SUSCRÍBETE A NUESTRO BOLETÍN

Barriles de agua para quienes cruzan el desierto

Humane Borders, o Fronteras compasivas, es una organización de voluntarios que trabaja para crear un ambiente más justo y humano en la frontera entre México y Estados Unidos. Colocan estaciones de agua en el desierto de Sonora, en Arizona para prevenir las muertes de migrantes por deshidratación y exposición al clima. Son, tal cual, un oasis. Además del agua, los voluntarios llevan un registro de las personas que fallecieron en el lugar. Su trabajo, a pesar de todo el esfuerzo, se enfrenta al odio y al racismo.

Una bandera azul en lo alto de un poste de nueve metros de altura anuncia que hay agua en el desierto. Dice que en el lugar donde se encuentra, hay …

  • Humane Borders, Fronteras compasivas, coloca estaciones de agua en el desierto entre México y Estados Unidos para prevenir las muertes de migrantes por deshidratación y exposición al clima.
  • Personas dañan los barriles con agua para los migrantes que caminan en el desierto, en algunas ocasiones con actos violentos. 
  • Desde el año 2000 se registran 4,239 muertes de migrantes en el desierto de Arizona.

Una bandera azul en lo alto de un poste de nueve metros de altura anuncia que hay agua en el desierto. Dice que en el lugar donde se encuentra, hay un barril azul de 55 galones de agua con un grifo. Puede hacer la diferencia en el futuro de quien pase por ahí. Dará agua a una persona que camina en el desierto de Sonora, Arizona. Los voluntarios de Humane Borders (Fronteras compasivas) conversan con agentes de la patrulla fronteriza, médicos del condado, tribus indígenas que están en el desierto… Con cualquiera que pueda darles información de los lugares donde han muerto personas migrantes. Lo hacen para identificar los puntos más críticos de la ruta hacia Estados Unidos y llevar agua a esos sectores.

El desierto de Arizona es conocido por el calor intenso. Puede superar los 40 grados Celsius. Los meses más fuertes son julio y agosto. Históricamente ha tenido temperaturas hasta de 50 grados. 

La mayoría de la zona carece de fuentes de agua y las pocas que existen, como lagunas formadas por agua de lluvia, están contaminadas. Se usan como bebederos para el ganado y otros animales, pero representan un riesgo para los humanos que las consumen. 

La única esperanza de quienes caminan por el desierto son los botes de agua que los voluntarios les dejan y los tanques azules de Fronteras Compasivas. 

Para asegurarse de que los barriles están llenos constantemente, se necesitan de 1,500 a 1,700 dólares al año. Los recursos se invierten en vehículos cisterna para reabastecer los recipientes de agua, en seguros para esos vehículos, en gasolina y en reparaciones. 

Todas las semanas los voluntarios visitan las estaciones, verifican que todo esté bien y que el agua sea apta para consumirse. Controlan el abastecimiento y que los barriles no tengan algún daño. Que las banderas estén donde deben estar. 

Los ataques a los tanques

En los últimos años se han reportado incidentes. 

Los voluntarios han encontrado toneles que fueron perforados intencionalmente con un barreno, lo que causa que el agua se derrame. 

También han visto que hay gente que arranca banderas y se toma el tiempo para instalarlas en otros puntos. Los migrantes llegan esperanzados a lugares donde no están los barriles, donde no hay agua. 

El rótulo con el nombre de una de las estaciones fue atacado a balazos. Y estos balazos también dañaron el tanque de agua. 

Para Bob Feinman, voluntario de Human Borders desde hace más de 15 años, las personas que hacen esto son criminales. Asegura que este tipo de acciones pueden provocar la muerte de un migrante. 

«Hay muchos criminales que quieren hacer daño. Mi forma de pensar es que son racistas. Quieren ver morir a los que brincan el muro. Para los criminales es un chiste», dice Feinman.

Saber quiénes son los responsables es complicado. Los integrantes de la organización sólo han identificado que llegan en vehículo, porque las llantas han dejado huellas. 

Rebeca Fowler es la administradora de Humane Borders. Explica que, para acceder a los toneles con agua se puede caminar, pero para ingresar en vehículo se debe pasar por unas rejas con candados y solo ciertas personas tienen acceso. En un principio, la patrulla fronteriza y los empleados de la ciudad de Tucson, aunque Fowler desconoce si alguien más tiene la llave. 

La motivación para ayudar 

Feinman, el voluntario, dice que tiene varios motivos para apoyar a Fronteras compasivas. Es de origen judío, su familia migró de Europa a Estados Unidos durante la segunda guerra mundial.  

«Yo soy gringo de la segunda generación. Pienso en mi familia, en mis abuelos y en los pobres que están tratando de brincar el muro. La única diferencia entre ellos tratando de brincar y mis abuelos es el nombre de nuestra tierra natal, además de eso somos iguales», dice Feinman.

Por 40 años trabajó para una radio en español, los hispanos lo acogieron, así que siente una cercanía especial. 

La tercera razón: está convencido de que los migrantes no deben morir por tratar de llegar a Estados Unidos. 

«Nosotros sabemos que cruzar la línea sin papeles es ilegal, pero la forma de pensar de nosotros es que no deben pagar con su vida», dice Feinman. 

Los toneles ausentes 

Hay lugares a donde los voluntarios no han podido llegar para colocar barriles. Son tierras de los pueblos indígenas y aún no tienen permiso para hacerlo. El jefe de la tribu no puede tomar una decisión final para todos los territorios; cada pueblo o nación tiene la autonomía para hacerlo. 

Para tener tanques en estos lugares, la organización debe hablar con cada uno de los representantes y obtener la autorización. No es con una sola persona. Hasta ahora eso ha dificultado obtener los permisos.

El mapa de los puntos rojos 

Humane Borders tiene un mapa con decenas de puntos rojos esparcidos. Representan a cada una de las 4,239 personas que han muerto tratando de migrar en los últimos 25 años. Muchos de ellos saltaron el muro de la frontera, caminaron por el desierto tratando de ingresar a los Estados Unidos. 

La falta de atención en una deshidratación grave puede ocasionar la muerte, daño cerebral permanente o convulsiones. 

La deshidratación inicia con sed, piel seca y fría, dolor de cabeza o calambres musculares. Avanza a irritabilidad o confusión, latidos cardíacos rápidos, mareos o aturdimiento, respiración rápida, ojos hundidos, inconsciencia o delirio y  shock.

Por esta razón, el agua es indispensable para los migrantes. 

En su travesía suelen caminar con garrafones negros, pero el agua se calienta. Las botellas de plástico transparente aguantan más la temperatura, pero tienen un problema: reflejan la luz del sol.   Ese destello de luz puede alertar a la patrulla y se exponen a ser descubiertos, detenidos y retornados a un país del que muchas veces escaparon de la pobreza y la violencia. 

Los riesgos en el camino

Los integrantes de Fronteras compasivas también acostumbran a visitar los albergues para migrantes ubicados en México y Estados Unidos. Escuchan a las personas que están en tránsito irregular, conocen sus historias. 

Cuando Humane Borders va al desierto para llenar los toneles de agua, aprovecha para dejar comida y limpiar el lugar. 

El contacto con los migrantes los hace reflexionar sobre la indiferencia de los coyotes, los guías que llevan a los migrantes por el desierto, que a veces los abandonan o que los engañan. 

Migrantes que esperan horas a un coyote que les prometió un vehículo para seguir su camino por el desierto. Mujeres a las que les piden dinero extra para evitar que las violen en el trayecto. 

«Los encargados de las rutas no son los migrantes, son los carteles. En el lado mexicano y en la frontera están manejando todo. Hay territorios en donde si no tienes un pase que indica que acabas de pagar la tarifa criminal, ni vas a poder caminar, ni buscar una botella de agua, porque es la tierra de ellos. La mayoría es del lado mexicano», cuenta Feinman.

Además del paso de migrantes, la frontera es utilizada por carteles para el trasiego de drogas. De acuerdo a la experiencia del voluntario, la mayoría de las personas que cruzan el desierto lo hacen en busca de trabajo y un lugar para vivir en paz. 

«Cada lado de la frontera tiene que aceptar el 50 por ciento de la culpabilidad. Sí hay criminales en México haciendo la venta de drogas, pero hay que preguntar quiénes son los compradores, Claro que hay violencia con armas y todo, pero dónde compran las armas», dice Feinman.

Para la organización, la humanidad debe ir antes que la política. 

«Mi opinión personal: ya basta con muros, somos vecinos. En lugar de muros hay que poner puentes», dice Feinman. 

Para él, hacer puentes incluye que el Gobierno de Estados Unidos busque una forma de «paz y tranquilidad» que no trate a los migrantes como juguetes.

Cuando el voluntario dijo esto era 10 de diciembre de 2024. Faltaban 40 días para que Donald Trump asumiera como presidente de Estados Unidos.

Hoy, Trump está de nuevo en el poder, y sus palabras y primeras acciones generan miedo, incertidumbre y desinformación para los migrantes. 

En el primer día firmó órdenes ejecutivas sobre migración, cambio climático y diversidad. No todas pueden cumplirse de forma inmediata, algunas necesitan pasar procesos legales

En la frontera sur entre México y Estados Unidos ordenó reforzar la seguridad en el área con la presencia de personal militar. 

No disponible

Carmen Quintela

Imagen personalizada Visitar

María José Longo Bautista

También te puede interesar

CONTAMOS LA
REALIDAD DESDE MIRADAS DIVERSAS

SUSCRÍBETE A NUESTRO BOLETÍN

La realidad
de maneras diversas,
directo a tu buzón.