COVID-19
Sputnik V: la única vacuna (hasta ahora) con componentes diferentes para cada dosis
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A través del WhatsApp de Fáctica / Agencia Ocote (+502 3756 8119), un lector nos consultó si la vacuna Sputnik V, desarrollada en Rusia, funciona con dos dosis diferentes entre sí. Esto es verdadero. Hasta la fecha, Sputnik V es la única vacuna contra el virus SARS-CoV-2 que tiene diferentes componentes en la primera y la segunda dosis. En esta nota te explicamos cómo funciona la vacuna y por qué es necesario recibir un cargamento distinto para aplicar la segunda dosis a las personas que ya se vacunaron con la primera.


El Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, que desarrolla la vacuna Sputnik V en Rusia, explica en su sitio web que los viales de primera dosis de la vacuna (identificados con una etiqueta y una tapa azul) contienen un vector adenoviral diferente al de la segunda dosis (con etiqueta y tapa roja).

Un vector adenoviral, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un organismo que funciona como mecanismo de transmisión. “Las enfermedades de transmisión vectorial son enfermedades humanas provocadas por bacterias, parásitos o virus”, explica la OMS. 

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades indican que estos vectores son modificados en laboratorios para el desarrollo de vacunas, con el objetivo de que al ingresar al sistema de una persona, el virus no tenga capacidad de reproducirse.

Dalia Lau-Bonilla, química especializada en microbiología y docente de la Universidad de San Carlos de Guatemala, comenta que el objetivo científico de la vacuna Sputnik V es generar anticuerpos diferentes (a través de vectores diferentes) para potenciar la inmunización. “Esta vacuna trabaja con una estrategia denominada heterologous prime-boost, que tiene como base introducir dos vectores diferentes para impulsar la inmunización”, explica Lau.

[“Qué sabemos de la inmunidad que generan las vacunas contra el coronavirus”]

La primera dosis de la vacuna se basa en un vector denominado rAd26-S y la segunda trabaja con el vector rAd5-S. “Una vacuna basada en otro vector adenoviral desconocido para el organismo estimula la respuesta inmunitaria y proporciona inmunidad a largo plazo”, asegura el Centro Gamaleya.

En el artículo “Seguridad e inmunogenicidad de una vacuna COVID-19 heteróloga” publicado en la revista científica The Lancet, un grupo de científicos explica que estos dos vectores fueron modificados para funcionar únicamente como vehículos del material genético del SARS-CoV-2. Aseguran que son inofensivos y funcionan solo como transporte

Algunas como la Janssen utilizan únicamente el adenovirus rAd26-S y otras, como la Cansino, utilizan el rAd5-S.

“La desventaja de esto es que el laboratorio ruso tiene que producir dos vacunas y por eso puede que estén teniendo retrasos en las entregas de vacunas”, comenta la química Lau-Bonilla. “Lo que no debemos permitir como población es que haya personas que se queden con una sola dosis, porque el refuerzo es importante”, recuerda.

Fuente: Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.

A la espera de segundas dosis

Hasta el 5 de julio de 2021, el Gobierno de Guatemala ha recibido 350 mil primeras dosis de Sputnik V. Esto equivale al 4.4% de los 8 millones de dosis por los que se pagaron Q614.5 millones el 5 de abril de este año. En el contrato de compra se estableció que Guatemala adquiriría 16 millones de dosis en total. 

El ministro de Relaciones Exteriores, Pedro Brolo viajó a Rusia en la última semana de junio para, según dijo, acelerar las entregas de la vacuna a Guatemala. Desde inicios de abril, cuando se hizo el pago por el 50% del monto establecido en el contrato, estas entregas han sido escasas y muy espaciadas en el tiempo. 

Según Brolo, el Gobierno ruso se comprometió a enviar en la primera semana de julio dos lotes de 200 mil dosis cada uno. El primero ingresó el 3 de julio y el segundo la noche del 7 de julio. Hasta ahora no existe un calendario de entregas para las más de 7 millones de dosis pendientes que ya fueron pagadas.

Amelia Flores, la ministra de Salud, aseguró el 29 de junio que había exigido al Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) la devolución de los Q614.5 millones. Un día después, el RDIF negó que el Gobierno de Guatemala hubiera hecho esa solicitud.

Según Carlos Morales, director de Comunicación del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, se solicitó una renegociación del contrato:  “Los términos iniciales de la renegociación es que envíen 8 millones de vacunas (4 millones de primera dosis y 4 millones de segunda dosis)”. 

Agosto, la fecha prometida

Cuando la vacuna Sputnik V se lanzó al mercado, a inicios de 2021, Gamaleya aseguró que el tiempo que debía transcurrir entre la primera y la segunda dosis era de 21 días. Sin embargo, el 26 de abril, el centro publicó una nota de prensa en su página web en la que indicó que era posible ampliar el intervalo entre la primera y segunda dosis de esta vacuna, que podría aplicarse desde los 21 días hasta los tres meses.

Un mes después, el Ministerio de Salud de Guatemala publicó en sus redes sociales que debían transcurrir 90 días entre las dosis. Esta afirmación era engañosa: no es necesario dejar pasar los tres meses entre la primera y la segunda dosis. 

[“Es engañoso decir que deben pasar 90 días entre las dosis de Sputnik V”]

Cuando el Ministerio de Salud hizo esta publicación, ya habían transcurrido 21 días desde que las primeras personas habían recibido la primera dosis de Sputnik V (es decir que, según Gamaleya, ya podían recibir la siguiente), pero todavía no había ingresado a Guatemala ningún vial con segundas dosis. Hasta ahora, de hecho, todavía no ingresó ninguno. 

Según indicó entonces el Ministerio de Salud de Guatemala, en agosto comenzarán a aplicar las segundas dosis de Sputnik V, aunque se desconoce la fecha en la que Rusia las enviará.  

Hasta el 1 de julio, Argentina, otro de los países de la región que también compró vacunas Sputnik V, había recibido 25,706,730 dosis, de las cuales solo el 7% correspondía a segundas dosis

Debido a la escasez de vacunas, el Gobierno de Rusia acordó que el Laboratorio Richmond podría encargarse de parte de la producción de esta vacuna en Argentina. El laboratorio anunció el pasado 6 de julio la producción de 153,441 dosis del segundo componente, que se suman a 550 mil dosis del primero.

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