Recorrer más de 4 mil kilómetros por la justicia climática

Decenas de personas viajan en la Caravana Mesoamericana por el Clima y la Vida, un recorrido que cruza fronteras y territorios para denunciar la crisis ambiental y las injusticias que la agravan. Desde México hasta Brasil, esta caravana junta voces, luchas y propuestas que desafían los modelos extractivistas. En su paso por Guatemala, las personas que participan en la marcha recordaron que la defensa del territorio sigue siendo un acto de resistencia.

La pandemia de COVID-19 transformó la trayectoria de la vida de Daniela Saldaña. A sus 23 años, esta crisis global la llevó a reflexionar sobre la importancia de la vida, …

La pandemia de COVID-19 transformó la trayectoria de la vida de Daniela Saldaña. A sus 23 años, esta crisis global la llevó a reflexionar sobre la importancia de la vida, la salud y la alimentación. 

«A través de conocer más sobre la soberanía alimentaria y la producción de alimentos libres de fertilizantes, pesticidas y agroquímicos, fui destapando un mecanismo que nos somete en muchos ámbitos», dice. 

Si no fuera por esto, quizás Saldaña no se hubiese unido a Deuda por el Clima, un movimiento global que «busca cancelar la deuda financiera ilegítima del Sur Global para detener la explotación y el extractivismo, facilitando transiciones justas y autodeterminadas». 

Probablemente, tampoco estaría hoy a casi 1,400 kilómetros de su hogar, en Ciudad de México, frente al Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), en la zona 13 de Ciudad de Guatemala, en la conferencia de prensa de la Caravana Mesoamericana por el Clima y la Vida.

 

Las decenas de mexicanos que participan, a la que esperan se adhieran otras personas de la región, recorrerán Centroamérica y Colombia. Su meta es llegar a Belem Do Pará, en Brasil, territorio que recibirá la Conferencia de las Partes número 30 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. 

Del 10 al 21 de noviembre, este evento reunirá a los líderes mundiales, a científicos y a representantes de la sociedad civil para discutir y negociar medidas urgentes contra la crisis climática, con el objetivo de acelerar la implementación de los compromisos del Acuerdo de París

Otras alternativas desde los territorios 

La caravana comenzó a organizarse un año atrás. En el Encuentro Global por el Clima y la Vida, celebrado en Oaxaca, México. Los participantes también lo llaman como Anti-COP. 

Eventos como este, según Saldaña, buscan construir «propuestas alternas, denunciando también estos espacios institucionales donde vemos mecanismos de green washing o que son cooptados por empresas y gobiernos donde no tienen realmente ningún interés por defender la vida, sino seguir viendo por remuneraciones». 

Así, la caravana busca posicionar cuatro ejes fundamentales: los megaproyectos y militarización; la migración y el desarraigo forzado; la mercantilización de la vida; y la crisis global del agua. 

En cada parada, se realizan mesas de diálogo para posicionar las problemáticas que cada territorio enfrenta y, a partir de ello, construir propuestas. La meta es sistematizar esta información y entregarla a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a su paso por Costa Rica. 

Hoy, la caravana es acompañada por organizaciones guatemaltecas, como el Comité de Unidad Campesina (CUC), la Asociación Grupo Integral de Mujeres Sanjuaneras y el colectivo Tz’unun Ya’, de San Pedro la Laguna. También participan autoridades del pueblo ch’orti’. 

«Las mujeres seguimos luchando, seguimos alzando la voz a pesar de estar en Estados que son racistas, patriarcales, fascistas y que siempre han criminalizado nuestras luchas históricas como mujeres y hombres indígenas», dijo Esperanza Tubac, lideresa maya Kaqchikel. 

Las participantes guatemaltecas también denunciaron los proyectos extractivos como la minería, palma africana y la agroindustria. Una de ellas fue la cantera Los Manantiales, un proyecto minero que opera en Chiquimula. 

Quienes resisten a la presencia de esta minera, «no están cometiendo delito por defender el territorio. Más bien, está cometiendo delito la que está entrando como empresa porque está invadiendo los territorios de los pueblos», agregó una lideresa Ch’orti’. 

Diez días de andar 

El recorrido inició el 4 de octubre, en el territorio del Pueblo Yaqui de Pótam en Sonora, México. Allí, las autoridades compartieron las problemáticas que enfrentan: la sequía provocada por la construcción de un acueducto y el narcotráfico. 

Los siguientes días, el 6 y 7 de octubre del 2025, el Capítulo México de la Caravana Mesoamericana por el Clima y la Vida se detuvo en el territorio autónomo purépecha de Huancito, comunidad que forma parte del Consejo Supremo Indígena de Michoacán.

Días más tarde, el 8 de octubre, visitaron Oaxaca. Un territorio marcado por la «imposición de megaminería, hidroeléctricas, eólicas, gasoductos, parques industriales y carreteras. Se acompaña de militarización, criminalización y represión directa contra quienes defienden la vida y el territorio», según un comunicado de la caravana. 

Ese día, celebraron el Foro por el Clima y la Vida en el zócalo de la ciudad. Luego, se trasladaron a Ciudad de México, donde realizaron un plantón.  

Como resultado del plantón en el zócalo de la ciudad, integrantes de seis pueblos originarios con procesos de defensa del territorio presentaron sus denuncias al nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), Hugo Aguilar. 

«El presidente escuchó las denuncias de cada comunidad. Aunque su respuesta fue conciliadora y mostró respeto a los presentes, no hubo algún tipo de compromiso concreto», indica la caravana en una publicación en redes sociales. 

La caravana llegó a Chiapas, la frontera con Guatemala. Allí, realizaron un diálogo más y cruzaron al país vecino. Lo hicieron el 12 de octubre, Día de los Pueblos Indígenas. 

Cruzaron a Guatemala sin ningún problema. En Coatepeque, Quetzaltenango, leyeron un pronunciamiento. Un día después, llegaron a Ciudad de Guatemala. Aquí realizaron un diálogo con colectivos ambientalistas y defensores de los derechos de los pueblos indígenas y el territorio. 

Al terminar la conferencia de prensa, las integrantes de colectivos guatemaltecos se despiden de la delegación mexicana. Les desean buen viaje. Solo algunos continuarán con la travesía. 

Saldaña espera que esta caravana les permita construir un «tejido colectivo de redes, donde todos compartamos solidaridad». También, que esta experiencia siente las bases para acciones descentralizadas en el futuro. 

Mientras tanto, continuará cruzando fronteras. 

«Siempre, con valentía», finaliza. 

Kristhal Figueroa

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