Solórzano Foppa: «La MS está varios (escalones) arriba de la 18 a nivel internacional»

Mientras el Gobierno apunta a una guerra de pandillas para explicar el repunte de violencia en Guatemala, el exinvestigador criminal Juan Francisco Solórzano Foppa ofrece una lectura distinta: la Mara Salvatrucha (MS) se fortalece sin depender de viejas alianzas, mientras Barrio 18 (B18) desconectada de la región. En esta entrevista, Foppa desmonta la narrativa oficial, cuestiona el uso político de las cárceles y detalla cómo las pandillas han evolucionado en sus operaciones, alianzas y estructuras, dentro y fuera del país.

Para explicar el aumento de la violencia en Guatemala en 2025, el Ministerio de Gobernación (Mingob) se basa en dos elementos. Por una parte, ha descrito a una pandilla Barrio …

Fotografía: Simone Dalmasso (Plaza Pública)

Para explicar el aumento de la violencia en Guatemala en 2025, el Ministerio de Gobernación (Mingob) se basa en dos elementos. Por una parte, ha descrito a una pandilla Barrio 18 (B18) con conexiones internacionales. Y por otra, a una Mara Salvatrucha que le disputa el mercado del narcomenudeo a los Caradura.

https://www.agenciaocote.com/blog/2025/10/18/pandillas-guatemala

Sin embargo, el abogado Juan Francisco Solórzano Foppa—que hace diez años fue director de investigación criminal en el Ministerio Público y que investigó pandillas—habla exactamente de lo contrario: una B18 desconectada de la región y una MS que no necesita de los Caradura para vender droga al menudeo. 

También habla de las dinámicas de las pandillas dentro y fuera de la cárcel, un tema relevante después de la fuga de 20 cabecillas de B18 de Fraijanes II, supuestamente, desde agosto pasado. 

Esta entrevista se realizó antes de que Solórzano Foppa denunciara que la fuga era producto de un pacto con autoridades del Mingob para reducir las cifras de la violencia, algo que el entonces ministro Francisco Jiménez negó. 

También se hizo antes de que el viceministro de Seguridad, en el Mingob, José Rolando Portillo, denunciara que diversos funcionarios de esa cartera incurrieron en actos de corrupción al procurar beneficios para algunos internos a cambio de sobornos. Mientras que la investigación de los hechos inicia su curso, Jiménez y dos viceministros presentaron su renuncia.

Por ahora, las autoridades sólo han capturado a uno de los fugados. Los miembros de las pandillas salieron de la cárcel en una coyuntura en la que la MS se ha apropiado de territorios importantes de los Caradura y de B18, y sólo semanas después del asesinato de importantes piezas de su antiguo socio y esta pandilla rival.

¿Cuán nuevo es que las pandillas ofrezcan servicios en modalidad outsourcing, es decir, para otras estructuras criminales?

Hace unos años era algo muy común, sobre todo en delitos comunes como robo, hurto, cuestiones no tan sofisticadas. Lo que pasó es que la mayoría de los miembros de las pandillas comenzaron a caer presos por esos delitos. Esto los exponía, lo que hizo que la organización evolucionara hacia delitos de mayor trascendencia internacional con un mayor margen de ganancia y control de la situación. La MS, [por ejemplo], cuida más a su personal para que no caiga preso. Le da apoyo legal si sucede. Por eso no trabaja para alguien más, aunque puede hacer alianzas estratégicas, como lo vemos actualmente y (…) tiene menos integrantes, pero son más peligrosos e inteligentes que Barrio 18—para [quienes] los sicarios, los chequeos, los hommies, son más prescindibles. 

¿Qué importancia tienen las relaciones de las pandillas a nivel regional?

La mayoría del Barrio 18 que estaba aquí y tenía una conexión internacional murió. La MS nunca perdió la conexión, y la afianzó, especialmente desde El Salvador, que es la más importante. Los líderes de la MS de Estados Unidos no están allá, sino en El Salvador [pese al contexto local]. Eso hace que la MS tenga un sentimiento más global y de organización en Centroamérica, que (…) le ha permitido operar hacia Estados Unidos, versus una Barrio 18 que quedó aislada. La MS tampoco es una estructura tan grande porque quiere mantener un control más férreo. La 18, [en cambio], se ha vuelto una especie de franquicia. Casi que cualquier hommie puede abrir su punto. Aunque hay jerarquías, hay mucho menos control de la gente de arriba hacia la gente de abajo. 

¿Cuán fuerte ha sido la influencia de las relaciones tejidas en la cárcel desde hace 20 años hasta la fecha?

En las cárceles se dan las relaciones y las conexiones entre personas que posiblemente en la calle no se encontrarían. Se tejen muchas de las alianzas que se ejecutan afuera. Aquí tienen que ver la tecnología, porque ahora es mucho más fácil estar en conexión, y cómo el Sistema Penitenciario ha rotado [a los pandilleros] por distintos centros. Eso logró que agarraran distintos nichos, y dentro de eso surge la necesidad de interrelación con otras gentes. 

La 18 sigue en el nicho de la extorsión local. Ahí no necesita interrelación. La MS se movió al lavado de dinero, trata de personas, tráfico internacional de drogas. Entonces, sí o sí necesita una relación con otras organizaciones, y ser transnacional a la MS le ha facilitado esa parte. 

Sigue trabajando en algunas alianzas en México, donde tiene una fuerte presencia muy disfrazada debajo de todos los carteles. La MS al final se volvió un cliente muy importante [para ellos] al comprarles droga en Estados Unidos, porque tiene algo que no tienen los carteles: organización en ese país. Eso le ha permitido negociar en un plano de bastante igualdad. 

Nadie se mete innecesariamente con una MS en México que puede bloquear el producto y matar gente en Estados Unidos. Ahí es donde la MS está varios (escalones) por encima de la 18 a nivel internacional. 

En Guatemala, la 18 tiene más gente y es más fuerte. Su política de expansión es más sencilla y recluta a una mayor cantidad de miembros. Su falta de miedo a exponerse los hace ser más letales, aunque son detenidos con mayor frecuencia. La MS es más estratégica, por eso se han neutralizado bastante entre las dos, a pesar de que se sigan matando entre ellos. 

¿La habilidad de la MS para mantener contactos internacionales implica que no depende de los Caradura como proveedor de droga para el narcomenudeo, como sí depende Barrio 18?

Los Caradura han mantenido una alianza con la MS, pero no de trabajo, como sí lo hicieron hace 15 años. Luego, en algún momento a la 18 le convino cobrar y entrar a trabajar en esa parte política, pero con una retórica de “combatamos a la MS”, [como si] la MS es la causante de todos los males, cuando ha sido la 18 la que ha estado detrás. 

Esto me sigue diciendo que la 18 encontró un respaldo político y de impunidad para ciertos actos. Eso se rompió un poco con la detención de María Marta [Castañeda Torres] (esposa de Aldo Ochoa, líder de B18). 

También tiene mucho que ver con el impacto político de esta persona, porque estaba muy desatada. Era un secreto a voces que ella manejaba todos los temas (de la 18) hacia afuera. Entonces, la detienen, pero la retórica sigue siendo que la MS es la culpable de todas las cuestiones. 

Una pregunta en un sentido bastante figurado. ¿Cómo le explicaría a un niño de cinco años cómo es la dinámica del narcomenudeo entre Barrio 18, MS y los Caradura? Esto, considerando que los Caradura no son los únicos proveedores para el narcomenudeo en Guatemala.

Los Caradura son el niño que tiene todos los juguetes, y los otros son niños que quieren jugar, pero que no tienen todos los juguetes. [Entonces,] se prestan los juguetes hasta que tal vez uno de ellos se pasa de la raya y el que tiene todos los juguetes decide “ya no quiero jugar”. 

Pero como uno de los niños salió más bully (MS) y le quitó los juguetes a quien los tenía, me voy a buscar otro niño con juguetes. Los niños tienen esa facilidad. También la tienen las organizaciones criminales. Es un tema de negocios. 

Quién te pueda proveer de droga siempre va a haber. Peor si la MS ya estaba haciendo traslados transnacionales de droga desde hace mucho tiempo. Lo único que tuvo que conseguir fue alguien que la procesara, y se la vendiera ya procesada. Entiendo que la MS ya lo consiguió hace varios años, para sustituir a los Caradura. 

¿Qué implicaciones tiene internar a los líderes de las dos pandillas en una misma cárcel y cuánto podría influir eso en lo que sucede afuera?

Es una decisión arriesgada detrás del pensamiento de que controlando las cárceles voy a controlar lo que sucede afuera, y no es cierto. Lo primero que hay que controlar son las calles, porque sólo así voy a controlar las cárceles, no al revés. 

Bajo esa lógica ellos pensarán que era la mejor idea [para] tratar de demostrar cierto poder, y [una] manifestación de poder no está mal cuando las circunstancias lo ameritan. 

El Mingob también trata de hacer otra manifestación de poder hacia afuera con muchos operativos—como los del Gallito—y no lo veo mal, pero el orden de los factores en estos casos sí altera el producto. 

Tenemos que ver que, a la larga, dejar incomunicados a los líderes deja más por la libre a la gente de abajo. Y la gente de abajo, suelta, es más loca. Es como una casa donde no están los papás, y los patojos están por la libre. Y no les podemos pedir mucha racionalidad a adolescentes con armas de fuego.

¿Esto no descarta que haya órdenes desde la cárcel detrás de algunos hechos ocurridos en la calle?

Lo que no vemos es que las órdenes que vienen desde la cárcel son más controladas que las que se dan en la calle. Tendemos a creer de nuevo que quitando al que da la orden resolvemos el problema y no es cierto. El problema es el brazo operativo afuera, que tiene cerebro propio en algún momento, y cuando se deja por la libre, va a tomar otras decisiones menos cautelosas. El que está en la cárcel suele cuidar más a la gente de afuera.

¿Se debe controlar simultáneamente lo que pasa en las calles y en las cárceles?

Es que si a la gente de adentro le quitás el poder de su gente de afuera, en su mayoría se controlan. Sin los brazos operativos (afuera), se tiene a una población civil que no está siendo afectada por esas personas en la cárcel. Eso da una mayor facilidad para controlar a los que están en la cárcel [porque] no tienen incidencia hacia afuera. 

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