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25N: Las mujeres reclaman más contundencia del gobierno en la lucha contra la violencia de género

Cientos de mujeres tomaron las calles del Centro Histórico de Guatemala el 25 de noviembre, en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Con carteles, tambores, música y patos de juguete, exigieron el fin de la violencia contra las mujeres y recordaron que el gobierno de Bernardo Arévalo aún tiene pendientes en la lucha contra la violencia.

El día de María de Jesús Jiménez comenzó temprano el lunes 25 de noviembre. Salió a las 3:30 de la madrugada de su casa en Xalapán, Jalapa y cuatro horas …

El día de María de Jesús Jiménez comenzó temprano el lunes 25 de noviembre. Salió a las 3:30 de la madrugada de su casa en Xalapán, Jalapa y cuatro horas después, llegó al centro histórico de Guatemala, en la zona 1 de la ciudad capital. 

María de Jesús tiene 55 años. Se identifica como defensora de los derechos de las mujeres, los pueblos y el ambiente. Pertenece al pueblo xinka. 

«Las mujeres nos relacionamos con el ambiente porque somos parte de la naturaleza y estamos en la red de la vida. Tenemos que cuidarlo», dice. 

Esta no es la primera vez que María de Jesús asiste a la marcha por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. 

Lo ha hecho desde 2007, cuando la Asociación de Mujeres Indígenas de Santa María Xalapán, de la cual forma parte, se unió a la alianza política del Sector de Mujeres y al Movimiento de Mujeres con Poder Constituyente. 

Continúa asistiendo a la marcha porque «es traer la voz de las mujeres que no pueden venir porque la vida que llevan, con sus hijos y compañero de vida, no se los permite», explica. 

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Son las nueve de la mañana y cada vez más mujeres se acercan a la Corte Suprema de Justicia. Lo hacen en grupos, presurosas. Portan banderas y playeras que las distinguen como integrantes de colectivos de mujeres y cargan carteles que exigen el fin de la violencia contra las mujeres. 

La marcha, convocada por la Coordinadora 25N, que aglomera diversas organizaciones de mujeres y feministas, está por comenzar. 

María de Jesús está sentada en el suelo. Junto a una de sus nietas, de 12 años, decora un cartel. «A mis nietas les llama mucho la atención hacer lo que yo hago y a ella le gusta mucho dibujar», dice. La niña sonríe. 

Mientras tanto, las representantes de la Coordinadora 25N leen un comunicado. Exigen el fin de la violencia contra las mujeres y que el sector justicia sancione a los jueces que promueven la impunidad. 

Fue esta impunidad, reclaman, lo que obligó a Ligia Hernández, exdiputada del partido Movimiento Semilla y directora del Instituto de la Víctima, a aceptar los cargos que le fueron imputados y por los cuales permaneció 90 días en prisión. 

La lectura del comunicado termina poco después de las 10 de la mañana, cuando cientos de mujeres se encuentran ya en el lugar. La mayoría porta patos de juguete que, con la ayuda de pequeños ganchos, sostienen en sus gorras, blusas o cabello. Otras, los cargan inflables. 

Los patos son parte de la campaña de comunicación creada para la marcha. «No hay leyes para las mujeres que estamos sufriendo violencia. No hacen leyes, se hacen los patos. Cuando denunciamos y asesoramos a las mujeres, no nos escuchan. Hacemos esta caminata para que nos escuchen», explica a Ocote María Elena Cushé, integrante de la organización Tierra Vida.

En carteles que sostienen en las manos y que llevan colgados de sus bicicletas, las mujeres portan mensajes como «Ministro, no se haga “el pato” ante la violencia contra la mujer» y «No se haga pato ante los transfemicidios».

«Hoy reivindicamos que la violencia contra las mujeres también nos atraviesta, también nos afecta y es un flagelo que, como organización, luchamos para prevenir. Para que, algún día, el transfemicidio sea sancionado dentro de las leyes», dice durante la concentración Stacy Velásquez, directora de la organización OTRANS-Reinas de la Noche

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La marcha avanza por la sexta avenida y alcanza el Ministerio de Gobernación. De sus instalaciones cuelgan telas color naranja, el distintivo de la fecha. Durante este tramo del recorrido, se unen más mujeres. 

Entre ellas, el bloque de la Asociación De Personas Productivas Con Discapacidad (ASODISPRO). Allí se encuentra Lorena Castillo, quien asiste, por primera vez, con su hijo de doce años. Él le ayuda a empujar su silla de ruedas. 

«Visibilizar a la mujer y la no violencia es importante. Hace unos veinte años, las mujeres no teníamos tantos derechos, no éramos incluidas. Estas iniciativas hacen que las mujeres tengan un mejor rol ante la sociedad», dice. 

Los bloques, que ahora ocupan varias cuadras, se dirigen hacia el Congreso de la República. A las 11:45, hacen allí una parada. Mientras algunas representantes leen un comunicado, otras pegan carteles con sus exigencias para las y los legisladores. Entre ellas, derogar las iniciativas de ley en contra de la población LGBTIQ+ y aprobar la iniciativa 6396, para la ley integral del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). 

Frente al Congreso, las integrantes de la organización de Musulmanas Guatemaltecas extienden una bandera de Palestina, que ocupa toda la cuadra. 

Lo hacen en solidaridad con las mujeres asesinadas en Gaza, pero también, para exigir al gobierno tomar otra postura ante las acciones de Israel. 

«Venimos para apoyar a las mujeres de Guatemala que han sufrido el genocidio y que si comparamos, es lo mismo que le sucede a las mujeres palestinas en Gaza. Yo le pido al gobierno que no permita más injerencia del Estado Israelí en Guatemala», dice Victoria Reyes, integrante de la organización. 

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Media hora más tarde, la movilización alcanza la Plaza de la Constitución, rebautizada por colectivos de mujeres como «la plaza de las niñas» donde colocaron un altar en homenaje a las 41 niñas que murieron en un incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción el 8 de marzo de 2017, y a las otras 15 que sobrevivieron con heridas. 

«Este espacio es de nosotras, las mujeres», dice una de las representantes de la coordinadora en el micrófono. El sol pega fuerte y, después de tres horas de pie, el cansancio se comienza a notar en los rostros de las personas. 

El acceso a la plaza es complicado. El parque está cercado por el festival navideño de la municipalidad de Guatemala. Un solo espacio quedó fuera de las vallas: el altar a las niñas del Hogar Seguro. 

Una noche antes, decenas de mujeres se reunieron aquí para celebrar una vigilia en conmemoración de las víctimas de violencia contra las mujeres y la lucha contra los femicidios. El altar fue decorado con flores y, a su lado, se encendieron 432 velas, la cantidad de mujeres asesinadas en Guatemala en 2024, según la coordinadora. 

Decenas de automóviles se encuentran estacionados frente al Palacio Nacional de la Cultura. Las mujeres invitan, en el micrófono, a los funcionarios públicos a moverlos, sin éxito. Dentro, el binomio presidencial firmaba los lineamientos para combatir el acoso sexual en el poder Ejecutivo

A pocos meses de que el gobierno del presidente Bernardo Arévalo cumpla un año en el poder, la percepción de las mujeres organizadas se resume en «aún falta» y «no es suficiente»

«Siento que no han habido muchos cambios. Es como si sus proyectos siguieran en pañales. Cuando el presidente se postuló, mencionó muchas cosas que se verían reflejadas en el primer año y aún no se ha visto lo que prometió. Siento que está reestructurando todo lo que le dejaron», dice Lorena Castillo.

«Les hace falta reafirmar muchas cosas en su agenda política. No quiero decir que no nos den acceso a derechos, es uno de los que más nos ha dado en los últimos quince años. Sin embargo, todavía les falta ser reafirmativo, facultativo y no dejarse llevar por la “ideología de género”, porque eso no existe. Lo que existe son los derechos de las personas», agrega Stacy Velásquez. 

Sin embargo, «sabemos que este es un gobierno de transición», reconoció una de las representantes, al micrófono, desde la Corte Suprema de Justicia. 

Algunas representantes, como María de Jesús Jiménez, valoran acciones determinadas. Especialmente, «el acercamiento con los pueblos originarios y con las mujeres que la vicepresidenta (Karin Herrera) ha tenido y los espacios que mis compañeras de lucha en los diferentes territorios y departamentos han tomado», indica. 

En Jalapa, una de estas victorias fue el lograr elegir a una representante del sector de mujeres ante el Consejo Departamental de Desarrollo (CODEDE), algo que nunca antes habían logrado. 

«Para nosotras es esperanzador. No lograremos los cambios de la noche a la mañana, pero sí con insistencia y resistencia», concluye María de Jesús. 

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Kristhal Figueroa

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