El Ministerio de Salud sigue realizando compras fraccionadas de baja cuantía a farmacéuticas locales para el tratamiento de pacientes con VIH. A criterio de especialistas, esto sigue provocando desabastecimiento en las clínicas de atención integral. Durante 8 meses de 2022, las unidades de atención tuvieron que dar antirretrovirales de adultos y jarabes caducados a niños y bebés.
En Guatemala, hasta septiembre de 2022, había 20,412 pacientes con el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) o que habían desarrollado la enfermedad del sida, según registros del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS).
La mayoría —20,062— son atendidos a través del Programa Nacional de Prevención del VIH/sida, que cuenta con 17 Unidades de Atención Integral distribuidas en 13 departamentos.
Otras 300 personas reciben atención del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) y 50 más del Centro Médico Militar.
Estas son las cifras oficiales. Pero el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) estimó para 2021 un subregistro de entre 28 mil y 35 mil personas con VIH.
De estas, entre 15 mil y 19 mil serían hombres. Por edad, el ente internacional estimó que entre 25 mil y 32 mil tendrían más de 15 años.
La detección del virus es solo el primer paso para el control de esta pandemia a nivel mundial. Obtener y mantener un tratamiento de por vida es el reto que se persigue a través del Programa Nacional del VIH/sida, que tiene el mandato de controlar el virus, según la Ley General para el Combate del VIH/sida (Decreto 27-2000).
Y aquí es donde los especialistas identifican un problema. El Ministerio de Salud no ha unificado los tratamientos para los pacientes. En su lugar, adquiere una variedad de fármacos y marcas a diferentes empresas guatemaltecas.
Por ejemplo, en la Unidad de Atención Integral del Hospital General San Juan de Dios, el segundo centro público con mayor número de pacientes en Guatemala, se tienen registrados 80 esquemas, según Eduardo Arathoon, director de la unidad.
Un esquema es el tratamiento que un paciente debe recibir. El mismo depende del avance del virus y de los padecimientos que tenga la persona (ya sean derivados del daño que haya provocado el mismo virus en sus órganos u otras dolencias ajenas al virus, como enfermedades congénitas).
El tratamiento varía porque los antirretrovirales pueden tener componentes que afecten a un órgano. Si esto ocurre, debe cambiarse el esquema. Por ello, los médicos tratantes deben variar medicinas y dosis según el estado clínico del paciente, explica Arathoon.
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En opinión del especialista, este problema tiene un origen: el hecho de que el Ministerio de Salud sigue adquiriendo medicamentos a farmacéuticas locales, cuando la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha recomendado la unificación de fármacos cuya eficacia ha sido comprobada a nivel mundial. La OPS también recomienda que los medicamentos se adquieran a través del ente internacional, a bajo costo.
Fáctica verificó a través del portal Guatecompras cómo el MSPAS ha realizado compras de baja cuantía de antirretrovirales como abacavir, a Droguería Colon; dolutegravir, a AVIV Farmaceutica; elvitegravir, a La Botica, darunavir; a J. I. Cohen; y maraviroc, a Centro Distribuidor, S. A.
Este tipo de adjudicaciones, realizadas bajo la modalidad de compra directa han sido las más usadas por años entre las entidades del Estado, para no hacer licitaciones o cotizaciones.
Consiste en que un proveedor presenta una oferta electrónica a la entidad que requiere el producto o servicio, siempre que el costo no exceda los Q90 mil. Esto está establecido en el artículo 43 de la Ley de Contrataciones del Estado.
El desabastecimiento es un problema constante
«Esas compras directas a tantas farmacéuticas locales provocan constantes desabastecimientos y quienes se ven afectados son los pacientes. Este año logramos estabilizarnos, pero en 2022 tuvimos muchos problemas, principalmente con niños, para quienes no tuvimos tratamientos por meses», recuerda el especialista.
Arathoon hizo público en abril de 2022 que varios de los antirretrovirales para adultos se habían agotado en el San Juan de Dios y el MSPAS no les abastecía, por lo que debieron echar mano de otros medicamentos para sustituir esquemas. Decenas de pacientes protestaron en una conferencia de prensa en la que denunciaron la falta de interés para entregarles sus medicinas.
Un mes después, en mayo, también se agotaron los jarabes para bebés y niños de primera infancia. Desde esa fecha hasta enero de 2023 echaron mano de pastillas para adultos, que debieron triturar y administrar a niños, pero con los bebés no era posible por el efecto del tratamiento.
El año 2022 terminó sin que los jarabes lamivudina y zidovudina llegaran, según Ana Lucía Samayoa, encargada de la farmacia de la clínica de VIH del San Juan de Dios. «Cuando recibí el pedido del último trimestre de 2022 (octubre-diciembre) los jarabes no venían con el resto de medicamentos», dice a Fáctica.
«Eso generó un gran problema con los bebés porque a ellos no se les puede hacer readecuaciones de medicamentos», asegura.
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Ante este problema, según Samayoa, empezaron a administrar jarabes vencidos porque no tenían otra opción. «Teníamos medicamento vencido en agosto de 2022 y ese usamos en última instancia. No teníamos otra opción. Lo otro es que no recibieran tratamiento, pues las pastillas son peores para el organismo de un bebé», dice.
Según Arathoon y Samayoa, los demás hospitales de Guatemala tienen el mismo problema, derivado de la forma en la que el Ministerio de Salud se abastece.
Problema también en los departamentos fuera de la capital
Fáctica consultó a otros médicos de Unidades de Atención Integral de Quetzaltenango e Izabal, sobre el desabastecimiento de antirretrovirales y sobre cómo suplen las carencias. En ambos lugares indicaron que deben variar los tratamientos en función de los medicamentos que tienen en bodega.
Gladys Sajché, de la unidad de Coatepeque, que atiende a 1,359 pacientes, asegura que en meses pasados no tuvieron existencias del medicamento dolutegravir y tuvieron que sustituir y dosificar tratamientos entre pacientes adultos.
«Jarabes (para bebés) seguimos sin tener. La información oficial es que ya no se producen. El problema es general. El mismo Programa (de VIH) consigue algunos lotes y nos distribuyen, pero cuando no hay, no podemos administrar», explica la médica.
Sajché indica que actualmente solo tienen 13 pacientes infantiles, pero hay «bebés expuestos» que deben recibir jarabe porque sus madres son pacientes VIH positivo y pueden contagiarlos. Para ellos no tienen tratamiento.
Esto, en palabras de Arathoon, significa lo mismo en todos los casos: «No nos abastecen de los medicamentos y todos debemos ver qué hacemos con nuestros pacientes».
Las respuestas de Salud
Se preguntó al departamento de Comunicación Social de la cartera de Salud sobre el problema constante del desabastecimiento. La respuesta fue que esa falta recurrente de medicamentos ha sido «el resultado de la mala estimación en compras por gestiones anteriores».
Sobre la inexistencia de tratamientos para bebés durante ocho meses de 2022, el MSPAS asegura que todo surgió porque los jarabes antirretrovirales ya no se utilizan por recomendación de la OPS, por lo que los tratamientos infantiles ahora son en comprimidos dispersables (pastillas masticables o que se disuelven en agua para los bebés).
Estas no llegaron a la clínica del Hospital General hasta enero de 2023.
Al cuestionarles por qué se sigue comprando gran cantidad de antirretrovirales a farmacéuticas locales, en lugar de hacerlo a través de OPS, Salud indicó que «actualmente la totalidad de medicamento para contrarrestar el VIH es adquirido por medio del fondo estratégico con OPS», algo que Fáctica comprobó a través de Guatecompras que no es cierto.
Imagen de portada: Simone Dalmasso/Plaza Pública.