Las llamas se iniciaron en las faldas del volcán el 20 de febrero y hasta la fecha aún no se han controlado en su totalidad. El Consejo Nacional de Áreas …
Las llamas se iniciaron en las faldas del volcán el 20 de febrero y hasta la fecha aún no se han controlado en su totalidad. El Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) estima al menos 900 hectáreas de bosque afectadas en mayor o menor medida por el fuego.
Esta tragedia afectó directamente a la fauna silvestre. Hubo animales que dependiendo de su movilidad, desplazamiento, tamaño o edad no pudieron escapar y murieron en el lugar.
Consultado el departamento de Comunicación del Conap, hay insectos, anfibios, reptiles, algunas especies de aves y mamíferos pequeños, o crías a las cuales se les imposibilitaba huir del fuego. Y si fueron calcinados es imposible calcular el daño.
Hasta el momento, 19 animales que fueron rescatados ya se liberaron en su hábitat natural, entre ellos un halcón de cola roja, halcón peregrino, mazacuata de montaña, serpiente ojos de gato y una zarigüeya.
Segunda oportunidad de vida
Algunas especies en el volcán de Agua tuvieron suerte de ser rescatadas y tener una segunda oportunidad de vida.
Dani Alexander Mazariegos, director de la organización Antigua Exotic (con sede en La Antigua Guatemala), es el responsable, junto a su equipo de voluntarios, de brindar atención a animales silvestres rescatados por distintas tragedias. La del volcán no fue la excepción.
Mazariegos cuenta que la organización lleva 19 años funcionando como un refugio para rehabilitar y recuperar fauna. El día que inició el fuego en el volcán, recuerda, se prepararon unas 30 personas para acompañar a las autoridades y buscar especies en peligro.
«Al llegar al lugar vimos el nivel de desastre que estaba dejando el fuego. Encontramos animales muertos y cuevas abandonadas por animales que tuvieron que escapar a los lugares en donde hay cacería», lamenta.
A decir de Mazariegos, este es otro gran problema, pues se desconoce qué animales pudieron ser cazados mientras huían, debido a que los alrededores del volcán cuentan con mucha población humana.
Esto, más los animales que fueron alcanzados por las llamas, las pérdidas en fauna, asegura Mazariegos, son incalculables.
Entre las especies de flora silvestre dañadas en la zona de veda definitiva del volcán de Agua se encuentran (por su nombre científico) quercus tristis, quercus sp, diphysa robinioides, citharexylum donnell-smithii, persea americana, oreopanax sp, arbutus sp, litsea guatemalensis, Ostria virginiana, Cedrela sp.
Según el Conap esas especies fueron consumidas por el fuego que arrasó las faldas del volcán, entre los 1,980 y 2,400 metros sobre el nivel del mar.
Las amenazas al Biotopo del Quetzal y Laguna del Tigre
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) contabilizaba al menos 1,146 incendios forestales hasta el 15 de abril. Dos corredores biológicos están en peligro y las autoridades tratan de que el fuego no llegue a las zonas núcleo de las reservas.
Uno es el Biotopo del Quetzal ubicado a unos 150 kilómetros al norte del país, en Baja Verapaz, el cual alberga a cientos de especies de aves, entre ellas el quetzal. Ahí se reportó un incendio con varios frentes desde el 4 de abril.
#BajaVerapaz Operaciones aéreas y terrestres para el control y liquidación del incendio forestal que se registra en aldea Unión Barrios, Salamá. Las descargas aéreas que se han realizado sobre el foco activo en el Biotopo del Quetzal son gracias al apoyo del @PNUDGuatemala. pic.twitter.com/5HVgtbirJS
— CONRED (@ConredGuatemala) April 6, 2024
Hasta el 15 de abril, la Conred había reportado que el fuego se encontraba en un 95% controlado y 90% liquidado, y asegura que las llamas no llegaron en su totalidad al Biotopo del Quetzal. Sin embargo, existían dos focos a unos 4 kilómetros de los límites del área protegida.
En Baja Verapaz, hasta la misma fecha, la Conred reporta al menos 38 incendios forestales.
Este corredor biológico se localiza entre los municipios de Purulhá y Salamá y es un área protegida por la cantidad de especies de flora y fauna silvestre. Es administrado por el Centro de Estudios Conservacionistas (Cecon) de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Los animales que lo habitan y están en riesgo por el fuego son venado, cabra, tepexcuintle, mapache, tacazonte, barba amarilla, lagarto, iguana, garrobo, loro, gavilán, tigrillo, jaguar, codorniz, cojolita, faisán, mazacuata, jabalí, quetzal, entre otros.
Las autoridades del Cecon han realizado múltiples llamados de auxilio a la población para que colabore con horas vuelo de helicópteros con equipo para sofocar los focos de fuego.
El Parque Nacional Laguna del Tigre, ubicado dentro de la Reserva de Biósfera Maya en Petén también está siendo golpeado por otro incendio reportado desde el 8 de abril.
Los bomberos departamentales de la región, junto con refuerzos de varios departamentos, incluidos de la Conred, combaten las llamas para evitar que se propaguen y alcancen zonas con mayor cantidad de fauna silvestre.
Sin embargo, hasta el momento, las autoridades no han podido identificar cuál es el daño que el fuego dejará en las distintas especies.
La Laguna del Tigre es considerado uno de los lugares de la región en donde aún se pueden mantener poblaciones de grandes mamíferos como el tapir, el jaguar o el coche de monte.
También el cabrito güitsisil, mono araña de Centro América, el mono aullador negro de Yucatán o mono saraguate, cocodrilo moreleti, y variedad de reptiles y aves.
Santuarios de especies únicas
La bióloga especialista en manejo y conservación de vida silvestre, Bárbara Escobar Anleu, explica que estas zonas (el biotopo y la laguna) son el hábitat de especies que no se encuentran en cualquier otro bosque.
Escobar asegura que una de las mayores consecuencias de los incendios es que las poblaciones de flora y fauna silvestre pueden reducirse, incluso llegar a una extinción local.
La especialista expone que los pocos recursos dirigidos por décadas a la investigación en Guatemala ahora dificultan conocer el impacto de estas tragedias.
«Se necesitaría tener monitoreos para obtener datos, sabemos que hay especies que viven en estas áreas, pero no se tiene registro (científico) de ellas», lamenta la experta.
Como una medida de sobrevivencia, la fauna silvestre que logra escapar del fuego tiende a buscar refugio. Muchas veces eso los lleva a ser presas del ser humano que recurre a la tenencia ilegal.
El Conap explica que el comercio ilegal de vida silvestre ocupa el cuarto lugar de las actividades criminales más lucrativas en el mundo, solo después del tráfico de drogas, el de personas y el de las armas.
Es por ello que Escobar Anleu considera de vital importancia invertir más en investigación y conservación de la naturaleza.
«La conservación no puede ser excluyente de las necesidades de las personas. Cuando se habla de estos corredores (biológicos) se habla de áreas que tienen conexión entre la naturaleza y las necesidades del ser humano, se cuida el agua y la tierra para sobrevivir», afirma la bióloga.
Fotografía de portada: Julio Sicán Aquino