Sandra Torres durante un mitin en el salón Porvenir de los Obreros en Ciudad de Guatemala. Fotografía Christian Gutiérrez
–Quiero dejar claro que estos regalos los donaron los vendedores de La Terminal –dice un hombre que ha subido al escenario, interrumpiendo el concurso de baile que se celebraba minutos antes de la llegada de Sandra Torres, la candidata presidencial de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
Las mujeres que se movían al ritmo de merengue son de diferentes zonas de la Ciudad de Guatemala, como la 3 y la 7. Vinieron al Porvenir de los Obreros, el emblemático y popular salón de baile en el Centro Histórico. Torres y su partido político celebran un mitin. Es viernes 4 de agosto de 2023. Faltan 16 días para la segunda vuelta electoral.
[Te puede interesar: Dar regalos a cambio del voto es prohibido por la ley electoral]
Las concursantes son el segundo grupo que participa por una bolsa reusable con el logo de la UNE que dentro tiene una toalla de baño. El hombre que subió a la tarima y que hace alarde de los regalos es identificado por otros asistentes como Win del Mercado Central.
Win no solo se esmera en insistir que los regalos no son enviados por la candidata, sino también en que las personas han llegado por su propia voluntad a este espacio, ahora devenido en salón de baile, pero que es la sede centenaria de uno de los primeros ejercicios asociativos de artesanos y obreros en el país..
–¡Nadie vino pagado aquí ¿verdad?! –grita en el micrófono. Las personas responden al unísono que no. Lo mismo contestan cuando pregunta si fueron acarreados a este lugar. Hace ese sobreesfuerzo porque ha atisbado a dos periodistas que se han acercado a tomar fotografías y videos a los regalos que se han entregado a las mujeres que pasaron a bailar.
Las demás asistentes permanecen en sus asientos. Algunas aplauden y tararean las canciones mientras unas cuantas duermen pese al calor, que empieza a aumentar en el salón. Las mujeres reaccionan ante el estímulo de los animadores que les piden que aplaudan, que griten.
En estas elecciones la entrega de regalos ha sido señalada desde la primera vuelta, pese a que la Ley Electoral y de Partido Políticos prohíbe «otorgar u ofrecer regalos o cualquier otra retribución que implique clientelismo».
Win no es el único que ha subido al escenario para increpar a los reporteros. Marcelo Rojas, vicepresidente de La Terminal, el inmenso mercado de abasto por el que circulan millones de quetzales diariamente e ingentes cantidades de alimentos para surtir a la capital, también toma el micrófono y señala sin miramientos que somos «infiltrados» del Movimiento Semilla.
—Aquí no tienen cabida, aquí es gente de la Unidad Nacional de la Esperanza —asegura, luego de invitar educadamente a los periodistas a que abandonen el lugar. Cambia de discurso cuando se suman otros medios a la actividad. Ahora solo pide que se muestre la «verdad».
Rojas es un personaje conocido por su influencia. En los últimos años ha apoyado a Jimmy Morales y Alejandro Giammattei. Con el primero lo hizo con una manifestación de vendedores en la que participó en respaldo del presidente que finalizó, en 2019, el mandato de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). El apoyo al actual gobierno ocurrió en 2021. Amenazó con dispersar los bloqueos que entonces se organizaban contra el mandatario por su desempeño en la pandemia y por la destitución de Juan Francisco Sandoval como jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI).
«Este tipo de apoyos de grupos de vendedores son un modelo clientelar, se dan a cambio de la negociación de prebendas, no son sinceros», dice el politólogo Luis Mack. El analista explica que en el caso de La Terminal podría negociarse proyectos de inversión, apoyos económicos y la libertad de autorregularse como lo hacen hasta ahora tanto en temas económicos como de seguridad interna.
Antes de bajarse del escenario, Rojas tiene una petición para los asistentes.
—¡Levanten el ánimo señores, porque nuestra próxima presidenta ya va a llegar! — exclama con entusiasmo, con autoridad. Habla en masculino, pese a que la mayoría son mujeres.
Sandra Torres al ataque
Las decenas de mujeres en el salón empiezan a agitar las banderas y las pancartas que les repartieron antes de entrar. Algunos carteles tienen la foto de la candidata y otros el símbolo de la UNE. Sandra Torres entra. El público aplaude, vitorea y corea su nombre mientras se abre camino entre ellas. Ella las saluda, las abraza y posa para las fotos que toman con los teléfonos.
La candidata llega hasta el escenario, donde está dispuesta una mesa con seis sillas. Sandra Torres, la exprimera dama y candidata presidencial por tercera vez, se sienta junto a Marcelo Rojas, el dirigente de La Terminal. En la mesa también está Luisa María Salas Bedoya, quien fue síndica de la Municipalidad de Guatemala (2015-2017) y que fue señalada de corrupción en el caso “Caja de Pandora” por la antigua FECI y la CICIG.
Salas fue acusada, junto con otros funcionarios de usar fondos de la Municipalidad de Guatemala para financiar la campaña del Partido Unionista en las elecciones de 2011 y 2015. La ex funcionaria ha enfrentado los cargos de fraude y peculado por sustracción en ese caso, que se desprende de una investigación contra el fallecido Byron Lima, militar y condenado por la muerte de monseñor Juan Gerardi. Las pesquisas determinaron que el entonces reo mantenía control de las cárceles y tenía influencia en el gobierno de Otto Pérez Molina y la alcaldía de Álvaro Arzú. El juicio en contra de Salas sigue sin celebrarse debido a un amparo que ha detenido el caso Caja de Pandora, según la fiscalia
Hoy Salas, antes de la llegada de Torres, se ha encargado de organizar a las asistentes en grupos para que, en papeles pegados en las paredes, escriban cuáles son las necesidades de sus comunidades. La exfuncionaria que viste un chaleco enguatado de la UNE,, también fue la encargada de convocar a las mujeres que hoy están en el mitin, según uno de los animadores. Algo que ella luego matizará ante los periodistas:«Yo solo hice la invitación, pero ellas se organizan solas para venir acá».
Al equipo de comunicación de Sandra Torres se le preguntó más tarde cuál había sido el rol de Salas y Rojas durante la campaña de su candidata, pero no contestaron.
Vinicio Pacheco, comunicador de Torres, al ser consultado una semana después sobre el rol de Salas en la campaña, afirmó que la desconocía. Sobre Rojas se limitó a comentar que como líder de comerciantes de La Terminal ha apoyado la campaña pidiendo el voto para el binomio y ha realizado algunas actividades junto a ella.
Algunas mujeres, que fueron designadas por los organizadores, suben al escenario y le hacen peticiones a la candidata que está sentada y toma nota. Dicen que necesitan que bajen los precios de las medicinas, más empleo para los jóvenes, más transporte, seguridad en las escuelas y en sus colonias porque se venden drogas.
Torres, luego de escuchar los problemas que viven las asistentes en sus comunidades, le agradece a Salas. También lo hace con los demás organizadores del mitin.
Empieza el discurso. Son ofrecimientos mezclados con ataques contra el Movimiento Semilla, su contrincante. .
—Nosotros somos diferentes amigas y amigos, nosotros sí respetamos la vida, sí respetamos y protegemos a la familia, a la vida desde su concecipción y decimos ¡No al aborto! —grita Torres. Las mujeres responden con aplausos.
Ese será el comodín que repetirá en su arenga, el de presentarse como una mujer conservadora que, además, se opone al matrimonio igualitario. Es la estrategia diferenciadora que ha usado en toda la segunda fase de la campaña para alejarse de Semilla, mientras intenta atacar a su contrincante. A pesar de que que la agrupación no ha ofrecido despenalizar el aborto o promovido la unión entre personas del mismo sexo.
También se opone a la educación sexual en las escuelas, asegura con vehemencia.
—Yo lo que quiero es que cada niño y niña tengan una buena educación, pero no una educación contaminada, mucho menos una educación sexual como pretende el otro partido que presentó una ley en el Congreso. Eso no lo vamos a permitir—, afirma.
En octubre de 2022, Roman Castellanos y Andrea Villagrán, diputados electos del Movimiento Semilla, presentaron una iniciativa llamada Ley de Educación Integral en Sexualidad que pretende que en las escuelas se imparta contenido basado en conocimientos científicos para, entre otras cosas, prevenirla violencia sexual y los embarazos en adolecentes.
Torres afirma con desparpajo que la educación sexual es una amenaza para las familias guatemaltecas.
Los ataques cesan y comienzan los ofrecimientos. La lista es larga. Promete repetir lo que funcionó cuando fue Primera Dama: bolsas solidarias, ahora con más productos, comedores solidarios, pero ahora en todas las escuelas, reducir el costo de diez productos de la canasta básica yel de la energía eléctrica, instalar cámaras de videovigilancia en sus barrios e implementar buses rosas exclusivos para las mujeres con el fin de reducir el acoso y violencia sexual que sufren.
No menciona cómo se financiarán esos proyectos, y cómo podrían hacerse realidad. Cuando más tarde los periodistas le preguntan evita responder o solo contesta que el Estado cuenta con suficiente dinero.
—Todos prometen y nadie cumple, pero ustedes saben que yo no les prometí y les cumplí—, dice la candidata en alusión a los programas sociales, que lideró durante el gobierno de Álvaro Colom, entonces su esposo.
El ofrecimiento de la bolsa solidaria es el que más repite ante estas mujeres que vienen de zonas como la 3 y la 7, donde ya se beneficiaron de este programa social implementado 15 años atrás . En el escenario posa la muestra de lo que sería la nueva bolsa solidaria que, esta vez, incluye cereal y leche.
—¡Conmigo no solo van a estar mejor, sino van a recibir todos los meses la bolsa solidaria en la puerta de su hogar!—, clama la candidata. Una mujer sentada en la primera fila, con una bebé en sus brazos, se le llenan de lágrimas los ojos cuando escucha el ofrecimiento.Levanta emocionada una de las manos para celebrar.
«Yo no voy a llegar a improvisar, tengo experiencia. Me he formado, primero para servir a mi Dios, segundo para servir a mi gente. Dios los bendiga. ¡Nos vemos el 21 de agosto en la madrugada para celebrar la presidencia!», asegura con firmeza.
La semana en que se celebró este mitin, la Fundación Libertad y Desarrollo, en colaboración con la encuestadora Cid Gallup, presentaron los resultados de una encuesta que mide la intención de votó para la segunda vuelta electoral. Torres aparece con sólo el 37% de intención de voto, mientras que Bernardo Arévalo con el 63%.
La encuesta también incluía un segmento sobre los atributos de cada candidato. El 53% de los entrevistados la calificaron como «trabajadora» , pero un 54% la señaló de «mentirosa» y «corrupta».
Los plátanos, los tamales
Aunque Sandra Torres ya se ha marchado del salón donde estuvo aproximadamente 40 minutos. Las personas se quedan. Esperan el refrigerio y otro regalo. Primero hacen fila para recibir un tamal con pan francés o una porción de pizza Little Caesars. De las bocinas se escucha que la comida también es regalo de los vendedores de la terminal y de personas particulares, no del partido ni su candidata.
Antes de abandonar el lugar, las mujeres pasan por otra fila. En esta les dan otra bolsa reusable que contiene un racimo de plátanos. Las mujeres empiezan a organizarse para regresar a sus colonias. Discuten si sale más barato volver en bus o en un taxi colectivo.
–¿Qué más le dieron? —,preguntamos a una de ellas, que está a punto de salir del Porvenir de los Obreros.
–¡Ay dios, papito!¡Solo esto! —,responde decepcionada mientras se carcajea y muestra los plátanos y una toalla.