Este es un episodio de podcast, de la serie Amar en Centroamérica. Para escucharlo, haz click en este reproductor: Aquí puedes leer la transcripción del episodio: Bertha Oliva: Tomás nunca me …
Este es un episodio de podcast, de la serie Amar en Centroamérica. Para escucharlo, haz click en este reproductor:
Aquí puedes leer la transcripción del episodio:
Bertha Oliva: Tomás nunca me había dicho nada de que tenía algún sentimiento para mí, ni yo le había expresado ningún sentimiento de amor para él, sino que el amor por la causa, el amor por construir un país mejor.
Ese 19 de diciembre de 1980, sin forzar, él ni yo sellamos nuestro amor con un beso sin palabras y yo creo que ese beso nos dio la certeza tanto a él como a mi persona, que se ama la persona, pero también se aman las revoluciones.
El amor de un revolucionario y de una revolucionaria no necesita gastar en poemas.
Fue un atardecer, eran como las 6:15 de la tarde cuando nos dimos ese beso, nos despedimos, pensando que no íbamos a tener tiempo para vernos el 20 ni el 21 y que el 22 teníamos que hacer un operativo.
Bertha Oliva: Él había quedado de llamarme el día 22 a las 10 de la mañana y a las 12 del día me iba a hacer otra llamada porque en ese ínterin de horas iba a cumplir otra tarea y para ver cómo estaba.
En la llamada de las 12 lo secuestran hablando conmigo pero por supuesto que la llamada se cortó de inmediato, yo esperé cinco minutos y no lo hizo, entonces yo salí de mi oficina a poner en alerta algunos compañeros y algún familiar de él.
Recuerdo que el 24 de diciembre a las 12 de la noche me dieron en el Parque Central. Yo venía de exigir que me lo entregaran diciéndole que había visto que lo habían capturado, que lo habían llevado para la DNII y me dieron las 12 en soledad en el en el Parque Central. Llegué a mi casa y bueno, creí que ya no volvería a verle, pero a las 5 de la mañana me avisaron que estaba en un lugar.
Lo dejaron por muerto, si ellos creían que había muerto. Lo recuperamos y ahí entonces no teníamos ya una vida normal. A partir de ahí nuestra vida fue totalmente anormal.
Narración: Así, en esas circunstancias de represión y violencia en Honduras, se conocieron Bertha y Tomás Nativí.
Esa no fue la primera vez que detuvieron a Tomás. Tampoco sería la última.
La historia de ellos dos es una historia de cómo el amor puede ser el motor que hace que no nos detengamos. Es la historia de miles de esposas, madres, hermanas y sobrinas que buscan a sus desaparecidos en Centroamérica.
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El amor se manifiesta de mil maneras. Es ese lazo que une a una pareja, que fortalece a una familia o que construye amistades profundas. Es el cariño por una mascota o por un país. Puede ser fugaz o tan sólido que recorre décadas. Y en medio de las dificultades y desigualdades, el amor también nos puede salvar. En este especial sonoro de Ocote te contaremos cómo es Amar en Centroamérica.
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Bertha Oliva: Yo soy Bertha Oliva Guifar. ¿Quién soy? Soy una simple mortal. Nací en el departamento de Olancho hace muchos años, en 1956, un 28 de febrero. Pero como el departamento de Olancho es tan extenso, más específicamente, en el municipio de San Esteban, en una comunidad conocida como Toro Muerto. Ahí nací, ahí crecí.
Tuve siempre inclinación desde según lo cuentan mis padres por las grandes mayorías. Y luego yo creía que los campesinos y campesinas se merecían todo, todo porque ellos eran los que producían. Ahí empecé a ver realmente la diferencia de clases sociales y, empecé a conocer en esas diferencias de las clases sociales, la lucha de clase, pero también eso me hizo adquirir conciencia de clase y saber de qué lado estaba.
Narración: Bertha tuvo que salir de su comunidad a la cabecera departamental, Juticalpa, para seguir sus estudios.
Luego se mudó, junto a sus hermanos, a la capital de Honduras; Tegucigalpa. Allí terminó el colegio y comenzó la universidad. Se matriculó en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en la carrera de periodismo.
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Narración: Cuando tenía 19 años, conoció a Tomás.
Bertha Oliva: Tenía de vecino a Tomás Nativí, lejos estaba de imaginarme o de creer que podíamos amarnos y llegar un día a casarnos y a pensar en casarnos.
Tomás, ¿cómo olvidarlo? no he podido olvidarlo ¿cómo era físicamente? Fue un hombre de mediana estatura. Era piel trigueña clara, pero muy clara. Así como era su piel de clara y su sonrisa fresca y sus ojos siempre estaban brillantes, hablaba con sus ojos, eran sus ideales.
Me enamoré, creo, de Tomás y empecé a fijarme, porque no había tenido en mi vida, un hombre tan nítidamente vestido y tan nítidamente presentable en todo su ser. Te hablo de sus zapatos, su vestuario, su pelo, sus manos. Ese era el hombre de mediana estatura, su pelo era indio, muy negro, medio bigote, con una sonrisa, siempre la tenía, nunca jamás lo vi triste, tal vez preocupado, sí, pero triste no.
Su profesión era maestro y era de paso firme y sigiloso. Nunca estaba del todo confiado, sino alerta y atento.
Narración: Era 1975. Tomás Nativí Gálvez tenía 28 años. Como maestro, creía que la educación era una herramienta de liberación y conciencia social.
Bertha Oliva: Ya para el 1979 a Tomás se le acusa de haber incendiado la Bemis Handel. Era una empresa donde habían miles y muchos obreros organizados, pero también explotados. Y se habían levantado en huelga de hambre, él era un asesor de sindicatos pero lo acusaron de ser parte de de los instigadores para que los trabajadores entraran en huelga de hambre y si era parte de eso era parte de motivar el incendio. Lo persiguieron y un día lo cogieron y lo pusieron preso junto a otro a otro compañero.
Pues, a partir de ahí fue puesto en en la mira, él siempre fue objetivo.
Narración: A inicios de los años ochenta, Honduras vivía una etapa de intensa represión estatal. A pesar de que el país dejó de vivir bajo un régimen militar, las nuevas autoridades seguían sometidas al poder del Ejército. En 1979 pusieron en marcha una estrategia de contrainsurgencia. La llamaron «Doctrina de Seguridad Nacional» y su objetivo era combatir la supuesta propagación de la izquierda en Centroamérica.
Las fuerzas militares, en colaboración con escuadrones de la muerte y grupos paramilitares, llevaron a cabo detenciones, torturas y desapariciones forzadas de opositores políticos y líderes sociales.
El Batallón de Inteligencia 3-16, una unidad del Ejército de Honduras entrenado por la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos, fue responsable de numerosas violaciones de derechos humanos.
El Comité de Familiares Detenidos Desaparecidos en Honduras registra, entre 1979 y 1989, al menos 184 desapariciones documentadas. Buscaban silenciar cualquier disidencia y mantener el control político. El Estado creó un clima de miedo e impunidad en Honduras.
Bertha Oliva: Ya todo con esto, la situación tanto en la región centroamericana como en Honduras estaba bastante bastante fuerte. Ya aquí había la presencia de bases militares, norteamericanas, ya habían represiones varias. A principios de los de los 80 se habían dado desapariciones, no tantas, pero sí ya se habían dado.
Narración: Con 32 años, en 1979, Tomás Nativí fundó la Unión Revolucionaria del Pueblo. La URP. Un movimiento político que buscaba enfrentar directamente a quienes mantenían la desigualdad y la injusticia, incluso a través de protestas populares.
Quería luchar contra la desigualdad y la opresión en Honduras.
Cuando conoció a Tomás Nativí, Bertha empezó a interesarse en sus causas. Nunca militó en los proyectos en los que estaba él, pero le ayudaba llevando mensajes o contactando a sus compañeros.
Bertha Oliva: Tanto él como yo éramos del criterio que para amarse no se necesitaba legalizarse y peor ir a cumplir el acto social religioso en una iglesia. Que el amor se daba y que había que vivirlo. Yo era de ese criterio y él siempre asentía con la cabeza. Yo no estaba interesada en casarme pero las circunstancias del momento, las circunstancias de lo que se vivía en el país, tomamos la decisión de casarnos. Él me dijo: «mire, si a mí me pasa algo, ¿quién me reclama? La única persona que puede reclamar legalmente y llegar hasta el final es usted. Si a usted le pasa algo, la única persona que la va a reclamar hasta el final soy yo».
Narración: Así que se casaron… Era 1981. Él tenía 33 años y ella 24.
Bertha Oliva: Un compañero de él arregló todo para que nos casáramos civilmente, por supuesto, en una comunidad, en un pueblito de los más pobres del sur del país: Nueva Armenia.
Ese amigo que era de Nueva Armenia era amigo del alcalde y facilitaron todo, nos fuimos a casar, me fue a sacar el amigo de él a mi casa como a las 4 de la mañana. Cuando nosotros llegamos a la Municipalidad de Nueva Armenia, estaba el alcalde y una hermana del amigo de él, que un año después lo asesinaron brutalmente. Se llamaba Félix Martínez.
Firmamos, comimos y luego nos dispersamos porque la seguridad que andaba Tomás le dijeron que tenía que salir de inmediato él de ahí.
Habíamos quedado de si las cosas no estaban muy feas, nos íbamos a reunir en la residencia de una amiga. Era una residencia donde tenía mucha posibilidad de escape. Entonces quedamos en eso. Llegué donde mi amiga y llegamos, él ya estaba ahí. Nos encontramos, partimos un humilde pastel, compartimos un plato muy humilde de comida.
Pero no habíamos terminado de partir el pastel cuando la gente que hacía el tema de la seguridad de él fueron por él. No se quedó. No pudimos quedarnos.
Eso fue en febrero, 14 de febrero y el 11 de junio de ese mismo año es que secuestra, que desaparecen a Tomás.
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Narración: Ese 11 de junio de 1981, Tomás y un compañero suyo, Fidel Martínez, le pidieron a Bertha poder reunirse en su casa. Ella dijo que no. Tenía un presentimiento de que era una trampa.
Bertha Oliva: Tomás me llama para lo mismo, yo le dije que no. Me llama otra segunda vez, le dije que no. Me manda un papelito y me dice que es urgente, que no me ponga negativa, que es urgente que hay que reunirse y que debemos de reunirnos ahí en la casa.
Narración: Aún no muy convencida y bastante preocupada Bertha accedió a que tuvieran la reunión en su casa por la noche. Cuando todos se fueron a dormir, en la mitad de la noche, algo sucedió.
Un grupo de encapuchados entró a la casa. Escucharon disparos.
Después se enterarían que los disparos iban dirigidos a Fidel, el compañero de Tomás.
Pocos minutos más tarde, llegaron al cuarto donde estaban Bertha y Tomás.
Bertha Oliva: Están tocando la puerta de mi habitación, Tomás me dijo: «Ábrales, amor, tal vez la dejan viva para que pueda luchar por nosotros». Entonces ahí me dijo eso, abro y claro, ellos me tomaron de rehén, hicieron lo que quisieron, pero cuando Tomás mira que me toman de rehén, él salió con sus manos hacia arriba para que me dejaran a mí. Cuando yo veo que él sale con sus manos hacia arriba, yo le dije: «Así, no, amor. Esto no es ninguna autoridad. Estos son delincuentes, asesinos», porque entraron encapuchados y todo y entonces para mí fue un dolor verlo.
Entonces, él se sonrió, bajó las manos y me dijo, «Tiene razón». Él me volvió a ver y me dijo, fueron sus sus últimas palabras: «Sea fuerte, amor mío, se lo ordeno, sea fuerte, amor mío». Eso fue lo último que me dijo.
He tratado de ser fuerte, he tratado de no olvidar, no olvidarle, he tratado de honrar su memoria y la de las víctimas. He tratado de reivindicar todos sus procesos de lucha.
Jamás he dicho que Tomás no se metía con nadie, yo sí he dicho desde el primer día que Tomás sí se metía y se metía con el sistema de injusticia que opera en nuestro país y nunca me he avergonzado de lo que él era, de lo que él hacía. Nosotros dijimos en nuestro sello de amor nos hemos amado, nos hemos unido para luchar y por esto no hay pena alguna.
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Narración: Después de un año de buscar desesperadamente a Tomás, Bertha se unió a familiares de otros hombres que habían sido detenidos y desaparecidos. Zenaida Velásquez, hermana de Manfredo Velásquez y Liduvina Hernández, madre de Enrique López Hernández y familiares de otras 12 personas, fundaron el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras. En el país se conoce más por sus siglas: el COFADEH.
Desde el 30 de noviembre de 1982, cada viernes, comenzaron a organizar plantones con mantas y pancartas en los que exigían la aparición de sus familiares. Como las abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina, las mujeres de COFADEH usaban pañuelos blancos en sus cabezas.
Bertha Oliva: Por amor nos unimos, por amor sentimental, pero también nos unimos por el amor a la patria, por el amor al país. Yo me casé y sigo casada con el proyecto de Tomás. Tomás soñaba con niños con pan, niños con techo, niños con escuela, niños con medicina. Nosotros soñábamos con que los niños y niñas de nuestro país pudieran ir sonrientes a las escuelas, felices para tener una patria nueva.
Narración: En COFADEH, Bertha encontró una especie de familia. Un grupo de esposas, hijas y madres, unidas por algo: el amor por sus familiares detenidos desaparecidos.
En 2025, la organización cumple 43 años.
Bertha Oliva: Yo sigo pensando en eso. Yo sigo creyendo que hay que revertir el odio con el amor. Yo sigo creyendo que las unidades y los batallones militares deben de ser no depurados, sino reconvertidos. No demolidos, sino reconvertidos en universidades, en hospitales, en escuelas. Yo sigo pensando y por eso lucho y esa es la forma de mantenerlo vivo, esa es la forma de mantenerlo conmigo. Y yo sé que él me da la fuerza para hacerlo.
Y desde el momento que sentí que la vida se me iba, porque eso fue el hecho, pero después he vivido la persecución, el hostigamiento, las amenazas, las descalificaciones. Se debe de estar uno muy listo para soportarlas y continuar por el mismo camino.
Yo creo que si bien es cierto, la vida no me ha permitido encontrar sus restos, pero no lo he dejado ir. Tomás vive en la memoria del pueblo. Yo creo que perdieron la batalla con nosotros.
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Amar en Centroamérica es una serie sonora producida por Ocote, para narrar, cómo el amor, las diversas formas de amor, germinan en una región turbulenta y desigual.
Las entrevistas y los guiones de esta serie los realicé yo, María Olga Domínguez. La edición y coordinación editorial es de Carmen Quintela y el montaje y la producción sonora son de Isaac Hernández, con apoyo de José Manuel Lemus.
El diseño de Amar en Centroamérica lo hizo Oscar Donado. Ixmucané Us es coordinadora de comunidad y audiencias y María del Carmen Hernandez la gestora de comunidades de Ocote.
Nicole Jacobs es coordinadora institucional. Alejandra Gutiérrez Valdizán es la directora general de Ocote.
