«Como hombre trans, no me veía con pancita en el ginecólogo»

Todos los hombres trans, sin importar los cuidados afirmativos de género y las cirugías que hayan experimentado, necesitan de atención ginecológica. Pero, en Guatemala, el acceso es complicado, por el estigma y la discriminación: no todos los profesionales tienen la sensibilidad y los conocimientos para tratar a hombres trans. Sin embargo, existen médicas que se han especializado en tratos humanos y seguros.

«Soy niño», respondía siempre, sin dudarlo, a la pregunta «¿Es niña o niño?». Aunque al nacer, le fue asignado un sexo femenino, nunca se sintió niña. Cuando tenía 15, al …

  • Los cuidados afirmativos de género impactan en la salud ginecológica de los hombres trans.
  • Aunque sean visiblemente masculinos, los hombres trans pueden padecer enfermedades como cáncer de mama y de cérvix.
  • Existe un vacío en el sistema de salud pública para la atención ginecológica de hombres trans.

«Soy niño», respondía siempre, sin dudarlo, a la pregunta «¿Es niña o niño?». Aunque al nacer, le fue asignado un sexo femenino, nunca se sintió niña. Cuando tenía 15, al fin pudo nombrar su identidad: era un chico trans. 

Lo supo «desde que puedo diferenciar entre hombre y mujer. Sé que nací con vagina, pero no me identifiqué como mujer», dice. 

Él es, además, un hombre trans gay, lo que significa que mantiene relaciones sexoafectivas con otros hombres. Es una experiencia difícil en la comunidad LGBTIQ+. «Normalmente, como hombre cisgénero (es decir, quien se identifica con el sexo que le fue asignado al nacer) homosexual, buscas a otro hombre cisgénero. Me han hecho sentir poco hombre», asegura. 

A sus veinte años, tuvo un accidente mientras conducía una motocicleta con su pareja. Esa noche, sufrió un sangrado intravaginal. Decidió ir a un hospital, donde le hicieron un ultrasonido y, al tener los resultados, la doctora decidió también hacerle un examen de sangre. Luego le informó que tenía un embarazo. 

Dio a luz nueve meses después en un sanatorio privado, cuyo nombre prefiere no mencionar. También prefiere que no publiquemos el suyo propio, para preservar su identidad. 

Durante el parto, la doctora y la enfermera se refirieron a él con pronombres femeninos y el nombre que le fue asignado al nacer. «No esperaba lo contrario, sinceramente, porque acá falta mucho», dice. 

La clínica de la doctora Martínez atiende a personas trans durante jornadas médicas programadas cada dos meses. Foto: Christian Gutiérrez

Los obstáculos para la atención de personas trans

Su experiencia, como hombre trans, gay y cuerpo gestante, es una realidad silenciada. Lo mismo sucede con la atención ginecológica para la población trans. 

A algunos hombres trans, los exámenes ginecológicos como el papanicolaou les generan incomodidad de género, también conocida como disforia de género. Esta condición es definida por la psicóloga María Fernanda Rodríguez en el estudio «Imagen corporal en personas con disforia de género» como la «preocupación excesiva por un defecto mínimo o imaginario en la apariencia física de una persona, que provoca un deterioro en la calidad de vida». 

Provoca que las personas se obsesionen con un aspecto específico de su apariencia y que pasen, por ejemplo, horas frente al espejo o tengan un desprecio al dialogar sobre su aspecto. 

En la población trans, está vinculado al percibir una incongruencia entre el género asignado a nacer y el género que se siente y expresa como propio.

Puede ser complicado entender esto para una persona cisgénero. Pero Samantha Rivera, una mujer trans que vive en Quetzaltenango, asegura que es una condición que muchas personas trans atraviesan. 

Ella lo vivió previo a su transición. «Nunca me gustó ser chico, me sentía incómoda con mi género asignado. Odiaba mi barba, me sentía incómodo. Sentía impotencia porque, según yo, no se podía cambiar nada», recuerda. 

Verse al espejo era una actividad especialmente difícil. Al hacerlo, se fijaba en sus características «masculinas», que veía como «imperfecciones». Le costaba dormir en las noches pensando en esto. 

Esta inconformidad que sentía con su cuerpo fue superada con los cuidados afirmativos de género, dice. Sin embargo, esta no es la experiencia de todas las personas trans. 

En algunos hombres trans, todo lo relacionado con su aparato reproductor provoca inconformidad o disforia de género. Procesos como la menstruación les genera incomodidad o rechazo. 

Por esto mismo, la atención ginecológica «es un tema tabú, que no se toca porque si hay un área que la población trans masculina respeta y no deja que nadie intervenga, es su vagina», recuerda Yusimil Carrazana, la médica especializada en salud para personas trans del colectivo Trans-Formación. 

El hombre de la historia con la que empezamos este texto considera que el embarazo aumentó su disforia. «Yo, como hombre trans, no me visualizaba con la pancita, yendo al ginecólogo y a revisiones. Fue muy impactante para mí como un cuerpo se estaba formando dentro de mí», explica. 

A pesar de haber sido diagnosticado con quistes en los ovarios, dejó de ir a consulta ginecológica, igual que muchos hombres trans. «No le doy seguimiento. Por mi parte, mejor si (los ovarios) se arruinan, así me los quitan de emergencia», se resigna. 

La sensación de disforia se recrudece cuando los profesionales de la salud utilizan nombres y pronombres que corresponden a la identidad de género de la persona. 

«Imagínate entrar a una clínica de ginecología y que lo primero que la secretaria te diga sea: “¿Por qué usted quieren una cita con la ginecóloga si no lo necesita?”. ¿Qué le van a ver a usted? Nada. Es discriminación y un estigma bastante feo», dice George Cordón, coordinador de el Colectivo Amigable de Diversidad Independiente (CADI). 

George Cordón, director de CADI, muestra las instalaciones que funcionan como clínica para atención de personas trans. Foto: Christian Gutiérrez

Fue algo que le sorprendió cuando comenzó a atender hombres trans en su consultorio, hace tres años. Pero, desde el inicio, supo que no quería lastimar a su paciente en cuanto a su forma de verse y percibirse. 

«Para proyectar imágenes cuando hacemos ultrasonidos, hay pacientes que son muy sensibles, realmente. Es muy shockeante para ellos ver algunas partes de su cuerpo», explica la médica. 

Pero existen maneras de convertir la consulta en un espacio seguro para ellos. Martínez, por ejemplo, opta por preguntarles si desean ver las imágenes antes de mostrarles y explicarles, paso por paso, el examen que está realizando. 

Esto último es algo que también realiza con sus pacientes cisgénero, quienes fueron asignadas mujeres al nacer y también se identifican de esa manera. 

Todos los hombres trans necesitan ginecóloga

Algunos hombres trans deciden someterse a cuidados afirmativos de género, una serie de terapias hormonales que permiten que su apariencia física corresponda al género con el que se identifican. No es necesario (ni obligatorio) pasar por ello para adquirir esta identidad. 

Durante estos cuidados, los hombres trans se aplican testosterona que provoca que adquieran características físicas asociadas a la masculinidad, como la aparición de vello facial, el ensanchamiento de la espalda y que la voz se haga más grave. Las dosis son personales y se definen a partir de laboratorios previos y el acompañamiento de un endocrinólogo. 

Aunque es un procedimiento, en un principio, seguro, está asociado a ciertos riesgos.

Según la doctora Martínez, cuando los pacientes trans «empiezan a utilizar una hormona (la testosterona), aumentan los riesgos de caer en enfermedades que padecen los varones». 

Por ejemplo, la hipertensión, los problemas cardíacos y las masas a nivel subdérmico, que en las mujeres suelen ser más comunes al iniciar la menopausia, pero que los hombres es frecuente que las padezcan a corta edad.

Por ello, en sus consultas con hombres trans, la médica incluye preguntas orientadas hacia estas condiciones. 

También les hace ver algunos aspectos importantes, que no todas las personas conocen. En pacientes trans que aún conservan su útero y ovarios, la aplicación de testosterona detiene la menstruación. Sin embargo, no provoca infertilidad. 

«El ovario permanece congelado con el uso de testosterona y se atrofia. Esto significa que se pone pequeñito, de pronto, de un volumen de un centímetro cúbico. El útero está bajo la influencia de una hormona que no es usual, así que quizás se va a volver delgadito. Pero, si dejo la hormona (y dependiendo también de la edad), es muy probable que el ovario despierte y comience a menstruar», explica la ginecóloga. 

Los hombres trans deben continuar asistiendo a la ginecóloga, aun cuando no menstrúen o estén en cuidados afirmativos de género. 

Quienes se realizaron una histerectomía (cirugía que extirpa el útero y, a veces, los ovarios y las trompas de Falopio), aún pueden experimentar los síntomas de la menopausia, el cambio temporal que suele suceder cuando las mujeres llegan a los 45 años. 

La médica, además, explica que deben cuidarse de enfermedades como el cáncer de mama, aunque ya se hayan realizado una mastectomía —la extirpación del seno—. Por ello, deben practicarse el autoexamen. 

«La mastectomía que se hace es simple y sencillamente quitar grasa, no se quita la mama al cien. Entonces, hay que seguir buscando que no aparezcan ganglios y que se realicen el examen para saber si son portadores del gen CEA mamario», indica. 

Con los pacientes trans masculinos, las ginecólogas también deben cambiar los tratamientos que usualmente recetarían a pacientes cisgénero, por ejemplo, en el caso de ovario poliquístico. 

«El golden standard es anticonceptivos orales, pero en estas personas obviamente no pueden ofertar estrógenos porque lo que menos quieren es eso»: recuperar las características femeninas que esa hormona impulsa. 

Ocote entrevistó a la médica Maritza Fuentes, ginecóloga del centro de salud ubicado en zona 3 de la capital. En el momento de la conversación, ella fungía interinamente como directora del establecimiento. 

Al preguntarle si la población trans masculina necesitaba de atención particular en ginecología, respondió: «No solo los hombres trans, sino todas las mujeres. Sí necesitarían hacerse un papanicolaou como nosotras y asistir a un lugar (clínica ginecológica)». 

La atención a hombres trans en el sistema de salud 

Martínez y Cordón coinciden en que el mayor problema que la población trans masculina que atienden ha enfrentado en el sistema de salud pública es que les niegan la atención. 

«Si vas a los servicios públicos, no te van a atender. Ni en lo privado ni por el seguro te atienden. O si lo hacen, primero te discriminan. También te dicen: “Le tengo que dejar una hormona femenina porque usted está mal, no está compensado. Aunque uno le diga: “Fíjese que soy una persona trans”, te dicen: “Pero igual se la voy a dejar porque usted tiene que estar bien, ¿no?», explica Cordón. 

George Cordón, director de CADI, muestra las instalaciones que funcionan como clínica para atención de personas trans. Foto: Christian Gutiérrez

Desde el 2016, el Ministerio de Salud y Asistencia Social (MSPAS) tiene una Estrategia de Atención Integral y Diferenciada en Salud para personas trans en Guatemala. Su objetivo, en el papel, es proporcionar atención integral y diferenciada a las personas trans sin estigma, exclusión o discriminación. 

Sin embargo, organizaciones defensoras de los derechos humanos de la población trans y LGBTIQ+ la consideran insuficiente. Este documento tampoco menciona la atención en salud ginecóloga para hombres trans. 

Según la doctora Martínez, no está dentro de las políticas del ministerio el brindar una atención abierta a pacientes trans. Tampoco se capacita a su personal. 

«Deben sensibilizar a la gente que está atendiendo en los hospitales nacionales y los centros de salud. Todavía existe mucho el juzgar a estas personas y el estigma», indica. 

Por este motivo, los hombres trans suelen buscar atención ginecológica en clínicas privadas, como la de la doctora Martínez. Así garantizan que no recibirán malos tratos o serán discriminados. Pero pagar estas consultas no es accesible para todos, según indica Aiden Blanco, un hombre trans. 

«Yo no iría a ver a un ginecólogo del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) porque ya he ido y siempre cuesta que me atiendan. No porque me traten mal, sino porque me preguntan cosas como: “¿Pero por qué tiene testosterona? ¿Qué hace la testosterona?”», explica Blanco. 

Además, las médicas con clínicas privadas optan por establecer días específicos de la semana para atender a los pacientes trans. La doctora Martínez, por ejemplo, decidió hacerlo de esta manera para evitar la discriminación y el estigma de otras pacientes y, especialmente, de los padres de las adolescentes que atiende.

También existen clínicas impulsadas por organizaciones defensoras de la población trans y LGBTIQ+ que brindan estos servicios. Una de ellas es el colectivo Trans-formación, atendido por la médica especializada en salud trans, Yusimil Carrazana. En este espacio consideran la salud ginecológica como un aspecto importante y también, poco abordada. 

La doctora Yusimil Carrazanza muestra la clínica en donde atiende a pacientes trans. Hombres y mujeres buscan el colectivo Trans Formación para realizar consultas médicas generales y especializadas. Foto: Christian Gutiérrez

«Es una necesidad muy grande (en la población trans) especialmente por las implicaciones y efectos secundarios que hay en una terapia de afirmación de género», explica Alex Castillo, coordinador del colectivo. 

El colectivo CADI también cuenta con atención ginecológica. Esta es acompañada por un equipo multidisciplinario, conformado por una endocrinóloga, un nutricionista y un fisioterapeuta, con el objetivo de brindar una atención integral a sus pacientes. 


Si eres un hombre trans y buscas atención ginecológica libre de estigmas, comunícate con: 

Colectivo Trans-Formación: 

Redes sociales: @htransgt 

Correo electrónico: contacto@colectivotransformacion.org 

Teléfono: 2211-3232

Colectivo CADI 

Redes sociales: @cadi.gt

Correo electrónico: comunidadamigable.gt@gmail.com 

Teléfono: 4749-7176


Nota de edición: Este reportaje fue editado el 27/02/2025. En su versión original, se incluía el término «dismorfia corporal». Sin embargo, este concepto podría contribuir a la patologización de las personas trans, por tratarse de una enfermedad mental. Las personas trans fueron despatologizadas por la onceava edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Kristhal Figueroa

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