A partir de la aplicación de vacunas de adenovirus, aprobadas para contrarrestar la enfermedad COVID-19 en 2020, algunos laboratorios e institutos de investigación están utilizando su tecnología para estudiar la producción de vacunas contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Aunque no hay fechas de lanzamiento, algunas ya se encuentran en fase de estudio.

Desde el comienzo de la epidemia de VIH en la década de 1970 hasta 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 37.7 millones de personas viven con el virus o la enfermedad que ocasiona: sida. Se estima que, desde entonces, 680 mil personas han fallecido por enfermedades relacionadas al VIH.

Carlos Eduardo Pérez, médico infectólogo de la Universidad Nacional de Colombia, explicó a France24 en enero de 2022 que el estudio de una vacuna contra el VIH ha implicado años de trabajo por el alto nivel de reproducción que tiene en las células. En la entrevista con este medio, aclaró que la diferencia entre el virus SARS-CoV-2, que produce la COVID-19, y el VIH, que produce el sida, es que el segundo muta y genera variantes mucho más rápido.

La investigación de Moderna es financiada por la Iniciativa Internacional de Vacunas contra el Sida (IAVI, por su nombre en inglés), los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos y la Fundación Bill y Melinda Gates.

Un grupo de científicos de Moderna y de otros laboratorios de Estados Unidos y Canadá realizaron un estudio de la vacuna en un grupo de ratones de laboratorio y un grupo de monos de origen indio. Los resultados, publicados en diciembre de 2021 en la revista científica Nature, demostraron que el biológico había generado respuesta inmune y mostró una eficacia protectora.

Después de verificar esto, se inició la primera fase de investigación en humanos, en enero de 2022. El proceso consiste, según informó el NIH, en administrar tres dosis de la vacuna a un grupo de 108 adultos seronegativos (sin contacto con el VIH/sida), de entre 18 y 55 años.

Las dosis serán administradas con un intervalo de dos meses entre la primera y la segunda, y de seis meses entre la segunda y la tercera El objetivo es monitorear la respuesta inmunitaria a través de la recopilación de muestras de sangre y muestras de tejidos de los ganglios linfáticos.

El 14 de marzo de 2022, Moderna anunció que la primera persona voluntaria había recibido una dosis de la vacuna. Según explica el NIH en su comunicado, todas las personas voluntarias de esta fase son residentes de Estados Unidos, de las ciudades de Birmingham, Boston, Los Angeles, Nueva York, Filadelfia, Pittsburgh, Rochester y Seattle. Moderna espera que la fase de ensayos clínicos concluya en julio de 2023.

Estudios previos

La  vacuna de Moderna no es el primer intento que se hace desde la detección del VIH en 1984. El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades (NIAID, por sus siglas en inglés) documenta que en 2004, dos vacunas candidatas contra el VIH que se estudiaban desde 1998, a cargo de la compañía biofarmacéutica VaxGen, fueron descartadas en ensayos clínicos de fase 3, porque no lograron conferir protección contra el virus.

Otra vacuna candidata, de NIAID, detuvo sus estudios clínicos en 2007 por problemas de seguridad. Y la candidata con mayor potencial, que inició estudios en 2003 con apoyo de los Gobiernos de Tailandia y Estados Unidos, detuvo estudios en 2013 por falta de eficacia.

“Las variantes del VIH son incontables, porque este virus al entrar en contacto con una célula le dicta la reproducción de nuevas estructuras del virus. Por eso el estudio de vacunas contra VIH es mucho más complejo”, explica el médico José Carlos Quiñonez, gerente regional de alianzas estratégicas de Asociación Pasmo, una organización que trabaja en la prevención de este virus en Centroamérica.

Las vacunas de adenovirus o ARN mensajero, como las vacunas Moderna y Pfizer contra la COVID-19, enseñan a las células a fabricar una proteína, presente en la superficie del virus, para desencadenar una respuesta inmunitaria en el organismo. A diferencia de estas, las vacunas de vectores virales como la Janssen, AstraZeneca o la Sputnik V, utilizan una versión modificada de otro virus para causar la misma reacción inmunitaria.

Carlos Eduardo Pérez explicó a France24 que las vacunas de adenovirus podrían ayudar a las células a generar defensas y evitar así que las células dejen ingresar al virus del VIH. “La inmunidad generada por células neutralizaría al VIH”, declaró.

Monica Gandhi, directora del Centro de Investigación del Sida de la Universidad de California en San Francisco, Estados Unidos, comentó a la revista SciDev.Net que la patente de la vacuna de ARN mensajero contra COVID-19, en la que se basan las investigaciones de una vacuna contra VIH, no es de acceso público.

Por eso, no puede servir como base para que otros laboratorios desarrollen vacunas. La compañía de biotecnología “no ha demostrado ser generosa”, dijo Gandhi. Otros desarrolladores de vacunas como Pfizer y AstraZeneca tampoco han liberado sus patentes.

Avances y prevención

Hasta que se apruebe la vacuna contra el VIH, hay dos maneras de prevenir el virus. El método de prevención más barato y accesible es el condón. En el sistema de salud pública en Guatemala tiene la obligación de proveer estos preservativos a la población.

La segunda es a través de medicación.  Organizaciones como Asociación Pasmo o el Colectivo Amigos contra el Sida (CAS) ofrecen medicamentos de forma gratuita como la profilaxis de preexposición (PrEP), que pueden tomar personas en riesgo de infección como personas que practiquen sexo sin protección con una persona con VIH detectable, trabajadores y trabajadoras sexuales o personal de salud.

Juntar fuego:

• Si quieres prevenir o recibir atención médica gratuita puedes pedir cita en CAS aquí; y si quieres hacer donaciones, aquí.
• El Hospicio San José da refugio y atiende a niños y niñas con sida y brinda atención médica externa. Puedes acudir o hacer tus donativos aquí.