COVID-19
Detalles sobre las vacunas que ya llegaron y las que se espera que lleguen a Guatemala
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El Gobierno de Guatemala autorizó hasta principios de marzo la distribución de cinco tipos de vacunas contra la COVID-19. En este explicativo de Fáctica te ayudamos a entender las diferencias entre cada una: cuáles tienen más efectividad, cuáles precisan menor temperatura y cuántas dosis son necesarias.


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Según el registro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al 4 de marzo había 182 vacunas experimentales en fases de investigación, 76 en ensayos clínicos y 12 en fase de aprobación. Tres ya están recomendadas por esta organización: Covishield, AZD1222 y Pfizer.

En Guatemala, el Ministerio Público y Asistencia Social (MSPAS) autorizó el ingreso de cinco vacunas: Covishield, AZD1222, Pfizer y también mRNA-1273 y Sputnik V que, aunque no están aprobadas por la OMS, los países pueden autorizarlas dado que ya superaron las tres fases de pruebas y porque existe una emergencia sanitaria mundial. 

Hasta ahora, a Guatemala han llegado tres tipos de vacunas. El 26 de febrero el proceso de vacunación empezó con 5 mil dosis de la vacuna mRNA-1273 (de la compañía Moderna), que donó el Gobierno de Israel. Según el Plan de Vacunación, el personal de salud de primera línea sería el primero en recibirlas. El MSPAS asegura que todas las dosis fueron dedicadas a este primer grupo.

El segundo tipo de vacuna llegó una semana después, también por una donación. El Gobierno de India entregó 200 mil dosis de la vacuna de AstraZeneca y Oxford, producida en el país asiático bajo el nombre de Covishield

El tercer lote ingresó el 11 de marzo. Se recibieron 81,600 dosis de la vacuna AZD1222, parte de una compra hecha a través del mecanismo COVAX, de la OMS, que busca un acceso equitativo mundial a vacunas a través de una alianza entre 172 países. Para el ingreso de estas vacunas, Guatemala invirtió Q2 millones 600 mil, según Amelia Flores, ministra de Salud. Esta vacuna es desarrollada por AstraZeneca y Oxford, como Covishield, pero es producida en Reino Unido.

El gobierno de Sudáfrica suspendió el uso de esta vacuna a principios de febrero por considerarla de baja eficacia. Varios países de Europa también la suspendieron esta semana, después de registrarse casos de trombos (coágulos sanguíneos) en personas vacunadas. 

A pesar de esto, el Ministerio de Salud de Guatemala dijo que continuará aplicando la vacuna para estudiar si existe una relación entre la vacunación y los casos de trombosis. Hasta el 12 de marzo de 2021, la OMS aseguraba que no hay razón para no utilizarla. 

Por ahora, solo ha ingresado un lote de compra, que fue el de COVAX. Según informó la ministra Amelia Flores, los procesos con los fabricantes han tardado en concretarse por la alta demanda de vacunas.

Las cinco vacunas

Covishield es producida en el Instituto Serum de India y es una versión aprobada por el Gobierno de India de la vacuna AZD1222, que antes fue autorizada por Reino Unido. Ambas fueron desarrolladas por la empresa farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford.

La empresa biotecnológica BioNTech, de Alemania, produce una vacuna junto a la farmacéutica Pfizer, de Estados Unidos. Su vacuna “BioNTech/Pfizer” fue la primera en ser aprobada para su uso en la Unión Europea, Estados Unidos, México, Chile, Colombia y otra decena de países. 

La vacuna mRNA-1273 es producida en Cambridge, Massachusetts, por la compañía de biotecnología estadounidense Moderna, y se elabora en conjunto con los Institutos Nacionales de la Salud, en Estados Unidos.

Sputnik V es la vacuna elaborada en Rusia por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya —una institución pública del país— y es financiada por el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por sus siglas en inglés).

Cada vacuna tiene características diferentes, debe ser almacenada según criterios distintos y la eficacia no es la misma.

La eficacia

La eficacia se determina después de los ensayos clínicos y los análisis que evalúan la seguridad de la vacuna. Los Centros para Control y Prevención de Enfermedades (CDC) explican que trabajan con varios estudios a partir de métodos diferentes. 

Por ejemplo, en uno de ellos, evalúan casos de personas contagiadas y personas sanas (algunas recibieron la vacuna y otras no). Los expertos analizan entonces si los pacientes presentaban una menor probabilidad de haber recibido la vacuna con respecto a las personas sanas, lo que demostraría que la vacuna está funcionando. En los estudios de cohortes, por otra parte, hacen un seguimiento durante meses a personas que recibieron la vacuna para ver si esto les protege de contraer la enfermedad.

La empresa de biotecnología estadounidense Moderna anunció el 16 de noviembre de 2020 que la eficacia de su vacuna desarrollada alcanzaba el 94.5%. Covishield y AZD1222 tienen una efectividad en promedio de 63.09%. Carlos Grazioso, médico infectólogo pediatra del Hospital San Juan de Dios, quien ya recibió la primera dosis de Covishield, comenta que en un primer estudio de la vacuna en Reino Unido, el porcentaje de efectividad fue de 90% y en posteriores estudios este porcentaje disminuyó. Por eso se habla de un promedio de efectividad.

“El cuerpo produce más anticuerpos cuando se coloca la segunda dosis. Por eso es importante asistir a recibirla, porque prolonga el tiempo de inmunización. Con una dosis, la inmunización dura menos tiempo”, dice. El infectólogo agrega que parar el proceso en una dosis no es perjudicial, pero detiene la inmunización completa.

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La temperatura

Sin importar los tipos de vacunas contra la COVID-19 que lleguen a Guatemala, el Plan Nacional de Vacunación establece que deben ser transportadas a sitios de almacenaje de la red fría, como el Centro Nacional de Biológicos, en la zona 11 de la Ciudad de Guatemala. 

En 2020, el centro hizo una ampliación de 160 metros cúbicos para tener mayor almacenaje. Según el Ministerio de Salud, ahora cuenta con 413 metros cúbicos para conservar más de 200 millones de dosis y guarda 17 tipos diferentes de vacunas.

El Centro Nacional de Biológicos tiene una capacidad de refrigeración de -30 a +2 grados centígrados y cuenta con ultra congeladores de -86 a -50 grados, distribuidos en varios cuartos fríos.

Carlos Grazioso explica que las proteínas espiga que recubren al virus SARS-CoV-2 y que van dentro de las diferentes vacunas, requieren de bajas temperaturas para mantenerse unidas. Cada laboratorio trabaja con diferente tecnología y por eso se necesitan diferentes temperaturas.

La vacuna Covishield, por ejemplo, debe estar entre 2 y 8 grados centígrados, mientras que la de Pfizer necesita -70 grados centígrados. Según datos del MSPAS y OMS, la vacuna de Moderna debe mantenerse en congelación de entre -25 y -15 grados centígrados, aunque también puede estar refrigerada entre +2 y +8 grados, por un máximo de 30 días. 

“Si se almacenan a la temperatura incorrecta, las vacunas se echan a perder, y si se enfrían demasiado, pierden su eficacia de manera parcial o incluso total”, explica la OMS.

La tecnología

La OMS señala que todas las vacunas contienen las instrucciones para producir un componente activo. Pero, en función de la tecnología que se use, este componente puede ser una pequeña parte del virus o el virus completo, atenuado o inactivado. “Se colocan varios pedazos del virus o el virus inactivo, para indicarle al sistema inmune de las personas que lo reconozca y genere anticuerpos para defenderse”, explica Dalia Lau-Bonilla, química bióloga especializada en biología molecular.

Las cinco vacunas mencionadas en esta nota (BioNTech/Pfizer, mRNA-1273, Sputnik V, Covishield y AZD1222) contienen porciones del virus y no el virus inactivo, señala la química bióloga.

Además, cada laboratorio utiliza conservantes para impedir que la vacuna se contamine al abrir el vial (el frasco que la contiene y que se utiliza para varias dosis). “Algunas vacunas no tienen conservantes porque se almacenan en viales de una sola dosis”, dice la OMS.

A las vacunas se les agrega estabilizantes para impedir reacciones químicas. Son sustancias tensioactivas que mantienen mezclados los ingredientes de la vacuna, sustancias residuales para su fabricación o producción y un diluyente para concentrar la vacuna, que usualmente es agua esterilizada, según la OMS.

Los componentes que utilizan los fabricantes son sometidos a diversas pruebas y es allí donde se determina qué temperatura requiere cada una para su conservación y cuántas dosis serán necesarias para alcanzar mayor eficacia

Las dosis

Hasta ahora la única vacuna que utiliza una sola dosis es la Janssen, de la empresa Johnson & Johnson. El resto de las que han sido aprobadas para su distribución en Guatemala requieren dos dosis y es necesario que pasen al menos dos semanas entre una y otra. Esto se hace para que la primera dosis surta efecto. El número de días puede variar según el tipo de vacuna.

“La primera dosis prepara al cuerpo para una respuesta inmediata. La segunda funciona como un refuerzo para completar la inmunización”, explica.
Según la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por su nombre en inglés) el intervalo entre la primera y segunda dosis de Moderna debe ser de 30 días, mientras que Covishield requiere un intervalo entre cuatro y 12 semanas. Como explica Alejandro Cravioto al inicio de esta nota, las vacunas establecen estos parámetros para que la respuesta inmune resulte eficaz, según su tecnología.

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Los efectos secundarios

La OMS explica que todas las vacunas deben administrarse bajo supervisión médica, con el tratamiento adecuado disponible en caso de reacciones alérgicas. Además, debe garantizarse un período de observación de 15 minutos después de la vacunación.

Los efectos más comunes según la institución son “dolor en el lugar de la inyección, fiebre de bajo grado, malestar general o erupción cutánea (enrojecimiento, escamas o picazón)”

Según Mario Melgar, presidente del Consejo Nacional Asesor de Prácticas de Inmunización (Conapi), es recomendable vigilar efectos supuestamente atribuibles a la vacunación o inmunización y reacciones alérgicas, como con cualquier otra vacuna.

El Plan Nacional de Vacunación contempla diferentes respuestas ante posibles reacciones. En los primeros 30 días después de la administración se deben identificar los casos y después evaluarlos, notificarlos, investigarlos y darles un seguimiento. 

“El Ministerio podría tomar una muestra de personas. El objetivo es monitorear y documentar si las personas están generando anticuerpos. Hacerlo con todas las personas vacunadas es imposible y tampoco sería útil”, opina Grazioso.

El Gobierno de Guatemala aún no contempla la vacunación para mujeres embarazadas y personas menores de 18 años. En el Plan de Vacunación indican que esperarán hasta obtener estudios que respalden su seguridad en la vacunación.

Las vacunas que vendrán

Amelia Flores, ministra de Salud, anunció en una conferencia de prensa el 24 de febrero que el Gobierno de Guatemala mantiene comunicación con la empresa estadounidense Johnson & Johnson, para adquirir 900 mil dosis de su vacuna Janssen a través de un proceso de compra. Todavía no dijo en qué fecha sería. También habló de una donación de Rusia de 50 mil dosis de la vacuna Sputnik V, aunque tampoco concretó en cuánto tiempo se recibiría.
El Ministerio de Salud creó un apartado en el sitio web del Tablero COVID (donde se actualizan los casos de contagios, fallecimientos y pruebas realizadas) para monitorear cuántas dosis han sido aplicadas de cada vacuna, el establecimiento de salud donde se inyectó y el número de personas que la han recibido.

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