Las escaleras de los migrantes

En San Diego, California, en la frontera sur de Estados Unidos, hay un muro de hasta nueve metros de altura que separa el país de México. Las personas que migran encuentran la forma de saltar los barrotes de esta muralla, aun con los peligros que representa. Muchos se ayudan de escaleras hechizas, improvisadas.

Dos escaleras están tiradas sobre la tierra, en la montaña.  Una es pequeña, no supera los dos metros. Está hecha de varillas de hierro para la construcción. Luce oxidada, doblada, …

  • Personas que migran a Estados Unidos saltan el muro de la frontera entre San Diego y Tijuana con la ayuda de escaleras.
  • Quienes escogen escalar con frecuencia utilizan escaleras de lazo, tubos o varillas, para ahorrar tiempo. El descenso suele ser en caída libre. Esto implica golpes o perder la vida.
  • De octubre de 2022 a septiembre de 2023, en la frontera de San Diego se registraron 230 mil personas detenidas por migración irregular. Un año después, el número aumentó a 324 mil.

Dos escaleras están tiradas sobre la tierra, en la montaña

Una es pequeña, no supera los dos metros. Está hecha de varillas de hierro para la construcción. Luce oxidada, doblada, desfigurada, perdió su forma recta. 

La otra está compuesta de un tubo y de varillas que funcionan como peldaños. Es armable, como un rompecabezas: una pieza conecta con la otra hasta convertirse en una gran estructura de más de seis metros de altura. 

En la frontera entre San Diego, California y Tijuana, México se puede observar un terreno sin muro, en el lugar hay torres de control migratorio. Foto: María Longo

Las dos están a menos de 10 metros del muro que marca la frontera entre San Diego, California, en Estados Unidos y Tijuana, en México. Están del lado estadounidense. En algún momento, personas las usaron para saltar la muralla que divide ambos países. 

El 13 de diciembre de 2024, agentes de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos toman las escaleras entre sus manos, las sostienen y las enseñan a un grupo de periodistas que están conociendo la frontera. Mientras las manipulan se empiezan a desarmar. La más grande pierde una de sus varillas, que estaba oxidada. 

En el grupo hay reporteros de México y Centroamérica. Participan en la beca del Programa de cobertura de Migración Fronteriza, organizada por InquireFirst y el Departamento de Estado de los Estados Unidos

Durante una visita, varios periodistas observan una detención de migrantes en la frontera entre San Diego, California y Tijuana, México. Foto: Luis J. Jimpenez/InquireFirst

Detrás de los agentes está el muro, una mole de barrotes de acero grises y marrones, colocados uno al lado del otro. Tiene dos partes. Una que llega a los 20 pies de altura (unos seis metros) y la segunda de 30 pies (unos nueve metros). 

En diciembre de 2024 la mayor parte de la frontera entre San Diego y Tijuana tiene dos muros que corren por la montaña paralelos. Además de torres de control, cámaras, sensores y agentes de la patrulla fronteriza.  

Quienes llegan hasta aquí, a pie, antes tuvieron que recorrer México, con sed y cansancio. Soportar temperaturas extremas y salvarse de la violencia e inseguridad que incluye robos y secuestros. Una de las rutas frecuentes incluye la montaña Otay, con tierra árida, rocas  y cañones difíciles de escalar. 

En la frontera entre San Diego, California y Tijuana, México se puede observar un terreno sin muro, en el lugar hay torres de control migratorio. Foto: María Longo

Al estar en el punto de la frontera, los coyotes escogen una vía de acceso. Puede ser saltar el muro, franquear las rocas o caminar por donde aún no había valla. O al menos no la había, antes de la llegada —de nuevo— de Donald Trump al gobierno.

Los coyotes indican el momento de hacerlo, el horario y el espacio más conveniente para evadir la vigilancia de la patrulla fronteriza, aunque no siempre lo logran.  

Quienes escogen superar la muralla de barrotes de hasta nueve metros y piso de cemento, con frecuencia utilizan escaleras hechizas de lazo, varillas de hierro o tubos. Otros deciden tentar a la suerte, trepan con su cuerpo para luego dejarse caer al otro lado. 

En ambos casos, la bajada es en caída libre. 

Los coyotes suelen lanzarlos desde la altura para ahorrar tiempo y evitar ser detenidos por la patrulla fronteriza. Con los peligros que eso conlleva. 

En marzo de 2024, Los Ángeles Times publicó que 11 personas se habían lesionado en un solo día al caer del muro fronterizo entre Estados Unidos y México. En el texto explicaron que unos días antes un hombre de unos 30 años había fallecido de igual modo. 

Ese mismo mes, Petronila Elizabeth Poma Pérez, una guatemalteca de 24 años, murió al caer. De acuerdo con un reporte de Telemundo se encontraba en la cima del muro alrededor de las diez y media de la noche. Se quedó atrapada; no podía bajar y finalmente cayó de una altura de nueve metros.

María Taveras, una mujer morena, de pelo negro y ojos claros, es agente de la patrulla fronteriza desde hace 15 años. Es originaria de República Dominicana. Como muchos de sus compañeros tiene raíces latinas. Más del 50% de los agentes de la patrulla fronteriza son de origen hispano.

Ver mujeres en la patrulla fronteriza no es común. Agentes consultadas estiman que ellas no superan el 7%.       

Agente de la patrulla fronteriza se conduce en una cuatrimoto frente al muro que divide la frontera. Foto: Luis J. Jimpenez/InquireFirst

Taveras está parada frente al muro y asegura que en 2023 el número de migrantes aumentó en este punto de la frontera en San Diego, que además de la montaña tiene ingreso por mar. Las cifras se registraron como no había ocurrido en 20 años.

La prueba que confirma lo que dice Taveras son los números de detenciones. En el año fiscal 2023, que para Estados Unidos va de octubre de 2022 a septiembre de 2023, se registraron 230 mil personas detenidas por migración irregular.   

De octubre de 2023 a septiembre de 2024, el número aumentó a 324 mil. Taveras no puede explicar las razones del incremento, dice que los agentes desconocen las causas. 

Un reporte de la Agencia EFE en mayo de 2024 señaló como una de las causas del aumento de migrantes en este sitio el endurecimiento de las restricciones en la frontera de Texas. Entre estas, la criminalización de migrantes y la colocación de boyas en el río Bravo, que impiden a las personas cruzarlo a nado o en lancha.  

Las personas que logran saltar el muro y avanzar en el lado estadounidense de la frontera, no dejan de enfrentar peligros: caminar por la montaña con temperaturas extremadamente bajas y altas, según la hora del día y la temporada. Cuando el calor es excesivo, el riesgo tiene cara de deshidratación y cuando el frío es extremo, se asoma la hipotermia.

De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la frontera entre Estados Unidos y México es la ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo.

Los dos muros corren paralelos por la montaña en la frontera entre San Diego, California y Tijuana, México. Foto: Luis J. Jimpenez/InquireFirst

Pero las personas no han dejado de intentarlo. Se arriesgan por necesidades económicas, por el deseo de encontrar un empleo digno, por obtener mejores oportunidades de vida en otro país o por reencontrarse con sus familiares que migraron antes. 

Las detenciones cerca de las escaleras 

Mientras los agentes de la patrulla fronteriza muestran las escaleras y explican cómo los migrantes las usan, se observa un espacio de la montaña sin muro. El 90% de la frontera de San Diego está amurallada, pero también hay espacios en su estado natural, libre. 

Continúan así porque para construir el muro hay que dinamitar parte de la montaña. No es posible porque las comunidades próximas resultarían afectadas. 

Entre ese espacio libre en la frontera y el punto en donde está el grupo de periodistas y agentes, de repente sucede algo. 

La patrulla fronteriza detiene a dos hombres y dos niños, que intentaban pasar al lado estadounidense. 

Por instinto, los periodistas quieren acercarse a la historia, pero los agentes que están con ellos, lo evitan. Dicen que no tienen permiso para que se grabe a los funcionarios que participan en la detención. La agente Taveras asegura que no está permitido y que además se debe proteger  la identidad de las personas detenidas. 

Desde lejos, como pueden, entre los barrotes, los periodistas observan, toman fotografías y videos, registran una detención más en la frontera. 

No sería la primera que vieron en este viaje. 

Como una serpiente se observa en la frontera el muro de acero que los migrantes buscan la manera de vencer. Foto: María Longo

En el camino hacia el muro y las escaleras, el vehículo se cruzó con dos agentes que aguardaban en un cuatrimoto, a la par de un hombre de playera negra sentado en el piso, con los brazos hacía atrás. El piloto no se detuvo. 

Gerardo Gutiérrez, agente de la patrulla fronteriza desde hace más de 15 años, cuenta que cuando localizan a migrantes deben seguir una serie de pasos. El primero es identificarse. El segundo, pedirles los documentos legales para estar en Estados Unidos. Si no los tienen, los arrestan y los trasladan a una estación. 

Registran sus datos y sus huellas dactilares, aunque de esto están exentos los menores de 14 años. Luego pueden ser repatriados o entregar su caso al servicio de Control y de Inmigración y Aduanas (ICE).    

Saltar el muro en otro idioma 

En la frontera de San Diego, en el lado estadounidense,, la patrulla ha registrado el paso de personas originarias de al menos 140 países de Latinoamérica, Asia y África.  

Muchas no hablan español ni inglés, así que a menudo los agentes de la patrulla fronteriza deben explotar talentos de mímica. Llevan un conteo de 190 idiomas distintos

Para lo básico, como preguntar si tienen hambre o sed, lo hacen a través de señas o traductores digitales. 

Para explicar asuntos legales, tienen una compañía que les presta el servicio de traducción. 

Los peligros alrededor de la frontera

Alrededor de las escaleras abandonadas por los migrantes, además de la frontera, hay violencia. La patrulla advierte que desde hace aproximadamente 20 años la realidad cambió. 

Colonia La Libertad, Tijuana., México, una de las comunidades en la frontera con Estados Unidos. Foto: Luis J. Jimpenez/InquireFirst

Los agentes cuentan que antes los polleros (coyotes, guías de migrantes) se dedicaban sólo al tráfico de personas y los carteles del narcotráfico, al tráfico de drogas. 

Ahora, los coyotes trabajan con los carteles. Ambos grupos se benefician económicamente del paso de los migrantes y contribuyen al tráfico de las personas. En algunos casos, los migrantes son obligados a transportar droga.  

De lo contrario, sufren violencia, secuestros, robos, violaciones sexuales. En muchos casos, quienes van en tránsito hacia los Estados Unidos pagan un peaje a los grupos criminales para poder pasar. 

***

El panorama en la frontera cambió con la llegada de Donald Trump al poder el 20 de enero de 2025.

Desde el 7 de  febrero de 2025 la frontera tiene más presencia militar y Estados Unidos reforzó el muro con la colocación de alambres de púas en ciertas partes. 

A mayores controles, hay también mayores riesgos. Las organizaciones de sociedad civil coinciden en que las personas siguen migrando, pero deben tomar rutas más complicadas.

Con terrenos más áridos e inestables, con más dificultad para acceder a agua, con más rocas.

Caminos con más posibilidades de robos o secuestros. 

María José Longo Bautista

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