«Allá arriba, el agua a veces cae cada tres meses», dice Beatriz López, de 26 años. Se refiere a las viviendas que se encuentran en las áreas altas de Santa …
«Allá arriba, el agua a veces cae cada tres meses», dice Beatriz López, de 26 años. Se refiere a las viviendas que se encuentran en las áreas altas de Santa Cruz, una aldea de Chinautla, ubicada a unos ocho kilómetros del centro de la Ciudad de Guatemala.
Es junio de 2023. Beatriz, junto con otras dos mujeres, lava ropa en una pila comunal que está construida en el centro de la aldea. Las tres van a este tanque para no gastar la escasa agua tratada que les llega a su casa y que guardan con cuidado en toneles y tinacos, para cocinar y beber.
La mayoría de los habitantes de Santa Cruz son mayas poqomames. La aldea es conocida por la alfarería a la que se dedican sus habitantes.
La carretera para llegar hasta la comunidad es puro polvo. La mayor parte es terracería y durante el día pasan incesantes camiones llenos de arena y piedrín que son extraídos por la arenera La Primavera y de la piedrinera San Luis. Las dos empresas han sido señaladas por los vecinos de provocar hundimientos de sus terrenos y resquebrajar sus viviendas.
Tres ríos atraviesan la aldea, el Chinautla, Las Vacas y Saljá, que llevan hasta allí toneladas de basura que llegan de la Ciudad de Guatemala. La imagen de los ríos de basura contrasta con los cerros tupidos de árboles que bordean la aldea.
La falta de agua no solo ocurre en Santa Cruz. También se replica en otras zonas de Chinautla. Se ha reportado que se da en 17 colonias de ese municipio. Es una problemática que incluso ha sido conocida en citaciones en el Congreso, en la que se le ha solicitado a la alcaldía que resuelva la crisis. Pero hasta ahora no ha sido solucionada.
La crisis del agua
Al menos desde los noventa, Santa Cruz recibe agua de un nacimiento cercano a la comunidad llamado «El Borbollón».
Este nacimiento únicamente le ha surtido agua a la aldea, a ninguna otra más. Así lo recuerdan los vecinos. Dicen que desde hacía décadas, el agua les llegaba, al menos, un día sí y al otro no.
Pero eso dejó de suceder en 2017. La crisis del agua en Santa Cruz empezó en mayo de ese año.
La comunidad pasó un mes sin este servicio. Los vecinos desconocían la razón. Protestaron y, eventualmente, el agua regresó, pero de a poco. El servicio solo estaba disponible algunos días. En ese año, la aldea pasó semanas completas sin recibir una gota.
Hoy, seis años después, las cosas no han cambiado mucho. El agua llega irregularmente a Santa Cruz. En algunas casas lo hace una vez a la semana, en otras cada quince días y en las más desfavorecidas, pasan sin agua hasta por tres meses.
Los vecinos que reciben agua más a menudo son los del centro y los que están en las partes bajas. Dicen que les llega cada siete días. Algunos de ellos han construido pilas de mayor tamaño donde guardan el líquido cuando llega. Otros tienen toneles y botes dispersos en su casa para almacenarlo el día que cae en sus grifos. Todos deben estar atentos.. No saben a qué hora podría llegar.
«A nosotros aquí nos echan el agua los días martes durante una hora, ¡una hora nada más!, ¡¿Qué hacemos?!», dice Paulina Vásquez de 65 años, otra vecina de la aldea que vive en una de las partes bajas de la comunidad.
Paulina explica que hace unos tres años, debido a la falta de agua, su esposo y otros vecinos decidieron buscar un nacimiento de agua por su cuenta y encontraron uno pequeño en una parte alta de la aldea. De ahí, a través de tuberías que ellos mismos instalaron, sacan agua que usan para lavar ropa o hacer limpieza. «No la podemos usar para cocinar porque a veces viene con tierra», dice.
Otras, como Delfina Salacan, de 62 años, cavaron en sus casas o en terrenos cercanos sus propios pozos para extraer agua. Pero al igual que su vecina, no la usa para preparar alimentos. Cuando se quedan sin el agua que les proporciona la municipalidad, ella compra paquetes con decenas de bolsitas de agua para cocinar.
«Aquí viene cada 15 días. Nos ponen dos horas de agua y entonces tenemos que guardar el agua porque si no, no nos alcanza. Tenemos que comprar agua pura para lograr pasar las épocas sin agua», dice.
Las vecinas concuerdan en que hasta el 2017 el agua llegaba con más frecuencia. No caía todos los días, pero venía entre tres y cuatro veces a la semana.
Los pobladores de Santa Cruz no imaginaban que detrás de esta situación había una red de corrupción integrada por el hombre que fue su alcalde durante 20 años. Era una agrupación de la que también formaba parte su familia. Un clan que hasta hoy mantiene el poder en el municipio.
El mecanismo de corrupción
El terreno donde se encuentra el nacimiento de agua El Borbollón le pertenecía a una familia de apellido Castro, según se lee en un fallo de la Corte de Constitucionalidad, emitido en 2020. Pero el inmueble fue vendido en 2012.
Multitel, S.A., una empresa que registró como principal actividad económica el servicio de telecomunicaciones, compró el terreno.
La Municipalidad de Chinautla, dirigida entonces por Edgar Arnoldo Medrano Menéndez, firmó un contrato de arrendamiento con esa empresa para seguir extrayendo el agua para la aldea Santa Cruz. La compañía le cobraba mensualmente Q50 mil.
Multitel, creada en 2008, no solo le arrendaba ese terreno a la alcaldía, también le alquilaba otro inmueble y le vendía combustible, según el portal Guatecompras.
De hecho, antes del contrato por el uso del nacimiento de agua, la compañía ya había recibido Q7.4 millones de la alcaldía. Esa cifra la alcanzó en menos de cuatro años.
En 2017, cinco años después de que se firmara el contrato de arrendamiento, la antigua Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) y la extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) revelaron que Multitel era una de las once empresas usadas por una red para desfalcar a la Municipalidad de Chinautla.
La FECI y la CICIG determinaron que el grupo criminal era liderado por Edgar Arnoldo Medrano Menéndez, que por 20 años había sido alcalde del municipio. Un puesto que mantuvo con el Partido Patriota, la Unidad Nacional de la Esperanza y el Partido de Avanzada Nacional.
La agrupación, según las pesquisas, también era integrada por su esposa, María Luisa Osorio Vásquez, su hijo, Edgar Alfredo Medrano Osorio y su nuera, Arison Rubicely Cordón.
Otro de los miembros de esta red, y quien fundó Multitel, era William David Colindres, un reguetonero guatemalteco conocido como Willy Wonka. Quien también tuvo vínculos con otras sociedades de la familia Medrano, como trabajador o fundador, según publicó Plaza Pública.
La investigación de la FECI y la CICIG estableció que las cuentas bancarias de Multitel tenían como beneficiarios a la esposa, el hijo y la nuera del alcalde. La empresa, como el resto, había sido creada para recibir contratos de la alcaldía y posteriormente transferir los fondos a la familia Medrano.
Entre los contratos que se le dieron a Multitel está el del arrendamiento del terreno en el que está el nacimiento de donde proviene el agua para la aldea Santa Cruz. Ese alquiler supuso para esa empresa un total de Q2.5 millones. Esto, de 2012 a 2017.
Cortaron el agua
En paralelo a la investigación de la FECI y la CICIG, la Contraloría General de Cuentas concluyó que ese contrato de arrendamiento era irregular y debía declararse lesivo. Así ocurrió en ese 2017.
Tras la recomendación de la Contraloría, la municipalidad decidió terminarlo. Para entonces, la alcaldía estaba en manos de Brenda del Cid Medrano, sobrina del alcalde que aprobó los contratos con Multitel.
Brenda del Cid Medrano ha sido la alcaldesa de Chinautla desde 2016 y en las elecciones del 25 de junio de 2023 consiguió nuevamente su reelección. Será su tercer periodo al frente de esa municipalidad.
Cuando el contrato se rescindió, en junio de 2017, el agua dejó de llegar a Santa Cruz. Hubo un mes completo sin servicio.
Efraín Martínez, vocero de las autoridades indígenas de Santa Cruz, recuerda que a la crisis del agua que empezó en ese año se sumó otra tragedia. Las lluvias hicieron crecer los ríos contaminados que rodean la aldea y eso provocó que sus aguas alcanzaran el nacimiento.
Multitel decidió negociar con la comunidad para que el agua siguiera llegando a sus casas, sin la municipalidad como intermediaria. Unos vecinos recuerdan que representantes de la compañía les pidieron el pago de Q40 mil mensuales. Otros dicen que les exigieron Q50 mil. Pero los vecinos y sus líderes acordaron que no aceptarían a la propuesta.
Salieron a manifestar y lograron que el agua regresara a cuentagotas. «Hicimos un paro en la carretera y entonces la municipalidad negoció con ellos (con la empresa). El agua volvió, pero apenas», dice Juan Carlos Ramírez, integrante de las autoridades indígenas de la aldea.
Ramírez desconoce cuál fue el acuerdo al que llegaron entre la alcaldía y Multitel, pero dice que la poca agua que les llega hoy, aún proviene de ese nacimiento.
Las consecuencias
La llegada de la pandemia de COVID-19 en 2020 supuso más preocupaciones para los vecinos de Santa Cruz. Los habitantes no contaban con el servicio de agua para hacerle frente a la enfermedad. «Era una contradicción. El gobierno nos decía que nos laváramos las manos para evitar contagiarnos, pero acá ni agua había», dice Efraín Martínez.
Martínez también explica cómo la economía de las personas en la aldea ha sido afectada por la crisis del agua. Lo ejemplifica con las mujeres que se dedican a la alfarería, una de las principales actividades comerciales de la aldea y que incluso fue declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Nación.
Aparte de la falta del agua, necesaria para realizar sus productos, las mujeres tienen que invertir tiempo —que dejan de dedicar al trabajo— para almacenarla o ir a buscarla, a las pipas o a las casas de los vecinos donde sí llega. Muchas de ellas, dice, ahora también deben lavar ropa en la pila comunal en vez de hacerlo en sus casas, algo que también les resta tiempo en la alfarería.
Olga Ilalio, una de las mujeres alfareras de Santa Cruz, agrega que sus vecinos y ella también se han visto obligados a dejar de criar animales como gallinas y cerdos, pues no tienen agua que darles.
El amparo de la CC
Fue en el año de pandemia que la Corte de Constitucionalidad emitió una sentencia para que la Municipalidad de Chinautla restableciera de inmediato el servicio de agua a la aldea de Santa Cruz.
El amparo había sido solicitado por Jordán Rodas, el entonces Procurador de Derechos Humanos, que argumentó que se le estaba vulnerando el derecho al agua de los habitantes de la comunidad.
En las audiencias en la Corte de Constitucionalidad, la Municipalidad de Chinautla culpó a la Contraloría General de Cuentas por la falta de agua en la aldea Santa Cruz.
La alcaldía alegó que «no era su responsabilidad que a los vecinos de la comunidad de Santa Cruz, Chinautla, se les hubiere suspendido el servicio de agua potable, ya que esto fue producto de las actividades de control a cargo de la Contraloría General de Cuentas, la que determinó la existencia de un hallazgo con relación a esa fuente de agua desde 2017».
Es decir, que la municipalidad dijo que la culpa era de la Contraloría por pedir que un contrato, fruto de la corrupción en la misma alcaldía, fuera declarado lesivo.
Pero, en su fallo, la Corte de Constitucionalidad estableció que si bien «la problemática» se había derivado del hallazgo de la Contraloría, la Municipalidad de Chinautla no había tomado «las medidas necesarias para asegurar el abastecimiento domiciliario de agua potable», lo cual era su responsabilidad.
La Municipalidad de Chinautla también argumentó que le ha prestado el servicio de agua a la aldea a través de la compra de pipas y la licitación de un nuevo pozo mecánico para extraer agua. La alcaldía también aseguró que desde 2019 «el servicio de agua potable ha estado fluyendo de forma constante en la comunidad de Santa Cruz, como en años atrás». Algo que los vecinos niegan rotundamente.
La sentencia no da detalles de a quién se le habían comprado las pipas y en Guatecompras tampoco aparecen los contratos detallados para la aldea Santa Cruz.
En sus alegatos, la comuna confirmó lo dicho por los vecinos de la aldea: que, después del corte de agua, la empresa —vinculada a la familia de la alcaldesa— se había acercado a la comunidad para que pagara «por la dotación del servicio de agua potable».
Aunque la sentencia fue emitida hace tres años, hasta ahora Santa Cruz sigue en las mismas condiciones. «Hemos pedido que se ejecute debidamente, pero hasta ahora no ha pasado», dice Efraín Martínez, el integrante de las autoridades indígenas de la comunidad.
Martínez asegura que la comunidad ha intentado entablar mesas de diálogo con la municipalidad, pero hasta ahora no ha sido posible. Explica que la comuna ha puesto como condición que ese diálogo se lleve a cabo con el Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE) de la aldea, el cual, pese haber sido ya electo por los habitantes, no ha sido reconocido por la misma alcaldía.
La Municipalidad de Chinautla alegó en 2019 que la comunidad no había cumplido con un reglamento para la admisión de COCODES que recientemente se había aprobado y por eso no lo reconoció.
Una paradoja que les impide ser escuchados y que la sentencia se cumpla.
La Corte de Constitucionalidad le ordenó a la alcaldía que admitiera la petición de Santa Cruz y que la evaluara. Pero hasta ahora no se tiene respuesta.
Rubén Domínguez, abogado del Bufete de Derechos Humanos y que ha acompañado a las autoridades indígenas de la aldea en el trámite del amparo, explica que esto ha sido imposible desde que se emitió la sentencia. La organización solo ha recibido una respuesta negativa de parte de la municipalidad.
Ocote intentó comunicarse con la alcaldesa para cuestionarle sobre la falta de agua en Santa Cruz, pero no respondió su teléfono celular ni el mensaje que le fue enviado. En una llamada telefónica a su oficina en la Municipalidad hecha a finales de junio, su secretaria, Dulce Quino, afirmó que realizaría los trámites para hablar con la funcionaria, pero hasta ahora no se ha tenido respuesta. En los números que tiene registrados Multitel, la empresa implicada en el caso, tampoco contestó nadie.
Hoy, el exalcalde Arnoldo Medrano, que aprobó el arrendamiento del lugar donde está el nacimiento de agua, está en prisión. Enfrenta una condena de 29 años por caso en el que está implicada la empresa Multitel, que fue revelado por la antigua FECI y la extinta CICIG..
También está procesado por otro expediente de corrupción por supuestamente desviar Q10 millones que se habían asignado para un proyecto habitacional llamado Vivienda Digna en Chinautla.
En Santa Cruz, la falta de agua continúa. Los vecinos no creen que haya una solución pronta, menos aún con la reelección de Brenda del Cid Medrano como alcaldesa. Esta vez con Vamos, el partido oficialista que llevó al poder a Alejandro Giammattei.
Además, la crisis del agua no es la única problemática que atraviesa Santa Cruz. Los vecinos también ven cómo sus casas se resquebrajan, se hunden y se deslizan junto a los terrenos que conforman la aldea. Señalan como responsables a unas areneras que operan en su comunidad.
Se suma, el que la misma aldea se convierta cada vez más en un vertedero de basura que proviene de la Ciudad de Guatemala, debido a los ríos que la llevan sin ningún control.
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Espera la parte dos de esta investigación.