«Forzados al exilio, hemos cumplido un recorrido enriquecedor». Con paso lento aunque seguro, apoyado en su inseparable bastón, Sergio Ramírez Mercado se coloca tras el atril del anfiteatro Gabriela Mistral, …
- Sergio Ramírez considera que el gobierno de Bernardo Arévalo en Guatemala es un experimento a mediano y a largo plazo. “Creo que un siguiente gobierno democrático que viniera recogería estos frutos”, asegura
- Para Ramírez, regresar con el festival Centroamérica Cuenta a Guatemala es «una manera de dar un respaldo al experimento democrático» de Arévalo.
- «Centroamérica no está en el mapa de prioridades. Hay que asumirlo con realismo», dice el escritor nicaragüense. En Venezuela, en cambio «hay en juego elementos geopolíticos muy importantes, petróleo, tierras raras, litio, oro…».
«Forzados al exilio, hemos cumplido un recorrido enriquecedor».
Con paso lento aunque seguro, apoyado en su inseparable bastón, Sergio Ramírez Mercado se coloca tras el atril del anfiteatro Gabriela Mistral, en la Casa de América, en el centro de Madrid.
Estamos a inicios de septiembre de 2024, en la inauguración de la cuarta edición de Centroamérica Cuenta en la capital de España.

El festival, que nació en 2013 en Managua, adoptó desde hace siete años cualidad de itinerancia. Desde el exilio, sus organizadores —liderados por Sergio Ramírez escritor y exvicepresidente de Nicaragua (1985-1990)— han tenido que reinventarse para mantener vivo este espacio: un encuentro entre escritores, cronistas y narradores de la región.
Centroamérica Cuenta viajó a Costa Rica, Guatemala, República Dominicana y Panamá. Y se mantuvo en línea durante la pandemia de COVID-19 en 2020.
El año que viene, del 19 al 24 de mayo de 2025 se moverá de nuevo a Ciudad de Guatemala.
Hace poco comenzó una nueva tradición: realizar dos ediciones al año, una en Centroamérica o el Caribe y otra en España.
Ramírez hace una pausa en medio de las charlas para conversar con Ocote sobre el festival que preside y para hacer su crítico análisis sobre la situación política de la región centroamericana.
Retomo las palabras que dijo en la inauguración del festival. Celebra que, a pesar del exilio y de todos los años que llevan fuera de Nicaragua, han conseguido mantener el festival vivo. ¿Qué le da energías para seguir?
Yo parto de la idea de que Centroamérica es un lugar cultural desconocido en el mundo. Que tiene su propia identidad conseguida en la diversidad. Que tiene valores culturales literarios muy importantes.
Eso por un lado. Y, por otro, que los escritores centroamericanos, jóvenes sobre todo, necesitan salir al mundo. Tener una ventana de comunicación con el mundo: editoriales, colegas periodistas culturales, revistas… Y establecer este doble puente de comunicación.
Pensamos hacerlo en Managua, al principio, para crear una especie de foco permanente en Managua, que no es ningún lugar cultural. Crear este ambiente anualmente. No se pudo, por las razones que todos sabemos, políticas.
Este es un festival en el exilio. Pero hemos tratado de aprovechar la ventaja que toda desventaja tiene; verlo como un reto.
Y nos impusimos la idea de que en lugar de que un exilio como este matara al festival, multiplicara sus posibilidades.
No es fácil. Hay que buscar unas contrapartes interesadas en cada lugar, los recursos, crear una logística en lugares que no tienen logística cultural, hay que ir a inspeccionar los centros para poder hacer las mesas, comunicarse con la autoridades culturales, con entidades privadas… Es un esfuerzo, pero ya dura.
No nos interrumpió el exilio, nos interrumpió la pandemia. Pero también le sacamos ventaja a la pandemia porque ese año lo que hicimos fue hacerlo de manera virtual.
Y ahora volvemos a Guatemala.

¿Han visto diferencias en la preparación del festival en Guatemala con el cambio de gobierno?
La vez pasada lo hicimos al margen del gobierno. Nosotros por formalidad invitamos siempre a las autoridades y enviaron un representante de Cultura.
Ese festival lo dedicamos mucho a hablar de los Derechos Humanos, de la democracia.
Yo no oculto mi intención de volver con el festival a Guatemala como una manera de dar un respaldo al experimento democrático. Digo experimento porque no le podemos llamar de otro modo.
Reforzar esta alternativa única que yo veo para Centroamérica. Guatemala tiene su laboratorio hoy día, que es ver si la democracia realmente puede funcionar a pesar de todas las adversidades que el gobierno tiene que enfrentar hoy día.
Yo diría que este es un respaldo interesado porque a nosotros nos interesa fundamentalmente la libertad.
Puede ser que grandes obras literarias se refieran a la opresión, o se den en un ambiente de opresión. Alguien escribe una gran obra desde la cárcel o en el exilio o bajo persecución o en la clandestinidad.
Pero el encuentro real que tenemos que propiciar es entre la libertad y la palabra. Entre un esfuerzo cultural como este y el ambiente democrático donde pueda florecer y multiplicarse.
¿Le ve buenas perspectivas a este «experimento democrático» después de estos primeros meses?
Yo creo que sí. Yo creo que una de las cosas que pueden extrañar a mucha gente es el porqué de esta convivencia del gobierno democrático con sus propios enemigos.
Yo creo que en la medida de que se trate de mostrar que la democracia funciona, tiene que ser bajo las reglas de la democracia, aunque esas reglas sean adversas.
Romper las reglas de la democracia es muy fácil. Y en eso hemos vivido en Centroamérica siempre: «Este me estorba, yo lo quito y como no tengo las leyes que me permitan quitarlo, yo lo voy a quitar como sea, a la fuerza».
Es bien difícil crear esta imagen de que las cosas hay que hacerlas de manera institucional, por adversa que parezca.
¿Qué cree que le pueda dar esperanza a las personas que están en el exilio de Guatemala?
Si el gobierno del presidente Arévalo tiene éxito en afianzar la democracia, tarde o temprano la corrupción se irá debilitando. Si la voluntad es crear un Estado democrático institucional con los poderes que funcionen y limitando la influencia nefasta que la corrupción tiene
Esto es un experimento a mediano y a largo plazo. Yo creo que un siguiente gobierno democrático que viniera recogería estos frutos.
La democracia no se crea en unos pocos días. En un país donde la democracia ha sido tan maltratada como Guatemala, como el resto de Centroamérica, donde las instituciones han sido violentadas, burladas, crear los cimientos suficiente para que la democracia sea verdadera, puede ser que sea de varias generaciones.
Cuando hablamos de esto nos asustamos, porque decimos: «Ey, ¿cuándo va a ser esto?». Bueno, puede tomar varias generaciones reconstruir el tejido democrático que ha venido siendo destruido prácticamente desde el año 1954.

¿Cómo ve el escenario a futuro, tomando en cuenta que las fuerzas que gobernaron Guatemala durante años probablemente se estén rearticulando para recuperar el poder?
El experimento democrático en Guatemala no hubiera sido posible sin la resistencia popular.
Solamente la palabra del presidente Arévalo y de la dirección de Semilla no hubiera sido suficiente.
Hubo una movilización que vino desde los Cantones de Totonicapán, que permeó en la clase media, en los estudiantes, en los trabajadores de los mercados y creó una movilización nacional para defender la democracia.
Y una de las cosas que me llamó la atención es cuando los dirigentes de la movilización decían: «No estamos defendiendo a una persona, estamos defendiendo la democracia del país».
Y eso me parece que coincide con lo que estoy diciendo, que esto es un asunto a largo plazo.
Ahora, si se crea un electorado consciente, como lo hemos visto en Guatemala, que no sólo elija, sino que defienda el voto, es un camino muy importante para el futuro.
Regresando a lo que mencionaba al inicio, cuando hablaba de que Centroamérica Cuenta busca retomar esa identidad centroamericana, ¿cómo le parece que países como España ven a Centroamérica? ¿España está mirando hacia Centroamérica?
Yo creo que no mira mucho. En general, la Unión Europea no mira mucho hacia Centroamérica.
Hay un obstáculo de visión, que es Venezuela. Es decir, en este momento para Europa el gran señuelo es Venezuela. Venezuela está ahí, es un país grande, rico, donde hay en juego elementos geopolíticos muy importantes, petróleo, tierras raras, litio, oro, qué sé yo.
Rusia y China pueden jugar a tener intereses en Nicaragua, pero eso no va a ser tomado en cuenta.
Centroamérica no está en el mapa de prioridades, desgraciadamente, hay que asumirlo con realismo.
¿Y debería estarlo?
Es que tendría que estarlo. El peso de la existencia de la democracia como un sistema de convivencia política único le debería interesar Europa. Se trate de Venezuela, de Argentina, de Nicaragua o de Guatemala.
Cuando se trataba del desafío que hubo contra el presidente Arévalo para que no asumiera la Presidencia, hubo un gran respaldo europeo. No diría que fue determinante, pero fue importante.
En ese momento los focos se pusieron sobre Guatemala. Era una coyuntura muy delicada, pero una situación de represión constante como la de Nicaragua no tiene la atención que merecería.
E, incluso, países como Venezuela recuperan la atención en momentos clave. No se mira a Venezuela para hablar de los problemas económicos, por ejemplo.
Que es con lo que juega Maduro y su claque. «Nos robamos las elecciones, esto va a pasar de moda y vendrán otros problemas. Y aquí nos quedamos y se olvidarán».
Y Centroamérica Cuenta busca luchar contra ese olvido.
No podemos separar la literatura del Estado de democracia al que aspiramos. Países donde exista la libertad de expresión literaria, la libertad de prensa, que es tan importante, que está tan maltrecha en Centroamérica, en Nicaragua, en El Salvador, en Honduras…
Denunciar las agresiones contra los periodistas de los pequeños medios que son los más vulnerables, no solo de la violencia del Estado, sino de la violencia de narcotráfico, de los pequeños poderes locales, de este tipo de violencia que está presente en todos los niveles de la sociedad centroamericana…
Si quieres mantenerte al tanto de Centroamérica Cuenta, ver charlas de ediciones pasadas o tener información de próximos encuentros, sigue las redes sociales del festival y de Ocote.
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