#CADF2020
Velásquez Nimatuj: “Los pueblos indígenas están dando una pelea brutal, una pelea ejemplar”
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Irma Alicia Velásquez Nimatuj es una antropóloga maya-k’iche’ y una de las voces de referencia entre los académicos. En esta entrevista, realizada en el marco del Foro Centroamericano de Donantes 2020, habla sobre los desafíos que enfrentan los pueblos indígenas en Guatemala, sobre la defensa de los territorios, el racismo y las batallas ganadas de las que poco se habla.


El 3 de septiembre, Velásquez Nimatuj  participó en “Tenaces, conversaciones con Radio Ocote”, un espacio de entrevistas en vivo  que organizó Radio Ocote, el podcast de Agencia Ocote, en el Foro Centroamericano de Donantes 2020  (CADF).

La también periodista y escritora nos habló desde California, en Estados Unidos, donde vive ahora, pues es profesora visitante en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Stanford. Velásquez Nimatuj es licenciada en comunicación por la Universidad de San Carlos y tiene un doctorado en antropología por la Universidad de Austin. Es autora de La pequeña burguesía indígena comercial de Guatemala, Pueblos indígenas, Estado y lucha por tierra en Guatemala, Estrategias de sobrevivencia y negociación ante la desigualdad globalizada, entre otros, y del libro de poesía  Lunas y calendarios.

¿Cuáles son las luchas actuales de los pueblos indígenas?

Las luchas de los pueblos indígenas son históricas. No tienen relación únicamente con los contextos políticos, económicos o sociales que surgen en un momento. Aunque en un momento convergen. Una de las fundamentales es la lucha por mantener los territorios, los espacios en los que los pueblos indígenas viven, se desarrollan, producen para el autoconsumo y la medicina. Son espacios cada vez más atacados. Son sus medios de vida constituidos por una serie de elementos indispensables para mantener ese equilibrio. Cuando ese equilibrio se quiebra hay severas crisis dentro de los pueblos indígenas. Estos territorios pueden ser acuáticos, terrestres o mixtos. Y también una combinación con población que vive en áreas urbanas.

¿Define la lucha por los territorios como la más importante?

Otra de las principales luchas es la del reconocimiento, pero no simplemente un reconocimiento en papel, sino uno que implique medidas políticas que desde los Estados se traduzcan en un respeto profundo hacia la diversidad étnica y el acceso a la salud y a una educación bilingüe. No una educación para pobres como hoy en día, sino una educación construida desde las propias comunidades, no con imposiciones. Otra es la lucha contra el racismo. Las relaciones étnicas en los países donde hay poblaciones indígenas son muy desiguales. Son relaciones donde el poder está concentrado en pequeños sectores, en pequeñas elites. Algo que implica que el racismo sea más profundo, más viral. Golpeando permanentemente a las poblaciones indígenas, desde los que no han nacido hasta los más ancianos. Hay otra lucha, la de las mujeres indígenas que están organizadas en diferentes niveles. Cuando se piensa que se llega a las comunidades a organizarlas, estamos usando un enfoque problemático porque las comunidades ya están organizadas, las mujeres también están organizadas.

¿Cómo describe esta organización? 

En todos los niveles de organización las mujeres demandan derechos a lo interno de sus comunidades, de sus familias, de sus espacios. Pero también están demandando derechos frente a los Estados, frente aquellos espacios que tienen poder, frente a un feminismo que es hegemónico que no toma en cuenta la diversidad de las mujeres indígenas. Otra actual es la lucha contra la pandemia.

Si vemos las cifras oficiales, nos daremos cuenta de que la mayor cantidad de liderazgos que han fallecido en este momento son hombres. Esto tendremos que analizarlo dentro de los pueblos indígenas, del por qué los liderazgos de hombres han sido los más afectados por la pandemia y los que más han fallecido. Hemos perdido líderes indígenas, especialmente en Brasil y en Perú; muy valiosos defensores de la amazonía, defensores de los derechos de pueblos indígenas, que se han ido.

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Sin embargo, las mujeres han sido capaces de enfrentar la pandemia de otra manera y tendremos que analizarla. La pandemia está golpeando fuertemente a los pueblos indígenas. Pero esta no es la primera pandemia que enfrentan los pueblos indígenas. Esta es una en la larga historia de la vida y lucha de los pueblos indígenas. Quizá por eso ha habido otras formas de enfrentarla. La primera pandemia que está registrada para los pueblos indígenas, desde la perspectiva de que fue brutal, es la que se da con la llegada de los españoles, con las enfermedades que ellos trajeron desapareció el 90 por ciento de los pueblos indígenas. Los que quedaron, que fueron pocos, fueron los encargados de continuar. Los que estamos vivos somos los herederos. Es una forma de ver esa resilencia.

Menciona que los pueblos indígenas en Guatemala son atacados ¿De qué manera ocurre esto y de dónde vienen los ataques?

Guatemala tiene características que no tienen todos los países. Guatemala y Bolivia comparten que la mayoría de la población indígena está en sus territorios. En Guatemala los censos indican que la población se ha mantenido entre un 45 por ciento a un 46 por ciento, pero cuando vamos a las comunidades, la mayoría de la población es indígena. Nos damos cuenta de que los censos provocan un etnocidio y que no son capaces, con su metodología, de recoger la diversidad real que existe en estos países.

Este ya es un problema fundamental, ya que al no tener datos exactos, creemos que las poblaciones indígenas son menores.  Esto implica que todas las políticas públicas los subsumirán y no los tomarán en cuenta. Otro problema que tenemos es que son perseguidos por los recursos que poseen sus territorios. Y en el caso de Guatemala los territorios son cada vez más pequeños. No es el caso de Bolivia. Los espacios territoriales están siendo más pequeños por la presión de las empresas transnacionales, por la inversión para extraer los recursos. Los ataques vienen de quienes controlan el país y la economía, que siguen siendo una pequeña élite, que siguen siendo monopolios. Los monopolios son penalizados en otros espacios, cuestionados en otros países, pero no en el nuestro. Entonces las pequeñas y medianas empresas, las empresas familiares que surgen desde los pueblos indígenas, no pueden competir. No tienen espacios. No existen reglas claras para la economía de los pueblos indígenas.  Es un acecho constante, diario, permanente. 

¿Qué tipo de acecho?

El acecho se hace más fuerte, irónicamente, a partir de que se firma la paz en diciembre de 1996. En el siguiente año hubo cambios en la legislación. Por ejemplo, el cinco por ciento de las regalías de la minería, que debía dejarse, bajó a un 3 por ciento. Si ya era bajo el cinco por ciento, el tres por ciento significa casi nada. En otras palabras, los recursos que poseen los territorios indígenas, se están casi regalando. Este es otro aspecto fundamental que causa enfrentamientos. Y luego viene el olvido del Estado después de robarle los medios de vida. Los pueblos no son pobres porque quieren ser pobres. Los empobrecen las políticas, los empobrecen los Estados, los empobrecen quienes están dirigiendo estos espacios de poder a nivel nacional.

Eso provoca que los niveles de pobreza aumenten. Es impresionante y no debería ser permitido por ningún gobierno, por ningún espacio a nivel mundial. En Guatemala de diez niños indígenas, siete tienen problemas de desnutrición. Esto debería ser un factor que implique que las políticas cambien de enfoque. Otro problema es la división que se provoca, la conflictividad social que se lleva a los territorios hace que los pueblos indígenas tengan diferencias en lo interno, algo que luego se usa para quienes desean extraer beneficios de los territorios.  Esto por mencionar algo. Hay otros problemas como la falta de representatividad.

¿A qué se refiere con falta de representatividad?

Estamos hablando de que hay ocho millones de hombres y mujeres indígenas, como mínimo, pero son más. Esta población no está representada en el Estado. Por ejemplo, en el Congreso hay 160 diputados, pero solo tienen tres diputadas indígenas, y de esas, son dos las que están luchando fuertemente por alzar la voz y levantar los temas y necesidades de los pueblos indígenas. Esto es impresionante. No es un Estado que represente a los pueblos. No es un Estado, una democracia, si lo tomamos en el sentido literal, como lo aprendemos en la escuela, en la universidad. No es una democracia porque no existe esa representatividad política en estos espacios. Son tres mujeres indígenas y dos de ellas están haciendo un trabajo fuerte. Es poco. Si vamos al Ejecutivo, es lo mismo, ¿cuántas ministras indígenas tenemos?  No hay ni una, tampoco viceministras.  Y si vamos al sistema de justicia, encontramos casi lo mismo. Es mucho más difícil todavía. Este es otro de los problemas con los que se enfrentan los pueblos indígenas en Guatemala.

¿Cuál es la vía para que representantes de pueblos indígenas lleguen a ocupar posiciones dentro del Congreso? ¿Que se necesita?

Aquí el elemento fundamental es que los partidos políticos son propiedad privada. Eso es clave. Los partidos políticos son propiedad privada de una, dos, tres familias o del crimen organizado. Esto lo tenemos muy claro. Está bastante analizado por el periodismo en Guatemala y también por investigaciones externas. Frente a estos espacios es difícil que los pueblos indígenas puedan competir. Las campañas requieren de financiamiento.

Quien compra las redes sociales, la televisión, la radio; eso define quien gana y quien pierde en Guatemala. Por lo tanto, para los pueblos indígenas será imposible si no pueden hacer estas inversiones millonarias. Eso ya es una limitante.

Otro elemento clave es la manera en que usan a dos o tres indígenas desde estos partidos políticos utilizando la multiculturalidad e interculturalidad. Quieren el traje, el idioma, el lugar de origen. Pero no los quieren pensantes. Las mujeres y hombres indígenas pensantes no son colocados en estos espacios. Yo creo que la excepción en Guatemala ha sido el MLP -Movimiento para la Liberación de los Pueblos-.

Pudimos ver el año pasado que son poblaciones conscientes, desde los niños hasta los ancianos, que se formaron en tan poco tiempo. Tienen bases sólidas.  Y llevaron una diputada al Congreso. Creo que es una de las pocas excepciones. Luego está Winaq, que obviamente no tiene todo el capital financiero para poder avanzar.

Yo creo que también hay que pensar que no se necesita solo de estos espacios, sino que también se necesitan de otros espacios. La arena del Congreso, lo que hemos visto en las últimas décadas, es un deterioro brutal, impresionante. Están los impresentables en estos espacios. Aquellas mujeres y hombres que solo llegan a defender intereses corporativos o personales.  Es un espacio importante, pero no sé si el camino para los pueblos indígenas sea ese. Hay muchos caminos: crear formas mixtas de vida, crear procesos de autonomía sin que eso implique un desmembramiento territorial. Yo creo que cada pueblo indígena actuará con base en su propia experiencia de vida y lo que esté enfrentando.

Mencionaba la participación de dos mujeres indígenas dentro del Congreso de Guatemala, pero ¿cuál es rol de las mujeres indígenas dentro de las organizaciones y movimientos de pueblos indígenas?

Es una presencia muy larga. Acaba de fallecer una señora en el occidente de Guatemala. Fue una mujer precursora desde la economía familiar. Sin embargo, nadie se enteró porque la idea es que las mujeres indígenas no han aportado al país. Pero ellas durante todo el siglo XX tuvieron un rol fundamental en el comercio. Quiero decir con esto que la presencia de las mujeres indígenas ha estado ahí. Sin embargo, se ha obviado y se considera que es hasta que viene la lucha por la equidad de género es que empieza a surgir. Esto no es así. La lucha de género no es la que abre y da voz a las mujeres indígenas. Esta voz antecede a toda esta lucha.

Sin embargo, el racismo nos ha cegado, nos ciega también la condición de clase, ciega también la urbanidad, los privilegios que se poseen aunque no se piden y que están ahí presentes. Todo esto impide que se pueda ver. El rol de las mujeres indígenas ha estado presente, sigue estando presente y seguirá teniendo un peso importante. Y vuelvo a mencionar lo dije al inicio, la mayor cantidad de liderazgos indígenas que han fallecido son hombres y no mujeres. Esto nos podría dar una muestra de cómo las mujeres indígenas están manejando la pandemia.

Este año el gobierno impuso medidas restrictivas en distintas regiones habitadas por pueblos indígenas. Las justificó con la supuesta presencia del narcotráfico. Pero distintas organizaciones y líderes indígenas señalan que estas sirven para reprimirlos ¿Considera que esta es una de las formas de ataque contra los pueblos indígenas?

Por supuesto que es una de las formas de ataques. Y es usando el Estado. Están usando las leyes en los territorios. El narcotráfico sabemos que es parte del crimen organizado que se ha dispersado por todos los espacios. En Guatemala tenemos una discusión interesante sobre cómo el crimen organizado ha tomado el Congreso, pero ahí no vemos la aplicabilidad de la ley como ocurre contra los pueblos indígenas. Se argumenta desde el Estado que el crimen organizado ha tomado comunidades y que al tomarlas se están cometiendo una serie de ilícitos. Pero las comunidades están bastante organizadas, con liderazgos claros y también con un análisis claro. Ellos saben que solo es un pretexto para militarizar sus territorios.

¿Por qué? Porque esta es una forma de obligar a que no haya ningún tipo de trabajo colectivo desde los pueblos indígenas ¿Para qué? para que sea más fácil la entrega de estos espacios territoriales a la presión que existe desde el capital mundial, para ingresar y tomar los recursos que ahí existen. Uno se pregunta por qué se militarizan los territorios indígenas bajo el argumento del narcotráfico o el crimen organizado, pero no se hace lo mismo cuando se habla de diputados que han sido acusados y llevados a los tribunales fuera de nuestros países, donde han sido juzgados por ser parte del crimen organizado.  Los tenemos ahí en el Congreso haciendo una defensa de lo que llamamos en Guatemala “el pacto de corruptos”.

¿La militarización de los territorios en pueblos indígenas ha sido común en los últimos años?

Todas estas formas de militarización que estamos viendo hoy no son nuevas. Se firma la paz en 1996 y empiezan nuevamente. Lo que quiero decir es que los pueblos indígenas, que enfrentaron un genocidio y fueron severamente golpeados por una política de Estado, de arrasamiento, no han encontrado la paz. Siguen luchando fuertemente, no pierden las esperanzas. Las demandas y las voces que se levantan desde pueblos indígenas no convocan a la violencia. Están pidiendo al Estado, al gobierno, que reflexione, le están planteando fuertemente sus problemáticas. Han mostrado su sentido de buena fe, sobre todo su deseo de vivir en paz en sus territorios. Sin embargo, esto es muy difícil cuando quien está a la cabeza, no tiene conocimiento de quiénes viven en los territorios. Esto aplica para el Presidente de Guatemala como para el resto de presidentes. Cuando se desconoce quiénes son los pueblos, cómo son, cuál es su diversidad, pero sobre todo cuáles son los valores que poseen, cuál es la riqueza que aportan a estos espacios, con su trabajo, con su lucha, con su sabiduría, con sus conocimientos; se cometen este tipo de acciones. Hay intereses muy fuertes, por un lado, y por otro lado hay una profunda ignorancia. Y mientras elites como estas sigan gobernando países diversos, vamos a encontrar esta serie de enfrentamientos y problemas.

[Escucha “Las recias” nuestra serie de podcast sobre mujeres aguerridas]

¿Considera que existe suficiente articulación entre los pueblos indígenas para hacerle frente a esta represión y criminalización?

Los pueblos indígenas no operan como si fueran una iglesia evangélica. Me refiero a las iglesias protestantes porque pareciera que son las que se vuelven militantes y dogmáticas. Los pueblos indígenas no operan así. Para empezar, hay una diversidad a lo interno que es muy profunda. Hay una serie de diferencias culturales, idiomáticas y de intereses.

Alguien que posee territorios acuáticos tiene intereses diferentes a los de alguien que vive en tierras bajas o altas. Creo también que la conflictividad social ha sido sembrada. Es una conflictividad histórica, el llegar y crear estas divisiones. Hay que tomar en cuenta que los pueblos indígenas ideológicamente a lo interno tienen diferentes posturas. Por eso encontramos hombres y mujeres indígenas al servicio de quienes los oprimen. Los encontramos como voceros, como defensores o respaldando las medidas del gobierno.

Recientemente en Guatemala, después de los actos racistas y abusivos del Presidente contra las autoridades indígenas, algunos hombres y mujeres indígenas salieron en su defensa, precisamente por eso. Creo que se demanda discursivamente que los pueblos indígenas actúen de manera consensuada sin tomar en cuenta su diversidad. Pero la mayoría de los países están fragmentados. La mayoría de  sociedades están fragmentadas. Los pueblos indígenas no pueden ser esa excepción. Lo que es interesante es que desde los diferentes territorios estamos viendo colectivos de lucha, esos espacios de resistencia permanente. Si esa resistencia no existiera, no se reprodujera, toda América Latina ya hubiera sido entregada al extractivismo. Tendríamos minas a menos de 100 kilómetros de distancia de los territorios indígenas.  Esto se ha podido detener a raíz de la resistencia y también de los trabajos que hacen los pueblos indígenas a nivel internacional.

Por ejemplo, el Convenio 169 -de la Organización Internacional del Trabajo-, que si bien es un instrumento internacional, se hizo con los pueblos indígenas. Desde antes de que existiera Naciones Unidas, los pueblos indígenas ya estaban peleando para que se respetaran sus territorios. Ya con Naciones Unidas, y sus diferentes instancias, se ha impulsado una serie de elementos fundamentales para usarlos desde la perspectiva de los pueblos indígenas. Y aquí -en Guatemala- el pensamiento indígena no ha quedado tal y como se buscaba. Se han logrado ciertos derechos, y esos marcos internacionales ahora se usan y sirven para la defensa.

Distintas organizaciones y movimientos indígenas señalan que el Convenio 169  no es respetado en Guatemala. La Corte de Constitucionalidad ya ha conocido varios casos relacionados con este, ¿cuál es su análisis sobre esto?

El Gobierno de Guatemala no respeta absolutamente a los pueblos indígenas. Hay un irrespeto total. Desde la cabeza que es el Presidente. Es una pena y una vergüenza. Es una muestra de la ignorancia de los líderes que llegan a estos puestos. Deberían de llegar a estos puestos las personas más brillantes para tratar de comprender y construir otras naciones. Le aseguro que la mayoría que está en el Ejecutivo, en el Congreso, no ha leído el convenio 169, no lo conoce, ni saben cómo se generó, ni siquiera saben los cambios que ha tenido a nivel internacional, ni siquiera conocen por qué es tan importante para los pueblos indígenas. Por lo tanto, lo ven, en su absoluta ignorancia, como un instrumento más creado por la izquierda internacional, y no como derechos avanzados por los propios pueblos indígenas a nivel internacional. El principal problema para ellos es el artículo 6 del convenio, el que se refiere a la consulta, el derecho a la consulta de los pueblos indígenas. El derecho que tienen y que les asiste, a que sean consultados, a que con ello se converse cuando se decidan medidas o impongan medidas que afectarán su forma de vida. Este es un derecho que debe ser para todo el mundo, pero en el caso del convenio 169 es para los pueblos indígenas. Esto es fundamental. Imaginemos que en las esquinas de donde vivimos se va a construir un pozo petrolero o un basurero: ¿Qué significa para la salud de la población?

Muchas veces cuestionamos a los pueblos indígenas bajo el espacio de la ignorancia. Si nos pusiéramos en los zapatos de estas poblaciones. Si por un momento nos quitáramos el calzado y pusiéramos nuestros pies sobre la tierra, el agua, el lodo, en medio del bosque, de la montaña. Si por un momento lo hiciéramos, podríamos entender por qué es importante el derecho a la consulta, porque cuando ese derecho se pierda, también se perderá lentamente para quienes viven en otros espacios como los urbanos. Empezará entonces la toma de otros territorios, hasta convertirse en espacios que serán invivibles para la humanidad. 

De hecho, ya lo estamos viendo y parte de eso es el tema de la migración. Por eso este derecho es importante para los pueblos indígenas, es su fuerza, pero también es problemático para quienes tienen el poder porque no les permite entrar como quisieran. Y quiero agregar algo, en países donde se ha reglamentado el 169, también se ha provocado desastres para los pueblos indígenas, en términos de pérdidas de vidas y el deterioro de la salud, en cómo los niños nacen con una serie de problemas. Me refiero a Colombia, a Perú…

En Guatemala, la Corte de Constitucionalidad ordenó en una de sus sentencias que el Congreso reglamentara la consulta a pueblos indígenas incluida en el Convenio 169, pero hasta ahora no ha ocurrido ¿Por qué razón no avanza en la agenda legislativa?

Son muchos intereses. Cuando hablamos de pueblos indígenas no hablamos de gente pobre. Esa es la idea. Ese es el estereotipo. Así han sido vendido los pueblos indígenas, como los más desposeídos, los ignorantes, los incapaces, los que necesitan permanentemente ayuda,  los que no pueden pensar, los que no tienen creatividad. Es así como se les creó en las diferentes etapas de colonización. La colonización de los pueblos indígenas no es lineal. Tiene diferentes momentos y diferentes características. Dependiendo del territorio del cual hablemos. Pero cuando se habla de Guatemala, es fundamental entender la colonización española. Es increíble que detrás del tema de los pueblos indígenas lo que está en juego es el capital financiero, el capital de inversión.

Por eso es difícil y por eso se ha vuelto complejo. Los pueblos indígenas están dando una pelea brutal, una pelea ejemplar. La sabiduría ancestral nos hace entender que si rompemos el equilibrio, no solo los pueblos indígenas están en peligro, también la reproducción de los pueblos en sí mismos. El impacto será brutal en la humanidad. Ya está pasando. La pandemia es un resultado. Por eso no avanza la reglamentación. Sin embargo, para los pueblos indígenas en Guatemala no es necesaria una reglamentación. Es casi lo mismo para los otros pueblos. En los países donde ha ocurrido esa reglamentación, sólo ha traído una serie de conflictividad, pérdidas de territorios, enfermedades, migración profunda, mujeres que han terminado en espacios como la prostitución. Esto ha creado una conflictividad más profunda. Por lo tanto, el Convenio 169, como el máximo instrumento a nivel internacional de defensa de los pueblos, debe defenderse no solamente por los propios pueblos, sino por aquellos que están conscientes de que la humanidad ya empezó a atravesar, a caminar, la ruta de la sobrevivencia.

¿Qué otras alternativas existen para la defensa de los pueblos indígenas?

Desde la perspectiva de los pueblos indígenas, los instrumentos internacionales son importantes. Se siguen usando y seguirán siendo claves en la defensa dentro de sus países, como fuera de estos. Ahora, si el Estado no los ve, es un problema de los Estados, es un problema del gobierno de Guatemala. Es un problema de la elite de Guatemala que quiere a la fuerza reglamentar algo, que quiere a la fuerza que se entreguen territorios. Aquí preguntaría por qué no hacen las inversiones en sus territorios. Ellos poseen la mayor extensión de tierra cultivable que hay en Guatemala, ¿Por qué no abren esos territorios para la inversión que quieren? ¿Por qué ahora van detrás de los territorios que ya son lo último que les queda a pueblos indígenas en Guatemala?  Es porque ahí se encuentra la riqueza en este momento.

El elemento humano es algo que no se toma en cuenta. Estamos hablando de seres humanos. Los pueblos indígenas somos seres humanos. Somos hombres, mujeres, niños y ancianos que sentimos, que pensamos,  que tenemos sueños. Queremos que nuestros espacios sean respetados. Así como nosotros respetamos los otros espacios. Hay un discurso sobre que el desarrollo no lo permiten los pueblos indígenas, y pongo la palabra desarrollo entre comillas. Uno lo ve en la televisión, en la prensa, en los análisis. Escuchamos en estos espacios que no se podrán dar tantos empleos porque la mina tal no está funcionando. Se quiere colocar esa responsabilidad sobre pueblos indígenas. Ese no es un análisis correcto. El análisis correcto es comprender por qué estas poblaciones están haciendo la defensa de sus medios de vida. Es su casa, es la casa donde viven, es su casa grande. Por eso tienen el derecho de defenderla. 

¿Y cómo explicaría el trato que está dando el gobierno central a los pueblos indígenas en Guatemala?

Es un trato racista. No es el único, creo que es el reflejo de la continuidad de los liderazgos ignorantes de los espacios que están manejando. Es un trato absolutamente racista, brutal, ignorante, abusivo, prepotente. Creo que el actual Presidente de Guatemala representa ese encomendero de la época de los inicios de la colonia. Hace muy bien el papel de encomendero. Uno ve esto con el uso del “vos” hacia los pueblos indígenas. Uno lo ve con la forma en que se refiere a los pueblos indígenas. La forma en que acusa a los pueblos indígenas de no pagar impuestos. Es una vil ignorancia porque los impuestos indirectos son casi el 35 por ciento del presupuesto general de la nación. Si los pueblos indígenas son más del 50 por ciento, algo que no lo reflejan los censos, estamos hablando de que más del 50 por ciento está contribuyendo con esos impuestos indirectos que no solo son el IVA, están los impuestos de gasolina y muchos más. También los está ignorando y retrayendo las luchas. Por ejemplo, toda la lucha por justicia, el usar el canal de la justicia transicional para tratar de sanar las heridas de millones de familias, millones de personas. En lugar de avanzar, el Estado la está retrayendo al anular una institucionalidad que de por sí ya era pobre. Siguen habiendo 45 mil desaparecidos y cuando se hacen los estudios, cuando se han llevado los juicios, se encuentran temas que no han sido abordados como el de los niños indígenas y qué pasó con miles de ellos -durante el conflicto armado-.

Con frecuencia hablamos de estos desafíos que siguen vigentes, pero ¿qué luchas ya han ganado los pueblos indígenas?

El estar vivos a lo largo de toda la historia. Es realmente impresionante cuando uno lee la historia, desde el momento de la colonización, desde el momento de la invasión y uno atraviesa esos tres siglos de colonia, y ve que se pudo sobrevivir y se pudieron mantener los idiomas, la espiritualidad, los elementos comunales. Luego vemos la independencia de los criollos, la opresión más profunda de los pueblos indígenas, y el café como elemento fundamental que llegó a arrebatar lo poco que se había mantenido durante la colonia.

El café es un factor fundamental que creó la pobreza para los pueblos indígenas. Después la época liberal que fue brutal con todo el marco jurídico que creó y que impuso para los pueblos indígenas. Si alguien conoce la esclavitud somos los pueblos indígenas porque nuestros bisabuelos fueron obligados a caer y cumplir esas leyes. Esa esclavitud es parte de la pobreza que arrastran los pueblos indígenas.

No se puede pedir a un pueblo que se eduque, que se forme, que esté a un mismo nivel cuando sus antecesores fueron obligados a operar bajo leyes esclavistas. Luego, el siglo XX fue una represión brutal. Quiero decir que, en esta larga historia, que no puede ser corta para nosotros, porque para nosotros la memoria es larga y corta, y se traslapa, está conectada profundamente; que el estar vivo es fundamental.

El poder hacer una defensa a nivel nacional y a nivel internacional es otro paso fundamental. Y el poder mantener los espacios de vida, los espacios territoriales, esas casas grandes que nos permiten el equilibrio para nosotros y para la humanidad, y que no se quiere ver. Se ignora a los pueblos indígenas en medio de la pandemia. Es uno de los mejores ejemplos del racismo brutal, no solo nacional sino internacional. Son los pueblos indígenas que han peleado, y están poniendo todos los días a los muertos por esta serie de atrocidades que se cometen desde los estados por hacer una defensa del equilibrio, de la madre tierra o la pacha mama o como la llaman de otras formas los pueblos indígenas.

El poder heredar esta lucha es fundamental. Es clave ver a la juventud indígena consciente, pero con otras estrategias de lucha que quizá mi generación no pudo experimentar. Las nuevas generaciones indígenas lo están haciendo con mucha creatividad, con el arte, con muchas formas, con las que están trabajando y aportando. Creo también que los pueblos indígenas han sido fundamentales porque han mantenido la alimentación de la humanidad. De las comunidades se generan los alimentos. Ellos son los que aportan al mercado interno y llevan la comida todos los días. Y ni siquiera pensamos quién produce el tomate que estoy comiendo, quién produce las verduras que estoy disfrutando.

[Escucha: Bárbara Sacché la tiktokera k’iche’]

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