El Vaticano confirmó oficialmente la muerte de Francisco este 21 de abril de 2025, a las 7:35 a.m. (hora de Roma), en su residencia de la Casa Santa Marta. De …
En resumen
- Tras la muerte de Francisco, la Iglesia ha entrado en período de «Sede Vacante» y se prepara para un cónclave que comenzará en 15 o 20 días.
- El proceso de elección requiere que los 135 cardenales electores (menores de 80 años) voten en la Capilla Sixtina bajo total aislamiento.
- Centroamérica participará con dos representantes: el cardenal guatemalteco Álvaro Ramazzini y el nicaragüense Leopoldo Brenes.
El Vaticano confirmó oficialmente la muerte de Francisco este 21 de abril de 2025, a las 7:35 a.m. (hora de Roma), en su residencia de la Casa Santa Marta. De inmediato se activó un proceso milenario que la Iglesia Católica ha perfeccionado con los siglos.
El anuncio oficial lo realizó el cardenal camarlengo Kevin Farrel, quien cumpliendo con el protocolo, declaró la Sede Vacante, término canónico que indica que la silla de San Pedro se encuentra sin ocupante.
Este momento marca el inicio formal de la transición hacia un nuevo pontificado. Farrel, como cardenal camarlengo, asume temporalmente la administración de la Iglesia.
El camino hacia el cónclave
Según la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996 y modificada parcialmente por Benedicto XVI y el propio Francisco, el cónclave debe comenzar 15 o 20 días después de declararse la sede vacante.
Tiene un propósito ese periodo. Permitir que todos los cardenales electores, dispersos por el mundo, puedan llegar a Roma.
También sirve como «tiempo de preparación espiritual» y de reflexión sobre el estado actual de la Iglesia y los desafíos para el próximo pontífice.
Durante estas semanas previas al cónclave, los cardenales celebran reuniones diarias conocidas como «congregaciones generales».
Discuten asuntos importantes de la Iglesia, pero –en teoría– está prohibido cualquier pacto o acuerdo previo sobre posibles candidatos.
Un proceso electoral único
El término «cónclave» proviene del latín cum clave, que significa «con llave», haciendo referencia al aislamiento en que se encuentran los cardenales durante el proceso.
Este aislamiento es casi total: sin teléfonos, internet, periódicos ni contacto con el exterior.
Los aspectos más destacados del proceso de votación son:
- Los cardenales electores se alojan en la Casa Santa Marta dentro del Vaticano y se trasladan diariamente a la Capilla Sixtina para las votaciones.
- El protocolo establece hasta cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde.
- Cada cardenal escribe su elección en una papeleta rectangular mientras pronuncia un juramento de que vota «según me dicta la conciencia».
- Cada cardenal deposita su voto en una urna situada frente al altar de la Capilla Sixtina.
- Para ser elegido Papa, un candidato necesita obtener al menos dos tercios de los votos.

El humo que anuncia al mundo
Uno de los elementos más conocidos del cónclave es el sistema de comunicación mediante el humo que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina.
Tras cada ronda de votación, las papeletas son quemadas junto con sustancias químicas que determinan el color del humo.
El humo negro indica que no se lograron las dos terceras partes para elegir a un nuevo Papa.
Mientras que el humo blanco anuncia al mundo el Habemus Papam (Tenemos Papa).
Este sistema se complementa con el sonido de las campanas de San Pedro para evitar confusiones sobre el color del humo.
El Colegio Cardenalicio
Según datos del Vaticano, al 21 de abril de 2025 el Colegio Cardenalicio cuenta con 252 cardenales. De estos, solo 135 son electores por tener menos de 80 años, límite de edad para participar.
La cifra puede variar si al inicio del cónclave algún cardenal haya cumplido la edad máxima requerida.
La distribución geográfica de los cardenales es la siguiente.:
- Italia: 17 cardenales electores
- Resto de Europa: 36 electores
- Asia: 23 electores
- América: 37 electores
- África: 18 electores
- Oceanía: 4 electores
Esta composición muestra la huella del pontificado de Francisco (de la orden de los jesuitas), quien ha nombrado cardenales de regiones tradicionalmente menos representadas.
Sin embargo, Europa conserva un peso significativo que podría resultar determinante en la elección del sucesor.
La representación centroamericana
Centroamérica participará en este cónclave con dos representantes. El cardenal guatemalteco Álvaro Leonel Ramazzini Imeri, obispo de Huehuetenango.
Con 77 años, Ramazzini es conocido por su compromiso con las comunidades indígenas y su defensa de los derechos humanos. Es el tercer cardenal en la historia del país.

También participará el cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, arzobispo de Managua, Nicaragua.
De 75 años, Brenes ha navegado las complejas relaciones entre la Iglesia y el gobierno opresor nicaragüense.
Momentos posteriores a la elección
Cuando finalmente un candidato alcanza los dos tercios necesarios, el cardenal decano le pregunta: «¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?».
Tras su aceptación, se le pregunta: ±¿Cómo quieres ser llamado?», momento en que elige el nombre que usará durante su pontificado.
El nuevo Papa se dirige entonces a la «Sala de las Lágrimas», una pequeña habitación junto a la Capilla Sixtina, donde se viste con las vestiduras papales blancas.
Mientras tanto, el cardenal protodiácono sale al balcón central de la Basílica de San Pedro y pronuncia la famosa frase Habemus Papam, presentando al mundo al nuevo Pontífice.
El legado del Papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, dirigió la iglesia católica (2013-2015) en un periodo de contraste entre tradición y modernidad.
Abordó con firmeza y sensibilidad temas sociales como:
El cambio climático y la ecología; la exclusión, migración y lo spuebos indígenas y cuestionó el sistema capitalista que deja de lado a las personas y sus necesidades.
También la inclusión y la diversidad, promoviendo el respeto hacia las personas LGBTQ+, e investigó los temas de abusos y denuncias hacia adentro de la iglesia.
