque los procesos carecían de muchos elementos. No teníamos, o no se tenían en ese momento, el conocimiento de algunos documentos.
Narradora: También habla del miedo y los obstáculos.
Elena: Inclusive puedo decir que a partir de que se inicia un seguimiento más puntual en cuanto a la sentencia de la Corte Interamericana es que se empieza a dar los primeros pasos para la investigaciones. Anteriormente se vivía una etapa todavía de mucho temor en cuanto al tema de investigación.
Narradora: El Ministerio Público no solo ha podido identificar a algunos responsables, sino también corroborar que lo documentado en el Diario militar no son hechos aislados, como ya había asegurado Kate Doyle en la presentación del documento.
Se trataba de una estructura completamente organizada del Estado de Guatemala que tenía como objetivo no solo desaparecer y eliminar a personas que catalogaba como enemigos internos. También consentía y promovía la tortura de niños, niñas y adolescentes.
Elena: Nosotros lo hemos logrado identificar como diferentes estructuras, entiéndase la participación de diferentes personas, que pertenecían a diferentes unidades. Sin embargo, con una comunicación bastante fluida. La participación de una u otra unidad. Hay algunos operativos que se han logrado identificar que participa el Estado Mayor del Ejército, donde participa el Estado Mayor Presidencial. Entonces, en compañía de la Policía Nacional. Es un flujo de información que se va dando y que va siendo como un ciclo, por eso le mencionaba la palabra ciclo, o sea un ciclo de inteligencia.
Narradora: Para Wendy, Manuel y decenas de familias, la búsqueda de sus desaparecidas, la búsqueda de justicia, continúa.
Wendy: Creo que no soy la única persona que ha sufrido en su territorio cuerpo los efectos que tienen estas políticas de impunidad, olvido y silencio, y por eso esperamos que este proceso sea reparador para otros familiares de desaparecidos y desaparecidas. Queremos sumar este proceso jurídico a los aprendizajes colectivos de nuestros pueblos. Para garantizar la no repetición. Decirles que sí es posible traerlos ante un juez. Y que finalmente se liberen incluso ellos mismos de esa carga que impone el pacto de silencio. Que hablen, que nos devuelvan a nuestros familiares para poder darles una digna sepultura.
Narradora: Y aunque, en palabras de Wendy “la verdad de las víctimas no cabe en una sentencia”. Este proceso permite, en medio de tanto, pensar en que es posible construir otro futuro. Pensar en que no hay reconciliación sin justicia. Y que la paz se construye también a través de la memoria.
Wendy: Creo que algo muy importante es reconocer y recordar siempre que la primavera no muere. Que el amor nunca cae. Que nosotros, nosotras siempre vamos a seguir exigiendo nuestros derechos. Así pasen más años. Llegue el verano, otoño, invierno y vuelve a llegar la primavera.
Narradora: Esta es la voz de Wendy, a finales de los años 90, en medio de una manifestación de familiares que buscaban a sus desaparecidos.
Wendy en protesta: Que nosotros no olvidamos, que existimos, y que orgullosamente somos los hijos de los rebeldes. De los poetas proscritos, de los insurgentes pintores y escultores de transformaciones políticas. Somos los hijos clandestinos de este maldito sistema. Somos los hijos de los desaparecidos y desaparecidas.
Narradora: El guion de este episodio lo hice yo Melisa Rabanales. La investigación la realizamos en conjunto con José David López Vicente. La edición del guion es de Carmen Quintela. José Monterroso en la producción y edición sonora, Maritza Ponciano ilustró la portada. Jorge Sagastume trabaja en las redes sociales.
Radio Ocote es una producción de Agencia Ocote.
Este episodio fue construido a través de entrevistas propias y de información obtenida en el Diario Militar, en las audiencias de primera declaración del caso y en la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Se revisaron los testimonios que Wendy Santizo aportó para la investigación “Noche y Niebla en Guatemala, una aproximación de las ejecuciones arbitrarias en la ciudad de Guatemala” realizada por Carlos Estuardo Jolón Morales presentada como tesis de grado en sociología en la Universidad San Carlos de Guatemala. Se utilizaron declaraciones de ella en el webinar: “El Diario militar”, organizado por Impunity Watch. También se utilizaron fragmentos de noticias de Canal Antigua.
Créditos:
Guion: Melisa Rabanales
Investigación: Melisa Rabanales y José David López Vicente.
Edición del guion: Carmen Quintela
Producción sonora: José Monterroso
Ilustración Maritza Ponciano.
Se utilizaron fragmentos del webinar: El Diario Militar, organizado por FAMDEGUA e Impunity Watch. También se utilizó fragmentos de noticias de Canal Antigua.