Monteforte Toledo, un recorrido por el premio
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Sin lugar a dudas el Premio Centroamericano Mario Monteforte Toledo, es uno de los certámenes de más prestigio en la región. Algunos de los ganadores se consagraron con una primera obra y otros, se han consolidado como los más leídos y publicados más allá del istmo. En este texto hacemos un recorrido por las personas ganadoras del premio y la relevancia para ellos y para la literatura de la región.


Mario Monteforte Toledo no solamente dejó un robusto legado de obras, entre novelas, cuentos, ensayos y teatro; sino, un fondo para otorgar un premio para autores que escribieran por vez primera una novela. Monteforte es uno de los autores guatemaltecos más leídos, dentro y fuera del país, su influencia cultural en la región es notable no solo como escritor sino como sociólogo y un destacado político. Obras como Anaité, Donde acaban los caminos, Llegaron del mar, El santo de fuego, entre otras han sido editadas, puestas en escena o llevadas a la pantalla grande. En 1993, le fue concedido el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias”, el premio más importante de Guatemala que incluye una dotación económica con la que el escritor creó el fondo para un concurso que reconociera una primera novela.

Así fue como surgió el Premio Monteforte Toledo entre 1994. y 1995, y que a lo largo de los años se ha extendido también al cuento, género que el autor también publicó. Hoy día se conoce como el Premio Centroamericano Mario Monteforte Toledo y gestionado y convocado por la fundación que lleva su nombre y por la Fundación Paiz para la Educación y la Cultura.

Y los ganadores son:

La primera novela en recibir el premio fue Se acabó la fiesta, de Raúl de la Horra (1995). En esta misma década de los noventa, ganan este premio Las murallas (1997) de Adolfo Méndez Vides; Sara sonríe de último (1998), de Víctor Muñoz y El último silencio (1999) de Ronald Flores, los tres guatemaltecos.  En esta última se presenta el conflicto entre dos hombres que convergen a través del espacio psicológico y la guerra.

Para la primera década del siglo XXI, las novelas siguieron llegando al concurso. La siguiente ganadora fue Matusalén, el heterodoxo (2000), de Fernando González Davison;  Lengua de pájaros (2001), Haroldo Sánchez, ambos guatemaltecos.

La primera mujer en ganar el Premio fue Jacinta Escudos, quien a la vez fue la primera salvadoreña. Su novela El año de la Cayetana ganó en el 2002. Al respecto de la novela de González Dávison, Lucrecia Méndez de Penedo, Noé Jitrik y el propio Mario Monteforte, miembros del jurado, expresaron que “Aun por su forma, el libro acredita un alto oficio y significa para la narrativa de Guatemala una nueva opción y un enriquecimiento de su ya reconocida diversidad”. El siguiente año ganó la novela Por el lado oscuro (2003), de Oswaldo Salazar de León.

La primera guatemalteca en obtener el galardón fue Carol Zardetto con la novela Con pasión absoluta (2004), una obra que a través de estrategias experimentales, recorre determinantes momentos históricos de Guatemala.

En conversación con la autora, expresó que su novela tuvo mucha recepción en diferentes medios, como la prensa, la academia. Algunos estudiantes han realizado tesis de grado y postgrado sobre Con pasión absoluta. También ha sido invitada a varios países de Europa y Estados Unidos para que ofrezca charlas al respecto.

“Tuvo muy buena aceptación del público. Se ha reimpreso varias veces y a pesar que han pasado 20 años de su publicación, se sigue leyendo”. Sin lugar a dudas, esta novela se ha consolidado como una de las leídas, escrita por una mujer centroamericana.

Diccionario esotérico (2005) de Maurice Echeverría continúo formando parte de la lista. En el 2006, Rogelio Salazar obtuvo el galardón con Legajo anudado.

Breve, dos veces bueno

Julio Cortázar decía que un cuento es como una pelea de box que se gana por nocaut. Así, los nuevos ganadores de la versión breve del combate iniciaron con el cuento  “Canillas de leche” (2007) de Luis Cordón; seguido por Jorge Ávalos, con “El secreto del ángel” (2011); a él le siguió el guatemalteco Hanzel Espinoza ( 2013) con “Copenhague”. La primera escritora guatemalteca en ganar la modalidad cuento fue Valeria Cerezo, con “La raíz” (2015), quien, entrevistada para este texto, expresó con mucha satisfacción que haber obtenido el Premio fue “mi validación como escritora”.

Al canon

Otros centroamericanos que ganaron por vez primera, fuera de Guatemala, es el salvadoreño Mauricio Orellana Suárez, con su novela Así nacidos (Heterocity) (2010), el costarricense Carlos Cortés, con El corazón de la noche (2012) y el primer escritor hondureño, José Raúl López Lemus, con la obra La sombra en el tintero (2014).

Carlos Cortés, uno de los autores más premiados de la literatura centroamericana, comentó sobre su obra -publicada por la editorial Alfaguara con el título de Larga noche hacia mi madre (2013)-: “Quizá haya sido la novela que ha tenido mayor repercusión en mi obra, junto con la novela negra Cruz de olvido (1999)”.

También el premio atestiguó una suerte de relevo generacional cuando en 2009 el guatemalteco Arnoldo Gálvez Suárez gana el premio de novela con su libro Los Jueces , que está siendo adaptada al cine por el cineasta César Díaz. 

La última, hasta ahora

La última novela en recibir el premio lleva el título de Horca (2021) del escritor  y fotógrafo costarricense Guillermo Barquero. Nacido en 1979, este destacado narrador expresó al respecto de lo que el Premio ha significado para su vida de escritor:

“Y a pesar de que ningún premio te va a hacer mejor escritor ni te va despejar el arduo camino del trabajo de la ficción, sí te da el impulso anímico, la fuerza de la ilusión y la puerta abierta de una alegría por un reconocimiento nacido en primera instancia de la absoluta soledad que exige la creación, convertida luego en compañía y fiesta. Ha sido un acontecimiento importante en mi vida, sin duda”.

Este año, el premio ha sido convocado en el género de cuento. La participación superó los 600 relatos, por lo que la expectativa sobre quién obtendrá el premio y cuál será la obra ganadora, hacen que este premio sea uno de los sucesos más esperados de la literatura del área.

Los certámenes en la región

Centroamérica ha sido una región en la que los premios de narrativa han sido intermitentes entre grandes premios de prestigio y premios locales de estímulo más bien comunitario. Referencias al pasado podrían señalar algunos certámentes ya desaparecidos como el premio de la Editorial Nueva Nicaragua en la década de los años 80. Además, el Premio Guatemalteco de novela de la Tabacalera Nacional, o el Premio Centroamericano de novela, promovido por CSUCA en El Salvador, y el Premio Centroamericano de Novela Froylán Turcios en Honduras.

Algunos continúan activos, como el premio Centroamericano Rogelio Sinán en Panamá,  el Premio Carátula de Cuento Centroamericano. Estas referencias recuerdan que, en general, hay poca infraestructura de premios apoyando regionalmente desde instituciones sólidas y con convocatorias duraderas; aún así, la región no ha dejado de producir obras que han ganado, con justicia, el más grande reconocimiento de la escritura: una persona leyendo al otro lado de la página.

Una breve muestra

En este Audiobuki podrás escuchar un fragmento de Memorias de la Cayetana de Jacinta Escudos, la primera escritora ganadora del premio en 2002. Acá puedes leer un fragmento de Horca la novela de Guillermo Barquero, ganadora en 2021. También el prólogo escrito por el cineasta César Díaz a la nueva edición de Los Jueces, de Arnoldo Gálvez, ganadora del premio en 2006.


“Este contenido, producido, editado y publicado por Ocote contó con el apoyo financiero de Fundación Paiz para las Educación y la Cultura, como parte del modelo de patrocinios del plan de sostenibilidad del medio; en que se garantiza la independencia del medio.


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