Miriam Miranda, activista y defensora de DDHH garífuna hondureña, habla sobre la defensa del ambiente y sobre la turbulenta situación de su país desde el Golpe de Estado de 2009.
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Miriam Miranda ha dedicado su vida a la defensa del territorio y los derechos humanos en su natal Honduras. La activista garífuna afrodescendiente es, además, la coordinadora de la Organización Fraternal Negro Hondureña (OFRANEH). En esta entrevista, realizada en vivo durante el Foro Centroamericano de Donantes, Miranda habla de la sociedad hondureña, de migración, movimientos de jóvenes, el rol de las mujeres en la resistencia y qué la inspira a continuar su lucha.
Miranda y OFRANEH defienden los derechos legales de las comunidades garífunas, brindando, además, oportunidades de desarrollo, liderazgo, acceso a salud y educación. Busca también la sobrevivencia de la cultura garífuna en Honduras. A la cabeza de esta organización, Miriam Miranda ha logrado la recuperación de más de 1,500 hectáreas de tierra en la región de Vallecito, Cobán, y ha llevado a la justicia dos casos en contra del Estado de Honduras en relación a las tierras de la comunidad garífuna en Punta Piedra y Triunfo de la Cruz. La activista ha trabajado y continúa trabajando para detener proyectos de hidroeléctricas y plantaciones de palma africana en comunidades garífunas en Honduras.
Por su trabajo Miriam Miranda recibió en el 2015, junto a la defensora indígena Berta Cáceres, el Premio Óscar Romero a los Derechos Humanos. Ha sido detenida, perseguida, secuestrada, encarcelada y golpeada. Miranda acumula casi cuarenta años de defensa del territorio de y los derechos humanos. En esta entrevista hablamos sobre el trabajo de los defensores del ambiente y de la situación de Honduras.
Esta entrevista fue realizada la primera semana de septiembre de este año, durante el encuentro virtual del Central American Donors Forum 2020 (CADF). .
Usted ha hablado de cómo desde el 2009, a partir del Golpe de Estado, Honduras ha cambiado muchísimo.¿Cómo era la situación sociopolítica de Honduras antes? ¿Era posible pensar en un desarrollo democrático? ¿En prosperidad para Honduras?
Se hablaba de prosperidad, pensándolo desde el punto de vista de crecimiento económico para la mayoría. Para que exista eso, realmente necesitamos que se generen algunas condiciones en el país. La distribución, por ejemplo, de la riqueza; establecer bases sólidas para luchar contra la impunidad, contra la corrupción, contra un modelo económico que empobrece a la mayoría, ¿no? Es importante entender que no es una varita mágica que puede cambiar las condiciones de los países del sur. Nuestros países están empobrecidos, están saqueados, están destruidos. Y en este sentido, una de las cosas que básicamente hay que tomar en cuenta es que debe generarse condiciones para que el pueblo participe activamente en las tomas de las decisiones en todos los niveles. No se puede generar cambios y mejorar la economía en nuestros países, y las condiciones de vida, si nosotros no hacemos una deconstrucción de este modelo de desarrollo basado en la sobre explotación de los recursos, en la destrucción de los recursos, que es la destrucción de la vida misma.
Antes del Golpe no es que hubiera cambios en ese sentido. Pero yo sí creo que había una apertura en el sentido de escuchar a la sociedad. Había apertura para crear las condiciones de diálogo. Después del Golpe de Estado del 2009, aquí no ha habido diálogo. Es una dictadura que ha ido en crescendo. Después del golpe se militarizó el país absolutamente. Inclusive la institucionalidad está militarizada. En los últimos años hemos sido un país con una crisis humanitaria y de una masiva migración, que esa una de las cosas más graves. No podemos, de ninguna manera, construir un país cuando no están los hijos y las hijas de ese país. La juventud tiene que participar en la construcción de un sistema de vida que le permita coexistir. Y ahora en Honduras lamentablemente hay un vaciamiento de la juventud hacia afuera.
¿Cómo era esa apertura al diálogo previa al Golpe de Estado? ¿Cómo es ahora la relación entre los diversos sectores?
Cuando hay una represión se vuelve más compleja la lucha de los movimientos sociales. Nosotros, después del Golpe de Estado, el juntarnos, como movimientos sociales, como organizaciones, esto era visto y es visto como actos terroristas. Amenazan contra la seguridad del Estado.
Antes del Golpe, aunque sea para escucharnos, aunque no fueran resueltas las peticiones de los diferentes movimientos sociales, pero esas mesas de diálogo—con pueblos indígenas, representantes de gobiernos, mujeres, sectores campesinos, obreros, obreras, magisterio—te da la posibilidad de una estabilidad. En esa época había posibilidad de hacer esas grandes reuniones, enormes asambleas, encuentros de diferentes sectores.
El derecho a la protesta es un derecho que no debe ser coartado en ningún sistema, en ninguna forma. El derecho a disentir, el derecho a que tu digas, “No”. El derecho a decir, “Mira, pregúntame, por lo menos”. Honduras, con el Golpe de Estado, inició una destrucción de la institucionalidad profunda en la cual yo creo que no le hemos calibrado, no hemos medido, no hemos dimensionado lo que significa. Sucesivos Golpes de Estado. Porque en Honduras no solo ha sido el Golpe del 2009. Está el Golpe del 2012 a la institucionalidad y el golpe electoral. O sea, es un deterioro del sistema democrático, entre comillas, al que conocemos.
Creo que eso no se ha dimensionado: la destrucción sistemática, pero también gradual, del modelo democrático que hoy conocemos. El hecho de que la juventud se haya volcado a un proceso electoral, en el 2017, buscando un cambio, es producto de toda esa década y que le han robado ese sueño a la juventud. Le han robado esa posibilidad de ejercer, oiga bien, ejercer su derecho a tomar decisiones de quién debe de gobernar, desde el punto de vista electoral. No es casual que la juventud haya decidido irse masivamente del país, moverse.
Importante de analizar en esta última década ese proceso de destrucción de institucionalidad, que es muy peligroso. Repito, muy peligroso. Yo creo de que estamos a las puertas de un proceso electoral con la menor participación en América Latina. Si bien es cierto, se ha mencionado que los últimos procesos electorales han sido fraudulentos, ilegítimos. Como el del 2017 cuando hubo un alto porcentaje de personas que no ejercieron el sufragio. Yo creo que estas próximas elecciones van a ser mucho peor.
A pesar de eso, la juventud sigue saliendo a las calles. ¿Es la participación de la juventud un factor importante para la construcción democrática? ¿Qué tan constante ha sido la participación juvenil en Honduras?
No como quisiéramos. El movimiento estudiantil universitario, por ejemplo. Los jóvenes salieron en grandes manifestaciones para exigir la participación dentro del sistema universitario, su derecho a ser tomados en cuenta, el tema de la paridad estudiantil. Yo creo que es importante entender que la juventud es un motor vivo y por eso se le tiene miedo. Y aquí en Honduras es un sector sumamente golpeado, junto con las indígenas y el movimiento LGTBI.
A la juventud se le tiene miedo porque ahí hay rebeldía, hay también mucha espontaneidad. Por eso es que en Honduras se les ha coartado muchísimo la participación a la juventud. Pero la juventud siempre está activa. Eso es importante mencionarlo. Siempre está activa. Pero también es un sector muy vulnerabilizado.
Una de las cosas más importantes y necesarias es que haya garantías para que la juventud construya su propio futuro. La juventud tiene que estar presente en todo sentido para terminar y decir qué es lo que quiere para sí mismo y para las futuras generaciones.
Cuando usted inició su actividad en defensa de los derechos humanos, ¿los movimientos, el comportamiento, la rebeldía eran similares? ¿Cómo se comportaba la juventud en ese entonces?
No podemos hablar de la juventud de ayer y hoy, sin tomar en cuenta algunos elementos que han generado y que generan cambio. Imagínate mi generación sin internet, sin redes sociales, etcétera. La violencia no era normalizada. Creo que es importante hablar sobre eso. Es importante entender que cuando se normaliza la violencia, cambia, es una generación diferente. Es una generación sin miedo, incluso. Eso lo hablamos, incluso entre nosotras, la generación mía. El hecho de que tú tengas temor o que puedas tener temor —que es como una cuestión de sobrevivencia y supervivencia— y que decís: “No, no voy a entrar aquí porque me puede pasar algo”. Ahora tenemos una juventud más aventada, que tiene menos miedo y eso ha sido aprovechado muchísimo en contra de la misma juventud.
La negación del futuro para estas nuevas generaciones, se amarra con el éxodo centroamericano que ha mencionado, ¿cuál es su análisis sobre el fenómeno migratorio?
Se están vaciando los territorios, la gente se está yendo. Tiene que ver con planes macabros de sostener algunas formas y modelos de gobierno. Si estamos en ascenso del fascismo, racismo, discriminación, se necesita algunos hechos para fortalecer y para poder dominar. ¿Quién fue el más ganancioso de los éxodos masivos y cuál es el resultado de lo que significó ese éxodo masivo para EEUU? Es un maquiavélico. Se ha encrudecido el racismo, la discriminación, la intolerancia. Eso tiene un propósito y yo creo que no debemos de olvidar eso. ¿Quién gana en EEUU con un masivo ingreso que ha exacerbado el racismo, la discriminación e intolerancia? No solamente se trata de atender el problema del migrante en EEUU, que está bien, todas las organizaciones, movimientos que están luchando ahí para apoyar a los migrantes. Pero, ¿qué pasa con el derecho que tenés vos y yo de quedarme en mi país y construir un país diferente? Hay una obligatoriedad para que se generen condiciones diferentes en mi país, para que la gente no se vaya.
Requiere poner atención dentro de los países nuestros, la necesidad de crear las condiciones para el bienestar. Si existe el bienestar en tu país, muy poca gente se iría. Pero también el tema de la violencia, el tema de que la gente huye por la violencia. O sea, es un caldo de cultivo, están las condiciones para esa masiva migración.
¿Se idealiza o romantiza la migración en nuestros países?
Exacto. Esa es una cosa que es real. Y además lo más peligroso que dicen, “Bueno, si de todas maneras yo aquí voy a morir”. Tratar el tema de la migración no es una cosa fácil. Por eso es que, me parece paradójico y peligroso que trate el tema de la juventud con decir, “Bueno, vamos a hacer un proyectito para 40 jóvenes”. O para que los jóvenes se entretengan o algo. Los jóvenes dicen, “Bueno, no me importa si de todas formas me matan aquí, prefiero que me maten afuera”. Ayer me reportaban el asesinato de un joven garífuna en México, ¿no? Es decir, que aquí en Honduras se apostó y se sigue apostando a que la juventud se vaya. No hay un plan integral como sociedad. Aquí en Honduras la gente se va. Los jóvenes se van. Y mirá, y yo te lo digo con un dolor en el alma, una gran cantidad de jóvenes garífunas se han ido. Hay comunidades donde el 70 o el 80 por ciento de juventud se fue. Cuando uno ve las caravanas, ¿a quiénes ves? Son jóvenes los que se están yendo.
Entonces, el tema para que la juventud esté, para que se quede, para construir el futuro de su nación, es vital. Recordá que ahí se va gente de todo. Gente que podría aportar de una manera significativa a su país, a su comunidad, a su territorio, se va. Inclusive nosotros hemos tenido un golpe de fuerte donde se han migrado dirigentes, líderes juveniles comunitarios, territoriales se han ido. Y no solamente del pueblo garífuna.
¿Qué es lo que le da fuerza? ¿Qué es lo que la hace seguir luchando?
Esa una pregunta que siempre me la hacen, ¡carajo! Mirá, es que yo creo que sí tenemos derecho a otra cosa. Yo estoy tan plenamente convencida de que merecemos un mundo mejor, no solamente una Honduras mejor, sino que yo siento que merecemos un mundo mejor. Eso cada día me da más fuerzas.
Me da fuerzas mi familia. Tengo una familia maravillosa. Para mí es un gran privilegio tener una familia que han sufrido, es cierto, por los ataques que he sufrido, por lo que significa estar privada de libertad sin estar en la cárcel. Mi familia está conmigo siempre. Y ellos y ellas son parte de los que me dan fuerza. Mi hija. Una hija maravillosa y un hijo maravilloso. A mi me da fuerza las mujeres también. Ver que en todo el planeta que las mujeres están ahí en la lucha.
Ustedes los hombres ya gobernaron mucho este planeta. Necesitamos armar toda esa red de mujeres a nivel mundial. Yo estaba viendo un videíto de un foro que tuvimos. Hicieron un montaje de mujeres valiosas que están luchando y que han luchado. ¡Púchica! y yo digo, ¿cómo no me va a dar fuerza ver cuando en Chile, por ejemplo, esas mujeres que se paraban frente a máquinas de la muerte, donde los carabineros querían arrollar a la lucha que se hizo en Chile?
Hay fotos maravillosas de mujeres gritando, exigiendo, esas mujeres que están en el campo luchando por salvar la naturaleza. Mujeres que saben el valor y reconocen que tenemos que cuidar toda esa naturaleza y esos recursos que nos da la vida, para que otras personas, dentro de varias centurias, también lo puedan disfrutar.
Una gran parte de su lucha es por la defensa de territorios. Usted ha hablado de un ecocidio en la reserva Jeanette Kawas y de cómo los proyectos turísticos han sido devastadores para Honduras. ¿Cuál es el rol de los defensores del territorio y del ambiente en este contexto?
El tema de la defensa de los territorios en los años setenta no es lo mismo que ahora. Tenemos en este momento una situación particular y es que se están acabando los recursos que no son renovables y que son necesarios para generar el combustible fósil. Para nosotros la generación de energía ha sido a través del combustible fósil. En los últimos veinte, treinta años se ha visto cómo garantizar el tema de la energía con modelo de consumo insostenible. Y, por supuesto, cuando ese modelo de consumo agota los bienes y desplaza a la gente que ha habitado a esos territorios, ahí hay una situación de conflictividad. Si hay comunidades que han vivido centurias en una zona donde hay un río, afluencia de río, en la cual se podría represar, el Estado y los malos inversionistas lo que hacen, más bien, es desplazar la comunidad. La disputa territorial de los recursos por supuesto genera mayor conflictividad.
En la última década o antes de la última década es que las mujeres nos hemos ido posicionando en luchar por defender esos recursos. Hoy la lucha ambiental tiene cara de mujer. La lucha por los territorios, por los recursos naturales, en su mayoría, tiene cara de mujer. Son las mujeres las que están ahí al frente, que están impulsando la lucha. Hay muchas invisibles, que son presidentas de una junta de agua, de una comunidad muy remota, pero están ahí jugando su papel para defender lo justo, para defender la vida. Defender los recursos naturales es defender la vida. Y defender que no represen un río, que no coloquen empresas contaminantes, que no destruyan la naturaleza, que no saqueen los territorios, tiene cara de mujer.
Tuvimos una asamblea de mujeres en conmemoración del Golpe de Estado de 2009. La hicimos y logramos algo histórico. Decían, “Bueno, las mujeres tenemos que también dar nuestra palabra y definir qué país queremos”, y así que surgió esa iniciativa de encuentro de mujeres a nivel nacional en Honduras. Y logramos que, de 18 departamentos, participaran 16 departamentos. Nueve mil quinientas mujeres. Diversas mujeres. No solamente feministas, sino también defensoras de su territorio, de los derechos humanos, de los barrios, y nos fuimos a meter a un territorio sagrado para el pueblo garífuna —territorio de Vallecito— y ahí hablamos y discutimos muchos temas, desde la democracia, desde la violencia hacia las mujeres, desde la soberanía alimentaria, desde cómo se va a posicionando el plástico en nuestra vida. Entonces hacíamos la pregunta, “¿Por qué las mujeres?” Y es increíble porque la mayoría dice, “Es que por mis hijos”. ¡La chuleta! No es ni siquiera por ellas mismas. Es esa certeza de que las mujeres ya no solamente parimos hijos e hijas. Estamos pariendo también vidas.
Hoy nuestra lucha es más importante que nunca porque de eso va a depender mucho el futuro de la humanidad. Tu no puedes combatir la crisis climática si no te hacés un cuestionamiento de tu modelo de consumo. Los defensores de los derechos humanos juegan un papel fundamental para hoy en día seguir impulsando la defensa de la vida. La vida en su conjunto: salud, educación, etc. ¿Por qué? Porque en medida que se destruyan, en medida que haya menos participación de la sociedad para decir, “Puchica, nos vamos a ir al carajo todos y todas” (…) O sea, debe de garantizarse. Hoy más que nunca hay mucha vigencia, pero hoy estamos más perseguidos y perseguidas. Más criminalizados, judicializados. ¿Cómo es posible que tengamos gente que esté guardando prisión por salvaguardar y proteger el agua? ¡Es un derecho humano! Es inaudito que el que saquea un país le quite derecho al pueblo. Es un crimen que les roben al pueblo el derecho a tener una educación, tener vivienda, tener alimentación, (…) disfrutar.
[Escucha nuestro #Podcast “Triunfo de la Cruz y los cuatro defensores garífunas desaparecidos]
El disfrute de los derechos más elementales para la humanidad. Es inaudito que estos, los que están saqueando el país, a los corruptos, sean blindados para no pagar, para no ser enjuiciados. Y que alguien que está defendiendo el agua, los bosques, la vida, los recursos naturales sean perseguidos, criminalizados, asesinados e incluso guarden prisión, como muchos y muchas hoy día y a nivel mundial. Tenemos la obligación moral de cambiar esa situación. Es una perversidad.
Eso que está pasando aquí en Honduras, en todas partes del mundo. Aquí en Honduras con la desaparición forzada de Sneider, presidente del patronato de la comunidad de Triunfo de la Cruz, por un aparato que le interesa y que protege a la gente que le quita el derecho al pueblo. Yo creo que esa es un tema bastante recurrente y es doloroso, es también condenable para América Latina.