Crónica sonora: «Bienvenidos a Guatemala»

Al Centro de Recepción de Retornados de la Fuerza Aérea de Guatemala llegan las personas que han sido deportadas, en su mayoría desde EE.UU. De enero a noviembre de 2024, casi 70 mil guatemaltecos han vuelto de manera forzada al país tras haber migrado. Al aterrizar, las primeras acciones pueden parecer pequeñas pero son importantes: buscar un teléfono para avisar a casa o conseguir transporte hacia sus comunidades, muchas veces a cientos de kilómetros de la capital de Guatemala. El país, del que quisieron salir para buscar una mejor vida, les recibe en las mismas condiciones.

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«La promesa» es una serie sonora, parte de una investigación de Ocote para abordar en profundidad la migración que atraviesa Centroamérica. 

A través de cinco episodios, escuchaste, desde la voz de sus protagonistas, diferentes historias sobre lo que implica migrar. Para cerrar esta primera entrega quisimos hacer algo diferente: nos fuimos a la Fuerza Aérea de Guatemala, al Centro de Recepción de Retornados, que es el punto al que llegan personas deportadas. Lo hicimos para contar cómo les recibe Guatemala. Ese país del que quisieron salir en busca de seguridad, oportunidades, nuevos comienzos o vidas más dignas. 

Te dejamos con la crónica.

***

María Olga Domínguez: Vamos caminando hacia la Fuerza Aérea. Es 24 de octubre de 2024 y ahora viene un vuelo de retornados a Guatemala. El día está soleado, despejado y ahorita, pues nos vamos a encontrar con la persona que nos va a recibir para poder entrar a la fuerza aérea.

Narradora: Esa soy yo, María Olga Domínguez, periodista de Ocote y este día me acompaña Christian Gutierrez, periodista audiovisual de Ocote. Caminamos sobre la banqueta de la Avenida Hincapié, en la zona 13 de ciudad de Guatemala. Pasamos la entrada de la Fuerza Aérea y a unos 20 metros encontramos un gran portón gris. Lo cruzamos y al otro lado llegamos al Centro de Recepción de Retornados, que se creó en 2021. 

Christian Gutiérrez: Antes no estaba este centro de retornados. Yo recuerdo que vine a coberturas y solo había una puerta justo negra y con una ventanita en la que por ratos un guardia abría la ventana y te avisaba si ya venían o no los retornados. No podíamos verlos, no había como un centro como tal y te decían: «Ahí vienen» y venían caminando todos en fila. Recuerdo que venían con ropa blanca y pants gris, tenis sin pitas y una bolsa transparente de donde traían cosas personales.

Narradora: Ahora el lugar se ve diferente a lo que recuerda mi compañero Christian. Después de pasar el portón gris, a la entrada, hay una puerta de vidrio custodiada por un agente de la Policía Nacional Civil. Arriba, en letras grandes se lee “Centro de Recepción de Retornados”. 

Después de pasar por la puerta de vidrio, lo primero que te encuentras es una sala donde hay un círculo de sillas azules. A la derecha, una hilera de ventanillas con personal del Ministerio de Trabajo y de organizaciones como ACNUR, fundación AVINA y la Casa del Migrante. 

Del otro lado están los baños y estaciones de carga para que las personas retornadas puedan cargar sus celulares. El centro es espacioso. Ahora no hay mucho movimiento y el personal de la Procuraduría General de la Nación, del Instituto de Migración y del Consejo Nacional de atención al Migrante platican en voz baja entre ellos. Todos esperan la llegada del avión. Está previsto que aterrice a las 12 del mediodía.

Mónica López, una de las trabajadoras del centro, nos lleva hacia la pista de aterrizaje, a la que se llega atravesando el centro, justo del otro lado. Nos quedamos en la orilla, no podemos pasar a donde está el avión. 

Eso que escuchas es el sonido del avión, que salió de Tucson, Arizona en la madrugada. En él vienen 112 personas retornadas. Entre ellas, también niños y niñas. 

Mónica López: Ahorita vamos todos a recibirlo. El equipo de migración es el primero que va, en orden. Hoy hay familias, van las de SOSEP. Y todos los demás son de la policía, porque a veces vienen ya personas privadas de libertad; de Interpol. Entonces, ponemos la valla, para que no se pasen para allá. Si no nos regañan de Fuerza Aérea y ya los traemos.

Narradora: Las personas comienzan a bajar del avión. Las familias descienden primero. Personal de la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente está presente en este momento y les ayuda a caminar por la pista. 

Algunas de ellas llevan de la mano a niños y niñas. Este primer grupo se forma en fila y pasa directo al centro, a otro espacio habilitado especialmente para atender a personas menores de edad. 

Luego comienzan a bajar las mujeres. La mayoría son jóvenes. No parecen tener más de 25 años. Unas 20 de ellas vienen con mascarillas. Se colocan al lado de una valla y una persona de migración les hace señas para que se coloquen de pie, en dos filas. Por último, bajan los hombres y forman tres filas. Son 45 mujeres y 67 hombres. 

Aunque algunas personas se ven serias, muchas platican y se ríen entre ellas. Parecen conocerse de antes. Según nos contaron, coincidieron en el centro de detención antes de ser retornados. 

María Olga Domínguez: Ahora los están formando en una fila y el personal de migración parece que va a dar algunas instrucciones.

Manuela Caballeros: Buenas tardes a todos bienvenidos al centro de recepción de retornados del Instituto Guatemalteco de Migración. Nos encontramos en la avenida hincapié, zona 13 de la ciudad de Guatemala. Son las 12 del mediodía, 35 minutos. El proceso que van a llevar a cabo dura aproximadamente una hora, todo el grupo ingresa junto y todo el grupo sale junto al finalizar todo el proceso migratorio.

En el primer salón van a encontrar las ventanas de migración en donde les van a solicitar nombre completo, fecha de nacimiento, lugar a donde se dirigen y un número telefónico. Posterior van a pasar al siguiente salón en donde les van a hacer entrega de sus pertenencias. Con este ticket blanco que les entregaron en Estados Unidos, ¿sí? Con este ticket blanco. Si no llegaran a tener este ticket blanco, que lo hayan extraviado, con el brazalete que tienen en el brazo color verde, se lo quitan antes de llegar a la ventanilla y con eso puedes solicitar sus pertenencias, principalmente si tienen el blanco, por favor, entregarlo. 

Narradora: Las personas escuchan atentamente. Un joven a la mitad de una de las filas de los hombres ve hacía todos lados. Se pierde por unos segundos en los aviones que están a unos 500 metros, en el Aeropuerto Nacional La Aurora. 

Algunas mujeres de la primera fila se recuestan en la valla. Tienen el ceño fruncido y asienten con la cabeza a las instrucciones que siguen dando a través de un megáfono. 

Manuela Caballeros: Por favor, si escuchan su nombre levantan la mano, por favor y pasan aquí adelante se les va a ser entrega de los documentos que tenemos nosotros.

Narradora: La siguiente fase, dentro del centro,  es pasar por el proceso de Migración. Ese que las personas que llegan a Guatemala pasan en el aeropuerto, antes de recoger las maletas y salir. Solo que aquí es un poco diferente.

Una persona del Instituto Guatemalteco de Migración entrega los DPI a las personas y se asegura que todos lo tengan. Si alguien no lo tiene puede tramitarlo en una ventanilla del RENAP ahí mismo. 

Mientras esperan su turno, las demás personas conversan. Algunas se ríen, así que el personal les pide silencio y orden. 

Manuela Caballeros: No se vayan a mover de filas, todos vamos a ingresar en este momento primero vamos a pasar las mujeres y posterior a los caballeros te solicita, por favor, que no quedémonos en nuestras filas. Bienvenidos a Guatemala

Narradora: Entre las personas que venían en el vuelo, puedo hablar con una chica. Tiene un pants negro, una blusa de rayas y el pelo recogido en una cola alta. Su nombre es Angélica. Tiene 19 años. 

Angélica: Cuando uno llega allá pues lo tratan como cualquier criminal a uno, pero ya cuando nos traen para acá nos traen normal. Encadenados. Bien encadenado. Ya llegando acá, pues nos dan de comer todavía encadenados que ni siquiera podemos comer, pero llegamos bien. Ya cuando venimos casi aterrizando nos quitan las cadenas.

Narradora:  Desde enero hasta noviembre de 2024, casi 70 mil guatemaltecos han sido deportados desde Estados Unidos y México. Más de 7 mil eran niños o adolescentes. 

Para la mayoría de estas personas, volver implica regresar a la misma falta de oportunidades y por eso muchas personas vuelven a emprender el viaje de regreso. 

***

Narradora: Unas semanas después, el 13 de noviembre de 2024, regresamos al Centro de Recepción de Retornados en la Fuerza Aérea Guatemalteca. En esta visita encontramos un ambiente algo distinto. 

El vuelo que está por aterrizar no es el primero del día, así que en el centro aún hay mucho movimiento. Todavía quedan personas del vuelo anterior, algunas esperan en la calle y otras dentro del salón. 

El protocolo es el mismo para cada vuelo de retornados. Todos bajan del avión, se forman en filas, se les entregan sus pertenencias y luego ingresan al centro para hacer su proceso migratorio. 

Narradora: Tanto las mujeres como los hombres se acomodan en las sillas y esperan a que alguien les diga que pueden pasar a la ventanilla que esté libre. Tienen sus pertenencias en las manos. Es una bolsa de malla roja. En ella,  hay quien guarda su celular, audífonos o cargadores. 

María Olga Domínguez: Ya casi todas las personas que descendieron del avión terminaron este trámite en el primer espacio habilitado dentro del Centro de Recepción de retornados. Y ahora pasan al segundo espacio donde hay una ventanilla de cambio moneda, donde pueden entrar al baño, donde pueden cargar sus teléfonos celulares y donde tienen que esperar a que todo el proceso termine.

Narradora: Unas seis personas están agachadas en el piso. Le están colocando las cintas a sus zapatos. Al inicio de la primera visita, mi colega Christian también me había comentado que las personas llegaban sin cordones en los tenis. Esto es parte del protocolo cuando los detienen. Los agentes de migración en Estados Unidos les quitan los cordones para evitar que se lastimen o lastimen a otras personas. 

Hay quienes cambian dólares a quetzales. Un señor cuenta rápido sus billetes antes de agradecer a quien le atendió en la ventanilla. Y otras diez personas hacen cola para cambiar su dinero. 

Un muchacho le pide ayuda a un trabajador del centro para hacer una llamada. Su nombre es Fredy. Prefiere que no le grabemos, pero nos cuenta que llama a su papá para que le envíe Q200. No trae dinero y necesita regresar a su casa en Totonicapán. 

Las personas logran encender sus celulares después de haberlos cargado un poco. En las paredes hay varias hojas de papel con la clave del wifi. Tres chicas se acercan y se conectan a la red. También prefieren que no las grabemos. Dicen que quieren tener internet para llamar a sus casas. Una es de Jalapa y las otras dos de Quetzaltenango. Ya les dijeron a sus familias que están de regreso en Guatemala. 

El grupo sólo puede salir cuando todas las personas estén listas. Mientras esperan a que sea la hora de irse, casi todos comen algo de una bolsa que el Consejo Nacional de Atención al Migrante les dio. Me acerco y hablo con Jean Paul Barrios, un trabajador de Conamigua, para saber qué tipo de comida traen las bolsas. 

Jean Paul Barrios: Tienen una lata de atún, tenemos un botecito de suero que es muy bueno, la verdad. Tenemos agua pura. Tenemos una barra energética de Tosh, que trae manía como vienen de su mayoría, vienen deshidratados, ¿verdad? Tenemos galleta de avena, un juguito para subirles un poco el azúcar ¿verdad? Esto que creo yo que es lo que más les gusta que es una ensalada de cóctel de fruta. Lo que caracteriza a los chapines, la incaparina… y solo. 

Narradora: Algunas de las personas se irán en el bus que ofrece CONAMIGUA y que llega hasta la Estación del Trébol, de la que salen autobuses rumbo a varios departamentos de Guatemala.

Otras esperan a que las lleguen a traer y hay quienes buscan otras formas de transporte. 

Manuela Caballeros: Buenos días a todos, el proceso migratorio ha finalizado, pueden retirarse, el bus al Trébol se encuentra aquí afuera. Bienvenidos a Guatemala. 

María Olga Domínguez: El centro comienza a quedarse vacío y las personas de diferentes instituciones vuelven a sus lugares. Ordenan un poco y esperan al siguiente vuelo, que está próximo aterrizar para comenzar de nuevo todo el proceso. 

Y eso que escuchas es el sonido del bus que va al Trébol y es donde muchas de las personas que acaban de bajar de este vuelo de retornados usaron para poder transportarse hasta sus casas este bus los deja solo en el Trébol y es gratuito, pero muchas de las personas buscan acercarse un poco más a sus lugares de origen, entonces deciden no tomar este bus.

Narradora: Nadie puede quedarse dentro del centro de recepción, así que quien no se haya ido en el bus, se queda afuera en un pequeño espacio de parqueo que está trás el portón gris. Ahí platico con Doresly. Está esperando a sus papás. 

Doresly: El vuelo, pues, fue una experiencia única porque yo jamás había volado, o sea, nunca había tenido esa experiencia, fue una experiencia muy bonita, nos trataron muy bien y aquí, al llegar, pues nos pidieron nuestro nuestro documento nombre y todo por el estilo… 

Narradora: Hoy, Doresly pudo hablar con sus papás y cuenta que estaban muy felices de escucharla porque tenían 15 días de no saber de ella. A Doresly la atraparon los agentes de migración justo después de cruzar la frontera entre México y Estados Unidos y estuvo detenida durante dos semanas. Ahora que está en Guatemala aún no sabe si intentará volver a Estados Unidos. 

Doresly: Pues estamos, estoy pensando en eso todavía porque es difícil estar encerrado, no ver la luz del día, no ver la hora… Entonces es difícil ese proceso.

Narradora: Afuera de la Fuerza Aérea hay taxis blancos parqueados. Le ofrecen a las personas llevarlas a la terminal para que tomen el bus que más les convenga. También hay carros, que parecen brindar el servicio de taxi pero no están identificados. Ellos ofrecen viajes más largos; a San Marcos, Huehuetenango, Xela… Pregunto por el costo pero no me contestan. 

***

Así recibe Guatemala a las personas que han sido deportadas. 

Regresan a un país que no ha cambiado mucho. Que sigue sin tener lo que muchos salieron a buscar fuera: oportunidades, trabajo, salud y seguridad. 

Algunas personas dudan si volverán a intentar el viaje. Para otras es la opción más probable. Para muchas es la única. Deben salir de aquí de nuevo, cueste lo que cueste, y aunque los vuelvan a mandar de regreso. 


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María Olga Domínguez Ogaldes

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