Yolanda Pérez Ruiz tiene 77 años de edad. Es abogada con una reconocida carrera en el Organismo Judicial, donde fue jueza de Primera Instancia y magistrada de Sala de Apelaciones. …
En resumen
- La nueva directora de la Copadeh es el tercer intento del presidente Bernardo Arévalo para consolidar la dirección de esa comisión.
- Aunque se tiene una percepción de lentitud, la nueva directora asegura que se trabaja en una reestructuración necesaria para brindar mayores respuestas.
- Organizaciones dicen sentirse irrespetadas al no ser atendidas por el Gobierno. Pérez asegura que ha prometido acciones que se cumplirán en el largo plazo.
Yolanda Pérez Ruiz tiene 77 años de edad. Es abogada con una reconocida carrera en el Organismo Judicial, donde fue jueza de Primera Instancia y magistrada de Sala de Apelaciones.
Fue la primer presidenta del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG), consultora en diversas instituciones y docente universitaria.
En la época que llama «el fin de semana de la vida» (por su edad), asumió un nuevo reto, convocada por el presidente Bernardo Arévalo. Con esta gestión espera retirarse del servicio público «con broche de oro».
En conversación con Agencia Ocote, Pérez comenta detalles de sus primeros meses al frente de la Comisión Presidencial por la Paz y los Derechos Humanos (Copadeh).
Habla sobre temas pendientes como años sin cumplimiento de sentencias y los primeros encuentros con organizaciones de víctimas de la guerra. Además de su «sueño» de convertir a la Copadeh en secretaría.
¿Cómo recibió la noticia de que sería nombrada nueva directora de la Copadeh?
Me llamó un asesor del presidente -Bernardo Arévalo- para darme la noticia. Tengo 77 años y suelo decir que estoy en el fin de semana de la vida. Que se reconozca que a pesar de los años podemos ser útiles al país es un hermoso broche de oro para cerrar mi carrera profesional.

Cuéntenos de su trayectoria y cómo esa experiencia puede aportar a su nuevo cargo, principalmente porque pareciera que cada vez importa menos al Estado apoyar a quienes ven negados sus derechos, un resarcimiento, apoyo social, coordinación y liderazgo en resolución de problemáticas de décadas.
Haber sido jueza aporta a este trabajo una visión nueva de la que se tenía. Al ser una mujer de Derecho veo las cosas como no se han enfocado antes. Factores que influyen en falta de cumplimiento, además de voluntad política, está el pensamiento de que si hago esto o aquello, me caerá la Contraloría.
Pero hay un fundamento de rango mayor para cumplir que es el Artículo 46 de la Constitución. Por años, la institucionalidad de la paz ha sido destruida y arrasada con una intención clara de darle borrón y cuenta nueva a los Acuerdos de Paz y la tragedia fratricida que vivió el país.
¿En qué situación encontró la Copadeh, cuáles fueron sus primeras acciones?
Estamos trabajando en este análisis. Encontramos que desde su mandato tiene tantos obstáculos para cumplirlos, que eso le hace difícil el trabajo a cualquiera. No le puedo decir la génesis del problema, pero sí que la Copadeh está muy frágil en personal y se necesitan personas con muchísima especialización.
También hay una especie de confusión, que probablemente emana del mismo mandato de qué es lo que la Copadeh está llamada a hacer. Pero los verbos rectores, como se dirían en una sentencia penal, son asesorar y coadyuvar para llevar a buen puerto las obligaciones del Estado.
Debido a esa falta de comprensión del resto del Estado, también resulta difícil hacer la labor coordinadora para cumplir las obligaciones de país. Las acciones a realizar aún dependen de esa parte analítica que se está realizando, pero se trata de ordenar la casa.
¿Por qué persiste la sensación de que no hay avances, que van muy despacio?, esto ante la expectativa general tras la llegada de un gobierno de corte progresista.
Es la sensación normal, si bien se han dado avances, el Poder Ejecutivo no tiene todo el poder y se necesita de colaboración. En el proyecto de presupuesto para este año se especificaba Q200 millones, que es muy poco para pagar los resarcimientos. Ya en el presupuesto oficial son Q27 millones.
En el pasado no se preparó suficiente la institucionalidad de la paz y luego viene una aplanadora que derrumba el edificio de esa institucionalidad. Eso nos deja hoy una Copadeh disminuida, que no puede dar respuestas.
Aunque no bastan las disculpas del presidente en nombre del Estado, se han dado más disculpas públicas en un año y tres meses que en el resto de la historia posconflicto.
¿Cree que se viene implementando una narrativa para desdibujar la obligación que tiene el Estado en el cumplimiento sobre derechos humanos y qué implicaciones tiene que la sociedad lo acepte?
La deriva antidemocrática viene desde hace muchísimo tiempo y no estoy descubriendo el agua tibia. Hay un momento en que se profundiza en nuestro país y a nivel global.
Este marco, que brindan personajes cuyo nombre no vamos a mencionar, es aprovechado por sectores interesados en nuestro país. El narcotráfico y el crimen organizado también han complicado aún más.
Gran parte de lo que se explica en el libro Los Engranajes de la Impunidad, de la fundación Myrna Mack, es una realidad hoy. Es difícil luchar contra algo tan añejo y enraizado en la sociedad.
Cambiar esa narrativa es muy importante. Si la población no siente el mandato que tiene la Copadeh de hacer realidad esas obligaciones del Estado, difícilmente va a poder hacerlo.
La violencia existió, lucha fratricida existió, hubo infinidad de muertos, desaparecidos, mujeres que fueron botín de guerra, violadas y mascaradas.
Para el Día Nacional de las Víctimas del Conflicto Armado Interno las organizaciones dijeron que no fueron atendidas ni por usted, el presidente o la vicepresidenta, pese a que habían enviado una carta. ¿Estaba informada de esta situación?
Yo cometí un error. No escuchar no es lo más sabio que uno puede hacer. Ese día tenía una reunión urgente en el palacio y afuera vi a unas personas, pero iba tan deprisa que no me fijé.
En la tarde las atendí, me dijeron todo lo que se puede imaginar. Les dije que no bastaba que yo ofreciera disculpas y pidiera perdón y que después de tantos años de ser ignorados no valía nada.
Les prometí que lo que yo les dijera que iba a hacer lo voy a cumplir.
Entre las principales demandas de las víctimas está la implementación del Plan Nacional de Dignificación y Reparación, ¿en qué situación se encuentra?
Con la Plataforma para la Dignificación de las Víctimas del Conflicto Armado Interno se trabajaron mesas técnicas de donde se obtuvo un documento de consenso. Este sirve de base al plan de dignificación y resarcimiento. Lastimosamente, en el pasado no se trabajó lo suficiente en el Acuerdo Gubernativo que es el que dará vida a ese plan.
Estuvimos trabajando en ese acuerdo, y –el día de la conmemoración de las víctimas– teníamos una reunión técnica para dar los últimos detalles y pasarla posteriormente a la secretaría, esa era mi prisa por la reunión.
No se quiere emitir un acuerdo nada más por emitir, por dar gusto. Se quiere uno que sea posible y viable. Esto implica que hay que prepararse para ponerlo a funcionar y revisando los mínimos detalles para eso. Probablemente no será en lo inmediato.
Copadeh no puede seguir siendo una comisión, sería muy conveniente que se convirtiera en una secretaría de Estado, pero primero debe funcionar como comisión.

Se conoce de un listado de sentencias (nacionales e internacionales) sobre violaciones a los DDHH durante el conflicto armado a las cuales la Copadeh ha desatendido por años, ¿les ha empezado a dar seguimiento, nos puede brindar detalles?
Entre mayo y junio de este año se va a dar cumplimiento a diversas sentencias, mínimo unas diez. Quienes estaban antes acá trabajaron arduamente para que eso pudiera cumplirse.
También se trabajan mecanismos para dar más respuesta, hay incumplimientos por ejemplo con las abuelas de Sepur Zarco, el caso más difícil es tratar de cumplir con Chixoy, que incluye una política del Estado y que no se les ha cumplido, pero hay que encontrar el mecanismo.
Se han cumplido en gran medida los resarcimientos individuales, pero aún falta la respuesta a las comunidades.
¿Cuál espera que sea su legado en beneficio de sectores o comunidades?
Que como mínimo, deje una institucionalidad preparada para funcionar. Eso implica reformar el mandato, una reestructura no solo física, en cómo funcionamos, hacerlo más ágil, que dé respuestas fáciles y prontas, objetivos más claros, metas más precisas.
Soy romántica, pero en estas cosas no pienso en algo inviable o imposible de acuerdo a las condiciones del país.
Espero que Copadeh entre a la era digital, eso hace posibles muchos procesos, mayor transparencia, un mejor servicio.
También que haya más sedes, pues entre las 8 o 10 que existen, son atendidas por una persona que debe partirse en atención a la gente y a los hechos que ocurren en varios lugares. Y ni contar cuando toca atender dos desalojos al día.
Para conseguirlo es necesario la reestructuración.
¿Quieres conocer cuáles son las sentencias emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos para el caso de Guatemala y a las cuales da seguimiento la Copadeh? Te recomendamos dar clic aquí para visitar el sitio oficial de la CIDH.
