Dice que ha dejado de ver como una sobreviviente, para verse como «una guerrera». Hace ocho años, ella estaba junto a 55 niñas, encerradas en un aula. Habían intentado escapar …
- «Que ya no nos echen la culpa, ya es suficiente. Quisiera que sea la justicia justa. Quisiera que ellos paguen por los daños que nos hicieron».
- «Con que simplemente se diga que ellos van a la cárcel, nosotras podemos estar tranquilas. La sociedad sabrá que nosotras siempre dijimos la verdad».
- «Lo que nos calmaría es que se diga la verdad, porque la sociedad va a entender que nosotras fuimos víctimas».
Dice que ha dejado de ver como una sobreviviente, para verse como «una guerrera». Hace ocho años, ella estaba junto a 55 niñas, encerradas en un aula. Habían intentado escapar de un hogar estatal en el que sufrían maltrato.
Ella estuvo presente cuando el fuego consumió la vida de 41 de sus compañeras que gritaban para que les abrieran la puerta.
Es una de las 15 sobrevivientes del incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción.
Previo a la sentencia en contra de siete exfuncionarios acusados en el caso que se abrió en 2017, la mujer, que hoy tiene 22 años, habla sobre los retos que ha enfrentado, lo que espera de la justicia y lo que debe cambiar en los hogares de protección.
Por seguridad, prefiere que no se haga público su nombre.

¿Quién es usted hoy, más allá de una sobreviviente del incendio en el Hogar Seguro?
Ya no me miro como sobreviviente. Para mí sobreviviente queda muy bajo. Sobreviví a todo lo que estaba pasando. Hoy me miro más como una guerrera. Una guerrera que ha sabido enfrentar al mundo.
Estoy estudiando enfermería auxiliar, los domingos me dedico a ser biker. Me gusta mucho andar en motocicleta. Me encanta, siento que tengo la libertad, se siente ese aire que pasa en tu cuerpo. También me dedico a trabajar. No tengo trabajo fijo, a veces los fines de semana trabajo como guardia de seguridad.
Mi pasión es trabajar, estudiar y dedicarme a mí.
¿Por qué enfermería?
Porque de esa manera podía devolverle todo el cariño a las personas que confiaron en nosotras desde un principio y todo el amor que han depositado estas personas en mí y toda la confianza.
La quiero devolver con aquellas personas que necesiten atención médica, que sería la parte fundamental donde yo pudiera devolverles ese amor.
¿Cuáles son los retos que ha enfrentado, tras el incendio?
El primero fue mirarme al espejo. Mirarme al espejo, mirar mis cicatrices. Al principio no las podía ver. Era muy difícil, me gustaba juzgarme a mí misma. Muchas veces le reprochaba a Dios por qué me había dejado en este mundo si no estaba completa, no tenía mi cuerpo como él me lo había mandado.
Ese fue el primer reto y dejar de reprocharle a Dios, dejar de reprocharme a mí y empezar a verme en el espejo. Ver mis quemaduras día con día sin miedo, ver cómo iban sanando poco a poco con el amor que les iba depositando.
Otro reto que tuve fue dejar de prestarles atención a las personas que me rechazaban, que me criticaban.
Aprendí también a estar sola, amar mi soledad para no hacerle daño a las demás personas que tenían miedo de estar conmigo. Aprendí a estar sin ellos.
Todavía tengo mucho que sanar.

¿Qué espera del sistema de justicia con la sentencia que se aproxima en contra de siete de los acusados del Hogar Seguro?
La jueza tiene la última palabra. Espero que tome la mejor decisión. Ya tuvo las suficientes pruebas en sus manos, en su poder.
Que ya no nos echen la culpa, ya es suficiente. Quisiera que sea la justicia justa. Quisiera que ellos paguen por los daños que nos hicieron.
¿Por qué es importante la justicia como sobreviviente?
Porque se conocerá que nosotras no somos culpables de lo que pasó, los culpables son los siete acusados. Con que simplemente se diga que ellos van a la cárcel, nosotras podemos estar tranquilas. La sociedad sabrá que nosotras siempre dijimos la verdad. Con eso para nosotras es más que suficiente.
Ese día los acusados actuaron mal porque no sabían qué hacer. Lastimosamente no estaban preparados para enfrentar algo así, pero nadie les quita la responsabilidad que tuvieron.
Nosotras éramos niñas, no merecíamos ese trato que nos dieron. No merecíamos que nos encerraran. El fin de nosotras era que nos dejaran libres y que nos dejaran en nuestras casas, ya no queríamos más maltrato o que nos cambiaran de institución, pero no, ellos actuaron de otra manera.
¿Cómo tomó que Anahy Keller haya salido del juicio, después de que la Corte de Constitucionalidad la favoreciera?
No está beneficiada. Tengo buenos abogados, muy buen equipo que me ha ayudado también a entender bastante esta fase del juicio. Me da tristeza, en lugar de darme rabia, me da tristeza por ella.
La justicia la retiró, pero para mí ahí sigue. Si no termina ahora el juicio, va a empezar sola de nuevo con todo el juicio. Siento que va a ser más cargado para ella. Al principio me defraudó, me decepcionó, me partió el alma. ¿Cómo es eso que la van a sacar del juicio? Estamos hablando de 41 muertes.
Pero cuando me aboqué con mis abogados y me explicaron cómo estaba todo el panorama, me dio tristeza, pero por ella.

¿Cree que la justicia aún tiene deudas con las sobrevivientes?
Muchas. Aunque llegue la sentencia, nadie nos va a devolver a mis compañeras. No nos van a devolver a las 41 víctimas. Nadie nos va a devolver el cuerpo que teníamos antes. Nadie nos va a devolver ese amor que teníamos a nuestra familia y nadie nos va a devolver a nuestra familia que perdimos.
El Estado nunca acabará con su deuda. Una sentencia es muy poco en comparación a lo que nosotras hemos perdido.
¿Cree que, independientemente de la sentencia, es posible lograr reparar el daño que se causó?
Lo que nos calmaría es que se diga la verdad, porque la sociedad va a entender que nosotras fuimos víctimas. Que nosotras no pedimos estar en las condiciones que hoy estamos y no pedimos estar en las condiciones que el Estado nos tuvo.
Nos vamos a quedar más quietas, más tranquilas, sabiendo que ellos sí fueron responsables.
Entonces, creo que la sociedad también va a calmarse mucho y hasta dejarían de juzgar. Con eso creo que nos van a devolver mucho, porque nos han hecho daño.

¿Qué resarcimientos para usted y para las otras sobrevivientes cree que deberían darse a partir de la sentencia?
Vuelvo y repito, con que se publique que ellos van a la cárcel sería una buena parte de la reparación digna. Que pidan disculpas públicamente, porque aceptarían que ellos tuvieron la culpa.
Considero que para las que están dañadas mentalmente, psicológicamente, un buen apoyo psicológico. Así como el que tuve con la asociación Refugio de la Niñez y con Médicos sin fronteras. No solo nosotras las víctimas estamos mal psicológicamente, sino que las familias, sabiendo que no tienen a sus hijas.
A las que están dañadas físicamente, que se les busque un buen hospital para reconstruir su cuerpo. En el Hospital Roosevelt me iban a hacer una cirugía plástica, pero sin saber en qué fecha y me cambiaron tres veces la cita.
Hay cicatrices que vamos a tener que aprender a vivir con ellas, pero que algunas partes de sus cuerpos se reparen.
¿Cree que la sentencia del caso Hogar Seguro puede cambiar la vida de las niñas, niños y adolescentes que están en hogares a cargo del Estado?
Sí, mucho. Porque si regresamos años atrás hubo un pequeño incendio en uno de los hogares, nuevamente, no hubo víctimas, pero sí el susto.
Estuvo lo del Hogar Seguro Virgen de la Asunción y se vuelve a repetir en el Hogar Zafiro, como que dónde están las personas encargadas, por qué no se dan cuenta. Ya basta de llevar a muchas personas a los centros de protección del Estado si no están preparados. Ya es cansado.
Nunca dejaré de hablar del Refugio de la Niñez porque tiene personas muy preparadas. Considero que deberían agarrar un poco de ese ejemplo y pasarlo al hogar del Estado.

¿Qué cree que aún se debe mejorar en los hogares de protección?
Si van a llevar niños a los hogares del Estado hay que enseñarles valores, que aprendan a vivir con normas, porque en todas partes se van a encontrar normas. Si van a retirarle a los niños de sus padres, colocar modales en los centros de protección. Hay que darles más amor y menos golpes. Maestros que les van a dar clases, pero que están preparados para enseñar.
La comida… hasta la comida da tristeza. Gracias a Dios ahora no he ido a otro hogar, pero si lo hago no me quisiera decepcionar con la comida y con la salud. Que traten de mejorar la comida.
Algunos abogados defensores han criminalizado a las víctimas, las sobrevivientes y sus familias. ¿Cómo lo han tomado ustedes?
A veces es duro, a veces depende de cómo esté el estado de ánimo. Si estamos tristes lo vamos a tomar mal. A veces estoy emocionada y concentrada en algo más y no le presto atención. Cansa, me cansa.
Pero cuando estoy triste digo: «A la gran, otra vez, ¿qué pasará con está justicia?». A veces nos viene a bajar el ánimo y las esperanzas se agotan. Pero recordamos que tantos años que hemos esperado, no podríamos bajar la guardia.
Tanta fe que Dios nos ha regalado. Tenemos fe y esperanza, por eso estamos hasta aquí hoy.
¿Cómo califica la atención que el Estado le ha dado a las sobrevivientes en los ocho años que han pasado desde el incendio?
Este presidente, (Bernardo) Arévalo fue el primero que nos escuchó, nos preguntó qué es lo que necesitábamos y cómo nos podía apoyar.
La atención en salud nunca deja de ser la misma. El Estado debería de responder, hay compañeras que necesitan atención y las dejan a su suerte. El Estado con la salud no ha actuado de una buena manera. Ahí es donde más le deberían de prestar atención.

En el primer año del presidente Arévalo, el gobierno se comprometió con las sobrevivientes para conformar una mesa de trabajo y responder a las demandas de las sobrevivientes en empleo, vivienda, educación y salud física y mental, ¿ha cambiado algo en este gobierno?
Cambios al 100 % no hemos visto, solo un cambio que a la mayoría nos vino a alegrar un montón… Por temas personales no le puedo decir. Ocurrió un gran logro, el que pensábamos más imposible fue el más posible. Aún estamos en camino para cambiar otras cosas.
Varios testigos han señalado a Jimmy Morales, que era el presidente cuando sucedió el incendio. Se le cuestiona haber impuesto que la policía tomara el control del hogar. Uno de los abogados de las víctimas pidió que lo investigaran. ¿Cree que debe ser investigado por lo ocurrido en el Hogar Seguro?
Jimmy Morales es el presunto responsable, yo sería feliz si él estuviera en tribunales. Yo no me perdería ninguna audiencia si él estuviera ahí porque tuvo poder como presidente. Se puede decir que como dueño de esa institución no actuó de buena manera.
En lugar de retirar a los policías, manda a 100 policías más.
Yo lo miro como la cabeza de todo. Ser presidente no le daba el derecho de actuar como actuó, si él quería hacer algo hubiera ido al lugar de los hechos y si hubiera visto la necesidad de llamar a más policías, lo hubiera hecho.
Venir y colocar a alguien como Anahy Keller sin tener conocimientos… La involucró solo por ser amiga y para tener un buen puesto sin ningún conocimiento. Es muy importante que se le investigue.
Como él sabía de lo que se le podía culpabilizar se fue a esconder en el Parlacen, sabiendo que ahí no se le puede tocar y eso habla peor de él. Como siendo presidente actuó de esa manera, es importante que enfrente un juicio. Él nos debe demasiado.

¿Se siente segura cuando va a las audiencias o da seguimiento al juicio o al caso?
La verdad no le presto atención porque agarro mi rutina. Salgo de estudiar y me voy a las audiencias. No me da tiempo de pensar que pasará algo. A veces sí, cuando se termina la audiencia pienso que me puede pasar algo, pero digo: ellos no se pueden acercar a mí, saberlo me ha ayudado.
Al día siguiente de la audiencia, estoy muy alerta. Pienso que saben por donde paso, me voy por distintas calles para que nadie sepa por donde camino.
Por otra parte, en el estado de ánimo, cuando dijeron la temperatura de calor que hubo cuando nos encerraron, eso me bajó un montón. Escuché cómo habían fallecido mis compañeras y las partes de órganos que se les había desecho. Ese día terminó la audiencia, según yo tranquila, pero mi mente estaba bloqueada, al salir del parqueo me accidenté yo sola. Ese día no pude conducir de regreso a mi casa.
¿Dónde se ve en el futuro?
Me visualizo mucho. Me encanta visualizarme, me miro como periodista entrevistando a cada una de las personas que han sido víctimas. No me he animado a escribir mi libro, pero cuando se me abre la oportunidad de estar frente a una periodista digo: aprovecharé, porque mi voz se va a escuchar. Pienso que lo podré hacer con otras personas que no sepan escribir, pero sepan usar su voz.
Texto: María José Longo Bautista
Fotografías: Christian Gutiérrez
Edición: Carmen Quintela





