A sus 53 años, Alex Castillo tiene «muchísimas» experiencias negativas en el sistema de salud. La más impactante fue cuando, unos años atrás, le diagnosticaron una inflamación grande en el …
- La población trans en Guatemala ha denunciado que cuando quieren acceder al sistema de salud, se enfrentan a la violencia y la discriminación
- Esta situación se agrava por la falta de actualización de protocolos médicos y la ausencia de una ley de identidad de género.
- El Ministerio de Salud no garantiza una atención inclusiva y respetuosa para las personas trans. Según organizaciones, esto evidencia una falta de voluntad política.
A sus 53 años, Alex Castillo tiene «muchísimas» experiencias negativas en el sistema de salud. La más impactante fue cuando, unos años atrás, le diagnosticaron una inflamación grande en el útero, en una jornada de ultrasonidos que gestionó para hombres trans, como él.
«Yo fui cuerpo gestante y soy una persona adulta. Me dijeron que la tenían que ver inmediatamente, que era urgente», recuerda Castillo. Sin demorarse más, fue a consulta en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), del cual es beneficiario.
En el IGSS, antes de atenderlo, le hicieron múltiples preguntas sobre su nombre e identidad de género: «Que si me llamo o no me llamo, que si soy o no soy», recuerda.
Después de este primer filtro con la persona de recepción, llegó, al fin, con la ginecóloga del Seguro Social.
Le explicó lo que sucedía y, también, que es un hombre trans que experimentó una terapia de afirmación de género. «En resumen, la ginecóloga dijo: ”Mire, usted esto se lo ocasionó porque no sé quién le dijo que siendo una mujer se pusiera hormonas”», dice Castillo. Después de esto, le negó la atención.
Castillo decidió no presentar una queja al IGSS. «Desde allí (con las acusaciones) ya lo cohíben a uno», indica.
Ante la emergencia, Alex buscó un hospital privado donde lo atendieran y fueran empáticos con su identidad de género. Conversó con las personas aliadas que prestaban servicios de ultrasonido en las jornadas médicas de Trans-Formación, el colectivo de hombres trans que dirige.
Ellas le recomendaron a un médico de un hospital pequeño, pero para pagar los 8,500 quetzales (unos mil 100 dólares) de la factura de la intervención, tuvo que pedir un préstamo.
Lo operaron y extirparon un quiste que había crecido del tamaño de una pelota de golf. Explotó cuando lo sacaron. «Yo estaba a punto de tener una crisis total dentro de mi cuerpo porque si eso hubiera estado dentro, hubiera tenido 50 mil complicaciones», explica Castillo. También le quitaron su útero y ovarios.
Después de esta experiencia, Alex decidió adquirir un seguro médico. Conversó con una corredora de seguros que conocía, quien cotizó con distintas aseguradoras. En respuesta, le enviaron múltiples preguntas, que respondió con la ayuda de su esposa, quien es médica. La mayoría de ellas, estaba relacionada con sus cuidados afirmativos de género y operaciones.
Ninguna aseguradora quiso asegurarlo. No sabe por qué.
Castillo considera que, a pesar de las dificultades que experimentó, el resultado fue positivo porque tiene ciertos privilegios. «Soy un hombre trans que tuvo estudios, que trabaja en una organización, tiene un salario y que tuvo la oportunidad de estar en una jornada de ultrasonido», explica.
El sistema de salud
La experiencia de Castillo no es única en el sistema de salud guatemalteco. En 2020, la organización Visibles realizó la investigación Realidades Compartidas: Experiencias de violencia y exclusión de las personas LGBTQ+. En ella, analizaron las situaciones de violencia que las personas LGBTIQ+ atraviesan en distintos ámbitos.
En el área de salud, el 68% de las personas trans participantes dijo que había sufrido violencia o discriminación por parte de trabajadores del establecimiento. Por ejemplo, enfermeros y personal administrativo.
«Cuando vas a un centro de salud, tenés que aguantar al que barre, al que te recibe, al que te atiende. Es así la cosa: desde el vigilante, hasta el doctor te discriminan», dice Stacy Velásquez, directora ejecutiva de OTRANS-RN.
La violencia contra las personas trans en el sistema de salud es consecuencia de la patologización de la transexualidad, considera Velásquez. Hasta el 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la consideraba una enfermedad mental. Cuatro años después, en 2022, dicha organización actualizó la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), la estandarización mundial de la información de diagnóstico en el ámbito de la salud.
El problema en Guatemala, según Yusimil Carrazana, médica especializada en salud trans del Colectivo TransFormación, es que el sistema de salud continúa trabajando con la CIE-10, la versión anterior.

En ella, «las personas trans estaban clasificadas como personas con transtornos mentales. En la CIE-11, ya está la despatologización internacional. Evidentemente, se pueden dar cuenta todos los profesionales de la salud de este país que lo que necesita la población trans es simple asistencia médica», señala Carrazana.
El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) dijo a Ocote que se encuentra en proceso de actualización para integrar la CIE-11. «Requiere tiempo, ya que implica actualizaciones en sistemas, formación de personal y ajustes en las políticas públicas, pero estamos comprometidos en avanzar hacia una atencoón más inclusiva y respetuosa de los derechos humanos», señalaron en un documento enviado al medio.
Según los registros de la Dirección de Tecnologías de la Información (DTI) del MSPAS, 668 personas trans fueron atendidas por el sistema de salud pública en 2024. Esta cifra es menor a la de los dos años anteriores, en los cuales se atendió a 897 (en 2023) y 910 (en 2022) personas.
De enero a noviembre del 2024, el Centro de Salud Especializado en Infecciones de Transmisión Sexual del MSPAS, ubicado en la 26 calle de la zona 3 en la ciudad capital, atendió a 382 personas trans, según la ginecóloga Maritza Fuentes, quien, en ese momento, lo dirigía interinamente.
Este centro de salud es el único especializado en atención para personas trans a nivel nacional.

Lo legal, un gran vacío
En 2017, el Registro Nacional de las Personas (RENAP) emitió un protocolo que permite que las personas trans puedan elegir un nombre diferente al que le fue asignado al nacer para su Documento Personal de Identificación (DPI). Sin embargo, por ahora, es imposible que cambien su sexo en dicho documento.
«Las personas trans no suelen poseer documentos legales acordes a su identidad de género — como el DPI, por ejemplo—, y esto les pone mayores retos al momento de realizar cualquier trámite administrativo», explica la investigación de Visibles.
Esto provoca que, al ingresar a los centros de salud, sean tratadas con el género, los pronombres y el nombre que les fue asignado al nacer, y que no reflejan su identidad.
En 2022, OTRANS-RN realizó un Monitoreo Ciudadano en salud. Más de la mitad de mujeres trans que participaron afirmaron que, durante sus visitas en el sistema de salud público, fueron atendidas por su nombre legal, aún cuando «el reconocimiento a la autoidentificación es una de las primeras muestras de respeto a la identidad de género de las mujeres trans», indica el estudio.
La médica Yusimil Carrazana y George Cordón, director del Colectivo Amigable de Diversidad Independiente (CADI) coinciden en que estas prácticas son resultado de la carencia de una ley de identidad de género en Guatemala.
En 2018, la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales y la Comisión de la Mujer del Congreso de la República emitió un dictamen desfavorable al Proyecto de Ley de Identidad de Género (Iniciativa 5395).
Esta iniciativa buscaba precisamente eso: garantizar el derecho a solicitar la rectificación de la partida de nacimiento por identidad de género a toda persona trans cuando es contradictoria con su identidad. También establecer medidas para contrarrestar la discriminación contra esta población.
Yusimil Carrazana considera que existen acciones que permitan sobrellevar esta ausencia. Una de ellas es, por ejemplo, llamar a las y los pacientes por sus apellidos y preguntarles su nombre social o los pronombres que utilizan, aunque estos no coincidan con los establecidos en su DPI.
«Pero ni tan siquiera eso se realiza», lamenta Carrazana.
En el centro especializado en ITS, el personal de salud ha optado por realizar una práctica similar. Según la médica Maritza Fuentes, utilizan números para llamar a las y los pacientes al consultorio, en lugar de los nombres que aparecen en sus documentos de identificación. Sin embargo, reconoce que es una estrategia que aún no ha sido implementada en otros hospitales y centros de salud públicos.
Las prácticas discriminatorias alejan del sistema de salud a las personas trans
Las personas trans también se enfrentan a otros problemas cuando asisten al sistema de salud, como la revictimización. «Los doctores nos dicen: “Ay, pobrecita”. Un día, yo le dije al doctor: necesito que revise a la compañera y no diga esos comentarios. Toda la gente está enferma, pero no hay que revictimizar a las compañeras», recuerda Stacy Velásquez.
Además, cuando las mujeres trans asisten al sistema de salud, «llegamos por una gripe y nos ofrecen condones. Hay una ideología de odio dentro del Ministerio hacia esas poblaciones (trans) porque piensan de que tenemos VIH (virus de autoimunodeficiencia humana) porque tenemos relaciones sexuales, pero toda la gente tiene relaciones sexuales», explica la directora de OTRANS.
Este tipo de prácticas y estas malas experiencias alejan a la población trans de los servicios de salud. En 2018, el psicólogo Gabriel Álvarez realizó un estudio exploratorio de hombres trans en Guatemala, en el que participaron 50 de ellos. De este total, el 32 % dijo que asiste a un médico privado cuando se enferma, el 24% a hospitales privados y un 28% a hospitales públicos. El 20% restante no recibe atención médica.
«Cuando te duele la cabeza o te duele algo, las personas mejor esperan que se les quite. Tienen mucho miedo de ir al médico, entonces no van o van a la farmacia y preguntan qué es lo que pueden tomar», dice George Cordón.
La «solución» del Estado para garantizar la salud para personas trans: una estrategia de atención especializada
Según la investigación de Visibles, «la violencia en el ámbito de salud afecta desproporcionadamente a las personas trans, pues el sistema de salud guatemalteco no es sensible a sus necesidades corporales ni identitarias».
Ante esta realidad, el Ministerio de Salud y Asistencia Social (MSPAS) formuló una Estrategia de Atención Integral y Diferenciada en Salud para las personas trans en Guatemala. Su vigencia inició en 2016 y terminará en 2030.
Esta estrategia considera cuatro áreas prioritarias: la promoción de la salud y prevención de enfermedad; la atención en salud integral; el fortalecimiento institucional; y el monitoreo y evaluación.
«El documento es débil y tiene falencias. Es muy mínimo», cuestiona Alex Castillo. «Otros documentos que se han generado, como la estrategia de comunicación, van para que nosotres, las personas trans, nos eduquemos, más que para que los servidores del Ministerio de Salud tengan el conocimiento. Los lineamientos fueron como copiar y pegar de los de Europa y yo creo que de europeo no tengo ni siquiera la sombra».
Alex Castillo y Stacy Velásquez aseguran que el Ministerio de Salud todavía no ha ejecutado la estrategia. «No tiene financiamiento ni metas. Los indicadores que tiene son externos, para la sociedad civil. Para el gobierno todavía es muy desafiante ponerle dinero a esta estrategia porque hay una ideología de odio dentro del ministerio hacia estas poblaciones. No quieren mover voluntades políticas», señala Valásquez.
Maritza Fuentes, la ginecóloga del Centro de Salud Especializado en Infecciones de Transmisión Sexual, asegura que «como Ministerio de Salud Pública, en el área asistencial, nuestro parámetro sindical es la atención integral de las poblaciones, darles una atención de manera que se vayan satisfechas, darles todos los medicamentos que necesitan. Es una atención integral».

Según Fuentes, lo complejo aquí es que el MSPAS tiene «muchos problemas que atender». Uno de ellos, es la cantidad de pacientes que llegan como consecuencia de accidentes automovilísticos, dice. Sin embargo, considera que la institución ya realiza acciones de descentralización y sensibilización con su personal.
Desde que la estrategia entró en vigencia en 2016, se ha realizado una mesa especializada, liderada por la Unidad de Género del Ministerio de Salud. «A pesar de que es un documento legal, depende del gobierno en turno y su lectura. Cambian a la gente (los representantes del ministerio), llegan nuevos y no saben de qué están hablando o qué es lo trans», indica Castillo.
Estas reuniones se realizan cada tres meses, según lo consensuado en la Ruta de implementación de la estrategia marco. También existe la posibilidad de realizar sesiones extraordinarias. Se iniciaron en 2012 y se formalizaron en 2018, según informó la unidad de género del MSPAS.
El 30 de octubre del 2024, el colectivo Trans-Formación publicó un comunicado donde denunciaba que la jefa de la Unidad de Género del ministerio, Alejandra Estrada, malgenerizó a uno de los integrantes de la organización en cuatro ocasiones en la mesa especializada. Según señalaron, durante la jornada, dos trabajadoras del MSPAS también se reían y conversaban de otros temas mientras una de las representantes trans exponía.
«Estos incidentes reflejan una falta de compromiso por parte del personal del MSPAS para generar avances tangibles que protejan la salud y las vidas de las personas trans en Guatemala», indica el comunicado.

Ocote preguntó por el incidente a la Unidad de Género. Por medio de un comunicado compartido por el comunicador del ministerio, aseguraron que Estrada «ofreció una disculpa sincera a las organizaciones de la comunidad trans, reconociendo la importancia de garantizar un ambiente de respeto y seguridad en cada encuentro».
También acordaron algunas medidas con las organizaciones trans que participan en las reuniones. Entre ellas, entregarles identificadores con el nombre de las personas representantes y garantizar que las fotografías y videos sean tomadas solo por la unidad de comunicación del MSPAS, con previa notificación.
Ocote solicitó también una entrevista con la Unidad de Género del MSPAS. En su lugar, fue concedida por Maritza Fuentes en el centro de salud de zona 3. La médico afirmó que desconoce este incidente.
A criterio de las personas representantes de colectivos trans y LGBTIQ+ entrevistadas, el poco avance en la estrategia es el resultado de la ausencia de voluntad política para hacerla avanzar. Está en manos, según Yusimil Carrazana, del MSPAS.
«Esta estrategia es de atención integral y diferenciada porque no estamos pidiendo más que atención en salud. No queremos que se nos trate con pinzas ni nada de eso. Lo que queremos es que se nos atienda con dignidad y que se nos respeten los pronombres», resume George Cordón.
Sin embargo, el MSPAS asegura que la estrategia ya está implementada. En 2021, se publicó la estrategia de comunicación para el desarrollo para personas trans en Guatemala y los lineamientos de atención integral en salud para personas trans en Guatemala. Tres años después, se incluyó el tema «Cultura de servicio» en el plan anual de capacitaciones del Departamento de capacitación y desarrollo de personal.
En él, se enfatizaron «los ejes tranversales del Ministerio de Salud: Equidad de género, pertinencia cultural y derechos humanos. Esta iniciativa busca promover el respeto a la diversidad y garantizar una atención con calidad y calidez para todas las personas, sin discriminación», dijo el MSPAS en un documento enviado a Ocote.
El ministerio realiza monitoreos y evaluaciones constantes para verificar el cumplimiento de la estrategia, indicó la institución.
Aun así, para la población trans consultada para este reportaje, no es suficiente.

La atención especializada, esfuerzo de la sociedad civil
Ante los vacíos en el sistema de salud, las organizaciones trans de sociedad civil han optado por crear sus propias clínicas y espacios especializados en atención para personas trans.
En Trans-Formación cuenta con una clínica de atención integral para personas trans. Es atendida por la médica Yusimil Carrazana. Entre sus servicios se encuentra el control y seguimiento a afecciones de salud agudas y crónicas presentes, exámenes de laboratorio y otros métodos de diagnóstico. También hacen referencias a nutricionistas y especialidades afines.
La doctora también brinda atención médica a hombres trans fuera de Guatemala por medio de videollamadas.
En el colectivo, también es posible acceder a atención psicológica para personas trans. La psicóloga brinda talleres de psicoeducación y acompañamiento a redes de apoyo de personas trans. Por ejemplo, familia y amigas.
Desde 2012, OTRANS gestiona la clínica TransVivirGt. Tiene servicios de medicina general, psicología, laboratorio y farmacia para personas trans. Está avalada por el Ministerio de Salud.
Su servicio es integral. Ofrecen medicina general y terapia de reafirmación de género. También atención psicológica y consejería pre y post prueba de VIH. Además, brindan visitas domiciliarias a personas trans que están enfermas y que no pueden movilizarse.
En sus laboratorios, realizan pruebas de VIH, sífilis, hepatitis B, hepatitis C, química sanguínea (creatinina, inmunología (T3, T4, TSH, testosterona, progesterona, LH, FSH), RPR, hematología, farmacia para PREP (Profilaxis preexposición, un tratamiento para prevenir la infección de VIH) y PEP (Profilaxis post-exposición). La PEP es para personas que posiblemente hayan estado expuestas al VIH.
El Colectivo Amigable de Diversidad Independiente (CADI) también tiene un sistema de atención integral en salud que funciona con profesionales de la salud aliados y sensibilizados en el tema. Cuentan con una psicóloga, una ginecóloga, un endocrinólogo, un nutricionista, una médica general y un fisioterapeuta. Además, tienen espacios de formación y convivencia con hombres trans y sus familiares.
La atención de estas clínicas especializadas ha permitido diagnosticar enfermedades como diabetes, hipertensión y relacionadas con la tiroides.
También salvar vidas. Una de ellas, la de George Cordón. En una ocasión, mientras bromeaba con una prima, ella lo golpeó con suavidad en el abdomen. Esto le produjo un dolor que no lo dejó dormir, pues era cada vez más fuerte.

Al día siguiente, CADI realizó una jornada médica. Él se sentía mareado y estaba frío y pálido. La ginecóloga lo notó y le realizó un ultrasonido. Descubrieron que tenía un quiste en el ovario, que estaba a punto de estallar.
Cordón llamó a su seguro médico. Tardaron tres días en aprobar que la ginecóloga de CADI y una enfermera que trabaja con ella lo atendiera. Le dio de alta ese mismo día porque ninguna de las dos podía quedarse con él y querían evitar que recibiera malos tratos por su identidad de género.
«Nosotros sí estamos organizados. Hay atención entre nosotros mismos, como organizaciones de sociedad civil», finaliza George Cordón.
Si eres una persona trans y deseas acceder a servicios de salud integral especializados, puedes comunicarte con el colectivo Trans-Formación y la clínica TransVivir de OTRANS.
Colectivo Trans-Formación:
Redes sociales: @htransgt
Correo electrónico: contacto@colectivotransformacion.org
Teléfono: 2211-3232
Clínica TransVivir:
Redes sociales: @InfoOtrans
Correo electrónico: infootrans@gmail.com
Teléfono: 2251-0685
Colectivo CADI
Redes sociales: @cadi.gt
Correo electrónico: Comunidadamigable.gt@gmail.com
Teléfono: 4749-7176
Nota de edición: el martes 11 de febrero a las 09:46 se corrigió un error en el apellido de la médica Yusimil Carrazana. El 12 de febrero a las 23:00 se corrigió una imprecisión en una de las fechas.
