Felipa Tzoc, Josefa Tacam, María Tipaz y María Hernández*.
Las mujeres a 201 años del Juicio Criminal contra el Común de Chuime’q’ena.
Por:

La historia de Totonicapán es esencial para hablar de movimientos indígenas, organización y resistencia. Y dentro de ella, las mujeres han participado de manera directa y sostenido estas luchas tal cual lo lee la doctora Gladys Tzul Tzul en este ensayo sobre el Levantamiento de 1820


En homenaje a Berta Cáceres y por la libertad de Bernardo Caal. 

Quetzaltenango agosto 5 de 1820.

“En seguida, yo el alcalde mayor hice sacar a una mujer que estaba en arresto por disposición del señor comisario Orlando Antonio Cozar en casa comisionado por el excelentísimo señor capitán general para que viniese con las tropas de Quetzaltenango a pacificar los movimientos dentro del Pueblo de Totonicapán y sin juramentarla por estar en calidad de reo por vos del mismo interprete.

Preguntando por el motivo de estar presa, dijo: que por venir juntamente con su marido Atanasio Sul[1].

Preguntando cómo se llama, dijo llamarse Felipa Soc, mayor de cincuenta años y natural del pueblo de San Miguel Totonicapán. (…)” Extracto del Juicio contra Criminales de Totonicapán 1820. Folio 25. A.1. Legajo 5480. Exp.47155. AGCA.

Las rebeliones indígenas han sido sostenidas por el cuerpo, la energía, el trabajo y las palabras de las mujeres. Tanto en los momentos celebratorios, así como en la cruda represión el trabajo de las mujeres, es central en la organización de los duelos, para la liberación de sus hijos o esposos presos, en la reconstrucción y sostenimiento de la vida cotidiana. Algunas como Felipa Tzoc, que estuvo presa junto con su compañero Atanasio Tzul, o María Hernández que acompañó en varios eventos a su compañero Lucas Aguilar, son historias que nos muestran la complejidad organizativa de un Levantamiento indígena en los primeros 20 años del siglo XVIII en Chuimeq’ena’.

 ¿Qué pasaba por la cabeza de doña Felipa Tzoc mientras la llevaban al interrogatorio con Manuel Lara luego de que tropas coloniales allanaran su casa, se llevaran su cofre con papeles, capturaran a su marido y algunos de sus hijos y la hiciera caminar de Chuimeq’ena’ a Quetzaltenango? ¿Por qué utilizó esas palabras para contestar? ¿El traductor, José Manuel Figueroa, dijo justamente lo que manifestó Felipa Tzoc?

Este año se cumplen 201 años del juicio criminal que se desarrolló contra los comunitarios de Totonicapán y de los pueblos de San Andrés Xecul, San Cristóbal, San Francisco el Alto, Momostenango y Santa María Chiquimula, que se rebelaron en 1820 contra el pago de los tributos, contra la dominación eclesiástica y contra todos los atropellos que las sociedades indígenas vivían en la dominación colonial. Esta rebelión se expandió a otros territorios y pueblos, de la misma manera que se nutrió de otras dos importantes rebeliones, Santa María Chiquimula en 1818 y Sacapulas en 1820. El Levantamiento de Chuimeq’ena’ se celebró con fiestas, donde se leyeron los papeles de la Constitución de Cádiz de 1820, en la que se declaraba que ya no se debían de pagar los tributos. Ante estos acontecimientos, José Manuel de Lara escribió:

“solicito ayuda militar con drasticidad con los alzados, porque si no se someten pronto el motín se volverá un levantamiento general y el Rey tendrá que gastar muchos hombres y dinero en una nueva reconquista”; tomado del Informe rendido por el Alcalde Mayor de Totonicapán a cerca de la sublevación de los Indígenas. Año 1820.

En este texto me propongo una interpretación comunal de este levantamiento que nos marcó a los pueblos indígenas. Me enfatizo los primeros 20 años de 1800, desde el punto de vista de la fuerza, la palabra y las acciones de las mujeres en el Levantamiento.

Una interpretación comunal significa aquí, no centrarse en una sola persona como protagonista de la rebelión, de hecho la composición estructural de las sociedades indígenas nos da cuenta de una amplia trama comunal que produce para organizar la vida. No hay una suerte de caudillo que piense y organice una rebelión, así como tampoco de gente acrítica que le siga. Por el contrario, los levantamientos ocurren por la movilización generalizada y la activación de las estructuras comunales que, de por sí, existen en contextos de quiebre social.

De tal forma que El Sistema de Principales, Los Calpules, Los Alcaldes, Las Cofradías, Las Juntas Directivas son por lo menos algunas de las instituciones de la vida política comunal en Totonicapán y que aparecen de manera central en la organización del juicio; mismas que en los registros judiciales serán señaladas como instancias sospechosas desde donde se gestó la rebelión. En esas cinco instituciones, las mujeres fueron ancla, fuerza e imaginación para potenciar las acciones y será, a través del testimonio de Felipa Tzoc, que podremos analizar a los actores, las dinámicas, las tensiones que ocurrieron en estos convulsos años de rebelión, aunque recurriré a los testimonios de otros encarcelados para describir un panorama general del proceso.

En los archivos aparecen las palabras de Tzoc cuando es interrogada por Lara mediante un interprete, pero también existen palabras, menciones, acciones en las que aparecen otras mujeres a las que la Alcaldía Mayor acusa y persigue por “alzadas”. Son mujeres con nombres y apellidos, con luchas intensan -así como la contemporáneas- que han moldeado la lucha y la vida en las sociedades comunales. Nuestro pasado reciente nos ha dado pistas para comprender cómo en las sociedades indígenas la historia la recrean y transmiten las mujeres. Sí, el lugar del saber cómo madres, abuelas, viudas, tías, mujeres libres, comerciantes, tejedoras, comadronas, curanderas son las que van contando las potentes memorias, esas de las que aprendimos a vivirnos en un mundo hostil, opresivo y a la vez potente y desbordante. Darles nombre y apellido es una tarea de este artículo.

 

Sobre Lo metodológico.

Para escribir este texto me enfrenté con algunos problemas y una ventaja de índole política y documental, pues el texto que hoy presento analiza el archivo del documento de Juicio contra Criminales de Totonicapán 1820. A.1. Legajo 5480. Exp.47155 del Archivo General de Centro América.  La ventaja es que queda claro que, mediante el tipo de preguntas que realiza el alcalde mayor a los encarcelados y a sus testigos para averiguar ¿quién?, ¿cómo y con qué objeto?, ¿con qué autoridad?, o el tipo de expresiones que usa “con altanería”, “con insolencia”, se exhibe la dominación y poder del cual las comunidades se revelaron. Al ser la preocupación del dominador la que está a la vista, es posible leer entre líneas la creatividad insurgente de quienes se rebelaron, y las mujeres con sus actos y palabras. Permite también ver las texturas internas de la rebelión, sus tiempos y la estructuras. Por ejemplo, un sistema de “correos” que traía y llevaba información de la Capital a Totonicapán, y luego de Totonicapán a los pueblos circunvecinos, San Cristóbal, San Francisco el Alto, Santa María Chiquimula o Momostenango. Los “correo” eran hombres vendedores de hilo, comerciantes de chamarras, comerciantes de cintas que viajaban entre pueblos y que llevaban los documentos. Los Principales tenían una red de escribanos que leían y escribían los textos de respuestas para otros pueblos, así como también redactaban actas de acuerdo y tomaban nota de las cuentas sobre los gastos que incurrieron en todas las gestiones

Pero se presentan por lo menos dos problemas[2].

  1. La versión que hay sobre las mujeres no solo es escasa, sino que es efecto del acto ventrílocuo (Guerrero; 2001)[3] de hacer hablar según el interés del Alcalde Mayor y del interprete para querer encontrar a los culpables de promover la rebelión y castigarlos ejemplarmente, más de lo que ya habían hecho. En ese mismo sentido, Ranajit Guha (2002), cuando escribió sobre los pasados poscoloniales y se enfrentó al archivo reflexionó que en estos representan la voz de la dominación, Guha denominó a ello la prosa de la contrainsurgencia. Mi trabajo en el archivo y la transcripción de varios documentos de esta época  me dejo claro los problemas que analizan Guerrero y Guha, pues el documento que recopila el juicio es  prosa contrainsurgente.
  2. Existen referencias, por otras declaraciones, de las menciones a los nombres de las acciones de las mujeres: “la que corrió la voz de que ya no se pagaban más los tributos” María Tipaz; “ella fue la que encabezó la delegación se encargó de seguir la comisión para buscar la ropa que usaría”- su suegro don Atanasio Tzul- Josefa Tacam; “llegó a pegarles con una vara de leña al compañero que abla”, María Hernández, compañera de Lucas Aguilar; en lo que se refiere a Felipa Tzoc, que fue puesta presa, se tienen una serie de discursos que fueron pasados por la voz del interprete y así se supo de algunos detalles. Esto representó un ejercicio de leer entre líneas las palabras, auxiliándome de otras declaraciones de presos y testigos, para lograr dar cuenta de un panorama general.

 

Felipa Tzoc: Una voz que narra el Levantamiento de Chuimeq’ena’.

A continuación transcribo el otro extracto del examen judicial y declaración de Felipa Tzoc, y presentaré un análisis tomando aspectos generales del documento completo del juicio criminal.

 

(…) Preguntando que porque delito tenía su marido para que ella también la pusieran presa. Respondió: que porque se decían su marido se avia echo Rey de Totonicapán poniéndose una corona pero que es mentira, aunque es verdad que todas las gentes que ivan allí le decían que era rey y lo respetaban como tal: de cuya lucha su marido se afligia mucho y aun en ocasiones llorava: que el que más de los indios se lo decían también a las gentes era Juan Tipaz asegurando que el mismo le avia traido el título de la capital: que es verdad que los pueblos benían de noche y asen guardia pero que en esa casa la de Lucas Aguilar y aunque a su marido también le asian guardia solo la gente de Momostenango y los principales de Totonicapán: que en casa de Lucas Aguilar se acian las juntas para que no se pagara el tributo y que a estas fiesta no asistía su marido y que quien dijo que los papeles que avian venido por el correo quitaron los tributos fue Francisco García.

 Voy a ir con cuidado por cada una de las palabras que tomó el traductor de las de Tzoc para exhibir la textura de los procesos de la rebelión y el contexto:

a) Sobre Tzul, coronado como Rey. En efecto, el 12 de julio de 1820 aparece nombrado Primer Principal de Totonicapán, un equivalente a Rey. Según Juan Monroy[4], las reuniones para preparar, organizar el levantamiento, eran los días lunes en la noche, y en la casa de Tzul, eran en otros días. Mientras que bajo presión Antonio Bax (Batz)[5] tuvo que confesar, por obligación de Manuel Lara, que quien le había arrebatado documentos a este mismo en el Cabildo fue Atanasio Tzul.

b) Sobre la corona. En todo el archivo del juicio Manuel Lara, está muy preocupado por entender ¿Cómo y con qué autoridad los indios de Totonicapán le quitan la corona de San José y se la colocan a Tzul? A varios de sus testigos y encarcelados le reitera la misma pregunta ¿Dé dónde sacó la ropa en la fiesta para coronarse como rey? Lo cierto es que la tensión en Chuimeq’ena’ era también contra el curato y la Cofradía del Santísimo[6], del cual Lucas Aguilar también era parte y dirigente. En el momento del levantamiento, como ya se caracterizó, tuvo como objetivo, y efecto, un desmantelamiento de las instancias coloniales de dominación, y la eclesiástica es una de ellas. De hecho, uno de los puntos en los que procede la interrogación, es el recuerdo de una de las confrontaciones entre La Cofradía y el cura Luis Enríquez en 1818. Por esa razón, no sorprende que uno de los elementos celebratorios sea la toma de algunos elementos eclesiásticos. Sobre el mismo acto de coronación, Tzoc manifiesta que no era cierto, pero que es verdad que los otros prisioneros de la revuelta respetaban como tal a Tzul.

c) Sobre las aflicciones de Atanasio Tzul, manifestó Felipa Tzoc que “en ocasiones llorava”. Con estas palabras tenemos al frente la situación de cómo se vive el dolor, la pena, la angustia al interior de las rebeliones indígenas. ¿Qué sentían las hijas, los hijos, las y los nietos al ver llorar a su abuelo el Primer Principal? En este levantamiento indígena de las comunidades también están contenidos el dolor y el miedo. Eso de lo que muy pocas veces hablamos, eso que solo se conoce en el ámbito doméstico y que Felipa Tzoc conoció de primera mano. Atanasio Tzul, seguramente calculaba la respuesta que daría las autoridades coloniales al levantamiento, y le contaba a Tzoc sus cálculos que provenían de las experiencias pasadas en las rebeliones de 1816 y lo que ocurría en otros pueblos. En esta dirección, la declaración de Tomas Yax, de Totonicapán, un labrador mayor de sesenta años manifiesta :

“Que lo llevaron a la cárcel, que después lo amontonaron en una picota y les dieron más de diez azotes, preguntándole donde estaban la escopetas y el dinero que tenía y después lo pasaron a la cárcel donde los pusieron en el cepo y al otro mancomunado a una grilla con otro de los presos. Que como desde las tres de la tarde de ese día en lo apresaron comenzaron los azotes a los presos acabando como a las ocho de la noche y siguiendo otro día viernes muy temprano hasta las once que lo trajeron al declarante y los demás prisioneros que vinieron a esta cárcel”.[7]

A esto se referían las palabras de Tzoc, cuando se hablaban del miedo y el provenir que le contaba Atanasio Tzul -La referencia a las escopetas, alude al enfrentamiento armado que aconteció en el cruce entre San Cristóbal y San Francisco el Alto contra las tropa de Lara, pero será un asunto que se tratará en un articulo independiente-.

Ahora bien, esas mismas palabras nos permiten comprender una doble valoración del  miedo, una primera es el miedo de los comunitarios a la violencia que, efectivamente, ocurrió; así como el temor que manifiesta Lara, cuando dice que si no se actúa drásticamente, se tendrá que gastar hombres y dinero para una nueva conquista.

 

d) Acerca de Juan Tipaz, el escribano Francisco García y las guardias que se hacían en las casas de Tzul y Aguilar. Se sabe por otros declarantes que Tipaz fue quien difundía la noticia de que ya se habían abolido los tributos y que ya no se tenían que pagar. Nicolás Aguilar, de veintinueve años, macegual de Totonicapán, bajo interrogatorio declaró que Tipaz, junto con Nicolás Aguilar, Francisco Aguilar, Manuel Batz, Gilberto Vásquez, fueron y llevaron los papeles donde se decía que ya no se pagaban los tributos: 

“Francisco Tipaz trajo la noticia de que ya no se pagaban y porque su hermano Lucas Aguilar en acuerdo con Atanasio Sul comunicaron a los pueblos enviaron papeles con órdenes escritas por Francisco García”[8].

 

Se trata de un sistema de correos y escribanos en cada uno de los pueblos de San Francisco el Alto, Momostenango, San Cristóbal, San Andrés Xecul y Santa María Chiquimula. Es importante notar la velocidad de la comunicación de correos que se movían entre los pueblos y que se escribían notas entre sí, aprovechando los días de plaza de mercado. Existían escribanos en las sesiones y en las juntas de los Principales y de La Cofradía que mandaron cartas, recados, toma de nota sobre las cuentas y gastos en los que incurrieron las gestiones de los correos para conseguir los documentos. Este fluido sistema de comunicación fue animando a los otros pueblos a sumarse a apoyar y a llegar a resguardar las casas de Aguilar y Tzul, a quienes consideraban sus dirigentes.

 

La parte final del interrogatorio a Felipa Tzoc versará sobre como ella nombra los agitados años de 1820 y la fuerza de las mujeres en las rebeliones:

Preguntando sobre otras cosas consistentes a los echos  y que consta de las declaraciones que consiste en esta causa dijo: que es levantamiento, que los principales colgaron la sala de su marido sus cortinas y su silla (…) porque somos mujeres, ella se mantenía en la cocina moliendo y haciendo otras cosas propias de su obligación. En este estuve yo el Alcalde Mayor mando a pedir esta declaración que se verifico, expresando no saber firmar, hiselo yo con los testigos de asistencia por no haber escribano.”

 

a) Felipa Tzoc, en su declaración bajo fuerza define la movilización de las comunidades contra el tributo, contra la dominación eclesiástica y por la dignificación de la vida comunal para sus hijas, hijos y las futuras generaciones como “Levantamiento”. Y en esas palabras se juega un proyecto político de larga duración que hoy se sigue sosteniendo y que representa en medio de toda la complejidad formas de vida alternas a la que se centra en la propiedad privada como única forma de existencia. Mientras que otros autores pensaron este movimiento como rebelión (Contreras; 1951) o motín (Martínez Pelaez; 1978). Tzoc, desde una perspectiva de interioridad de la lucha, sintiendo su fuerza desplegada, la capacidad expansiva de la rebelión en otros pueblos lo denomina Levantamiento.

b) En esa misma tónica, en el Levantamiento de comunidades agitadas, presenta a las mujeres como arquitectas del sustento eficaz del levantamiento: las mujeres que molieron en las cocinas y alimentaron a quienes participaban en el levantamiento. Pero el potente mundo doméstico que moldea el mundo público, no se sostiene de manera individual, sino que es fundamentalmente colectivo. En un ejercicio de imaginación política: imaginemos la cocina de Felipa Tzoc, las mujeres que circulan en ese espacio. Los potentes diálogos que se desarrollan al interior. Un mundo sin dominación colonial: ¡la emoción de un levantamiento!

 

Cierre:

 A 201  años  del  Levantamiento de Chuimeq’ena’ y el proceso judicial que buscó reprimirlo. Los horizontes políticos por la dignificación de la vida comuna, por la defensa de la tierra siguen abiertos y siguen dando forma al mundo que habitamos.  

Josefa Tacam y Mama Maquín se emparentan en la misma lucha por la tierra y la dignidad de sus hijas e hijos; María Tipaz  se reencarnan en las vidas de las viudas de la Masacre del 4 de octubre en Totonicapán; María Hernández podría ser la esposa de algún dirigente criminalizado en Cobán. 

En este 8 de marzo, ¿qué nos diría Felipa Tzoc a 201 años de ese gran levantamiento comunitario y después de ser encarcelada?  ¿Cómo analizaría las acciones y discursos de quienes alegan independencia y crearon un Estado que prolongó la colonia? Seguramente cada una tendría palabras de ella para continuar la vida.  


*Este texto hace parte de un proyecto más amplio de investigación sobre el Levantamiento de las Comunidades de Totonicapán. En 2019, junto con un comité integrado por Romeo Tíu y José Santos Sapón, organizamos actividades para la celebración del Bicentenario de la Rebelión de Chuimeq’ena’. En 2020 organicé una serie de programas radiales en Radio Comunitaria la Niña que se denominó: 9 noches antes de la rebelión de Chuimeq’ena’. Donde participaron varios ex presidentes de la Junta Directiva de 48 Cantones de Totonicapán y elaboraron su opinión sobre sus tiempos de servicio comunal y, desde ese lugar, valorar el Levantamiento de Chuimeq’ena’. Jovita Tzul organizó algunos conversatorios con el Presidente de la Comunidad Paquí, y algunos de los expresidentes de la misma comunidad y alcaldes comunales de Totonicapán que fueron transmitidos por la Federación Guatemalteca de Educación Radiofónica FGER e HIJOS. También organizamos una serie de programas de televisión en la Red 25 de Totonicapán en coordinación con Leopoldo Batz. Este artículo es una primera entrega de un libro denominado: El Levantamiento de Chuimeq’ena’: Política Comunal en tiempos de rebelión. 

[1] Aunque en el expediente denominado Criminales de Totonicapán se identifica a Atanasio Tzul, como Atanasio Sul, este solo aparecerá con este apellido cuando los escribanos o alcalde mayor lo identifican o interrogan sobre su papel en la rebelión de Chuimeq’ena’. Esto se debe a la deficiencia de los españoles en la escritura del k’iche’. Distinto es el caso cuando Los Principales de Momostenango o de Santa María Chiquimula se dirigen a Atanasio Tzul, donde lo denominan capitán, principal o gobernador. Lo mismo ocurre en el caso del acta declaratoria del cese del pago del tributo, donde lo denominan como Primer Principal Atanasio Tzul.  De la misma manera Tzoc, será registrada judicialmente como Soc.

[2] En otro texto futuro se analizará de manera amplia. Por el momento solo se pone a la vista tal problemática que es crucial en la transcripción de estos juicios.

[3] En Guerrero, A. (2001) Administración de Poblaciones, Ventriloquía y Transescritura y IEP. Perú. Analiza el problema de trabajar con los archivos en lo que se refiere procesos judiciales de las luchas de las comunidades indígenas del Ecuador en el siglo XIX y XX. En una amplia reflexión, Guerrero nos presenta el proceso en el que la escritura de los alegatos indígenas son objeto del traspaso y conducción de tinterillos, hacendados, tenientes políticos y jefes políticos.

[4] Interrogatorio a Juan Monroy..

[5] Interrogatorio a Antonio Bax.

[6]Las cofradías en Totonicapán eran instituciones comunales que se encargaban de organizar el mundo ritual espiritual, aún y cuando se trataba de una instancia que también se encontraba ligada a la iglesia católica, su ligazón tiene características tensas y antagónicas. Estas instituciones funcionaban con un sistema de cargos ascendentes que a su vez van produciendo prestigio y autoridad en la sociedad comunal.

[7] Interrogatorio a Tomas Yax y a Nicolás Obispo Batz.  

[8] Interrogatorio a Nicolas Aguilar.

[Te puede interesar: Dignidad y resistencia, dos podcast de Radio Ocote para comprender la lucha de las mujeres desde miradas diversas]


Gladys Tzul Tzul

K’iche’ de Guatemala. Doctora en Sociología. Investiga sobre formas históricas de la política comunal indígena, mujeres indígenas, tierras comunales. Ha sido perito experto en tribunales de Guatemala sobre ley comunal y su confrontación con el Estado liberal. Escribió o Sistemas de Gobierno Comunal Indígena: mujeres y tramas de parentesco en Chuimeq’ena’ (2016) y Gobierno Comunal Indígena y Estado Guatemalteco. Algunas claves para comprender la tensa relación (2018). Ganadora del Voltaire Prize. Otorgada por la Universidad de Postdam Alemania.


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