Manchón Guamuchal
Otro ecocidio, ahora en un manglar en Retalhuleu
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Hace dos meses ocurrió otro ecocidio en Guatemala. A mediados de junio, en Manchón Guamuchal, el humedal de la Finca Tamashan, en Retalhuleu, un manto negro cubrió el humedal, matando todo: mangle, peces, camarones —el sustento de más de cien familias vecinas del lugar—. A la fecha se desconocen las causas del desastre. Además, en el contexto de la pandemia de la COVID-19, pocos hablan del tema.


Manchón Guamuchal es un humedal ubicado dentro de la Finca Tamashan, en Retalhuleu y San Marcos, en la costa Pacífico de Guatemala. Es una extensión de 7,650 hectáreas, unas 10,700 canchas de fútbol cubiertas de mangle. En 1995 fue declarado Área Protegida por el Gobierno de Guatemala, y la UNESCO le dio el título de sitio Ramsar, otorgado a los humedales de importancia internacional por su diversidad biológica,  por ser determinante del ecosistema. En Manchón Guamuchal se contabilizaban 42 especies de peces de agua salada, 20 especies de anfibios, 58 de reptiles, 185 aves y 98 especies de mamíferos. 

“Además, el área es productiva para las comunidades que viven cerca”, señala Guillermo Aguirre, el gerente general y actual representante de la Finca Tamashan. 

Vista panorámica de la finca Tamashan, donde está ubicado el humedal Manchón Guamuchal, afectado por la contaminación. / Sergio Izquierdo

El acuerdo que tiene la administración de Manchón con las familias de las comunidades vecinas, es que pueden pescar y los ingresos de las ventas son, mitad para ellas y mitad para la finca. Aguirre estima que Manchón Guamuchal, le da sustento a más de 100 familias que pescan cangrejo y camarón. La temporada de pesca en el humedal es de junio a diciembre, pero este año todo se paralizó en el área. 

El fotógrafo y ambientalista Sergio Izquierdo fue el primero que buscó alertar a los medios sobre el ecocidio, a mediados de junio. Por su trabajo de conservación de vida salvaje, el 12 de junio Sergio sobrevolaba la finca Tamashan, en la costa del Pacífico de Guatemala, cuando vio algo preocupante. 

“Empecé a ver las lagunas de camarones, pero como si tuvieran petróleo”, explica Izquierdo por teléfono. Pensó que el administrador y representante se había olvidado de ellas, que no les había dado mantenimiento. De lejos parece un derramamiento de petróleo. Entonces llamó al representante de la finca, Guillermo Aguirre, quien le explicó que, desde principios de mes, esas aguas negras habían entrado al humedal, que parecían llevar aceite, olían mal, a cloaca; y que todo había muerto. 

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Una lancha atraviesa el Manchón Guamuchal con sus aguas cubiertas por la contaminación. / Sergio Izquierdo
 

[Escucha: “Manchón Guamuchal: Un ecocidio en Retalhuleu”]

Semanas después, Izquierdo regresó y vio de cerca el impacto de la contaminación. Los peces y camarones flotaban, muertos. Jaibas pataleaban, tratando desesperadas de salir del agua estancada. Aguirre le contó al fotógrafo que esto sucede todos los años, pero que usualmente al cabo de un día el flujo de agua se lleva la contaminación. Cuando el fotógrafo vio el humedal, de cerca, habían pasado 15 días desde la primera emisión.

“Tengo 22 años de trabajar aquí en las camaroneras”, explica Juan José García Véliz, pescador de 75 años del caserío Tres Cruces, “pero ahora tenemos un problema bien serio: no tenemos pesca, nuestra pesca se murió”. 

“El agua negra vino a dañar a todos nuestros esteros”, señala Joel Archila, presidente del COCODE de Tres Cruces. “¿De qué vamos a sobrevivir? ¡Dañó nuestra economía!” 

Sergio Izquierdo entrevistó a Juan José García y a Joel Archila. El fotógrafo asegura que cuando estuvo ahí los pescadores lanzaron la atarraya—red para pescar—a las aguas, “unas 20 veces”, dice, pero no atraparon un solo pez. Además, los instrumentos revelaron que el agua tenía un 0% de oxígeno. Un cuerpo de agua sano tiene entre 8 a 9 miligramos de oxígeno por litro, y tiene 100% saturación de oxígeno. 

De un lado las aguas contaminadas de Manchón Guamuchal, del otro el mangle. / Sergio Izquierdo

SharonVan Tuylen, biológa e hidróloga, explica que cuando alguna materia orgánica ingresa a un cuerpo de agua, esta consume oxígeno. Esto ayuda a desecharla, también. Sin embargo, al consumir este oxígeno, afecta las otras especies, lo que ocasiona su muerte y, en casos como Manchón, el ecocidio. 

José David Barillas, ingeniero del Consejo Nacional de Áreas Protegida (CONAP), confirmó que el 16 de junio él y otros técnicos inspeccionaron el área. Dos días después presentaron tres denuncias, una en el Ministerio de Salud, una en el Ministerio Público y otra en el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN). El 2 de julio el MARN también presentó una denuncia al MP. Por medio de acceso a información pública obtuvimos el reporte del CONAP, el cual describe el área, hace un análisis preliminar y sugiere pruebas más profundas. El resto de las entidades aseguran que están investigando. 

En un principio Guillermo Aguirre, Sergio Izquierdo y los pescadores de los caseríos que colindan con Manchón, supusieron que la contaminación provino de la Finca Maravillas. Río arriba, Maravillas tiene las plantaciones de las empresas Banasa, de banano, y Agroaceite, de palma africana; ambas son representadas por Agroamérica. El aspecto aceitoso del agua, además, guiaba sus sospechas. 

La química farmacéutica Sully Cruz, quien trabajaba en el departamento de farmacognosia y fitoquímica de la Universidad de San Carlos de Guatemala, dice que para el proceso de extracción de aceite de palma no se utilizan químicos, pues es un proceso de presión, se usa una prensa. Pero para el proceso de refinado sí se utilizan químicos como ácido fosfórico, ácido cítrico, ácido sulfúrico, sulfato de sodio e hidróxido de sodio los cuales, generan espumas, jabones y otros desechos que, según ella, podrían generar el ambiente desolador que vemos en en las imágenes registradas por Izquierdo. 

El 19 de junio Guillermo Aguirre hizo una prueba de aguas, que fue luego analizada por el laboratorio Soluciones Analíticas y está disponible en el reporte de CONAP. 

Un pez muerto flota en el agua llena de aceite que provocó el ecocidio en Manchón Guamuchal. / Sergio Izquierdo

Para el ingeniero químico, egresado de la Universidad Rafael Landívar, Álvaro González resaltan dos elementos del reporte del CONAP: la cantidad de coliformes fecales y el fósforo en el agua. La muestra afirma que, por cada mililitro de agua, se encuentran aproximadamente 28 mil microorganismos de coliformes fecales. Casi el triple permitido por el reglamento de descargas y reúso de aguas residuales, aprobado en el 2006. También la muestra señala que hay hasta 1,130 miligramos de fósforo por litro, cuando lo máximo permitido es de 15 miligramos por litro. 

Pero, afirma González, el color y aspecto del agua no es consistente con lo que muestra la evaluación. El fósforo es rojo, por ejemplo. Y para que las heces afecten el color, y lo tiñan de negro, debería haber una mayor presencia de sólidos flotantes. Hace falta algo. Algo que explique el aspecto aceitoso y negro del agua. “Algún químico  proveniente de industrias”, sugiere el ingeniero químico. Y explica que al momento en que se tomó la muestra puede que algunos elementos químicos se hayan hundido, resultando en una prueba que no revela a cabalidad todos los compuestos. 

Una lancha atraviesa un sector de Manchón Guamuchal donde la contaminación no lo afectó por completo. Vemos, lado a lado, el agua contaminada y el agua clara. / Sergio Izquierdo

Buscamos hablar con representantes de Agroamérica para conocer su reacción ante  las acusaciones, conocer qué químicos utilizan en sus procesos y cómo desechan los mismos. Su respuesta, por correo electrónico, fue: “somos ajenos a la contaminación”. Nada más. 

Hasta ahora, ninguno de los químicos que Sully Cruz mencionó que son utilizados en el proceso de refinado de aceite de palma aparecen en la muestra preliminar. 

Hay antecedentes de daños provocados por Agroaceite en Manchón Guamuchal. En el 2016 el CONAP logró que la empresa retirara plantaciones de palma africana que ocupaban 39 hectáreas del área protegida. 

Guillermo Aguirre afirma que, tras sus denuncias iniciales, se ha reunido con representantes de Finca Las Maravillas. “Han explicado cómo manejan sus operaciones”, afirma Aguirre. “Estoy seguro que están igual de preocupados que nosotros en encontrar una solución. Debo decir que me precipité en acusar a la finca sin tener pruebas. Pero lo que sí es cierto es que esas aguas negras ingresan por esa frontera que tenemos con Finca Maravillas”. 

Vista panorámica de la plantación de palma africana de la empresa Agroaceite, río arriba de Manchón Guamuchal. / Sergio Izquierdo

Es difícil pronosticar cuánto tiempo pasará para que Manchón Guamuchal se recupere. Sharon Van Tuylen pone como ejemplo al ecocidio provocado en el río La Pasión, en el 2015, luego de que materia orgánica de la empresa procesadora de palma africana REPSA contaminó más de 105 kilómetros del río. Fue hasta dos años después de este ecocidio que las especies volvieron al río La Pasión. Pero, insiste Von Tuylen, cada ecosistema y cuerpo de agua es diferente. Un río, por ejemplo, tiene un flujo de agua más rápido y dinámico que el de un mangle. 

Mangle afectado por el ecocidio absorbe el agua contaminada. / Sergio Izquierdo

Al momento que entrevistamos a Guillermo Aguirre, el 13 de julio, un mes después de que Sergio Izquierdo alertara sobre la contaminación, las aguas permanecían negras. El representante de la finca afirmó que las pruebas continúan para determinar todos los químicos que provocaron el ecocidio y así, también, ubicar su procedencia. 


Desliza la flecha en el centro de la pantalla para comparar entre junio de 2019 y junio 2020.


02 de septiembre, 2020. 11:00 horas.

***Nota de edición. Ampliación: Cuando se hizo el reporteo para la producción del podcast y la nota informativa, Agroaceite, S.A., se limitó a afirmar, a través de su oficina de comunicación, que no eran responsables de la contaminación. Sin embargo, luego de que Agencia Ocote hubiese publicado el contenido,el 14 de agosto de 2020, Javier Aguirre, director corporativo de Agroaceite, S.A., dio declaraciones vía zoom con el autor de las notas, Alejandro García y la editora de éstas, Alejandra Gutiérrez.

Aguirre afirmó -como se expone en el podcast y en la nota informativa- que inicialmente los vecinos y representantes de la finca Tamashan, que alberga Manchón Guamuchal, señalaron a Finca Maravillas, propiedad de Agroaceite, S.A., como la responsable de la contaminación empresa de producción y comercialización de aceite de palma.

Ante las denuncias, el director corporativo afirmó que directivos de Agroaceite se reunieron con Guillermo Aguirre, representante de Finca Tamashán, y le mostraron cómo opera la empresa. “Luego él firmó una disculpa pública donde se retracta de la denuncia”, afirma Javier Aguirre. “A partir de entonces el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas y el Ministerio Público iniciaron su proceso y en los hallazgos preliminares, de estas entidades, en ningún momento se nos ha vinculado directamente. Agroaceite cumple con toda la normativa ambiental, social y legal”.

Javier Aguirre señaló que los instrumentos ambientales de Agroaceite están debidamente registrados y autorizados por el Ministerio de Ambiente. Afirma que Agroaceite no refina el aceite de palma en la finca; y que se dedica únicamente a la extracción y comercialización, por lo tanto, en los procesos de la finca no usan químicos. Aguirre aseguró que el agua que se utiliza dentro de la planta procesadora no proviene del río, sino permanece a un circuito cerrado y se extrae, según él, de un pozo. Luego de utilizar el agua ésta se integra a biodigestores.

Los biodigestores son contenedores que procesa y reduce la materia orgánica por un proceso anaeróbico y aeróbico. Según la página web de Agroaceite, “los biodigestores son equipos especializados que reducen el riesgo de contaminaciones ambientales, reduce la carga orgánica de las aguas residuales de la planta y esa agua se utiliza para el riego de plantaciones. “No la vertimos sobre el río”, aclara Aguirre. “Si fuera tan nefasta no la aplicaríamos en la plantación; quemaríamos nuestro producto”.

Cada seis meses, según Aguirre, la empresa toma muestras de las aguas que utiliza.

El director corporativo expuso que la empresa cuenta con las certificaciones RCPO Next y de Rainsforest Alliance que respaldan el cuidado ambiental de la empresa.

Como afirmamos en nuestro podcast y la nota informativa, según los expertos los efectos en Manchón Guamuchal podrían compararse con el ecocidio en el río La Pasión, en el 2015, cuando materia orgánica de la empresa procesadora de palma africana REPSA, contaminó 105 kilómetros del día. La contaminación, en ese caso, ocurrió cuando la materia se rebalsó tras una fuerte lluvia. Aguirre asegura, que el caso de Manchón Guamuchal no podría haber ocurrido lo mismo, dado que planta de Agroaceite:  Javier Aguirre afirmó que Finca Maravillas no tiene contacto directo con el río Ocosito, río que alimenta el Manchón Guamuchal.

“Nuestra planta se encuentra a 2.5 kilómetros del punto más cercano del río Ocosito”, aseguró Aguirre.

Según Aguirre, representantes del Ministerio de Ambiente y Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), han ido a las instalaciones de Agroaceite hasta cuatro veces. Han recorrido la planta y tomaron muestras de agua. “Nosotros también tomamos muestras de agua y los resultados son favorables y están dentro de los parámetros que establecen los reglamentos del Ministerio de Ambiente”, añade. “Continuaremos trabajando con las autoridades, porque nuestro interés es que se esclarezca lo antes posible”.

El pasado 20 de julio Agencia Ocote solicitó una entrevista con autoridades de Agroaceite para conocer sus procesos. No fue otorgada pues, según Aguirre, “No queríamos vernos involucrados en una defensa que en el momento consideramos (sic) innecesariamente; formalmente no habíamos sido acusados de nada”.

“Somos vecinos del área protegida y queremos apoyar a las actividades conservación, y lo seguiremos haciendo”, dice Aguirre. “Estamos en completa disposición de dar apoyo técnico y una vez se haya aprobado un plan de acción, vamos a apoyarlo. Nuestra solicitud es que no se nos vincule con este problema, porque no somos culpables. Tenemos una vastedad de evidencia y records de tres años atrás, de medición de agua, que claramente indica que estamos dentro de los parámetros”.

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