Rosalina Tuyuc, resistencia desde el desplazamiento

Rosalina Tuyuc tuvo que dejar su casa y a su familia para resguardar la vida durante el Conflicto Armado Interno. Perseguida por su activismo y marcada por la pérdida de su padre y su esposo, su historia está atravesada por el desplazamiento forzado y la incansable búsqueda de los desaparecidos. Durante años, se ha enfrentado al miedo y a la incertidumbre con la convicción de que la memoria histórica es un acto de justicia.

Lee aquí la transcripción del episodio: Narradora: Estamos en un lugar en lo alto de una montaña de Guatemala.  Un municipio pintoresco, coloreado por los murales que adornan las paredes. …

Lee aquí la transcripción del episodio:

Narradora: Estamos en un lugar en lo alto de una montaña de Guatemala. 

Un municipio pintoresco, coloreado por los murales que adornan las paredes. Está rodeado de pinos y de nacimientos de agua. Hoy las casas son de cemento, las calles están asfaltadas y hay servicios básicos (un centro de salud, una escuela). Aunque no siempre fue así.

El clima es frío, casi siempre. Por las mañanas una neblina espesa cubre el lugar. Se disipa, lentamente, a medida que el sol calienta. 

Las personas que habitan este lugar se conocen bien entre sí. 

Rosalina Tuyuc: Nuestro pueblo era un pueblo muy trabajador, también había mucho comercio, agricultura, repostería y sobre todo pintores, pintoras, también mujeres tejedoras y cooperativistas. 

Narradora: Este lugar es San Juan Comalapa. El municipio donde nació Rosalina Tuyuc. En los 60, San Juan Comalapa era un lugar con mucha vida. Estaba lleno de niñas y de niños que se pasaban el día corriendo de un lado a otro. 

Rosalina Tuyuc: Nuestros juegos fueron naturalmente con las flores, con ramas de árboles, digamos nuestros juegos fueron columpios, resbaladeros naturales.

Narradora: Jugaban en las casas…

Rosalina Tuyuc: porque afortunadamente yo tenía un abuelo que tenía varios terrenos de árboles grandototes donde había mucho bejuco.

Narradora: O salían a descubrir lugares nuevos…

Rosalina Tuyuc: Había todavía muchos nacimientos de agua en esos lugares que estaban como a 10 o 15 minutos de donde vivíamos, entonces podíamos ir en las tardes, ir los domingos a jugar con todos los primos, con todas las primas, todas niñas, niños. 

Narradora: El sonido de las risas y del agua inundaban estas tardes de juego. Parecía que siempre había una aventura diferente. 

Rosalina Tuyuc: Y a veces hacíamos también excursiones y eso en nuestras excursiones siempre fue en lugares de mucho ambiente sano.

***

Narradora: Rosalina y sus amigos crecieron. Pronto notaron que en Comalapa había problemas que afectaban a sus padres y vecinos. Por ejemplo, no todas las personas podían tratarse una enfermedad. No siempre había medicinas o médicos disponibles y para ir a un hospital tenían que viajar durante horas.  

Aquellas niñas y niños se convirtieron en adolescentes y jóvenes que querían aportar a su comunidad. Muchos de ellos se reunían en la iglesia o hacían grupos de trabajo entre los artistas y maestros.  

En 1976, cuando un terremoto sacudió Guatemala, muchos de ellos ayudaron a reconstruir el pueblo. Querían levantar de nuevo la iglesia, las casas que habían quedado en escombros. 

También vieron que este era el momento perfecto para tener un centro de salud más digno. Así que decidieron construir un hospital.  

En 1980 la tierra en San Juan Comalapa volvió a temblar. Esta vez no fue la naturaleza, sino el paso firme de botas militares. 

Las risas de los niños, los murmullos de las señoras que se reunían en las calles y el ladrido de los perros, se ahogaron con el eco de los disparos. El pueblo fue quedando poco a poco en silencio. 

Rosalina Tuyuc: Con la presencia del ejército entonces, empezaron las amenazas, la persecución, comenzaron los primeros los primeros secuestros y desapariciones forzadas.

Narradora: Los militares entraron a Comalapa y a otros municipios de los alrededores. Buscaban a personas que fueran parte de  la guerrilla, especialmente del Ejército Guerrillero de los Pobres. Creían que tenía mucha presencia en el lugar.

Los primeros en caer fueron los líderes de la comunidad. El Ejército iba detrás de aquellos que sospechaba que estaban organizados o que tenían vínculos con grupos guerrilleros. 

También buscaban a personas que podían darles apoyo, información o comida. Lo llamaron «quitarle el agua al pez». 

Rosalina Tuyuc: Recuerdo que nosotros como jóvenes estábamos también en solidaridad, ahí sí que defendiendo a los jóvenes para el reclutamiento militar.

Narración: Porque el Ejército también quería aliados. Así que en Comalapa, como en muchos otros lugares de Guatemala, se formaron Patrullas de Autodefensa Civil. Eran grupos paramilitares supervisados por las fuerzas armadas. 

El ejército buscaba en todos los rincones del pueblo. Casa por casa. Escondite por escondite. 

Rosalina Tuyuc: En la entrada a Zaragoza ponían puesto de registro y ellos llevaban una lista que le llamaban «la lista negra». Entonces yo supe que en esa lista estaba mi nombre. 

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Narración: Rosalina estaba en esa lista porque era parte del comité que reconstruía la comunidad después del terremoto. 

Para el Ejército, el hecho de que las comunidades se organizaran representaba una amenaza. 

Pensaban que esa unión podría significar que apoyaban a la guerrilla o que planeaban rebelarse contra el gobierno.

Así que algunos líderes de la comunidad decidieron resguardar a Rosalina y a otras compañeras. A ella la enviaron a estudiar enfermería a Cobán, a 290 kilómetros de Comalapa. 

Se graduó de enfermera auxiliar. Allá, en Cobán, pudo ver de cerca a los heridos por la guerra. Por los pasillos escuchaba a los enfermeros murmurar sobre la violencia y los desaparecidos.

***

En Comalapa, las cosas habían empeorado. En 1980 hubo una masacre. La policía judicial asesinó a una familia completa. 

A pesar del miedo y los peligros, Rosalina volvió. 

Rosalina Tuyuc: yo solo estuve trabajando alrededor de 2 o 3 meses, nada más, porque aumentó la represión. 

Narración: Ya de regreso en Comalapa, Rosalina se dedicó a atender a personas de las aldeas cercanas. Caminaba por horas, bajo el sol, en caminos de tierra. Con un riesgo constante. 

Rosalina Tuyuc: Cada vez que íbamos a las aldeas nos decía la gente que tenía mucho miedo, que mejor ya no llegáramos y que era mejor que nos cuidáramos porque ya el ejército andaba buscando a varios de nosotros que eran parte del comité pro construcción del hospital y por esa razón yo tuve que abandonar el pueblo.

Narración: Ese mismo año, tuvo que irse de nuevo. Por segunda vez, Rosalina salió de su casa. 

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Narración: No llevaba muchas cosas consigo. Tenía unos huipiles que había tejido su mamá, con el diseño de San Juan Comalapa. 

En su comunidad también dejó a su pareja, Rolando Gómez, que años después también sería desaparecido por el Ejército. 

Su papá la llevó a una aldea para resguardarla y luego marcharse a la ciudad de Guatemala. 

Rosalina Tuyuc: yo recuerdo que me fui como en el mes de marzo o abril. Cabal recuerdo que era un un tiempo de Semana Santa.

Narración: Durante meses, Rosalina no supo nada de su familia ni de su pueblo. Le tocaba enterarse de lo que sucedía por los medios de comunicación. 

Rosalina Tuyuc: Lamentablemente al salir del pueblo yo ya no vi todo lo que pasó, pero siempre estaba pendiente de lo que sucedía a través de las noticias porque también ya de joven me acostumbré a escuchar noticias. Entonces ya estando fuera, tal vez ya no era como estaba aquí. Yo recuerdo tenía mi radio chiquitito y allí escuchaba las noticias, 

Rosalina Tuyuc: Fue a través de esa esas noticias que también estaba enterado de cuántos compañeros, cuántas compañeras de las cooperativas, de los grupos religiosos, de los comités que pues aparecían muertos o aparecían secuestrados, pero la mayor parte fueron desapariciones forzadas.

Narradora:  Así, en la radio, Rosalina escuchó los nombres de amistades, de vecinas, de vecinos…

Rosalina Tuyuc: Tanto de hombres, de mujeres, de jóvenes y de señoritas muy entusiastas en aquel entonces  se preparaban para para darle vida para darle también desarrollo a nuestro pueblo.

Narración: Un día, entre esos nombres, dijeron uno que le resultó muy familiar. Francisco Javier Tuyuc. Su papá.

Rosalina Tuyuc: mi padre era maestro de música, él podía tocar todo tipo de instrumentos. 

Narración: Francisco Javier, el padre de Rosalina, había sido sacristán de la Iglesia por muchos años. Las personas lo buscaban para pedirle orientación. Rosalina cuenta que su papá era muy sabio. Incluso tenía conocimientos de enfermería. 

Rosalina Tuyuc: Y yo no aprendí eso de papá, pero sí aprendí de él sus buenos ejemplos, buenos consejos, aprendí de él también cómo cantar, cómo estar en los grupos, aprendí de él como atendía a los enfermos.

Narración: Su padre fue desaparecido el 5 de julio de 1982, en Comalapa. Rosalina tenía 26 años. 


Narración: A Rosalina le hacía falta el calor de su hogar, de su madre y de su comunidad. Estaba lejos, en el momento en el que más quería estar cerca. Sus amigos y familia estaban siendo asesinados o desaparecidos.  

Rosalina Tuyuc: Y, bueno, lo otro también es que uno crece y crece alejado de los consejos de papá, de mamá, de los consejos también de abuelas y de abuelos.

Entonces fue como muy duro y si ya aunque no estén ya papá ya no estén abuelas y abuelos, pero siempre habrá una tía, habrá un tío donde conectarse, donde compartir…

Narración: Quería hablar con su gente, pero era demasiado peligroso. 

Rosalina Tuyuc: Sin embargo, en aquel tiempo de la guerra todo eso se cortó. Se cortó la comunicación, se cortó el diálogo, se cortó los consejos, se cortó también los aprendizajes, se cortó como todo este vínculo con la naturaleza.

Narración: A la angustia y la incertidumbre por no saber qué había pasado con su papá y con sus amistades, se sumó otra emoción. El desarraigo. La sensación de que no pertenecía al lugar en el que vivía. 

Cuando estaba en Comalapa era normal para ella usar su indumentaria o hablar su idioma, pero ahora, eso era algo que no se podía permitir.

Rosalina Tuyuc: yo ya no podía usar digamos el traje original de aquí, sino yo utilicé otros trajes de otros pueblos para evitar que me identifiquen, ¿verdad? 

Narración: Los huipiles de Comalapa, esos que su mamá le había dado antes de irse, la ponían en el foco y ayudaban a identificarla.

En la capital, ciudad de Guatemala, vendía hortalizas para poder juntar algo de dinero. Ya no podía hacer todo lo que la identificaba y le hacía sentirse bien. 

Rosalina Tuyuc: El estar alejado de la tierra, el ir al bosque, el ir a sembrar, el ir a cosechar, el ir a recoger hongos, a recoger hierbas y bueno, saborear un elote recién cortado o hacer tamalitos con hoja de de milpa o sea, toda esa parte de identidad uno añora. Se pone uno triste a llorar porque ya no se podía hacer eso, hablar el idioma también ya no, tejer, yo ya no podía tejer. 

Narración: Y mientras, San Juan Comalapa se había convertido en un lugar muy diferente al que ella recordaba. Un infierno.

La comunidad se llenó de soldados. Entre los árboles, donde antes  había un nacimiento de agua, se había instalado un destacamento militar. Fue en 1981. El centro de mando era una casa de ladrillo y, esparcidas por todo el terreno, había pequeñas construcciones de madera. Ahí torturaban a quienes capturaban.  

Llevaban a personas secuestradas, no solo de Comalapa. También de Chimaltenango y la Ciudad de Guatemala.

Disparos y zumbidos de helicópteros conformaron el nuevo paisaje sonoro de Comalapa. 

Rosalina Tuyuc: Fue como la etapa más dura  de mi existencia, de nuestra existencia como familia. Pero siempre también tuve la esperanza de algún día regresar.

Narración: La idea de regresar a Comalapa, de nuevo, empezó a crecer. Ahora impulsada con un objetivo: encontrar a su papá. 

En la capital, Rosalina había conocido a otras mujeres que también buscaban a sus padres, esposos e hijos. Como Carmen Cúmez. El ejército había secuestrado a su esposo en 1981. 

Después de muchas pláticas, un grupo de mujeres decidió organizarse. Así nació Conavigua, la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala.

Rosalina regresó a Comalapa. 

***

Rosalina Tuyuc: Cuando yo regresé la primera vez al pueblo tenía mucho miedo. 

Narración: El primero, enfrentarse al hecho de que su papá no estaba y que tenía que encontrarlo. 

Rosalina Tuyuc: La ausencia de papá y todo eso como que trae muchos recuerdos muy negativos. 

Narración: También encontró una esperanza.

Rosalina Tuyuc: Cuando yo abracé a mi madre y le dije, “Bueno, estamos vivos.” Ya no estamos cabales pero la vida sigue adelante.

Narración: En otros lugares de Guatemala, como Totonicapán y Quiché, las mujeres de Conavigua exigieron exhumaciones. Buscaban a sus desaparecidos y una posibilidad era que los hubieran asesinado y enterrado en los destacamentos militares. 

Rosalina y otras mujeres de Comalapa querían hacer lo mismo ahí. Aunque tenían algunas reservas.

Rosalina Tuyuc: Las mujeres organizadas en Conavigua, a pesar de que éramos como 80 mujeres aquí en el pueblo de Conavigua, pero no se animaban a hacer la exhumación, pedir la exhumación por miedo, por temor para ellas, por temor a sus hijos, por temor de perder la vida, entonces el miedo a las amenazas pero siempre pensé cuando el ejército ya no esté aquí tendremos la oportunidad de entrar y de buscar a nuestros seres queridos.

Narradora: Así que diez de ellas, entre ellas Rosalina, comenzaron el proceso, con la ayuda de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala. En 2001,  el Ministerio Público autorizó que se iniciaran las excavaciones en Comalapa. 

El 27 de agosto  del 2003 se hizo la primera exhumación en el destacamento militar de San Juan Comalapa. 

Rosalina Tuyuc: Encontramos a todos ellos que son 226 seis osamentas lo que recuperamos aquí 

Narración:  La FAFG hizo varias exhumaciones durante dos años y tomó muestras de ADN. El trabajo de comparar las osamentas que encontraron con el ADN de las familias duró más de 10 años. 

Ninguna de las personas que identificaron era familia de las diez mujeres que pidieron que se iniciaran las exhumaciones. Francisco Javier Tuyuc, el papá de Rosalina, no estaba.

Rosalina Tuyuc: Cuando se hizo la exhumación, siempre pensamos que algún día vendremos  a recuperar su cuerpo. Algún día también le daríamos cristiana sepultura Eso no ha sido posible tanto en el caso de mi padre, como en el caso de mi esposo, en el caso de mi cuñada y de mi sobrino.

Narradora: Hoy, 43 años después de la desaparición de Francisco Javier, aún no encontraron su cuerpo.

Rosalina Tuyuc: Pues lo seguimos buscando y  yo recuerdo que me hice la promesa de encontrar a mi padre vivo o muerto. Por mucho tiempo yo pensé que él estaba tal vez vivo. Pero ya con la firma de la paz cuando no retornó, pues se cerró esa esperanza.

***

Narración:  Rosalina nunca volvió a vivir en Comalapa. 

Rosalina Tuyuc: Quise regresar para para quedarme, pero siempre tuve miedo, siempre tuve miedo porque digamos todas las personas que se vincularon al ejército como patrulleros civiles, como comisionados militares  o como soldados militares siempre son los responsables de  tanta desaparición forzada, de tanta violación sexual contra niñas, adolescentes, señoritas y señoritas y madres embarazadas

Narradora: Más de 40 años después, muchos de los implicados en estos crímenes aún siguen en libertad. 

Víctor Augusto Vásquez Echeverría, que fue comandante de la zona militar de Chimaltenango y estuvo a cargo del destacamento militar de Comalapa, fue detenido el 27 de mayo de 2021. Está acusado  en el caso del Diario Militar, aunque en mayo de 2025, cuando se produjo este material, aún no había una sentencia. 

A pesar de todo, Rosalina Tuyuc sigue cerca de su comunidad. Ahora vive en Chimaltenango, a 20 kilómetros de Comalapa. 

Rosalina Tuyuc: Viajo todos los días a la ciudad capital, pero siempre nos hemos comprometido junto a las compañeras de Conavigua acá para cuidar este lugar.

Narración: El lugar donde antes estaba el destacamento militar logró resignificarse.

Se convirtió en un memorial para recordar a las personas que murieron entre sus paredes. 

Lo llamaron «Paisajes de la memoria». Está en el lugar exacto donde antes se levantaba el edificio militar, a tres kilómetros del centro de Comalapa, en una colina a la orilla de la carretera. 

La entrada es de piedrín, algunos pinos y árboles altos rodean el sendero que conduce al centro del memorial. 

Ahí, hay tumbas de concreto pintadas de blanco. Algunas tienen una placa con el nombre de la persona, pero muchas solo tienen números y letras. Ahí están los restos que aún no han sido reconocidos y entregados a las familias. 

En el lugar también hay una casa, adornada por un mural que cuenta la historia y nombra a los desaparecidos y ejecutados en el conflicto armado. Ahí están  el del esposo y el padre de Rosalina. 

Rosalina Tuyuc: Para nosotros este se convirtió en un lugar de diálogo, de encuentro y también decimos como antes fue lugar de tortura, hoy va a ser un lugar de vida, de paz, de armonía porque es lo que menos tenemos.

Narración: Rosalina recuerda a quienes ya no están. Los nombra y los convoca en las ceremonias maya que practica cuando visita el memorial.  Los tiene presentes. 

Rosalina Tuyuc: Todos son personas honestas, trabajadoras, soñadoras también con la vida y por ello es que Conavigua se dio a la tarea junto a la FAFG de dejar este memorial para las futuras generaciones.

María Olga Domínguez Ogaldes

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