Aquí pasó algo | Secuestro de Otto Estrada y Julio Estrada

El 15 de mayo de 1984, fuerzas de seguridad del Estado secuestraron a Otto René Estrada Illescas en la zona 1 de Ciudad de Guatemala. Un mes después, el 14 de junio, desaparecieron, frente al Hospital Hermano Pedro, a su hermano Julio Alberto. Ambos eran estudiantes de la Universidad de San Carlos y militantes del Partido Guatemalteco del Trabajo. Sus nombres figuran en el Diario Militar, documento que salió a la luz en 1999 y que evidenció la represión sistemática contra líderes estudiantiles durante el Conflicto Armado Interno.

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Lee aquí la transcripción del episodio:

Estás casi al inicio de la primera calle de la zona 1 de la ciudad de Guatemala, a dos cuadras del Anillo Periférico. En la intersección con la segunda avenida. Hay árboles en la acera. Si el día es algo ventoso, quizás haya hojas sobre la calle. A un lado verás una señal de «Alto» y una parada de bus. En la esquina opuesta está el Instituto Normal Centro América, mejor conocido como INCA. 

Aquí, en este punto de la primera calle y segunda avenida de la zona 1, el 15 de mayo de 1984 secuestraron a Otto René Estrada Illescas. Dirigente estudiantil de la Universidad de San Carlos de Guatemala y militante del Partido Guatemalteco del Trabajo.  

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El Anillo Periférico de la ciudad de Guatemala es una carretera de 11 kilómetros que atraviesa la capital de sur a norte. A la altura de la zona 11, sobre el carril auxiliar del Periférico, entre la 23 y la 26 calle se encuentra el Hospital Sanatorio Hermano Pedro. 

En el arriate que está frente al centro médico, que separa la calle de la transitada vía de tres carriles, hay pinos sembrados. La grama que está bajo tus pies apenas crece. Los autos pasan veloces a tu costado. Tan rápido, que provocan ráfagas de viento que levantan el polvo del asfalto.

El 14 de junio de 1984, en este lugar, un grupo de hombres se llevaron a Julio Alberto Estrada Illescas en una panel blanca.

Julio era estudiante de ciencias económicas en la USAC. Era parte del Partido Guatemalteco del Trabajo.

Y un mes antes, en mayo de ese mismo año había comenzado a buscar a su hermano Otto René. 

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Paulo Estrada: Me llamo Paulo René Estrada Velásquez. Soy hijo de Otto René y sobrino de Julio Alberto Estrada y Illescas, ambos detenidos, desaparecidos en 1984, en mayo y junio respectivamente.

Soy un hijo, soy un sobrino, soy un padre, soy un nieto de personas que fueron víctimas de terrorismo de Estado. Actualmente me dedico a hacer investigación sobre graves violaciones a derechos humanos. Soy peticionario del caso «Diario Militar» ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y soy querellante adhesivo en el caso del Diario Militar.

Yo tenía 1 año 20 días cuando desaparecieron a mi papá y un mes después desaparecieron a mi tío. No me acuerdo de ellos. No puedo hablar de ellos desde la vivencia propia porque yo era muy chiquito, no me acuerdo de su rostro, de sus manos, de su voz. Solo me quedó el cariño que me pudo dar en ese tiempo, ¿no?

Ambos eran estudiantes. En el caso de mi papá era estudiante en la Facultad de Económicas y de mi tío era de la Escuela de Ciencia Política. Los dos fueron parte de la Asociación de Estudiantes y de la Agrupación Frente.

Sin embargo, siempre desde que fui pequeño mi madre siempre me contó pues que mi papá estaba desaparecido. Que no estaba muerto, que estaba desaparecido y sabía que él luchaba por sus ideas. Que quería una Guatemala para todas y todos. Donde no hubiera injusticia, donde hubiera educación, salud. Donde se respetaran los derechos humanos y sobre todo que hubiera para todos todo.

Un poco buscando mi identidad, fue que empecé a preguntar más sobre cómo era mi papá. Pues en la casa era una persona amada, era un gran hijo. Mi abuela me decía que mi papá era, pues sus tres hijos eran increíbles. Pero que mi papá pues era muy chulo, que la cuidaba mucho. De mi tío, no digamos, de mi tío Julio, eran sus dos ojos.

Mi mamá me hablaba de mi papá y mi tío, de mi papá como ese gran padre que siempre quiso estar con su hijo y que fue truncada la oportunidad ¿no? Que se le fue arrebatada y que esa gran ausencia nos había cambiado la vida. Había también un silencio alrededor de esas preguntas en mis círculos, alrededor de mi familia, en mi misma familia pues era extraño eso también del Día del Padre, el Día de la Madre.

Posteriormente de eso también fui reconstruyendo a mi padre a partir de los testimonios que me brindaron sus amigos, de las anécdotas que me contaron sus compañeros de estudio en la Universidad de San Carlos y pues también sus compañeros de militancia en el Partido Guatemalteco del Trabajo, en la juventud patriótica también.

Me hablaban de un tipo reservado, de un tipo que siempre andaba bien vestido, que usaba camisas, suetercitos de manga larga, que era bien parecido, que era muy disciplinado. Y pues también de mi tío, ¿no? Que era muy disciplinado, que eran muy alegres, que le gustaba la música digamos así, los blues, la música de los 70 de grupos de personas negras. Que también eran alegres y que estaban muy comprometidos con la lucha.

Ese tipo de anécdotas o de testimonios me ayudaron a también darle vida a alguien que pues no solo era mi papá, sino que era una persona que buscaba cambiar Guatemala, ¿no? Una persona con principios revolucionarios y pues sí, con toda la determinación para para querer luchar por una Guatemala mejor llevando las consecuencias que tuviera que llevarlo.

De mi tío pues lo mismo me empecé a enterar de de que eran unos grandes compañeros de lucha, alguien se me acercó y me dijo: «Yo estuve con tu tío en aquella casa cuando había el operativo del Ejército y él se quedó quemando documentos y me dijo: “Andate, yo me encargo, salvate vos primero”». Y esas cosas me marcaron muchísimo. Porque también me permitían entender el grado de compromiso, pero también la calidad humana de personas que eran.

Desde que tengo memoria mi mamá me empezó a contar quién era mi papá o qué había pasado con mi papá. Nunca alteró su testimonio, digo, su relato, siempre lo ha mantenido. Me dijo: «Tu papá era muy puntual, ni un minuto más, ni un minuto menos, ahí estaba siempre. Y yo estaba en período de lactancia. Entonces, yo salía del Ministerio de Finanzas. Él no llegó, lo esperé y pues eso no era normal, entonces agarré una camioneta para la casa de tus abuelos. Cuando llego, esperando que ahí estuviera, llego y no está y a tiempo entra tu tío Julio y me pregunta: “¿Y Otto?”. Y yo le digo: “¿Y Otto no está con vos, no está conmigo, qué pasó?”. Ahí empezó el martirio».

Y empiezan a buscarlos, entonces al día siguiente mi mamá lo busca, en la desesperación, pues se acuerda que mi papá le había dicho que se iba a ir a cortar el pelo a la zona uno. Mi papá parqueaba el carro y lo parqueaba en el atrio de la Recolección, en la iglesia Recolección. Y el cuidador de los carros, bueno, el lavador de carro, que muy temeroso, mi mamá le empieza a preguntar y le confirma que efectivamente el día anterior «al canche», como le decían mi papá, se lo habían llevado en un operativo de gente armada de particular.

Mi tío Julio Alberto se sentía con mucho pesar. Pues él había involucrado a mi papá en el partido, lo había estado jalando y eran muy cercanos siempre todos sus compañeros me dicen que andaban siempre juntos, «los Estraditas». 

A mi tío lo capturan el 14, un mes después, 14 de junio del 84. 

Mi tío se había reunido con mi abuela y le había dicho que la cosa estaba muy jodida y que se iba del país, que iba a probar salir. Cosa que supimos posteriormente en el Diario Militar que no logró hacer. La última vez que lo vieron él iba en una camioneta sobre la Carabanchel, la 16 avenida, Carabanchel, zona 11.

Llegando a la altura de la 13 calle, él se baja de la camioneta y el testigo dice que ya atrás de la camioneta venía una panel blanca y otros vehículos sospechosos. Y el Diario Militar consigna que lo capturan frente al Hospital Hermano Pedro, en el Anillo Periférico. Entonces, la cercanía del lugar, que son como cinco cuadras, nos da la lógica de que sí fue capturado ahí.

De él pues no sabemos cuál fue su paradero. De mi papá, pues el documento diario militar dice, «primero de agosto del 84. 300». Con un grupo de gente asociada a la universidad, entonces, por lo que suponemos que deberían estar todos juntos.

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El amor que ellos tuvieron hacia nosotros fue tan grande, pues que que no se han ido, ¿no? Aquí siguen, pues siguen en sus familiares que lo siguen buscando, que siguen señalando a los responsables, que tratan de mantener la memoria de ellos y de todos los 45 mil que faltan.

Vemos una Guatemala que también ya rompió el miedo, digamos, que está teniendo un cambio generacional y que este cambio generacional también ya ya vio que es posible la justicia. Que es posible encontrarlos, que es posible hacer cambios que permitan que más gente esté mejor, en mejores condiciones.

Veo que las nietas, los nietos y les nietes también vienen despiertos preguntando por los abuelos desaparecidos, las abuelas desaparecidas. Por los tíos, por las tías y alzando la voz porque es una generación que ya no vivió el miedo como lo vivimos la segunda generación o las generaciones que vivieron el terrorismo de Estado.

Y creo que eso  de mantener viva la memoria, de seguir levantando la voz es lo que nos permite pues decir que el legado de ellos está más vigente y es su lucha, es su memoria. 

Es la semilla que no los pudieron matar, como dicen los hijos, ¿no? Las nuevas generaciones somos las semillas que ellos plantaron y pues creo que ese es el gran legado de los ausentes.

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¿Quieres escuchar lo que pasó en otros lugares? 

Si estás haciendo un recorrido presencial y te encuentras en zona 1, puedes caminar unas cuadras, hacia la 3 avenida y 5 calle y buscar el código QR. Ahí te contaremos sobre el secuestro de Carlos Cuevas, miembro de la asociación de estudiantes de la USAC, militante de la Juventud Patriótica del Trabajo y amigo de Otto René Estrada Illescas. 

Si haces el recorrido digital, puedes escuchar las demás cápsulas en agenciaocote.com o en tu plataforma de audio favorita. También puedes explorar el mapa para ver otros lugares. 

Te animamos a que escuches y veas otros productos sobre el tema en nuestro sitio web.

Puedes leer :«A 25 años del hallazgo del Diario Militar» o escuchar el episodio: «El diario del horror» para conocer más sobre los casos que aparecen en los archivos de la policía. 

María Olga Domínguez Ogaldes

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