Niñez víctima de abusos sexuales
Podcast: ¿Y si lo hablamos?
Por:


Este es un episodio de podcast. Para escucharlo, haz click en el reproductor:


Lee aquí la transcripción del podcast:


Narradora: Es domingo 9 de abril de 2023. Una niña camina sola por la calle en su pueblo, en Cartago, una ciudad a unos 25 kilómetros de San José, la capital de Costa Rica. Tiene alrededor de 13 años y, en los brazos, lleva a su hija Keibril, una bebé de meses. En cuestión de segundos todo cambia. Un hombre, con el rostro cubierto, pasa rápido y le arrebata a la niña. 

Según la policía, el hombre era el padrastro de la niña y, presuntamente, su violador. Había abusado de la pequeña de 13 años, quien se quedó embarazada y después tuvo a Keibril. Él vivía con ellas hasta que fue detenido como principal sospechoso de la agresión sexual. 

Los policías lo capturaron un día después de esa escena en la calle, cuando secuestró a la bebé para evitar que le hicieran un examen de confirmación de paternidad. Un examen que lo habría incriminado directamente, según la hipótesis de las autoridades judiciales. 

Ahora, el sospechoso cumple prisión preventiva mientras avanzan las investigaciones. La foto de Keibril inundó las redes y los medios costarricenses, pero diez meses después, se desconoce el paradero de la bebé. No se sabe dónde se la llevó el hombre ni qué hizo con ella.

Además de llamar la atención de todo un país, la historia de Keibril también implicó una presión política sobre el Patronato Nacional de la Infancia, la institución pública de Costa Rica encargada de velar por los derechos de la niñez. 

Se habló de la negligencia que habían tenido meses antes. Nunca le dio la suficiente atención a la niña que había sido víctima de abuso sexual, luego de que en su escuela se dieron cuenta que estaba embarazada. 

Esta historia, en la que hay un padrastro, un tío, un abuelo o un vecino abusador es la historia de miles de niños y niñas en Costa Rica. La historia de decenas de miles en Centroamérica, en Latinoamérica y en el mundo. 

Tal vez, mientras la escuchabas, pensaste en que conoces a alguien que pasó por algo parecido. Tal vez una amiga, una vecina o un familiar. O tal vez hay personas a tu alrededor que pasaron por algo así y nunca se atrevieron a contarlo.

Porque esta también es una historia de silencios.. 

Si muchas personas conocemos un caso así, ¿por qué nadie habla de lo que sucede con las niñas y niños víctimas de violencia sexual? 

Es una responsabilidad compartida, en la que la falta de información, de educación y de sensibilización de los gobiernos y las instituciones públicas tiene mucho peso. 

En este podcast, producido por Ocote y parte del especial de Otras Miradas «¿Y si lo hablamos?», empezamos a contar cómo la violencia sexual afecta a los niños y niñas y cómo los Estados responden ante ello. 

A través de datos y voces de especialistas profundizamos en las acciones que tanto la sociedad como los gobiernos pueden tomar para la atención y prevención del abuso sexual infantil. También hablamos de los silencios y de las carencias.

***

El abuso sexual infantil se considera una de las peores formas de violencia contra la niñez y adolescencia. 

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, más conocido como Unicef, cuando un niño o niña es abusado se vulneran su derecho a la integridad, a la intimidad, la privacidad y, principalmente, a no ser expuesto a ningún tipo de violencia, abuso, explotación o malos tratos. 

A nivel mundial no existen datos exactos que muestren esta realidad, pero algunas cifras nos sirven para hacernos una idea del problema. 

En 2020 la Organización Panamericana de la Salud lanzó un informe sobre la situación de la niñez en la región. Ahí, plantearon que, a nivel mundial, uno de cada cinco niñas y niños sufrió algún tipo de abuso sexual. 

También pudieron estimar que, en América Latina, durante 2019, el 58% de niñas y niños sufrieron abuso sexual, físico o emocional. 

Tatiana Mejía es vocera del Patronato Nacional de la Infancia, la institución pública de Costa Rica que se encarga de velar por los derechos de la niñez, de la que te hablaba al inicio de este podcast. Acompañan legalmente, promueven leyes y brindan asesorías. Para ella, la falta de datos sobre violencia, especialmente sobre violencia sexual hacia menores de edad, no es casualidad. Mucho de esto tiene que ver en cómo la sociedad los percibe. 

Tatiana Mejía: Cuando uno viene viendo el tema de la de la violencia en general para niños niñas y adolescentes uno ve que es un proceso histórico, de larga data, o sea, de la historia de la humanidad donde nosotros venimos arrastrando un problema en el que los niños y las niñas siguen siendo vistos y vistas como personas de menor categoría. 

Vemos que es una población sumamente afectada sobre todo por un tema de diferencias de poder entre una sociedad todavía patriarcal y donde el poder, digamos principalmente la figura adulta, se sobrepone ante los derechos y las necesidades de las personas menores de edad. 

Narradora: Solo en 2023, en Costa Rica el servicio de información del patronato donde trabaja Tatiana registró casi 3,500 reportes de abusos sexuales contra menores de edad. 

Algunas de estas denuncias no proceden y muchas de ellas ni siquiera llegan a recibir condena. En el 2020 el Poder Judicial de Costa Rica registró poco más de 600 sentencias condenatorias. 

Y después, en la base de un enorme iceberg del que solo vemos la superficie, hay miles de casos en un subregistro que desconocemos.

Tatiana Mejía: ¿Qué pasa con el abuso sexual? Que el abuso sexual es una forma muy encubierta de violencia. Todavía hoy por su dinámica y por sus características sigue siendo principalmente en un contexto privado, en el entorno familiar, en su mayoría. Entonces esto hace que muchas veces sea más difícil que tanto la ciudadanía como otras instituciones puedan detectar el hecho y lo que está sufriendo la persona menor de edad

Narradora: Según Save The Children España, en ocho de cada diez casos de abusos sexuales contra la infancia el agresor es una persona del entorno familiar o conocido. Como le sucedió a la niña de la historia que escuchaste al inicio de este podcast.

Esto hace que sea más difícil denunciar a los agresores o incluso identificar las secuelas físicas y los cambios de comportamiento que sufren los niños y las niñas luego de ser abusados. Cristina San Juan, investigadora de Save the children, lo explica.

Cristina San Juan: Detectar el abuso sexual es un proceso paulatino, es decir, no pasa de la noche a la mañana. Hay un proceso en el que se va generando un vínculo con la víctima. Se pueden preguntar otras cosas, se va aislando a esa víctima para generar un secreto, por eso hablamos de la ley del silencio. Un secreto que los niños y las niñas víctimas no pueden compartir con su entorno, porque el abusador también mediante el engaño, la coacción genera esa preocupación en la víctima de que algo malo va a pasar. 

Narradora: Patricia Villavicencio, psicóloga y especialista en niñez, coincide con lo que dice Cristina. Es por ese vínculo y cercanía que el abusador tiene con la víctima que muchas veces se guarda un secreto. 

Patricia Villavicencio: El secreto suele ser algún indicador que me puede dar la idea de qué puedo seguir explorando, pregunto de manera general si ese secreto tiene que ver con algo que sientes y qué tipo de emoción. 

Narradora: El hecho de guardar este tipo de secretos es algo que preocupa, especialmente cuando en el abuso sexual no hay secuelas físicas.  

Cristina San Juan: Tenemos que aprender muy bien otros indicadores como puede ser el aislamiento, la culpa o la vergüenza, el rechazo al propio cuerpo y la baja autoestima nos tiene que llamar la atención de que algo está pasando.

Narradora: Un abuso sexual también puede afectar en las relaciones y toma de decisiones de la persona que es abusada. Los niños y las niñas pueden solventar estas dificultades con ayuda de especialistas de la salud mental, pero ¿cuántas de las víctimas tienen acceso a esto? ¿Quién se hace cargo de atenderlos? 

En Guatemala, es el Ministerio de Salud quién debe facilitar estos servicios de salud física y mental a las víctimas de abuso. Pero no cuenta con suficientes psicólogos. Apenas hay 380 en todo el sistema.  Tres por cada 100 mil habitantes. 

Oquendo Reyes, representante legal de la Asociación Nacional Contra el Maltrato Infantil de Guatemala o, como se le conoce por sus siglas, CONACMI, explica que la poca cobertura del Ministerio de Salud afecta a las personas que viven más lejos de las cabeceras departamentales. 

Oquendo Reyes: Tienen personal, pero no es suficiente. Las distancias entre las comunidades lo hace complejo, los puestos y los centros de salud no tienen psicólogos suficientes para hacerlo. Entonces al final muy pocas víctimas, realmente muy pocas víctimas, te podría decir yo sin atreverme a mentirte, no porque tenga los números exactos, sino con proyecciones, que probablemente ni siquiera el 5% de las víctimas pasan por procesos terapéuticos adecuados para resignificar el daño y que se le pueda ofrecer un proceso terapéutico adecuadamente. 

Narradora: Si la familia llega a denunciar, la Fiscalía abre un caso y el Organismo Judicial lo conoce, en ese proceso también debe haber acompañamiento psicosocial. Esto muchas veces no se cumple. Tampoco sucede con los protocolos especializados para atender a las víctimas menores de edad. Te cuento más sobre estas carencias después de la pausa. 

***

Estás escuchando el podcast de «¿Y si lo hablamos?» , un especial de Otras Miradas en el que tratamos de poner rostros y números al abuso sexual en Centroamérica y en España.

En el que preguntamos a sus gobiernos cómo responden ante este problema. En el que queremos señalar y romper los silencios que esconden un problema de todas y todos.

Explora los demás contenidos de «¿Y si lo hablamos?» en la web de Otras Miradas y en las de los medios aliados: Divergentes, en Nicaragua; Ocote, en Guatemala; Público, en España; y Semanario Universidad, en Costa Rica.

***

Narradora: En el hospital regional de Quetzaltenango, un departamento de Guatemala, a unos 200 kilómetros de la capital del país, Jimena, una niña de seis años, está ingresada. Ana, su mamá, la acompaña. 

Los médicos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses que revisaron a Jimena le traen malas noticias. Las pruebas son contundentes y no queda una sola duda de lo que había sucedido a la niña. 

Su hija fue víctima de abuso sexual. El agresor fue su abuelo paterno. 

A Ana le costó recomponerse después de escuchar el diagnóstico. Pero cuando lo hizo, no dudó. Fue al Ministerio Público a presentar una denuncia en contra de su suegro.

Pero el proceso no avanzó tan rápido como le hubiera gustado. 

Jimena quedó en shock y con secuelas físicas y emocionales. 

Se convirtió en una niña con dificultades para socializar. Las instituciones públicas no la apoyaron lo suficiente. No recibió terapia psicológica gratuita, así que Ana optó por un servicio privado. Solo quería que su hija comenzara a sanar lo que había vivido. 

El padre de Jimena nunca les creyó. Llegó a decir que todo había sido un plan para dañar a su abuelo. A pesar de las pruebas físicas y psicológicas, el juzgado no condenó al agresor. 

Hoy Jimena tiene 10 años y desde hace tres está lejos de su abuelo y de su padre. 

Muchos gobiernos centroamericanos dejan a su suerte a gran parte de las víctimas de violencia sexual, como le sucedió a Jimena.

Eso hace que se mantenga una cadena de vulneraciones a sus derechos que en algunos casos se vuelve insostenible. Así sucedió con la niña de la que te hablé al inicio de este podcast y así sucede con otras miles de niñas que se convierten en madres.

En 2023, en Guatemala, el Observatorio de Salud Reproductiva registró casi 2,300 niñas madres de menos de 14 años y más de 60 mil entre 15 y 19 años. 

Estas cifras, alarmantes, se registran a pesar de que en Guatemala hay una Política Pública contra la Violencia Sexual que se propuso reducir los embarazos en niñas. Algo que no sucedió. En los últimos años, lejos de disminuir, estos embarazos aumentaron.

Carolina Escobar Sarti es escritora, investigadora y directora de La Alianza, una organización de abrigo para niñas y adolescentes víctimas de violencia. Nos cuenta que en Guatemala y en otros países de la región hay resistencia para hablar sobre educación sexual y derechos reproductivos. Y temas como el acceso al aborto sólo se mencionan para alarmar a las personas en momentos clave, como las elecciones.

Según Carolina, los gobiernos dejan mucho que desear. Por una parte, en  la prevención. 

Carolina Escobar Sarti: Cuando tenemos números tan altos y falta de servicios de acceso a oportunidades, educación y vemos que no hay respuesta podemos saber que la prevención no está siendo trabajada. Yo no veo ninguna campaña, pero más allá de una campaña no veo que haya información del estado continua y alrededor de la violencia sexual. 

Narradora: Para Carolina, también hay carencias en la protección.

Carolina Escobar Sarti: Los servicios que deberían de estar muy cerca de quienes han sido víctimas de violencia sexual, ni son especializados, ni tienen recursos humanos especializado ni metodologías especializadas ni hay hojas ni protocolos de rutas, aunque tengamos políticas para víctimas de violencia sexual y trata que han sido actualizadas. La verdad es que no hay un no hay una debida atención ni servicios a víctimas de violencia sexual y menos cuando son niños y niñas. 

Narradora: Y esta falta de protección se muestra también en los pocos procesos penales que se abren. Xania Fernández, vocera del Poder Judicial en Costa Rica, recuerda que la atención, desde la denuncia, debe ser muy cuidadosa para no revictimizar. 

Xania Fernández: Definitivamente nosotros hemos llegado a la conclusión de que es un elemento indispensable para asegurarse de alguna forma sostener a las víctimas, en el proceso. Que su participación sea muchísimo más acompañada porque realmente como le digo sigue siendo muy intimidante el acercamiento de una persona cualquiera, pero obviamente una persona menor de edad mucho más, a un sistema judicial. Y requerimos otro tipo de apoyos y no solamente los apoyos que puede ofrecer el Poder Judicial

Narradora: Llevar este tema y esta atención especializada a todas las instituciones públicas. Cristina San Juan, la especialista de Save The Children que escuchaste al inicio del episodio, considera que los esfuerzos también deben de concentrarse ahí, en el abordaje distintivo para los niños y niñas víctimas. 

Cristina San Juan: Incluso cuando ya hemos llegado tarde tenemos que proteger a la infancia, pero antes de proceso porque estamos a tiempo, una forma de proteger la infancia ante el proceso judicial y evitar esa victimización secundaria es ese acompañamiento por parte de profesionales especializadas, esa grabación de la prueba preconstituida para evitar que tengan que declarar en juicio. Y que puedan ser atendidos de forma integral, porque es parte de sus derechos. 

Narradora: Pero, recuerda Tatiana Mejía del Patronato Nacional de la Infancia en Costa Rica, estas decisiones son políticas y deben venir desde el Estado. 

Tatiana Mejía: Tiene que ver mucho con las decisiones políticas y las decisiones políticas en cuanto a qué le damos prioridad como país de atender. Entonces, le damos prioridad a la economía, le damos prioridad a lo social, le damos prioridad al al desarrollo humano, entonces eso implica también el recurso y el presupuesto para que nos permitan a las instituciones del Estado funcional realmente dando la cobertura en todos los aspectos que requiere el abordaje de este tipo.

Narradora: Lo mencionaba Carolina Escobar hace unos minutos. La prevención es clave. Cristina San Juan la secunda. 

Cristina San Juan: La educación afectivo-sexual es muy importante que sepan distinguir las relaciones sanas de las que no lo son para que, si sucede una situación de riesgo, un acercamiento extraño, una solicitud de un encuentro sexual o de una de cualquier acto de índole sexual puedan pedir ayuda porque saben porque les han enseñado que eso no debe pasar, no y por eso es tan importante que seas en edades tempranas. 

Narradora: Sin embargo ,en países como Guatemala también se debe desaprender y desnaturalizar ciertas conductas. Helena Ruiz Bejerano, directora general del Observatorio de los derechos de la niñez nos cuenta que la normalización de ciertas violencias no permite reconocer conductas peligrosas y violentas dentro del entorno en que se desenvuelven los niños y niñas. 

Helena Ruiz: Guatemala somos un país con un índice de violencia sumamente alto y la violencia sexual ha sido una normalización ancestral. Se podría decir prácticamente ha venido haciendo una condicionante de ser las mujeres y te digo ancestral porque a veces lo han normalizado de cierta forma que de hecho también se ha protegido al violador, verdad, dentro de las comunidades porque no se le da la credibilidad a la niña o la adolescente romper paradigmas, romper creencias o situaciones que decimos que en Guatemala realmente nos han pasado factura desde el conflicto armado interno.

Narradora: Para Helena, un abordaje estatal debe acompañarse de una formación y prevención que también se entienda en las casas de los niños y las niñas. Porque los agresores, en su mayoría, recordemos, se encuentran dentro de estos espacios que deberían ser seguros. Si se continúa normalizando conductas machistas por ejemplo, será más difícil identificar posibles abusos. 

Los abusos sexuales hacia niños y niñas son un problema complejo, que, como te contamos, evidencia el abandono de los Estados y las sociedades. Pero todas las personas con las que hablamos coinciden en algo: es importante poner el tema sobre la mesa y romper los silencios. 

Sólo hay un modo de entender la magnitud del problema y de que, realmente, nos concierne a todas y todos. Las soluciones contra el silencio empiezan por hablar. ¿Y si lo hablamos?

***

Créditos finales: El guión de este podcast lo hice yo, María Olga Domínguez Ogaldes, a partir de entrevistas realizadas por María José Longo Bautista, en Guatemala; Patricia Simón, en España; y Álvaro Murillo, en Costa Rica. La edición es de Carmen Quintela y Javier Sancho Mas. 

La música original es de Isaac Hernández, quien también realizó el montaje y la producción sonora y musical con el apoyo de José Manuel Lemus. La ilustración es de Otras Miradas. 

«¿Y si lo hablamos?» es un especial periodístico coordinado por Otras Miradas, con el trabajo de los medios Divergentes, en Nicaragua; Ocote, en Guatemala, Público, en España y Semanario Universidad, en Costa Rica.

TE PUEDE INTERESAR

Subir
La realidad
de maneras diversas,
directo a tu buzón.

 

La realidad
de maneras diversas,
directo a tu buzón.