El abogado Mario Archila publicó el 5 de junio en la red social X una gráfica con estadísticas de muertes violentas registradas entre los meses de enero a abril de …
El abogado Mario Archila publicó el 5 de junio en la red social X una gráfica con estadísticas de muertes violentas registradas entre los meses de enero a abril de 2023 y un comparativo de aumento para el mismo período de 2024. La gráfica lleva el logo del Ministerio Público (MP).
Según los datos en la gráfica del MP, el año 2024 inició con 354 muertes violentas, las cuales disminuyeron en febrero a 271. En marzo, los casos aumentaron a 367 y en abril, a 415, para un total de 1,407.
El total de víctimas en este período sería mayor que las 1,235 en el mismo período de 2023, según la tabla.
Se consultó al vocero del MP, Moisés Arias, sobre las cifras, pues en años anteriores la entidad no ha hecho público ese tipo de información. Arias confirmó a Ocote que los datos corresponden a estadísticas del sistema informático de esa entidad.
«Fueron presentados durante una reunión con la Comisión de la Mujer del Congreso de la República con la temática “Aumento de casos de muertes violentas de mujeres del año 2024, comparado con el año 2023 y programas de prevención”, celebrada el 2 de mayo», aseguró el vocero.
Al preguntarle si es posible conocer esos mismos datos de años anteriores, aseguró que sí, toda vez que se realice una petición a la entidad por medio de la Ley de Acceso a la Información Pública.
El trámite se realizó el mismo 5 de junio y según la normativa, los datos deberían ser entregados en un plazo de 10 a 15 días.
En la reunión del Congreso, donde se habrían presentado las estadísticas, participaron también otras entidades estatales como la Secretaría Presidencial de la Mujer (Seprem), el Instituto de la Víctima y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif).
Dicha comisión es presidida por la diputada del partido Vamos, Sandra Orellana, y está conformada, entre otras diputadas, por los expresidentes del Congreso, del partido Vamos, Allan Rodríguez y Shirley Rivera y la excanciller Sandra Jovel.
Jovel ha sido una diputada crítica del gobierno y ha posicionado la narrativa de que la violencia ha aumentado este 2024.
Pero estas cifras no coinciden con las de otras fuentes oficiales y que anualmente se presentan para análisis estadístico.
El Inacif registra 264 muertes por arma de fuego o arma blanca en enero de 2024, 172 en febrero, 240 en marzo y 259 en abril.
Esta entidad aclara que no tiene la facultad de determinar si se trata de homicidios. Para ello, los casos deben ser conocidos por el sistema de justicia, el cual lo determina mediante un procedimiento de investigación.
Lo mismo debe ocurrir con el Ministerio Público, que al poner en su gráfica «muertes violentas» no es lo mismo a crímenes u homicidios, simplemente reflejan que hubo violencia en una muerte, lo cual es engañoso al no aclarar los términos.
Dos centros de pensamiento poseen también datos que difieren del registro del MP: el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) y Diálogos, que anualmente analizan las cifras obtenidas de la Policía Nacional Civil.
Según esta información, en enero se registraron 227 homicidios, en febrero disminuyó a 156 y en marzo aumentó de nuevo a 205. Abril terminó con 236 casos registrados.
Los datos de ambas instituciones coinciden con excepción de marzo, donde Diálogos registró un caso más (para un total de 206) que el CIEN.
La violencia homicida tiende a disminuir
Según Daniel Núñez, director académico de Diálogos, desde 2009, la tendencia de los homicidios a nivel nacional ha sido a disminuir. «Durante los primeros meses de la administración de Bernardo Arévalo se ha mantenido a la baja», explica.
En los primeros cuatro meses de 2024, se presentaron 74 homicidios menos que los registrados de enero a abril de 2023. Esto representa una reducción del 8% comparado con el año anterior, según el análisis de Diálogos.
Los comparativos de ambas entidades (898 muertes violentas en 2023) tampoco coinciden con las 1,235 de la tabla del MP presentada por Archila en su cuenta de X.
Según Walter Menchú, investigador del CIEN, además de las cifras de víctimas de violencia, hay otras de percepción y de victimización, las cuales siempre han variado.
Las de percepción miden la sensación de inseguridad en el entorno en que se habita y las de victimización si en cada uno de los hogares del país hay una víctima de algún delito en el último año.
Ambas cifras son obtenidas en las encuestas de opinión pública que, en Guatemala, las elabora la Universidad de Vanderbilt (proyecto LAPOP).
Entre 2006 y 2012, la tasa de victimización en Guatemala estuvo entre 23 y 32%, mientras que la de percepción de inseguridad, se ubicaba entre el 32 y 39%, según Menchú. El margen entre ambas se mantenía menor o igual a 10%.
Pero, «cuando se comparan las cifras de años posteriores, se observa que la brecha entre la victimización y la percepción se fue haciendo más grande, hasta alcanzar una diferencia de 33% en el año 2019», explica el investigador.
Aclara que ese aumento en la percepción de inseguridad no determina un incremento en la victimización o de la violencia.
Los factores que provocan la separación entre ambos elementos son diversos.
Menchú identifica, entre ellos, al acceso inmediato a las noticias a partir de las redes sociales, la repetición de un mismo hecho por distintos medios de comunicación y la disponibilidad que brindan los celulares y circuitos cerrados de vigilancia de registrar hechos que luego se viralizan.
Según Daniel Núñez, la percepción de la violencia está también moldeada por las redes sociales, especialmente, X y TikTok. Un ejemplo de ello fue el asesinato de Jorge Sebastián Pop (Farruko Pop), un joven q’eqchi’ creador de contenido que soñaba con ser cantante.
«El hecho de que una persona como él fue víctima de la violencia le sugiere a la población que cualquier persona honesta puede ser víctima, aunque no esté metida ni busque problemas», indica Núñez.
Ambos investigadores coinciden en que los grupos políticos de oposición suelen intentar magnificar los hechos de violencia y, así, manipular la percepción de la gente.
«La narrativa de un aumento en los homicidios es conveniente para la oposición, ya que muchos seguramente tienen interés en buscar cómo deslegitimar al gobierno y acusarlo de ser incompetente para minar sus bases y debilitarlo», finaliza Núñez.
Te gustaría conocer más sobre el análisis académico de la violencia homicida, lee este análisis de Diálogos y síguelos para conocer más sobre sus estudios.