Entre el 10 y 12 de enero de 2024, Chile reunió a decenas de científicos que están preocupados por el problema de la acumulación y la contaminación de los desechos …
- Para fines de 2024 se debe firmar el Tratado Global de Plásticos, un acuerdo impulsado por las Naciones Unidas que busca reducir la enorme cantidad de desechos plásticos que se están acumulando en el planeta.
- La bióloga marina Daniela Honorato, miembro de una alianza de científicos que investigan la contaminación plástica en Chile conversó con Mongabay Latam sobre este grave problema mundial y los caminos que podrían llevar a una solución.
Entre el 10 y 12 de enero de 2024, Chile reunió a decenas de científicos que están preocupados por el problema de la acumulación y la contaminación de los desechos plásticos que afecta a todo el planeta. En la cita organizada por la Alianza Nacional de Científicos y Científicas que investigan la Contaminación Plástica (Splach, por sus siglas en inglés), los investigadores presentaron una serie de estudios de cómo la basura plástica está presente en prácticamente todos los ecosistemas del mundo y los daños que está causando al ambiente y a las especies terrestres y marinas, incluida el ser humano.
La reunión Splach (Scientific Plastic Pollution Alliance of Chile) también sirvió para que los científicos elaboraran una carta dirigida a los ministros de Medio Ambiente y de Relaciones Exteriores de Chile que recoge una serie de fundamentos científicos-técnicos y recomendaciones como aporte para las negociaciones del Tratado Global de Plásticos, un acuerdo impulsado por las Naciones Unidas que debe llegar a un consenso a finales de este año.
La bióloga marina Daniela Honorato, miembro de Splach e integrante del programa de ciencia ciudadana Científicos de la Basura, en Chile, conversó con Mongabay Latam sobre las evidencias científicas de los daños ocasionados por la basura plástica, la urgencia de llegar a consensos para la firma del tratado y la necesidad de poner freno a la producción de plásticos en todo el mundo. “Es un problema que debemos solucionar y me parece que hacerlo junto con la sociedad y a través de la política es fundamental”, comenta.
—Hablemos primero del Tratado Global de Plásticos, ¿por qué se propone este acuerdo?
—Este tratado busca, en primer lugar, disminuir la producción de basura plástica en general en el medio ambiente, incluyendo también el medio marino. La importancia se da justamente porque en los últimos años se ha visto una gran cantidad de basura en prácticamente en todos los ecosistemas. Esta basura está conformada principalmente por desechos plásticos en general. Como sabemos el plástico es un material que se demora muchísimo tiempo en degradarse. Lo que ocurre con el plástico es que simplemente se fragmenta en pedacitos muy pequeñitos, que son los que actualmente se conocen como microplásticos, incluso nanoplásticos, fragmentos que no se alcanzan a ver al ojo humano. Ese es uno de los mayores problemas ya que los distintos organismos vivos pueden ingerirlos, incluso organismos muy pequeños como el plancton en los distintos ecosistemas acuáticos. Luego los organismos más grandes se alimentan de este plancton, después otro organismo más grande se alimentaba del primero y así sucesivamente hasta llegar al ser humano.
Por todos estos problemas que genera la producción de plásticos y los desechos del plástico es que en algún momento, por tratarse de un problema de carácter global, las Naciones Unidas dijo que era necesario hacerse cargo. Por eso los países miembros de las Naciones Unidas están discutiendo y negociando este tratado para disminuir la cantidad de basura que estamos generando. Lo que se busca es apuntar al problema de la contaminación plástica, considerando el ciclo de vida completo de los plásticos desde su producción hasta la gestión de los desechos.
—¿Por qué tenemos que preocuparnos por los desechos plásticos?
—Los plásticos son altamente tóxicos por los aditivos que se usan en su producción. Tienen muchas facultades, pero sus características se pueden incrementar aplicando aditivos químicos para, por ejemplo, hacerlos más flexibles, menos degradables o menos inflamables. Además, el plástico tiene la propiedad de absorber en su superficie contaminantes que pueden estar en el ambiente, es decir, un plástico que está en el medio marino flotando tiene la capacidad de absorber, por ejemplo, pesticidas. Eso hace que el plástico sea altamente tóxico y se están haciendo estudios para determinar los efectos que tiene en los organismos, por ejemplo, animales vegetales y también en el ser humano.
—¿Cuántos aditivos se pueden encontrar en los plásticos?
—Son alrededor de 13 000 distintos químicos que se adicionan al plástico por distintos motivos: para que no sean tan inflamables o aumentar su flexibilidad o darle mayor duración, etcétera. Son distintas las propiedades y miles de químicos que se usan, pero no todos se conocen o no todos se han estudiado respecto a cuál es su impacto, por ejemplo, en la salud humana o en distintos organismos y ecosistemas. Sí se han estudiado los más comunes y se sabe que pueden generar alteraciones en el sistema endocrino, incluso daños a nivel celular.
Nos falta todavía estudiar un gran porcentaje de otros aditivos y clasificarlos para decir cuáles son altamente tóxicos o cuáles son de menos riesgo. De esa manera, en el tratado se podrán definir cuáles son los que se tienen que prohibir de todas maneras, porque hay que tener en cuenta que el plástico también es un material muy útil para distintas cosas. No queremos demonizar el plástico, un material muy bueno para muchos usos, sin embargo, no podemos usar un material tan bueno y durable para que sea desechado los cinco minutos de uso.
—SPLACH acaba de enviar una carta a los ministros de Medio Ambiente y de Relaciones Exteriores de Chile sobre el problema de los plásticos, ¿qué buscan con esta carta?
—Para llegar al texto final del Tratado Global de Plásticos se determinaron cinco reuniones del Comité Intergubernamental de Negociación que son los llamados ING y hasta la fecha se han hecho tres. El último se realizó en noviembre del año pasado en Nairobi, Kenia. Como es un proceso de negociación, es importante que dentro de esta negociación se estén considerando los fundamentos científicos técnicos sobre la contaminación por plásticos para llegar a un acuerdo que tenga fundamentación basada en la evidencia científica. En ese contexto de negociación, la Plastic Pollution Alliance of Chile (SPLACH), conformada por investigadores de todo el país, realizó un congreso del 10 al 12 de enero para compartir los resultados de nuestras más recientes investigaciones.
Quisimos condensar estos resultados en esta carta para llegar de una forma directa y práctica a los tomadores de decisiones que forman parte de la delegación chilena que participa en la negociación, por eso nuestra carta se dirige a los ministerios de Medio Ambiente y de Relaciones Exteriores. Pero también hacemos recomendaciones sobre cuál consideramos que debería ser la postura de la delegación chilena ante las negociaciones.
—¿Cuáles son estos fundamentos científicos-técnicos que mencionan en la carta?
—Entre los principales fundamentos científicos técnicos consideramos que la contaminación plástica es realmente un problema global y urgente, porque está presente en prácticamente todos los ecosistemas del planeta, desde casi el punto más alto de las cordilleras hasta los fondos marinos. En la actualidad, es una de las principales problemáticas medioambientales que estamos enfrentando. Además es un problema que va en aumento y seguimos generando contaminación, entonces tenemos que realmente frenar esa producción de plástico. Incluso, si frenamos completamente la producción de plásticos, ya tenemos un problema porque la contaminación plástica que hay en el medio ambiente va a perdurar por mucho tiempo. No podemos seguir produciendo porque es insostenible.
Otro punto importante es el origen de esta basura. Se sabe en base a la evidencia científica que la mayor parte de la basura presente en todos los ecosistemas proviene principalmente de fuentes terrestres, de las zonas urbanas, de las actividades que realizamos en tierra y que los ríos están llevando esa contaminación hacia el mar. En el congreso de SPLACH un colega presentó una investigación sobre la presencia de basura plástica en el organismo del cóndor. El plástico básicamente está en todos lados. Este es un dato importante porque quiere decir que el problema tenemos que abordarlo desde el inicio, tenemos que cortar la llave de la producción y enfocarnos en atacar las fuentes de la basura, que son justamente estas actividades que realizamos en tierra.
—¿De qué actividades hablamos?
—La basura plástica está constituida principalmente por plástico de un solo uso que se genera, por ejemplo, para comida al paso. Lamentablemente mucha gente utiliza también estos productos plásticos de un solo uso en sus casas solo por un tema de comodidad. Pero esa comodidad nos está pasando la cuenta. Hay estudios que ya están demostrando la presencia de plásticos en el ser humano, en distintos tejidos como el pulmón, el hígado, la placenta. También se encuentra en la leche materna, en la sangre humana y en los alimentos que consumimos. Se ha encontrado hasta en el agua embotellada. Prácticamente está en todas partes.
—Usted ha mencionado que uno de los fundamentos científicos indica que la contaminación plástica va desde las cordilleras hasta las profundidades oceánicas.
—Hay estudios, aunque todavía falta mucha información, en ecosistemas acuícolas y ambientes terrestres que demuestran que están afectados. Que el cóndor andino, un ave de tanta altitud también se alimente de estos residuos plásticos nos dice mucho. En el Congreso que tuvimos en enero, una colega de Ecuador presentó su investigación sobre la presencia de microplásticos en sistemas lacustres alto andinos en Ecuador, entre 3800 y 4200 metros de altura. Eso demuestra que la basura plástica está en todas partes.
—Entre los fundamentos que menciona la carta está el reciclaje, ¿está funcionando para reducir la basura plástica?
—El reciclaje ayuda de alguna forma, especialmente con productos no plásticos, por ejemplo el papel del cartón y el metal que son productos fácilmente reciclables. En el caso del plástico, la verdad es que el reciclaje, para nuestro programa de Científicos de la Basura, es más bien una falacia porque el plástico es muy difícil de reciclar. Son muy pocos los polímeros plásticos que realmente se reciclan sin perder su calidad. Entre ellos está el PET, me parece que el polipropileno 5 y el polietileno 2 y 4, pero esos son solamente cuatro tipos de plástico de miles de tipos de polímeros de plástico que existen, entonces realmente no se logra mucho con el reciclaje de plástico. Además, para que el reciclaje de plástico sea eficiente, todo el residuo tiene que estar limpio y ese es un trabajo que se le transfiere al consumidor, entonces hay mucha gente que ni siquiera logra reciclar sus desechos porque no están en buenas condiciones de limpieza o no saben dónde ir a dejarlos.
En Chile, por ejemplo, de la cantidad de basura que se genera en el país, con suerte el 10% se recicla. Probablemente en Europa sean un poco mayor, pero estamos hablando de un problema global donde hay países que reciclan un 1%, entonces la solución no está en el reciclaje. Por eso es súper importante la responsabilidad extendida del productor. De esa forma hacemos responsables a quienes elaboran los productos y no al consumidor final que consume lo que le ofrecen. Yo no puedo elegir, por ejemplo, usar una botella retornable si el negocio no me la está ofreciendo.
El productor tiene que hacerse responsable de los desechos que sus productos generan. Idealmente tenemos que llegar a prescindir de los productos desechables de todo tipo, no solo plásticos, sino que tenemos que tratar de volver a lo que es el producto retornable y reutilizable que se podía usar por años en lugar de consumir y botar. Por ejemplo, como alternativa al plástico se están generando distintos tipos de cartones, los llamados bioplásticos que se basan en productos vegetales como almidón maíz, caña de azúcar, pero que siguen siendo desechables. Cuando hacemos eso, igual generamos un proceso lineal de producir para suplir la demanda. Finalmente lo que estamos haciendo es trasladar el problema de un lado a otro porque vamos a necesitar muchas hectáreas de tierra que solamente se dediquen a cultivar los insumos vegetales para los desechables, en lugar de usar ese terreno para alimentar a la población.
—Conociendo los efectos nocivos del plástico de un solo uso, ¿por qué no se frena su producción?
—Es una pregunta muy importante y aquí entramos en una polémica. La industria del plástico tiene intereses muy grandes para seguir produciendo cantidades monumentales de plástico. Colegas nuestros que estuvieron en la reunión de noviembre de 2023 de Nairobi para avanzar con el tratado, comentaban que la cantidad de lobistas de la industria del plástico superaba en tres y cuatro veces con creces la cantidad de científicos. Eso, por supuesto, ralentiza las negociaciones, detiene algunas cosas y quizá pueda conseguir que las medidas no puedan ser tan drásticas o incluso que algunas medidas no puedan tomarse. Hay países que tienen mucho interés también en mantener la industria del plástico.
No solamente tenemos la problemática medioambiental, sino que también tenemos los intereses económicos por otra parte. Por eso es muy importante para nosotros poder integrar el ámbito científico más allá de los intereses económicos de la industria del plástico.
—¿Nos debe preocupar la presencia de una mayor cantidad de lobistas de la industria del plástico que científicos en estas reuniones con miras al tratado?
—Claro y no solamente en el plástico, sino que lo vemos en distintos tipos de problemáticas como el cambio climático. En general, los intereses económicos de las industrias son una piedra de tope para todo este tipo de negociaciones que buscan más bien la protección de los sistemas naturales. Por lo mismo, considero muy importante trabajar de la mano de la industria y no generar dos bandos, científicos versus industria o políticos versus industria, sino que realmente tenemos que hacer que este tratado pueda ser intersectorial donde participen tanto el mundo político como la industria, la sociedad civil y también la academia para llegar a un acuerdo que nos favorezca a todos. Pero la industria tiene que hacerse responsable del problema que ha generado.
—Desde hace años hablamos del problema de la contaminación por plástico, ¿se ha avanzado en algo para solucionarlo?
—No podría decir que se ha reducido el problema porque no es así, pero si hay que reconocer todos los esfuerzos que se están realizando tanto a niveles locales como nacionales o incluso regionales por disminuir esta contaminación. Por ejemplo, en Chile tenemos algunas leyes nacionales que se enfocan en disminuir esta contaminación como la ley que prohíbe la entrega de bolsas plásticas en el comercio. También hay iniciativas locales en distintos países, sin embargo, hay un problema grande más allá de generar leyes que es la falta de fiscalización. Qué pasa cuando esas leyes no se fiscalizan o no se implementan realmente en la práctica, ahí tenemos un problema muy grande.
Además, para que esas leyes se apliquen también falta educación. Hay mucha gente que ni siquiera sabe que existen, incluso hay gente que comercializa plásticos de un solo uso. Por eso, en la carta que enviamos a los ministros, una de las recomendaciones es que todas las medidas que se incluyan en el Tratado Global de Plásticos tienen que ir acompañadas de programas de educación y concientización dirigidos a toda la sociedad incluyendo la industria; y también programas de fiscalización y de penalización.
—¿Qué podemos hacer como consumidores para no generar tantos desechos plásticos?
—Lo ideal sería poder siempre optar por material reutilizable como lo hacíamos antes. En algún momento nosotros llegamos a esto del uso y desecho solamente por un tema de comodidad. Cuando salimos, tratar de andar siempre con nuestra botella rellenable para no comprar agua en botellas desechable. Incluso con nuestros cubiertos. Cuando viajo, por ejemplo, ando con un tenedor en la mochila. No se puede aplicar a todos los productos, pero sí a muchos. También podemos prescindir de los sorbetes. Llevar mis tuppers al supermercado para comprar, por ejemplo, el queso. También llevar una bolsa de tela para las verduras sin tener que colocarlas en una bolsa plástica para pesarlas. Todo eso se puede hacer, pero todavía falta ese cambio de conciencia y de cultura. por eso todo esto tiene que ir acompañado de campañas de educación.
—En la carta también proponen una serie de recomendaciones, ¿cuáles son las más importantes camino a la próxima reunión del tratado?
—Es un tema complejo porque en esas reuniones participan más de 100 países miembros y cada uno tiene sus intereses y agendas. Es un proceso complejo para llegar a ciertos consensos, pero por lo menos, lo que nosotros consideramos que es fundamental y que tiene que ir en el tratado, que además debería ser parte de la posición de la delegación chilena, es enfocarnos en cerrar el caño. Más allá de las medidas de mitigación, que también son importantes, la recomendación principal que tenemos desde SPLACH es enfocarnos realmente en reducir la producción de plástico, especialmente de plástico de un solo uso y enfocarnos en generar productos que sean retornables, reutilizables y o rellenables, tanto plásticos como de otro tipo de productos, incluso los alternativos al plástico, para no seguir trasladando el problema de un lado a otro. El tratado todavía está en proceso de negociación y estas propuestas se seguirán discutiendo en las dos reuniones que nos quedan para llegar al texto final.
—¿Cuándo se firmará el tratado?
—La última reunión será a finales de este año. Entonces hay que trabajar mucho en estas reuniones de negociación, considerando también toda la presión de la industria.
Si en la tercera reunión tuvimos una alta proporción de lobistas, en la cuarta cita que será en abril no será distinto. Si bien la delegación oficial está formada por los tomadores de decisiones de los países, en las reuniones puede participar la sociedad, la academia y la industria. Cualquiera puede ir como oyente y entablar conversaciones con los delegados de los países y eso es lo que hace la industria. Colegas nuestros que estuvieron en las reuniones nos comentaban que en los tiempos de pausa entre reuniones veían a los lobistas conversando con los delegados y los representantes de distintos países.
Los integrantes de la sociedad civil y de la academia también pueden comunicarse con los delegados de los distintos países, pero ahí el número juega un factor determinante. Si hay 200 lobistas frente a 50 personajes de la academia y de la sociedad civil, hay un desequilibrio que no podemos ignorar. A pesar de que los lobistas no toman decisiones, sí pueden influir en la toma de decisiones.
—Además del trabajo que están haciendo en Chile, ¿existe una articulación de científicos a nivel internacional?
—A nivel internacional existe la Coalición de Científicos para un Tratado de Plásticos Efectivo que reúne a científicos de distintos lugares del mundo quienes decidieron unirse para coincidir en estos procesos de toma de decisiones. En ese sentido, quiero hacer un llamado a que como científicos nos unamos a estas instancias y no nos quedemos solo en la investigación y la publicación. Aunque son muy importantes, también tenemos que tratar de hacer vínculos entre la evidencia científica y la toma de decisiones en las políticas públicas. Los problemas ambientales son un problema político, entonces la solución tiene que verse también a través de la política y de la toma de decisiones.
* Imagen principal: Mauricio Ergas