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Retos en el sistema de salud de Guatemala

El sistema de salud en Guatemala se enfrenta a un reto inmenso ante el coronavirus y la capacidad de respuesta que se tiene desde Guatemala. De eso nos habla el periodista Haroldo Sánchez en esta columna de opinión.

Mentiría si dijera que no estoy preocupado por la pandemia del coronavirus. Como periodista he seguido el caso desde diciembre, cuando se dio el primer contagiado en China. Fui siguiendo …

Haroldo Sánchez subjetividades

Mentiría si dijera que no estoy preocupado por la pandemia del coronavirus. Como periodista he seguido el caso desde diciembre, cuando se dio el primer contagiado en China. Fui siguiendo el desarrollo del virus que se trasladó de Asia y llegó a cambiar la vida de los europeos, para después instalarse en Estados Unidos y Canadá y al resto de países latinoamericanos. Esto es como si se viviera la tercera guerra mundial, solo que esta vez, contra un virus que llegó para quedarse.

Empecé a reflexionar en silencio, porque sabía que Guatemala se vería afectada, tal como ha ocurrido. Si países desarrollados como España e Italia, se vieron desbordados, tiemblo solo de pensar lo que ocurrirá aquí. Queda claro, ningún país, por más del primer mundo que sea, está preparado para este virus.

La asistencia sanitaria se ha visto desborda y, alrededor del 3.5 por ciento de los afectados son precisamente los trabajadores del sector salud. Guatemala es dentro de los países de América Latina, el que menos invierte en salud, el que menos presupuesto designa a la cartera de Salud en comparación a otros ministerios, dejando una infraestructura en  salud, de lo más precaria.

Escuché decir al doctor Edwin Asturias, que se cuenta con un médico por cada mil habitantes, con 10,200 camas en salud pública a nivel de todo el país. Se habla que existen más de 200 mil adultos mayores y que de cada cinco, 2 pueden infectarse, y que uno de cada 4 podría requerir hospitalización, entonces, se necesitarían alrededor de 80 a 90 mil camas. Esto demuestra que, en este momento, no tenemos la capacidad para atender los efectos futuros de la pandemia. Se anunció la habilitación del Parque de la Industria, lo que tan solo será un parche en medio de la crisis, ¿Qué pasará con los guatemaltecos que viven en el interior del país? En la capital hay solo dos hospitales, el Roosevelt y el San Juan de Dios. A ellos se suma una red hospitalaria pública a nivel nacional, ¿están preparados para lo que viene? Es evidente que lo más complicado y duro aún está por llegar a Guatemala.

Existen millones de personas que durante años no han tenido acceso a su atención en salud. Puede existir la voluntad de parte de algunos funcionarios del Gobierno, solo que esto no se enfrenta con palabras, sino con acciones claras y concretas.

En estos primeros días, no se ha entendido que una epidemia es un fenómeno social: el éxito para frenarla va a depender de cómo nos comportemos, de cómo nos hacemos responsables. En eso consiste que se pueda enfrentar esta pandemia. Por eso las cuarentenas impulsadas en muchos países afectados, son medidas de distanciamiento social que reducen el contacto entre personas y limita la transmisión del virus. En Guatemala aún no se ha entendido la gravedad del coronavirus.

Aunque se estaba esperando su arribo, el Estado demuestra que no está preparado y que la urgencia se les vino encima. Si tuviera algún tipo de influencia, recortaría el presupuesto de otros ministerios, empezando por el del Ejército, para trasladarlo al de Salud. Buscaría compromisos con el sector empresarial sensible, para lograr que los efectos del virus no terminen por destruir una economía familiar, que ya de por sí está en crisis. Hay guatemaltecos que no entienden que con el coronavirus todos vamos a perder.

Esta pandemia no respeta condición social, ni ideologías políticas, ni religiosas. Esta enfermedad afectará muchísimo por haber permitido que el sistema de salud sea débil en el presente. Algunos se hicieron millonarios a través de la corrupción y desvalijaron la red hospitalaria. En estos momentos, el personal sanitario que labora para el Estado, carece del equipo necesario para trabajar sin riesgo al contagio. Por allí se debe empezar. Sin demagogia. Ni exhibicionismo. Hay que tomar medidas drásticas ahora, para no sufrir en demasía una de las peores pandemias que ha asolado a la humanidad en el presente siglo.

Escucha la columna en la voz de Haroldo Sánchez, aquí:

Haroldo Sánchez

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