¿Y el liderazgo cambió!
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De cómo los 48 cantones, las alcaldías indígenas y las organizaciones de pueblos originarios marcaron un hito en los movimientos sociales guatemaltecos. Un ensayo del sociólogo y periodista Gustavo Berganza.


Las manifestaciones y bloqueos de octubre de 2023, que han afectado profundamente al país, rompieron con la lógica mestiza-urbanocéntrica  que orientó otros eventos similares, al trasladarse el eje articulador a organizaciones ancestrales y asociaciones de pueblos originarios, fundamentalmente de los departamentos.

Las movilizaciones se dieron en dos líneas diferentes. La de los 48 Cantones de Totonicapán, las alcaldías indígenas y asociaciones de pueblos originarios, cuya finalidad es de mayor aliento: la defensa de la democracia como sistema y la intención de hacerla funcional, inclusiva y sensible a las necesidades de la población.

La segunda línea de movilizaciones fue la de los grupos urbanos que se les sumaron, en defensa de la democracia electoral, los resultados de los comicios del 25 de junio y del 20 de mayo y en contra del golpe denunciado por Bernardo Arévalo. Ambas convergieron en un objetivo común: solicitar la renuncia de la fiscal general Consuelo Porras, del jefe de la fiscalía especial contra la impunidad (FECI) Rafael Curruchiche, de su ex auxiliar Cinthia Monterroso y del juez 7º Penal Freddi Orellana, a quienes se ve como enemigos de la democracia.

En estas movilizaciones hay características que no se daban en protestas recientes. En primer lugar, el desplazamiento de las convocatorias de organizaciones urbanas, tradicionalmente sindicatos, asociaciones estudiantiles, grupos de defensa de derechos humanos, a una entidad de los departamentos, los 48 Cantones, a la que se reconoció como la líder de las protestas.

Y luego, que esta organización no solo haya mostrado una gran capacidad de movilizar a sus integrantes sino además mostrar un gran poder de convocatoria con otras entidades que también agrupan a comunidades de los pueblos originarios. Varias de estas organizaciones, como alcaldías indígenas de Sololá, Palín Chuarrancho y otras, también son de origen ancestral. Al grupo se sumaron otras formas asociativas como organizaciones de defensa de derechos específicos o reagrupaciones de formas entidades que son de pueblos originarios pero con modalidades contemporáneas, como el Parlamento Xinka, de origen más reciente.

Los 48 cantones y sus socios en esta protesta formaron grupos que bloquearon decenas de puntos en las carreteras del país. Gracias a la capacidad que tuvieron de traer a la capital a sus integrantes, se erigieron en el grupo generador que dirigió la protesta frente al Ministerio Público, en el barrio de Gerona, zona 1 de la ciudad de Guatemala.

La segunda característica de las protestas de octubre 2023 es que la movilización de los 48 cantones y sus alcaldías indígenas y asociaciones ancestrales aliadas constituyen el núcleo al cual se adhirieron grupos de ciudadanos urbanos, mestizos, tanto en la capital como en otras ciudades de los departamentos. Por primera vez en la historia reciente de manifestaciones de protesta pluriclasistas y multiétnicas, el catalizador fueron los pueblos originarios.

Una tercera característica es la frecuencia de ocurrencia. El único antecedente relevante de movilizaciones de protesta  que se prolongaron durante varios días fueron las llamadas Jornadas de Marzo y Abril de 1962, convocadas por el Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado (FUEGO) de alumnos de nivel medio al que luego se suma la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU).

Estas manifestaciones se dieron en la capital, en contra del régimen presidido por el general Miguel Ydígoras Fuentes, y entre sus causas se menciona el fraude perpetrado en las elecciones legislativas de 1962 y la corrupción del régimen. No obstante, estas protestas no se dieron en días consecutivos y fueron predominantemente capitalinas y mestizas.

Las protestas que desembocaron en la renuncia de Otto Pérez Molina se dieron a lo largo de varios meses, desde mayo hasta septiembre de 2015, con frecuencia semanal y localización urbana, con una mayor participación de población mestiza.

En términos de lo que en sociología se considera como movimientos sociales, las protestas de 2015 y las de 2023, en su aspecto urbano-mestizo- pueden ser consideradas como tales porque fueron asociaciones informales, no organizadas, temporales, que se unificaron bajo demandas comunes. No obstante, las de 2023 tuvieron dos niveles: es espontáneo urbano, con carácter de movimiento social clásico, y el de las movilizaciones de los pueblos originarios, que respondieron a organizaciones permanentes y estructuradas.

 

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La convergencia de intereses sobre la defensa de la democracia electoral y la petición de renuncia de quienes atentan contra esta no derivó en las movilizaciones que se viven en octubre de 2023, en unidad organizativa. Las organizaciones de los pueblos originarios siguieron su propia lógica estratégica, distinta de la espontaneidad y formas de expresión utilizadas por las protestas mestizas urbanas, que adquirieron un carácter más lúdico -bailes, juegos de fútbol, práctica de yoga- que matizó su carácter político.

La lógica estratégica de las protestas de organizaciones ancestrales los llevó a pelear para que su carácter y finalidad político -defensa de la democracia- no fuese contaminado con matices partidistas. Eso los llevó a pedirle al presidente electo abstenerse de hacerse presente en Gerona. En todo momento, han insistido en que su protesta es autónoma del partido Semilla y del presidente electo Bernardo Arévalo.

Finalmente, vemos que la lógica estratégica seguida por los 48 cantones, alcaldías indígenas y asociaciones de pueblos originarios aliados, tuvo el efecto de diferenciarlos, aunque estuviesen acuerpados por individuos y entidades mestizas-urbanas, y los llevó a ser reconocidos como el legítimo interlocutor del Gobierno en esta crisis.

En suma, lo que estas protestas de octubre 2023 han logrado es el reconocimiento de los 48 cantones , de las alcaldías indígenas y de asociaciones de pueblos originarios como organizaciones no solamente políticamente representativas, legítimas como interlocutores de los pueblos originarios. Además, su disciplina y sus sólidas estructuras organizativas las han erigido también como líderes de movilizaciones que convocan a mestizos urbanos de todos los estratos sociales. Esto es un hito que marca un antes y un después en la historia de los movimientos sociales en Guatemala.

Nota del autor: 1) Para quienes deseen conocer más sobre los orígenes y funcionamiento de los 48 cantones les sugiero consultar este artículo del antropólogo k’iché Carlos Fredy Ochoa García,  The K’iché Maya Written Traditiona and the Cultural Heritage of Totonicapan, Guatemala. El artículo fue publicado en el Nordic Journal of Human Rights, DOI, el 28 de marzo de 2023. https://doi.org/10.1080/18918131.2023.2184545 

Gustavo Berganza. (Cortesía)Gustavo Berganza es sociólogo y periodista guatemalteco. Ha trabajado en diversos medios de comunicación y ha sido catedrático en universidades locales y en el extranjero. Como director de DOSES integra actualmente, junto a otras seis organizaciones de la sociedad civil, la Misión de Observación Electoral de Guatemala, MOE-GT.

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