Aquí pasó algo | Antiguo destacamento militar de Comalapa

Entre 1981 y 1988, durante el Conflicto Armado Interno, el Ejército instaló un destacamento militar en las afueras de San Juan Comalapa, Chimaltenango. En ese lugar fueron torturadas, asesinadas y enterradas decenas de personas. Años después, gracias al trabajo de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala y la FAFG, se exhumaron más de 200 osamentas. Hoy, en ese mismo terreno, funciona «Paisajes de la memoria», un memorial que honra a las víctimas de desaparición forzada.

Explora aquí la segunda temporada completa de Aquí pasó algo Lee aquí la transcripción del episodio: A tres kilómetros del centro de San Juan Comalapa, sobre la carretera que lleva …

Explora aquí la segunda temporada completa de Aquí pasó algo

Lee aquí la transcripción del episodio:

A tres kilómetros del centro de San Juan Comalapa, sobre la carretera que lleva a este municipio del departamento de Chimaltenango, en el centro de Guatemala, hay un camino de tierra. Una subida, poco empinada, por la que se llega a un sitio sagrado. A los lados hay pinos y siembras de maíz. 

Si avanzas por la colina, llegarás a un portón negro. Crúzalo. Delante de ti, encontrarás un camino de piedrín que conduce a un espacio más amplio, lleno de árboles. Se respira un aire fresco y un tanto frío. Amarrado a un par de pinos cuelga una manta de vinilo. Si te acercas, podrás leer: «Paisajes de la memoria. Memorial de las víctimas de desaparición forzada». 

A unos metros de la entrada, tanto a la derecha como a la izquierda, verás dos agujeros en la tierra. Son de un metro de profundidad, más o menos. Aquí estaban las fosas de las que exhumaron los cuerpos de decenas de personas,  que fueron torturadas y asesinadas en este apartado lugar. 

En este mismo lugar en el que estamos, de 1981 a 1988, durante el Conflicto Armado Interno, se levantó un destacamento militar. 

Si continúas, verás unos nichos de piedra blancos. Acércate un poco más. Fíjate que algunas de las tumbas tienen escritos nombres y apellidos de las personas que ahí descansan. En las demás, hay una inscripción de letras y números. 

Dentro de estos nichos hay restos de personas que murieron aquí durante la guerra. Muchas de ellas aún no han sido identificados. Hasta el 2024 se habían identificado 86 osamentas, 134 aún no tienen nombre ni apellido. 

Alrededor de las tumbas hay una banca de cemento. Te invito a sentarte y escuchar.

***

Frente a ti verás varias placas sobre una estructura de cemento que rodea las tumbas. Es un monumento. Si te aproximas, podrás leer el nombre de 6 mil cuarenta y una víctimas del Conflicto Armado Interno en Guatemala. Fue hecho por la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala y la Fundación de Antropología Forense de Guatemala, mejor conocida como FAFG. 

Al otro lado de los nichos, quizás te haya llamado la atención una casita pintada con colores vibrantes. Las paredes están cubiertas por  un mural que cuenta, en diferentes escenas, la vida en Comalapa y lo que sucedió durante la guerra.También hay elementos que representan a muchos pueblos mayas, como el jaguar, los coyotes, los búhos, las águilas y los quetzales. 

Si la puerta está abierta, puedes entrar en el salón. Es amplio y está pintado de blanco y amarillo, Dibujadas sobre las paredes hay cruces celestes con los nombres de las personas originarias de Comalapa que fueron desaparecidas y asesinadas en este mismo lugar. 

***

Rosalina Tuyuc es cofundadora de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala. En el salón del memorial están los nombres de su papá, su esposo, su sobrino y su cuñada.   

Tuyuc te explica más sobre este lugar, que hoy resguarda la memoria y que hace no tanto tiempo fue un lugar de tortura y dolor. 

***

Rosalina Tuyuc: Aquí estuvo el destacamento militar por más de 20 años. Según nuestro conteo, aquí entraron entre 4,000 y 5,000 personas provenientes de distintas partes del país.

El ejército se ubicaba en la entrada de Zaragoza. Allí bajaban a las personas, y si alguien les parecía sospechoso o no tenía documentos, lo traían aquí. También había personas capturadas en la ciudad capital. Después de interrogarlas y torturarlas, cuando estaban por morir, las traían aquí. Encontramos personas que aparecían en el Diario Militar.

Cuando se retiró el ejército, se devolvió la tierra a los dueños. Siempre supimos que este era un lugar donde podían estar nuestros familiares. No encontramos a los nuestros, pero sí a otras personas, y hemos entregado restos a familias que venían del oriente, de Escuintla, de varios municipios alrededor. Ha sido muy importante para nosotras.

Cuando venimos por primera vez, era un lugar que no se aguantaba. Había mucho miedo. Se escuchaban llantos, gritos, voces de adultos, de mujeres, de niñas y niños. Nos costó mucho armonizar este lugar.

La solicitud para hacer la exhumación se hizo en 2002, pero tardó mucho en ser aprobada. Cuando finalmente se autorizó, sabíamos que este sería un lugar sagrado. No teníamos derecho a entrar porque no era nuestro. Pero uno de los dueños tuvo un sueño y nos dijo que debía vender. Nos dio tiempo para conseguir un pequeño financiamiento. Eran solo dos cuerdas de tierra. Le compramos el terreno.

El trabajo duró casi tres años. Lamentablemente, en otros lugares no se autorizó la exhumación. Todavía hay hermanas y hermanos descansando forzadamente en esos sitios.

Cada una y cada uno de ellos es una historia, un libro, por la contribución que dieron. Tenemos 172 osamentas sin nombre. Más de 6,000 nombres sin cuerpo. Esta es la historia de nuestro país. Este memorial lo dedicamos especialmente a las y los desaparecidos.

Siempre pensamos que era muy importante crear memoria histórica en este lugar y no olvidar. Durante más de 20 años, el ejército implementó aquí muerte, violación sexual contra mujeres, tortura. Muchos fueron quemados vivos. Pero al final dijimos: «Si antes fue un lugar de tortura y muerte, hoy será un lugar de memoria, de historia. Un sitio para rendir homenaje a cada uno de ellos». Todos eran personas que aportaron al desarrollo.

Todos eran personas honestas, trabajadoras, soñadoras. Por eso, Conavigua, junto a la FAFG, dejó este memorial para las futuras generaciones.

***

¿Quieres escuchar lo que pasó en otros lugares? Si estás en la ciudad y haces un recorrido presencial puedes dirigirte hacía el “Archivo de la Policía” en la zona 6 para conocer más sobre este acervo histórico que ha sido pieza clave para investigaciones de justicia transicional. Si haces el recorrido digital, puedes escuchar las demás cápsulas en agenciaocote.com o en tu plataforma de audio favorita. También puedes explorar el mapa para ver otros lugares.

María Olga Domínguez Ogaldes

También te puede interesar