Aquí puedes volver a ver la conversación entre Sergio Ramírez y Joan Manuel Serrat: Lee aquí la conversación, en texto: Sergio Ramírez: Joan Manuel ha estado en tantos escenarios, que …
Aquí puedes volver a ver la conversación entre Sergio Ramírez y Joan Manuel Serrat:
Lee aquí la conversación, en texto:
Sergio Ramírez: Joan Manuel ha estado en tantos escenarios, que es la primera vez que sube aquí a un escenario sin ánimo ninguno de cantar, vamos a hablar.
Vamos a empezar por el principio. Joan Manuel nació en 1943, en diciembre. Después de la derrota republicana en plena consolidación del franquismo ,de padre catalán, anarquista y de madre aragonesa, lo cual te ha dado desde entonces una doble dimensión. Quisiera que empezáramos por ahí lo que significaba nacer en un barrio obrero bajo el franquismo floreciente. Esa identidad compartida, dos lenguas y las consecuencias que eso habrá de tener en tu vida.
Joan Manuel Serrat: Seguro, sí. Y la de muchos ciudadanos que nacimos en Cataluña en la posguerra y de mucha inmigración que fue que fue llegando al cabo de los años. Yo la verdad, claro, como cualquier niño podía haber permanecido ajeno a lo que iba ocurriendo, pero en la medida que iba creciendo, el ambiente de la casa se iba incorporando a la niñez. Fui un niño que, debo confesar, fui feliz.
Mis padres fueron toda la vida cariñosos con sus hijos y nos ayudaron siempre en todo lo posible. Nos educaron lo mejor posible y solamente su ejemplo ya fue para nosotros sus hijos la mejor de las de las educaciones.
Mis límites eran muy naturales. Yo nací con la montaña de Moisés detrás, con todas unas poblaciones que iban creciendo de gente de otros lugares todavía más desfavorecidos que Cataluña, se iban incorporando allí buscando, como cualquier inmigrante, buscando dónde meter la vida, buscando dónde crecieran sus hijos.
Y allí iban montándose en unas chabolas, en unas villas miserias que iban creciendo, trepándose por la montaña. A mí me dio todo esto un conocimiento bastante interesante de mi pertenencia a un determinado estrato social en el cual me sentía bien, porque no tengo conciencia de haber pasado más problemas que ser pobre, pero ver cómo otras gentes mucho más desfavorecidas se iban, diría casi hacinando encima de esto…
Esto en América, lo hemos visto continuamente. Yo lo he visto constantemente. He sentido siempre la inmigración como algo de lo que me he sentido muy partícipe. De hecho, el mestizaje de mi familia también me ha llevado a esto.
Y debo confesar que a mí me resulta imposible entender la inmigración como un problema. Yo creo que la inmigración no es ningún problema. Es el problema el que causa la inmigración. La gente migra porque tiene problemas y normalmente emigra para trabajar, para ocuparse de labores que los lugareños a los que van no suelen ocuparse.
Por eso creo que lo que está ocurriendo en estos momentos en el mundo, este desprecio a la inmigración y este razonamiento básico de ladrones de trabajo que se les da a los inmigrantes es una falacia que no entiendo cómo puede caber en el diálogo habitual que uno se puede encontrar, porque lo que hace el inmigrante es enriquecer siempre. Siempre enriquece, siempre trabaja, crea y crea más trabajo.
Es realmente tremendo lo que se está haciendo con ello y creo que el pensamiento neoliberal este, brutal, que está en estos momentos aplastando muchas sensibilidades fracasará absolutamente. Es decir, el agua se va a desmoronar porque es en sí mismo una gran mentira. A pesar de que tiene complicidades de todo tipo, tiene complicidades incluso de otras gentes que debían sentirse agredidas cuando suceden estas cosas. Y sin embargo, se arrodillan y piden clemencia para ellos y se convierten en siervos obedientes.
Pero yo estaba hablándoles también de cuando yo era pequeño. Lo recuerdo con mucho afecto. De hecho, estoy cumpliendo algo más de 80 años y todavía nos juntamos con los mismos niños de la calle, una o dos veces al año para contarnos las mismas tonterías, hablar de nuestros juegos, seguir con viejos coqueteos de niñez y, en fin, representan para mí un caldo de cultivo que me parece absolutamente imprescindible.
Sergio Ramírez: ¿Qué se hablaba en tu casa?
Joan Manuel Serrat: En mi casa se hablaba fundamentalmente catalán. Yo hablaba catalán con mi padre y con mis hermanos. Y con mi madre hablábamos independientemente catalán o castellano. Mi madre entendía perfectamente el catalán, nunca se atrevió a hablarlo. Ha ocurrido mucho. La generación de mis padres no se atrevían, pero hablaban un batiburrillo.
En aquel momento no nos parecía absolutamente nada importante y con el pasar los años siguió sin parecerme importante. La relación que mantenía con ellos es lo que más me importaba y con la gente en general, con la gente lo que me importa es entenderme.
Pero respecto a esta situación de persona culturalmente bilingüe hoy, afortunadamente, me siento enriquecido en este sentido y así me he manejado toda toda mi vida. Lo que sí quiero dejar claro es que yo prefiero hablar y manifestar y expresarme en la lengua que me prohíben. Si no me dejan, si se sienten molestos porque me manifieste yo en catalán, pues es cuando me da más gusto hacerlo.

Sergio Ramírez: Vamos a volver a eso, el papel de la lengua prohibida en determinado momento en tu carrera. Por el momento quisiera resolver una curiosidad que tengo. Tenías 12 años cuando entraste como alumno interno en la universidad laboral de Tarragona. Y luego para para cursar un bachillerato laboral en industria minera y luego saliste de ahí titulado como tornero fresador.
Joan Manuel Serrat: Y manejaba un torno yo, y una fresadora.
Sergio Ramírez: Primero el torno y después aprendiste a tocar la guitarra.
Joan Manuel Serrat: Sí, eran unos establecimientos que se inventó el franquismo, especialmente su ministro de Trabajo Girón, en el cual los hijos de los obreros podríamos cursar un bachillerato, incluso podíamos seguir luego en escuelas de capacitación de Ingeniería Técnica Industrial. En el fondo realmente aquello era un internado, con todos los rigores que suelen tener los internados, manejado ideológicamente por la Falange y con una actividad muy militar. Aquello de formar, desfilar, cantar himnos marciales… Y cuando tuve que hacer el servicio militar no me resultó nada ajeno porque ya venía entrenado de aquellos lugares. Yo estuve bien allí. Hice buenos amigos. Eché de menos mi casa. Yo tenía 13 años en aquel momento y era de la talla de Monterroso. Mi desarrollo llegó mucho más tarde.
Sergio Ramírez: En 1965 te graduaste como perito agrícola. ¿Eso no lo ejerciste nunca?
Joan Manuel Serrat: Sí, en algún momento. Porque cuando terminé el peritaje agrícola, tenía dos opciones. Yo no tenía fincas que manejar. Yo estudié agricultura por un sentimiento romántico de la vida. Pero, cuando terminé, o bien tenía que trabajar al servicio del Estado, en una zona rural determinada. Realmente era poco estimulante porque los agricultores sabían mucho más que tú y tenías que dedicarle mucho esfuerzo. O bien, podías dedicarte a vender tractores o productos insecticidas o fertilizantes. Tampoco me gustó nada.
Tuve la suerte de poder ingresar en un centro de investigación como becario, en un laboratorio del CSIC. Y ahí estuve dos o tres años de los que alternaba toda la serie de cosas: alternaba mi trabajo en el centro, que estaba en un pueblo de la montaña en el Pirineo aragonés, en Jaca y. Y las clases en la facultad de biología. Me matriculé en biología para seguir estudiando. Y empecé a escribir y a cantar y todo me funcionaba bien.
Escribía, cantaba. Grabé un par o tres de discos, hasta que un catedrático que habitualmente venía al centro de investigación a que le hiciéramos trabajos…
En fin, no quiero ser pesado, pero aquel hombre era el que manejaba unas prácticas de zoología y me dijo que hacía las prácticas en la universidad o me suspendería. Y yo le dije: «Oiga, yo no puedo hacer las prácticas porque usted sabe que estoy a 400 km de aquí trabajando». Era un poco histérico el hombre. No era mala persona, pero era un poco histérico y le dije: «Mire, doctor, me ha quitado usted un problema». Y a partir de ahí me dediqué a cantar porque me iban bien ya las cosas.
Lo peor fue decírselo a mi familia, decirle a mi madre: «Madre, ha tenido usted un cantante». Era un poco fuerte para aquella mujer porque, claro, había dedicado toda su vida un gran esfuerzo para que el hijo llegara a la universidad y de pronto aquel tipo les decía que dejaba los estudios y se dedicaba a la bohemia y a la farándula.
Sergio Ramírez: En 1965 me parece que fue una especie de año clave en tu vida. Porque te graduaste de perito, diste tu primer concierto…
Joan Manuel Serrat: El primer concierto serio fue en el 67.
Sergio Ramírez: La gran aparición en Radio Barcelona fue en el 65. Y grabaste tu primer disco.
Joan Manuel Serrat: Sí, pero ahí me moría de hambre. Ahí tenía que buscar otras actividades para ingresar. Cantando no ingresaba. Entonces ya cuando ya pensé que podría dedicarme, ingresando algo, para tranquilidad mía de mis padres fue en el 67 – 68.
Sergio Ramírez: ¿Cuándo pensaste que se podía vivir de la música?
Joan Manuel Serrat: La verdad es que yo no me hice ningún planteamiento. Pensaba que me iría bien y que si no me iba bien, sería capaz de hacer otra cosa. Nunca peleé pensando que aquello tenía que ir por allí o que tenía que irme bien. Me iba bien. Yo trataba de hacerlo bien, estudiaba, me dedicaba bien. Era un profesional serio.
La gente respondía compraba mis discos, llenaba los conciertos. ¿Por qué tenía que pensar que me iba a ir mal? Lo que no pensaba es que hasta las rupturas del partido estaría aquí con usted y conversando de estas cosas. Eso no me lo podía imaginar. Yo como mucho daba por sentado que podría ser profesor en un instituto de enseñanza media. Pero me he tenido fe. Siempre me he tenido fe, he confiado en mí y no he esperado que bajaran las divinidades a echarme una mano, he procurado anticiparme.
Sergio Ramírez: Mencionaba el año 65, porque en ese año estaban ocurriendo en el mundo cosas muy importantes. Nace la nueva canción latinoamericana en los años 60, es la década del boom. Tú empiezas tu vida artística entre la aparición de La ciudad de los perros y Cien años de soledad, nada menos. Luego aparece la canción chilena.
Joan Manuel Serrat: La canción chilena lo primero que veía en aquel momento era Violeta Parra, que para mí ha sido un referente antes que cualquier otro. Y lo que aparece es la trova chilena con la trova con Víctor Jara.
Sergio Ramírez: La trova cubana, con Silvio Rodríguez, con Pablo Milanés…
Joan Manuel Serrat: Sí, pero a mí me pasan otras cosas antes que son importantes. Porque primero matan a Kennedy… Estamos hablando de la década de los 60, que es cuando ocurren todas estas cosas. Yo pienso que también estoy cumpliendo 20 años. Claro, aparte de creerte inmortal a los 20 años, el mundo se te abre los estímulos, aparecen las tentaciones, el cuerpo se te mueve, pasan muchas cosas. Políticamente tomas actitudes, te acercas ideológicamente a determinados grupos, pero yo creo que realmente a partir del 68 – 69 cuando yo veo que, a parte de estar satisfecho con el trabajo, crece mucho.
Sobre todo para mí crece mucho a raíz de mi primer viaje a América. Mi primer viaje a América, que había hecho apenas una pequeña carrera en catalán y empezaba a cantar en castellano, pero tuvo una gran aceptación. Había hecho un disco con poemas de Antonio Machado que fue realmente un gran éxito y un gran prestigio para mí. Y me abre todo un camino por América, esto. Pero creo que ha sido el momento más importante de todo eso que llaman la carrera artística.
En América pasaban tantas cosas también… Yo venía de un país oscuro, de la dictadura perfectamente arraigada y a pesar de que entraban todos los ministros del Opus Dei y los tecnócratas y lo que era la parte la España azul empezaba a diluirse un poco y parecía otra que no sabías dónde te iba a llevar, pero llegar a que América en aquellos años son los años tremendos. En México ocurre Tlatelolco, en el 68. Es fuertísimo.
Sergio Ramírez: Y en el 68 la primavera de París. La primavera de Praga…
Joan Manuel Serrat: A mí, personalmente, lo que me afecta mucho más es donde más cercano estoy. En Argentina se producen las huelgas de los metales, las huelgas de SITRAC-SITRAM. En Chile está creciendo la izquierda. Todo se mueve mucho. Estoy hablando de México, Argentina y Chile, que son los países que yo recorro más.
Sergio Ramírez: Es un año muy dinámico, es una década muy dinámica. La década del triunfo de la Revolución Cubana.
Joan Manuel Serrat: La revolución nos afectó muchísimo a todos, la juventud, porque fue una toma de posición que tuvo que hacer cada quien. No teníamos otra otra perspectiva que la que nos daban nuestros ideales y la sensibilidad que podíamos sentir en aquel momento. No teníamos la perspectiva que tenemos ahora.
Sergio Ramírez: Viene tu mirada hacia América este lado del Atlántico. En el 69 es tu primer viaje a Brasil.
Joan Manuel Serrat: El primer lugar donde aterrizo es Brasil. En el único festival de canción que yo he participado; el festival de Maracaná, de Río de Janeiro. Ahí ocupé una honrosa sexta plaza.
Sergio Ramírez: Ahí te presentaste nada menos que con Penélope.
Joan Manuel Serrat: Sí, con Penélope. Y tuvo mucho éxito. Penélope ha sobrevivido al resto de canciones que se presentaron en aquel festival. Y Penélope sí todavía está ahí.

Sergio Ramírez: ¿Ahí comienza tu gira por Argentina, Uruguay y Chile?
Joan Manuel Serrat: Comienza ahí, pero se va repitiendo mucho esa gira. La primera es muy importante. Primero porque estoy seis, cinco meses en escena en aquella gira, subiendo y bajando sin parar.
Yo tenía un representante en aquella época que era conocido con el nombre de Lasso de la Iberia. Se llamaba Lasso de la Vega, pero se le llamaba en el medio en los medios Lasso de la Iberia por su facilidad para subirse a los aviones. Todo el día montado en los aviones y hacía los contratos en servilletas de papel de los aeropuertos.
Yo estuve estos cinco meses viajando en Brasil, Argentina, Chile… Luego fuimos subiendo: Perú, Venezuela, que en aquel momento era un mercado extraordinario y era musicalmente muy moderno y muy activo en aquella época. Colombia también era un sitio extraordinario. Y en México, donde ya tuve la suerte de que en el primer viaje ya pude hincarle el diente a tocar en el Palacio de Bellas Artes, que ha sido un escenario para mí emblemático durante 50 años. Ha pasado mucho tiempo. Y luego en 74 vine a Nicaragua.
Sergio Ramírez: En el 70 participas por primera vez en el participa en el festival de Viña del Mar.
Joan Manuel Serrat: Pero yo no participo en el festival, yo canto como artista invitado. No iba al concurso.
Sergio Ramírez: Apareces en el escenario por eso del festival de Viña del Mar. Me corrijo.
Joan Manuel Serrat: Sí, sí, pero un escenario que yo recuerdo con también con mucho cariño.
Sergio Ramírez: Y en el 73 llega a Nicaragua.
Joan Manuel Serrat: En el 73, sí cuando el temblor. Llegó porque voy a un festival benéfico para sacar plata para la reconstrucción del Teatro Nacional. Lo recuerdo oscuro, tremendamente oscuro. No había luz. Me vinieron a buscar en una buseta militar con toda la orquesta. Estábamos prácticamente militarizados todo el rato, nos llevaban. No tengo otro recuerdo de haber estado en un lugar donde había ocurrido una catástrofe y que dentro de mis posibilidades había podido estar cerca de la gente. Y recuerdo también la fotografía que tienes tú en el libro, Adiós muchachos, la foto que hay del tanque aquel en la entrada a la planta también lo recuerdo, porque estaba igual de destruido.
Sergio Ramírez: En el año 2000 se publicó tu disco Cansiones.
Joan Manuel Serrat: ¿Ya estamos en el 2000?
Sergio Ramírez: No, no.
Joan Manuel Serrat: En medio me casé, tuve tres hijos, uno que aporté al matrimonio…
Sergio Ramírez: Cuando lleguemos al final yo te voy a advertir. Por el momento solo quería hacer una referencia a un disco, Cansiones, porque allí hay una serie de temas relacionados con América Latina. Yo te quería preguntar por tu vínculo con América Latina, porque ahí hay boleros, hay rancheras, hay mucha música latinoamericana…
Joan Manuel Serrat: Bien, pero yo debo confesar que para mí personalmente no es un disco del que me sienta muy orgulloso. No de los que más me gustan. Creo que me equivoqué en este disco.
Tenía yo la necesidad de poder expresar con trabajo discográfico mi amor, mi relación de tantos años con América Latina. Y con las canciones y con la música de América Latina. Una música que, por cierto, yo he cantado siempre. Cuando dejaba de cantar en el teatro y si había alguna parranda o alguna pachanga, alguna historia, no se me ocurría nunca cantar canciones mías.
Yo siempre recurría al repertorio popular de otros autores que me han conmovido. De José Alfredo Jiménez, de Violeta, de Yupanqui. Boleros de todo tipo. El bolero es una fórmula, un modelo de expresión realmente maravilloso. Es el camino más cercano a la mujer, el bolero.
Tú le cantas un bolero y bien, bonito. Ahora ya no, no estamos para esas cosas, ¿no? Pero in illo tempore, un bolero dejaba el camino totalmente despejado.
Pero bueno, de este disco no me siento orgulloso. Las canciones son hermosas pero no tenían que haber tenido el tratamiento que les dimos. Ahí apareció alguna idea buena. Por ejemplo, el sentimiento del otro yo. Ribeiro decía que todos tenemos otro yo, pero que lo tenemos en otro lugar, que siempre va al revés de nosotros y que nos encontramos detrás.
Yo creo que este «otro yo» es el que quería aparecer en este en este disco y bueno, no voy a echarme piedras en mi tejado, pero confieso que lo podía haber hecho mejor.
Sergio Ramírez: Quisiera que volviéramos un poquito a España porque cuando aparece tu disco, Antonio Machado y el de Miguel Hernández de alguna manera está haciendo una contestación al régimen de Franco, porque estos son autores contrarios al franquismo. Machado, el exiliado y Miguel Hernández que muere en una prisión.
Joan Manuel Serrat: Como habrán comprobado, yo no soy mucho de dar la razón. Yo me sitúo siempre en la oposición. Es una situación que me es cómoda.
Sergio Ramírez: Pero es un desafío, ¿no?
Joan Manuel Serrat: Claro, pero cantar en catalán ya lo era. No porque el catalán fuera un idioma prohibido, el catalán estaba condenado al ostracismo. Como el euskera y el gallego. Quizás con el vasco y el catalán se notaba más, pero con el gallego también pasaba.
Sergio Ramírez: A pesar de que Franco era gallego.
Joan Manuel Serrat: Sí, pero él funcionaba de acuerdo a su conveniencia. En fin. El hecho de cantar en catalán ya lo era. Por eso yo tuve problemas también cuando en un momento determinado yo tenía que representar a Televisión Española en un festival.
Sergio Ramírez: En Eurovisión.
Joan Manuel Serrat: Sí, y pedí hacerlo en catalán, porque me sentía muy incómodo haciéndolo en castellano. Pedí traducir la canción y hacerla en catalán. Y no les gustó nada, ¿no?
Sergio Ramírez: La canción que ibas a cantar en Eurovisión no era tuya.
Joan Manuel Serrat: No, era una canción del Dúo dinámico. Pero el dúo dinámico son dos personas. Se llaman Ramón Arcusa y Manuel de la Calva. Siguen todavía en activo.
Y bueno, no era mía, pero en un principio parecía una oportunidad, un trampolín, publicitariamente hablando. Luego descubrí inconvenientes y no me pareció tan buena idea. Y, bueno, a otros no les pareció tan buena idea que yo renunciara. Y ahí se armó un poco de…
Sergio Ramírez: Pero en Cataluña también hubo un debate de si deberías cantar en catalán o en español.
Joan Manuel Serrat: Bueno, el debate yo siempre lo he tenido. Porque siempre hay alguien que no le gusta lo que tú haces o cómo lo haces. Yo he tratado de hacerlo, de acuerdo a lo que me ha parecido más honrado conmigo y a veces quizá más afortunadamente o poco afortunado, he sido responsable de cada una de mis acciones.
Cuando tú tienes un éxito popular, este éxito no solo es tuyo. El éxito también es de los demás. Y hay gente que puede coincidir con tu pensamiento y gente que no.
Y cuando se produce este desacuerdo, es decir, que tú no haces lo que una cierta gente espera que tú hagas, pues ahí entras en un conflicto determinado. Esto es la base del conflicto.
Sergio Ramírez: El hecho de que le pusieras música a poetas como Machado, como Miguel Hernández fue una verdadera novedad, ¿no?
Joan Manuel Serrat: No, que va. Ya lo había hecho antes otra gente. Lo hizo Paco Ibáñez, lo hizo Raymond también en catalán con Espriu. Yo recuerdo especialmente a estos que son, a mi entender, los que lo han hecho mejor.
Sergio Ramírez: Para mi generación que escuchó por primera vez a Machado en América, yo tengo la tengo la convicción de que tus canciones popularizaron a Machado, igual que Miguel Hernández. Lo sacaron de la letra impresa para pasarlo a la música.
Joan Manuel Serrat: Hicieron publicidad. Pero yo lo que buscaba era hacer canciones. Yo cuando tomé el libro de Machado y empecé a buscar poemas, por cierto que uno de los libros que utilicé, el de Hernández, también se ha quedado encerrado en la caja de las letras que tenemos en el (Instituto) Cervantes. Yo normalmente mancho los libros mucho. Cuando me gusta algo lo mancho, lo tacho, subrayo.
Tengo un nieto que también hace lo mismo, pero en lugar de esto lo dobla. Entonces, los libros se le convierten en unos tochos así, porque como le gusta casi todo, empieza a doblar, a doblar.
Y eran libros de una colección maravillosa que es la colección Losada, que publicaba en Buenos Aires.
Nunca le agradeceremos lo suficiente, mi generación el bien que nos hicieron aquellos libros de la editorial Losada. En los 40, 50, primeros libros que publicaron antes de que en España, las editoriales locales se atrevieron a meterse en estos baldíos. Pero yo buscaba hacer buenas canciones.
Yo encontraba unos poemas que cuando los leía me conmovían y te fijas, los dos poetas son dos poetas muy musicales en ellos mismos. O sea, ellos ya tienen una rima y una rítmica que ya te lleva a la facilidad. No son en absoluto complicados ni en el idioma, ni en el lenguaje ni en la melodía que van desprendiendo.
Y yo quise hacer un disco con canciones bonitas, con buenas canciones. Lo de «bonita» no me basta, porque yo me he dedicado a esto de escribir canciones y cantarlas, porque creo en la canción con enjundia, es decir, creo que la canción vale cuando dice algo, cuando cuenta algo, no solo cuando tiene una buena melodía y que silvas si se quiere, que también vale, no lo estoy en cuenta absoluto, pero no es lo que yo quería.
Yo lo que quería era escribir cosas que contaran cosas que conmovieran a la gente con lo que cuentan. Y luego ocurrió que fue un éxito comercial y que se vendió mucho. Pues mejor. ¿Y que se difundió el autor?Maravilloso.
Sergio Ramírez: Pero hubo un cambio de sensibilidad de quien leía y quien escuchaba. Yo por lo menos tengo la confesión de que desde entonces me siento mejor escuchándote «Las nanas de la cebolla» que leyéndola.
Joan Manuel Serrat: Una de las frases que leí una vez… Un crítico teatral que se llamaba Xavier Regás, el padre de la saga de los Regás: de Oriol, de Javier, de Rosa Regás.
Y una vez leí en el periódico La Vanguardia: «Un hombre culto en Barcelona era aquel que conocía a Antonio Machado antes de que Serrat sacara el disco».
Sergio Ramírez: Y eso es ciertísimo. Y lo mismo podemos decir de Miguel Hernández.
Ahora que presenciamos la entrega del legado de Miguel Ángel Asturias a la caja de las letras en el Instituto Cervantes. Y tú hace menos de un mes entregaste tu legado. Y ese legado consiste en tu primer disco grabado en 1965. Vuelvo a mi año preferido. Tu máquina de escribir portátil Brother Echelon 44. La partitura original de Mediterráneo, nada menos. La antología de Miguel Hernández de la editorial Losada de Buenos Aires.
Cuando yo vi el ejemplar que entregaste, es la misma edición que yo tenía entonces, esta edición del editorial Losada, porque es la que circulaba en América Latina y la que circulaba clandestinamente, me imagino, en España, ¿no?
Joan Manuel Serrat: En España sí, había que comprarlo en las trastiendas de las librerías.
Sergio Ramírez: Y luego ya le pones música a Lorca.
Joan Manuel Serrat: Pero a Lorca solamente le puse música a una canción.
Sergio Ramírez: A Pablo Neruda…
Joan Manuel Serrat: También una canción solo y las dos por formar parte de trabajos conjuntos.
Sergio Ramírez: A León Felipe, a Alberti…
Joan Manuel Serrat:A Alberti ya estaba hecha la canción.
Sergio Ramírez: «La paloma».
Joan Manuel Serrat: Sí, «La paloma». Estaba grabando yo un disco en la Fonètra, en Milán, y había un bareto allí al lado, una taberna, al lado de la salida del estudio, que hacían unos bocadillos muy buenos, calientes de queso y tocino.
Y entonces, con Miralles salíamos a comer aquellas cosas de vez en cuando, dejamos al técnico hacer cosas que tenía que hacer. Allí había una sinfonola, una rocola. Entonces pusieron una canción y se oyó la voz de Sergio Endrigo, un cantautor italiano que a mí me gusta mucho, cantando «La colomba». Y dije: «Esto me suena». Era La paloma de Hernández con música del argentino de Guastavino, del músico argentino.
Sergio Ramírez: Va llegando la hora de sacar la guitarra que tengo escondida ahí.
Luego, Mario Benedetti.
Joan Manuel Serrat: Bueno, Mario, sí, Mario, ya fue un trabajo compartido. Les voy a contar. En los primeros viajes a América la gente cariñosamente te arrojaba cosas al escenario. Caramelos, muñecas… Prendas, no, ropa a mí no, no. Pero me tiraban libros. Y había dos tipos de libros que me tiraban. Uno, aquellos que: «Dios mío,¿qué habré hecho yo para merecer esto?» Y otros de Machado y de Hernández, me tiraban libros.
Y yo pensaba: «¿Lo habré hecho mal?». Porque, claro, querrán que corrija, porque yo ya me lo he leído.
Sergio Ramírez: Me imagino que en los conciertos con Sabina le tirarán cosas más raras, ¿no?
Joan Manuel Serrat: No sabemos quién puede haber. Y luego me fueron tirando libros de un poeta uruguayo que yo desconocía quién era Benedetti.
Benedetti es el poeta más popular que yo he conocido en el mundo. Aparte de que era muy prolífico, era muy popular. No solamente los universitarios o las clases más cultas, no, no. Leía Benedetti muchísima gente.
Entonces, claro, yo también empecé a leerlo. Cuando se produce el golpe en Uruguay y Benedetti tiene que salir, nos conocimos en Madrid, sería no sé qué año, el 70…
Sergio Ramírez: ¿Sabes que una vez yo acompañé a Mario a un recital en La Rioja? Cuando llegamos al teatro, estaba llenísima la calle, llenísima. Yo dije: «No han abierto las puertas». No, es que no cabía la gente. Ya estaba lleno el teatro y a Mario le pedían las canciones como a los toreros.
Joan Manuel Serrat: Claro, y entonces cuando lo conocí yo le tomé mucho cariño, se hacía querer mucho. Y empecé a pensar en la posibilidad de hacer un disco con poemas de un autor vivo.
Me ha quedado el pensamiento de decir: «¿A Machado le habrá gustado lo que yo he hecho? ¿A Hernández le habrá gustado lo que yo he hecho?» Y probé con Benedetti que era el más fácil de todos, porque Benedetti amaba la canción, o sea, amaba que le cantaran las canciones.
Él entendió perfectamente algo que muchos de los que hicimos esto de musicalizar los poemas no habíamos entendido bien, que era el gran difusor que era la canción para el poema. Como esas regadoras ahí que van soltando y pudimos hacerlo. Y además trabajamos muy bien.
Él en Madrid y yo en Barcelona. Entonces existía un artefacto ya hoy afortunadamente desaparecido que era el fax. Y entonces, por fax nos mandábamos las cosas: «Esta canción tal y cual y cual, pero se me hace muy larga por aquí. Mira a ver si puedes quitarme algo».
Y claro, había poemas que eran muy musicales de principio a final y otros que eran más difíciles. O sea, que el verso rompía muchas veces. Y a mí no me ha gustado nunca esto de que la cadencia rítmica se pierda por mor de la letra.
Sergio Ramírez: Qué rápido va la civilización, que un muchacho de 15 o 16 años no sabe qué es un fax hoy día. Desapareció totalmente el fax.
Joan Manuel Serrat: Y lo peor es que han desaparecido los documentos que teníamos guardados, se han borrado todos. Es perfecto, es tinta invisible.
Sergio Ramírez: Y en mi lista me falta Ernesto Cardenal, que grabaste un poema. Epitafio para Joaquín Pasos. Siempre me he preguntado: «¿Qué habrá pensado Serrat cuando cantaba este poema, qué cosa es un “picado”?»
Joan Manuel Serrat: Se entiende perfectamente. En mi barrio había.
Sergio Ramírez: Me siento muy satisfecho.
Joan Manuel Serrat: Sí, era un barrio mundano. Y es hermoso el poema de Ernesto a Joaquín Pasos. Me van a permitir, decía: «Aquí pasaba a pie, por estas calles sin empleo ni puesto, sin un peso, solo putas, poetas y picados conocieron sus versos. Nunca estuvo en el extranjero. Estuvo preso. Ahora está muerto. Pero recordarle cuando tengáis puentes de concreto, grandes turbinas, tractores, plateados graneros, buenos gobiernos. Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo. En el que un día se escribirán los tratados de comercio, la Constitución, las cartas de amor y los decretos».

Sergio Ramírez: Y siempre vamos con tu amorosa relación con el franquismo. Cuando se publica «Mi niñez» hay dos hay dos canciones que no le gustan a la censura franquista, que son Fiesta y Muchachas típicas. Entre varias. Luego vienen los procesos de Burgos…
Joan Manuel Serrat: Mira, la censura aparte de ser un espanto, estaba poblada por por espantosos. Además que, de verdad, eran feos además.
Sergio Ramírez: Como Fraga Iribarne.
Joan Manuel Serrat: Eran feos, malos, llevaban gabardina. Y entonces era curioso porque cada día…
Sergio Ramírez: (Camilo José) Cela fue censor, ¿no?
Joan Manuel Serrat: Bueno, han acusado a mucha gente de ser censor, pero Cela no era tonto. En cada concierto que hacías, cada espectáculo, tú tenías que presentar con la debida anticipación las canciones que ibas a cantar para que los censoras pudieran darte el visto bueno.
En unos lugares te prohibían unas, en otros te prohibían otras. Iba a gusto del censor. Eran unos señores que hacían su agosto en los teatros de revista. Les tapaban las carnes para destapárselas luego ellos.
Yo estoy profundamente en contra de cualquier censura y en defensa evidentemente de la libertad de expresión en todos en todos los sentidos. Por eso tampoco puedo entender realmente un gobierno capaz de empobrecer a su pueblo censurando la fantasía, la imaginación, el talento, censurando todo aquello que no vaya a favor de obra, que no vaya al dictado.
Sergio Ramírez: En 1970 se dan los procesos de Burgos ,cuando condenan a la muerte a varios prisioneros políticos vascos, de ETA, y participan en una encerrona en el monasterio, en protesta por estas amenazas de fusilamiento contra estos prisioneros. Te lo preguntaba porque vamos a llegar a tu exilio en México. ¿Es cierto que allí compusiste Mediterráneo?
Joan Manuel Serrat: No, no, de verdad. Yo Mediterráneo lo escribí en dos pueblos. Uno de la costa de Mallorca, que se llama Calador y en otro que se llama Calella de Palafrugell, que está en la costa de Gerona. Entre estas dos poblaciones lo escribí. La verdad es que estaba junto al mar cuando lo empecé y junto al mar cuando lo terminé.
Sí, es una canción también que para mí siempre ha sido una sorpresa. Un autor siempre sabe si está bien o no está bien lo que está haciendo. No sabes hasta qué punto está mal o hasta qué punto está bien.
Pero yo sabía que estaba bien, que era porque la canción engancharía mucho. Pero fue todo el disco. Está lleno de canciones bellas, está Aquellas pequeñas cosas, Pueblo blanco..
Una época muy afortunada. Trabajando mucho, pero con buenos resultados. Otras veces también trabajas mucho y el resultado no es tan favorable.
Sergio Ramírez: Después viene tu exilio en México.
Joan Manuel Serrat: Sí, esto ocurrió por unas declaraciones. Siempre por llevar la contraria. Por unas manifestaciones mías en el aeropuerto de México a raíz de las ejecuciones de militantes de ETA y del FRAP, antifranquistas. Y yo me posicioné evidentemente en contra de aquella decisión y el Tribunal de Orden Público me abrió un expediente que me hizo quedarme en México.
Fue realmente un tiempo que con la amargura del exilio pensando siempre que en cualquier momento se muere el dictador y puedes volver, también nutriéndote mucho voluntariamente o involuntariamente del caldo de cultivo del exilio, también, que es por una parte necesario y por otra inconveniente. Y muy poco productiva como autor. En cambio resultó tremendamente productiva la relación mía con México.
Yo obligado por las circunstancias, era empujar o plantarte. Entonces decidí empujar. Y me busqué un camión, un motorhome. Ahí los monté a todos, venga, vámonos de gira. Y nos fuimos cinco meses de gira. Fue una gira muy curiosa, porque la montamos a partir de nuestra decisión. Y luego en los lugares íbamos viendo dónde podíamos tocar.
Llevábamos el camión grande que era la gordita y una furgoneta que era la chispita. Y la chispita iba detrás siempre con los instrumentos y las cosas. Muy hippie. Pero salió muy lindo y estableció una gran relación con ese pueblo y este país que tan generoso ha sido siempre conmigo.
Sergio Ramírez: Me dices que es una época poco productiva
Joan Manuel Serrat: Ni una canción escribí.
Sergio Ramírez: Pero grabaste «Piel de manzana».
Joan Manuel Serrat: No (risas del público). Voy a ser menos contundente. Me parece que no. «Piel de manzana» fue un disco muy maltratado, pobrecito, porque salió al mercado justo cuando yo hice las manifestaciones. El disco este tenía que salir a primeros del 76.
Y cuando salió yo estaba fuera y no tuvo difusión prácticamente. Lo que más me dolió de aquel tiempo, fue esa dificultad que tenía yo para escribir. Yo trataba y trataba y me costaba mucho.
Una vez, recuerdo que lo hablé con Caetano Veloso, que comentando este asunto, en uno de los pasos que hizo Barcelona, a él le había ocurrido lo mismo cuando estuvo exiliado en Londres, que le había ocurrido lo mismo también. Se te cruzan los cables.
Sergio Ramírez: Tu regreso del exilio a España.
Joan Manuel Serrat: Nos vino a esperar un montón de gente.
Sergio Ramírez: Fue triunfal, ¿no?
Joan Manuel Serrat: Sí, la lástima es que también me vino a esperar la policía.
Sergio Ramírez: Pero te dejaron ir a tu casa.
Joan Manuel Serrat: Sí, me dejaron. Yo pensaba que me iban a llevar por delante porque aún existía el TOP, el Tribunal de Orden Público, pero no.
Te diré que de alguna manera fue una sorpresa y tuve una cierta sensación de frustración. De «tanto pa na». Tanto penar para llegar aquí.
Sergio Ramírez: Para que no me tomen en cuenta.
Joan Manuel Serrat: Pues eso, me dijeron: «No, no, vaya». Bueno, era agosto. El 20 de agosto de 1976 y me acuerdo perfectamente porque otro 20 de agosto murió mi madre. Muchos años después, afortunadamente. Pero la fecha se quedó ahí.
Ahí salí del aeropuerto y como quien dice, inicié una nueva vida.
Unos nuevos proyectos, nuevos amigos porque en aquel retorno me acogieron en sus casas, era un tiempo que tenías que cuidarte un poco, porque había grupos de de ultraderecha que perseguían gente por la calle. A Paco de Lucía le habían hecho un encuentro muy lamentable hacía poco.
En fin, que iban calientes. Y conocí a mi mujer, a la que hoy es mi mujer. Nada más llegar, en una de mis casas de acogida. Y ahí seguimos. Apláudanla por favor, porque es muy buena.
Sergio Ramírez: Oficialmente te has retirado de los escenarios.
Joan Manuel Serrat: Sí, he dado por concluida mi etapa de giras.
Sergio Ramírez: Pero cuando recibiste el premio Princesa de Asturias en Oviedo… cantaste «Aquellas pequeñas cosas»-
Joan Manuel Serrat: Sí, pero hoy no he traído ni el violín.
Sergio Ramírez: Y cuando José Sacristán leyó en la Academia de la Lengua el discurso no pronunciado de Machado tan hermoso, que no pudo nunca ingresar a la Academia, también cantaste algunas canciones…
Joan Manuel Serrat: También canté, sí, con el piano, pero había piano. También puedo cantar aquí, a pelo. Poquito.
Sergio Ramírez: Yo soy como el vendedor de enciclopedia, que poco a poco va convenciendo al cliente.
Joan Manuel Serrat: No crean que que es fácil, esto de dejar un oficio. Y sobre todo tomar la decisión de hacer una gira de un año y luego cumplirlo. Conocemos varios casos aquí mis compatriotas y yo de algunos que no han podido resistir y han vuelto y hacen bien.
Yo también, si pensara que es lo que más le conviene a mi alma, no dudaría lo más mínimo en regresar a los escenarios y seguir cantando. Pero no es así, no es así.
Sergio Ramírez: La otra noche estábamos conversando, salió un tema y ¿te recuerdas que nos dijeron que había un reportaje de la BBC que iban a presentar en Totonicapán, de Bolivia, donde había un lugar en Bolivia donde la gente no envejece o envejece muy lentamente? Y yo te dije: «Vámonos para allá, ¿no?». Y entonces tú me respondiste: «No, dejemos al tiempo hacer su trabajo».
Joan Manuel Serrat: Sí, yo creo que sí, que hay que dejarlo.

Sergio Ramírez: Siempre me gusta recordar una frase de Clint Eastwood. Cuando dice: «No hay que dejar entrar al viejo». ¿Cuál es tu método para dejar fuera al viejo?
Joan Manuel Serrat: Creo que hoy en día la ciencia no es verdad que alarga la vida. Alarga la vejez. Mientras pueda aquí hablar con vosotros y no confundirme constantemente, reconocer a la gente lo mejor que pueda y caminar dentro de unas ciertas posibilidades, incluso si no camino, ya buscaré otros medios de locomoción. Pero mientras funcione el cerebro creo que vale la pena seguir vivo.
Y lo que sería maravilloso sería poder seguir vivo y con las ilusiones intactas. Y eso es lo único que se puede pelear. Yo la verdad es que peleo cada día por mantener intactas las ilusiones. Les digo que no es fácil, eh, de entrada.
Ayer mientras fuimos a almorzar a la Antigua, vino un muchacho que quiso que le grabara un mensaje para su papá, que cumplía 80 años.
Y yo se lo grabé y le dije: «Oiga, felicidades. Que no sé si realmente hay mucho que felicitar, no crea usted que a partir de aquí va a mejorar». A partir de aquí no se mejora. Esto ya como mucho puedes persistir y aguantar ahí como puedas la puerta.
Yo recuerdo con una dulce y agradecida nostalgia toda la vida recorrida. La vida ha sido muy buena conmigo. He podido conocer el mundo, he podido cantar con el mundo, compartir, vivir experiencias dolorosas a veces, pero al fin de cuentas experiencias.
Y, y quizá les aseguro que lo peor que que encuentro yo, aparte de este tiempo recio y brutal que nos toca vivir, que es tremendo, lo que más me duele son las pérdidas. Es decir, yo cada vez que siento la pérdida, una pérdida de alguien que ha formado parte de mi vida, siento que una parte de mí también se va con él.
¿Y qué quieren que les diga? No me gusta. Porque a mí me gustaría quedarme.
Transcripción: Carmen Quintela
Fotografías: Centroamérica cuenta
