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La cacería ilegal del manatí del Gran Caribe lo coloca en peligro de extinción

Entre 2023 y 2024, se registraron 13 varamientos de manatíes en Izabal. La cacería ilegal fue la principal causa. Aunque la amenaza es inminente, expertos consideran que aún es posible conservar esta especie.

Las costas del departamento de Izabal, al norte de Guatemala, son hogar del manatí del Gran Caribe (trichechus manatus manatus). Esta especie, además de ser clave para el equilibrio del …

  • El CONAP y  la lista roja de especies amenazadas de IUCN declararon al manatí del Gran Caribe como especie en peligro de extinción. 
  • La cacería ilegal, los choques con embarcaciones y la pesca incidental son sus principales amenazas. 
  • Aún es posible conservar la especie, principalmente, con el trabajo en conjunto de las instituciones.

Las costas del departamento de Izabal, al norte de Guatemala, son hogar del manatí del Gran Caribe (trichechus manatus manatus). Esta especie, además de ser clave para el equilibrio del ecosistema, brinda servicios para la población local. Por ejemplo, alternativas de ecoturismo como los tours de avistamiento. 

Sin embargo, este manatí se encuentra en peligro crítico de extinción, según la Lista de especies amenazadas de Guatemala del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) publicada en 2022. A nivel global, la Lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, en inglés) también lo considera como en condición vulnerable. 

La población de manatíes oscilaba entre 120 y 150 individuos en 2020, según el Conap. Pero, tan solo entre 2023 y 2024 se registraron 13 varamientos de manatíes en Izabal, de acuerdo con los registros de la fundación Defensores de la Naturaleza. 

La mayoría de varamientos (70 %) ocurrieron en el Lago de Izabal, según los registros de Rocío Paz Pérez, licenciada en acuicultura y coordinadora de monitoreo biológico de la fundación Defensores de la Naturaleza. El 38 % de los manatíes fueron hembras (una de estas, gestante), el 23 % machos y el resto, indeterminados. 

De estos 13 manatíes, solo uno estaba vivo al momento que fue encontrado. 

Continúa la cacería, aunque es ilegal 

En 2023, un equipo de científicos, liderados por el biólogo Oscar Machuca-Coronado, realizó un estudio donde analizaron los reportes disponibles en Guatemala sobre varamientos (fenómeno en el que los animales marinos permanecen sin poder moverse) de manatíes en los últimos treinta años. Identificaron la cacería como la principal causa. 

La cacería de manatíes fue prohibida por un acuerdo presidencial emitido en 1981, el cual continúa vigente. Sin embargo, en los últimos dos años, las muertes de manatíes por esta causa han aumentado, según Paz. «Muchos de los pescadores comercializan (la carne de manatí) ilegalmente para consumo», agrega la experta.

Según la Ley General de caza (decreto 36-04), el comercio de fauna silvestre, su carne y derivados, sin la autorización respectiva, «será sancionado con prisión de cinco a diez años y multa de diez a veinte mil quetzales». Sin embargo, aunque han existido casos con resultados satisfactorios, existen también dificultades para perseguir este delito. 

«Se necesita encontrar la carne, como una evidencia fresca, para saber que si fue una cacería ilegal, para proceder conforme la ley», indica Paz. 

La cacería no es la única amenaza 

En el estudio de Machuca-Coronado y otros también revela dos amenazas más para el manatí del Gran Caribe. Una de ellas es la pesca incidental. Estos animales son atrapados en trasmallos, utilizados para pescar animales del fondo del mar, que provocan que se asfixien y mueran. 

El uso de estos artefactos no está reglamentado. Las autoridades los decomisan, según Rocío Paz. Sin embargo, «el esfuerzo es grande como para lograr decomisar tantos que cada día se construyen y venden», indica la experta. 

El único caso de varamiento de manatí vivo registrado entre 2023 y 2024 fue probablemente causado por un golpe con una embarcación. Esta es otra de las amenazas identificada por Machuca-Coronado. Sucede, principalmente, en el área de Río Dulce, donde el tránsito de embarcaciones es mayor como consecuencia del turismo. 

Sin embargo, según Paz, este fenómeno se encuentra en disminución, como resultado de actividades de sensibilización con los lancheros y pescadores, que ahora reducen la velocidad de sus embarcaciones. 

Además, la Marina está en proceso de formular una Ley de Navegación, indica la experta.

Aunque las amenazas son latentes, aún es posible conservar al manatí del Gran Caribe. Especialmente, «en los últimos años, la sensibilización, educación ambiental y presencia institucional, que se ha reforzado mediante el apoyo con el ejército y el Conap que han estado dando acompañamiento», indica Paz.

Según la experta, los esfuerzos conforman un «engranaje completo». «No podemos solo mantenernos en el área y prohibir la cacería. Al lado de todo esto, hemos estado creando otros proyectos productivos, otras alternativas para que ellos tengan otra forma de seguridad alimentaria que, al final, es lo que quieren cubrir», finaliza. 

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Kristhal Figueroa

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