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¿Confinamiento en la calle?
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Qué pasa con el #QuédateEnCasa cuando no hay casa sino la calle. Cuando el resguardo está en los colegas que duermen al lado también sobre cajas de cartón, cuando comer dependía, precisamente, de que la gente saliera de sus casas.


En la ciudad de Guatemala hay diversos grupos cohabitando y coexistiendo. Muchos de ellos pasan desapercibidos para la mayoría de habitantes. Uno de estos grupos es el de las personas que viven en la calle. Durante el día no se percibe quién vive en la calle y quién no, excepto por ciertas características, pero por lo general se pierden entre el resto de ciudadanos. Su presencia se nota especialmente en la noche, que es cuando todo mundo regresa al hogar después de sus diferentes actividades. Ellos a donde regresan es a su “punto”, lugar temporal para pasar la noche en la que se arman champas o se tienden cartones que permitan pasar la noche. Son lugares temporales, porque mientras no sean desalojados por vecinos o fuerzas policiales, o no encuentren otro lugar, permanecerán en ese sitio.

Cuando la noche se acerca, cualquier lugar es bueno para pasarla. El instinto de sobrevivencia hace que se agrupen y se cuiden entre sí. Normas de convivencia implícitas que no están escritas, sin embargo, son ley porque de ellas depende la subsistencia, primero por temas de seguridad y luego porque hay que asegurarse el derecho a alimentos. Lideres naturales que se imponen, ya sea porque todo grupo busca seguir naturalmente a alguien que logre cohesionar a todos los elementos que forman parte de esa microsociedad, o porque igualmente están inmersos en un llamado natural de protección comunitaria. La unión hace la fuerza. El sentido de pertenencia se hace evidente. Un sometimiento expreso y la carga del cargo naturalmente asumido.

En tiempos comunes (la verdad no sé cuándo es un “tiempo común”), se consiguen unas cuantas “varas” para comprar una bolsa de dulces. Ya hay suficientes vendedores de dulces, sin embargo, hay suficientes buses. Está el que tiene vocación de vendedor y está ese otro que convence de formas poco tradicionales pero igualmente efectivas. Hay quien dice que prefiere pedir a andar robando. Terminada la frase y ya el cliente potencial con mano temblorosa espera encontrar el quetzal buscado para evitar que en un momento de desesperación, su oferente no decida regresar a sus viejos caminos.

Actualmente a muchas personas en situación de calle se les complica obtener el dinero para alimentos o pagar un hotel barato. Hay algunos proyectos como el nuestro, que proporciona alimentos a personas en situación de calle y a quien lo requiera. Sin embargo, la actual crisis está evidenciado, lo frágiles que son nuestros sistemas de vida y cada vez más hay personas que necesitan buscar alimentos. Sumándose a las personas en situación de calle, ahora están los que durante el día lo de la comida, pero ¿y si no venden? Muy probablemente no comen, y lo agravante de la situación es cuando no uno sino varios hijos que también buscan alimentos.

Grupos cohesionados que funcionan a la perfección. Cada uno aporta lo que encuentra. La comida es la búsqueda diaria. Antiguamente se salía a cazar. Hoy a realizar distintas actividades que permitan la obtención de los alimentos. No falta la creatividad. La venta de dulces en los buses y actividades similares. Todo lo anterior funciona en “tiempos normales”. Pero ¿qué sucede cuando al resto de la población se le ha indicado que no debe salir de su vivienda en determinado horario? ¿A dónde no pueden ir ellos? ¿Cómo se sabrá que no están respetando el toque de queda? ¿Cuál el límite de su gran casa? ¿Están viendo por la ventana? ¿Están en la calle? ¿Vale la pena que la policía se los lleve a todos al juzgado (ahora sí), por estar en la calle? Porque lo que sí es seguro es que no tendrán cómo pagar la multa. ¿Cómo lograr un acuerdo con la policía mientras son conducidos? Si es una mujer puede ofrecer sexo o un policía tomarlo a la fuerza. ¿Pero cómo se denuncia una golpiza o una violación hacia una persona en situación de calle? Señor, usted es abogado. Usted debiera saber, es lo que escucho que me responderán.


*Luis Catalán inició en 2013 las Jornadas de acercamiento a la vida en las calles, actualmente es voluntario del Comedor para personas en situación de calle. También abogado con experiencia en derecho de familia y temas registrales.


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