Este es un episodio de podcast. Para escucharlo, dale play al enlace de abajo. Si quieres leer la transcripción de este episodio, la dejamos aquí. Dina López: Yo recuerdo que, …
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Si quieres leer la transcripción de este episodio, la dejamos aquí.
Dina López: Yo recuerdo que, cuando estaba en primero, segundo grado, yo… Yo siempre era aplicada, ¿no? Entonces, hasta un día, cuando estaba terminando el tercer grado que la monja, que era mi profesora, le dijo a mi mamá: “Mirá”, le dice ella, “es muy dedicada”, le dice, “y muy inteligente. Podría ser la mejor del grado si ella quisiera”….
Para mí, eso fue lo que me abrió los ojos, ¿yo la mejor del grado? ¡Es imposible! A partir de ese momento, desde el siguiente año que yo llegué a la escuela, al colegio, continué estudiando más y, realmente, desde ese momento, prácticamente fui la primera del grado.
Narradora: La década de los 50 estaba por terminar en el Colegio La Divina Providencia, en San Salvador. Dina López tenía unos ocho años y una de las maestras le hizo una profecía.
Dina López: Si nunca hubiera dicho esa monja esas palabras, quizás nunca hubiera logrado yo hacer nada, ¿me entiende?
Narradora: Y Dina López, a sus 71 años, ha logrado mucho. Durante décadas, sorteó los prejuicios conservadores sobre la educación de las niñas y mujeres, enfrentó el racismo, trabajó con disciplina y se convirtió en una científica apasionada.
Dina López: Bueno, yo siento que soy una mujer fuerte, al menos académicamente. Esa característica de fortaleza la da el conocimiento.
Narradora: Soy Karen Fernández, periodista salvadoreña, y en este episodio de Las Recias, hago un perfil deDina López: la investigadora imparable.
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Narradora: Dina López vive en la ciudad de Athens, en Ohio, Estados Unidos. La Universidad de Ohio, para la que trabajó durante 26 años, está ubicada ahí. Conversó conmigo a través de una videollamada. Es la mañana de un miércoles de mediados de septiembre de 2021 y ella está impecable. Pelo corto y ordenado, pendientes de perlas, actitud firme pero amable, gafas medianas muy, muy limpias.
Dina nació en San Salvador el 1 de enero de 1951, en un país conservador, gobernado entonces por la dictadura militar de Óscar Osorio Hernández. Era una década de relativa calma política, social y económica en medio de 50 años de dictadura militar.
Dina López: Bueno, este… Eran otros tiempos, ¿verdad? Nada menos, le comentaba yo a alguien un día de estos, que, si yo hubiera nacido en esta época, quizás no hubiera llegado adonde he llegado, y la razón es porque mi mamá tenía un taller de costura. Era costurera…
Narradora: Aunque eran una familia humilde, ella siempre tuvo el apoyo de su mamá. Para Dina, esos años fueron buenos. De su infancia, hay escenas, sonidos, que le vienen a la mente de inmediato. Como el de los tangos que disfrutaban sus papás.
Dina López: A mi papá le gustaba mucho cantar aquel que dice: “Silencio en la noche, ya todo está en calma, el músculo duerme, la ilusión descansa…”
Narradora: Dina pasó su niñez y adolescencia con los mejores resultados escolares, pero sus papás no estaban tan seguros de si ella, una mujer, debía entrar a la universidad.
Dina López: Mi mamá nunca dejó de entusiasmarnos por estudiar a todos mis hermanos y a mí, pero yo recuerdo que ella me decía un dicho: “El doctoramiento de la mujer es el casamiento…” Ella era una mujer que nació en 1908… 1909, perdón. O sea, que en su mentalidad, lo primero era la familia, y que uno formara una familia ¿verdad? Que uno estudiara era una cosa que no era mala, pero no era lo esencial, ¿me entiende?
Narradora: Su papá ni siquiera estaba de acuerdo con que ella se graduara como bachiller…
Dina López: Recuerdo que mi papá se oponía a que yo estudiara bachillerato. En aquel tiempo uno podía estudiar o bachillerato o secretariado, ¿verdad? Entonces él: “Que estudie lo más rápido porque va a ir a trabajar y se va a casar y ya no va a seguir”.
Narradora: Pero Dina tenía otros planes. Y los tenía muy claros.
Dina López:Yo quería seguir estudiando en la universidad, entonces… Pero, finalmente, pues no, tampoco se opuso férreamente, ¿no? O sea que continué estudiando, saqué el bachillerato y entré a la Universidad, obviamente.
Narradora: Dina se casó en 1970, a los 20 años, cuando solo había terminado el primer año de la universidad. Pero, como me dijo:
Dina López: Nunca he perdido un semestre por haberme casado.
Narradora: Entró a la universidad pública, la Universidad de El Salvador, con un beca para estudiar licenciatura en física. Para entonces, era poco común que las mujeres estudiaran carreras científicas.
Dina López: Cuando estábamos, solo habíamos dos estudiantes mujeres de física. Cuando yo entré, cuando yo estaba en el primer año de la universidad, era la Virginia Peña y yo ¿verdad? Después ha habido más, obviamente. Pero, en esa época, solo éramos las dos.
Narradora: La coincidencia de Dina con Virginia Peña Mendoza es importante porque nos habla de la época en la que ambas entraron a la UES.
Para finales de los 60, la dictadura militar de Fidel Sánchez Hernández, apoyada por Estados Unidos en El Salvador, intensificaba la represión y la persecución a cualquier corriente opositora. La Universidad de El Salvador se convirtió en el punto de encuentro para jóvenes que pronto se integrarían a la guerrilla salvadoreña.
Virgina Peña, Chana, se convirtió en dirigente estudiantil y luego en militante del Ejército Revolucionario del Pueblo y las Fuerzas Populares de Liberación. Dos de las organizaciones que después fundaron la guerrilla salvadoreña. Virginia murió en combate en 1986.
Narradora: Dina se mantuvo alejada de las organizaciones estudiantiles. Tenía unos objetivos muy claros. Debía estudiar, mantener su beca, trabajar como instructora y dedicarse a su familia. Así que tuvo que maniobrar alrededor del caos.
Dina López: La realidad es que uno aprende a sobrevivir en cualquier ambiente que esté. Y en ese tiempo, lo único que hacíamos todos era pasar super alerta y, si y a… más o menos uno alcanzaba, si había una manifestación, por ejemplo… Y yo digo, bueno, yo me casé muy joven, también, me casé cuando estaba terminando el primer año de la universidad y tenía mi familia y todo, yo no me iba a ir a exponer. Entonces, uno aprendió de que ya sabía uno más o menos cómo era el ambiente, si acaso había algo que podría ser peligroso, una inmediatamente se iba y se iba a su casa, pues…
Narradora:Para Dina, como para otros jóvenes de su generación, hacer la vida cotidiana se volvió muy complejo.
Dina López:No, fue una época bien difícil realmente, pero, a pesar de eso, pues ahí vamos adelante, sobre todo fue difícil en el sentido de cumplir con las metas académicas, porque las interrupciones eran muchísimas…
Narradora:La tensión aumentaba. A inicios de los 70, hubo un giro importante en la universidad y en la vida de Dina. Te cuento más después de la pausa.
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Narradora: En febrero de 1972, Arturo Armando Molina, del Partido de Concertación Nacional, ganó las Elecciones a presidente de El Salvador, bajo las acusaciones de haber realizado fraude electoral.
En julio de 1972, el Ejército salvadoreño, con la autorización de Molina, tomó violentamente la UES. La universidad permaneció cerrada casi dos años. Las clases se interrumpieron. Libros, equipos de laboratorio y edificios fueron destruídos. La dirección de la universidad fue encarcelada y luego obligada a exiliarse.
En ese momento, se instalaron nuevas autoridades en el Consejo de Administración de Profesionales de la Universidad de El Salvador, conocido como CAPUES.
Dina recuerda que la dirección del CAPUES era anti insurgente y suspendió el programa de becas con el que ella estudiaba. Además, decidió que no contrataría a estudiantes de física en plazas de instructores.
Ella necesitaba el trabajo como instructora, así que una profesora le aconsejó que se cambiara de carrera para mantener su plaza. Así lo hizo. Se graduó en 1976 de la licenciatura en química. Nada más terminó la universidad, Dina aplicó a una beca en Estados Unidos para estudiar una Maestría en Física en la Universidad de Virginia.
Dina López: Bueno, realmente mi historia es la historia de todas las revolcadas que nos han dado en la Universidad en El Salvador. Cuando yo regresé con la Maestría en Física, en el año 79, a los pocos meses, en el año 80, volvieron a intervenir en la universidad…
Narradora: Dina regresó para dar clases en la Universidad de El Salvador. Pero, en 1981, después de las constantes intervenciones militares a la UES, decidió buscar otro trabajo. Inició en la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa, CEL, una institución estatal que se encarga de la investigación y generación de energía a partir de recursos naturales, como el agua o el calor del subsuelo.
Dina López: Terminé trabajando en el proyecto geotérmico, haciendo las actividades físicas de rocas y todo eso, pero siempre trabajaba en la universidad dando clases, ¿verdad? Fue una época muy convulsionada, realmente.
Narradora: Para entonces, en El Salvador se vivían los años más violentos de la guerra civil. El “Informe de la Comisión de la Verdad para El Salvador: de la locura a la esperanza” sostiene que entre 1980 y 1991 se reportaron masacres campesinas, ejecuciones extrajudiciales, persecuciones y desapariciones forzosas de opositores políticos, personas defensoras de derechos humanos, religiosos y periodistas.
En la CEL, Dina trabajó como petrofísica en la División de Energía Geotérmica. Años más tarde, esta división se convertiría en LaGeo, la empresa pública que hoy suministra aproximadamente el 20% de la energía que usamos en El Salvador.
Dina López:Pero, a medida que trabajé en el proyecto geotérmico, me di cuenta de que para entender lo que estaba pasando, tenía que estudiar geología. O sea, y me entró una, un gran deseo de regresar… Cuando yo me fui de aquí, no tenía idea de que iba a regresar ni me interesaba, pero, a medida que fui trabajando en LaGeo, con todo el problema geotérmico… Entonces me entró entusiasmo…
Narradora: Ahí Dina descubrió una nueva pasión.
Dina López:Entonces, cuando hubo el terremoto del Salvador en 1986, llegó la misión de sismólogos del US Geological Survey, y en ellos estaba David Harlo, que era amigo y compañero del profesor con el que estudié yo el doctorado en geología. Yo les expresé que tenía ganas de regresar a estudiar un doctorado.
Narradora: Después de trabajar en la CEL, Dina se fue de nuevo con su esposo e hijos a Estados Unidos en 1988. Se graduó como Doctora de Geología de Luisiana en 1992, el mismo año en el que se firmaron los Acuerdos de Paz de El Salvador. Pero ni ella ni su familia regresaron a su país.
La vida académica en Estados Unidos no ha sido fácil. Ha tenido que enfrentar al racismo y al machismo en el ambiente universitario. Igual que lo había hecho en El Salvador, durante la época universitaria, Dina tuvo que aprender a sobrevivir en ese ambiente.
Narradora: En Estados Unidos, Dina ha conquistado un espacio que pocas mujeres latinas alcanzan. Para 2018, según el National Center for Education Statistics, solo el 1.4% de los profesores titulares en Estados Unidos eran mujeres hispanas. Dina era una de ellas.
De 2013 a 2016, fue la jefa del departamento de ciencias geológicas en su universidad. Fue la primera mujer en ocupar este cargo. Pero el éxito de Dina no siempre sentó bien a algunas personas, a las que tampoco les gustaba que fuera una mujer salvadoreña.
Dina López:Mire, yo siempre hablo de lo que yo le llamo “el racismo educado”. El racismo en alguien que esté en un ambiente académico, como he pasado yo aquí, es muy diferente al racismo que sufre la persona que va a trabajar a una fábrica o a cualquier otro lado donde hay gente que no es muy educada. Le llamo el racismo educado porque, por ejemplo, usted va a una reunión. Está la gente, están todos, están discutiendo algo y usted no existe. Ni siquiera lo vuelven a ver, ¿verdad? Y cuando finalmente usted abre la boca para decir algo educado, algo interesante, lo miran con sorpresa, ¿verdad?
Narradora: Los racistas educados, como les dice Dina, trabajan en las universidades y algunos no son conscientes de sus actitudes discriminatorias.
Dina López: Esta gente muchas veces ni siquiera se da cuenta de que están teniendo esa actitud. O sea, es una actitud que es intrínseca en ellos y, según ellos ellos, no son racistas, como si: el racismo es una cosa mala, ¿cómo van a ser ellos racistas? Sin embargo, en sus actitudes y en su conducta lo están siendo, ¿no?
Narradora: Y esta discriminación académica también se evidencia en los salarios.
Dina López:Una vez hice un estudio sobre los salarios que se pagaban en el college que yo estaba, y me di cuenta aquí, quién era el profesor peor pagado: un profesor chino de química. No, no era una persona blanca, ¿va? Y así por el estilo.
Narradora: Dina decidió enfrentarse a este racismo. Lo hizo con su trabajo, constante, preciso, incansable.
Dina López:Pero como le digo: uno tiene que tener cuidado en cómo pelea esa batalla. Porque abrir la boca y gritar y gritar de que es por racismo, eh… Es bien complicado porque no toda la gente acepta eso. Entonces, hay mejor que tratar de continuar trabajando.
Narradora: Ha sido así, a través de la enseñanza y la investigación, como Dina López se ha convertido en una autoridad reconocida a nivel internacional en la geoquímica ambiental y la geoquímica de sistemas hidrotérmicos.
Ha trabajado en Latinoamérica, Estados Unidos, Canadá y España. Sus investigaciones han contribuido a comprender cómo las condiciones ambientales están relacionadas a problemas de salud en los humanos.
Durante tres años fue miembro del Consejo Asesor del Gobernador de Ohio en el área de geología, fue la primera mujer latina en ocupar un cargo como ese. En Athens, la ciudad en la que Dina vive, la contaminación del agua por la explotación de minas de carbón es un problema generalizado. Sus investigaciones han contribuido a identificar medidas de reparación ambiental en estas zonas.
Su currículo de 29 páginas da cuenta de 95 investigaciones publicadas. Ella y sus colegas de la Universidad de Ohio han recibido más de 2 millones de dólares para ejecutar en investigación. Y como ella misma me dijo:
Dina López: Prácticamente he tenido todas las becas que podía tener como mujer latina, salvadoreña.
Narradora: Después de hacer este recorrido por la vida académica y profesional de Dina todavía tengo una pregunta para ella: ¿Por qué no regresó a vivir a El Salvador?
Dina López: Porque no ha habido apoyo para la investigación, no ha habido apoyo para… O sea, en El Salvador, el que hace investigación es un héroe porque realmente nadie le reconoce lo que está haciendo. Nadie, nadie le pagan un dólar más por lo que haga de investigación. O sea, que no hay un sistema que realmente apoye a la investigación científica.
Narradora: Tiene razón. El último Informe de la UNESCO sobre la Ciencia señala que para 2018, el Gobierno de El Salvador solo destinaba el 0.18% del PIB a la investigación científica. En países como Israel o Corea del Sur, la inversión sobrepasa el 4% del PIB.
Dina López: Mire, yo he hecho más por El Salvador desde aquí que lo que pudiera haber hecho allá.
Narradora: En 2011, en su año sabático, Dina decidió viajar a El Salvador para colaborar con el equipo que investigaba la enfermedad renal crónica en comunidades agrícolas. La invitó la exministra de salud, la doctora María Isabel Rodríguez.
Según datos del Banco Mundial y el Instituto Nacional de la Salud (INS), los casos de enfermedad renal crónica habían aumentado en El Salvador. La tendencia sigue. Actualmente se estima que el 12% de la población salvadoreña la padece.
Ese aumento se veía sobre todo en la enfermedad renal de causa desconocida. Es decir, la que no estaba asociada a diabetes o hipertensión. La mayoría de los casos aparecían en hombres jóvenes que vivían y trabajaban en el área rural.
Dina López: Mire, ahí hay una historia oscura y triste. Cuando la doctora Rodríguez llegó de Ministra de Salud, ya ella estaba enterada del gran problema de la enfermedad renal crónica de causa desconocida. Ahora ya no se le llama así, se le llama CINAC, que quiere decir Chronic interstitial nephritis in agricultural communities (CINAC), o sea, la Nefritis Crónica de las comunidades agrícolas, porque realmente son las comunidades agrícolas las que sufren…
Narradora: Dina demostró con sus investigaciones la relación entre el uso de agroquímicos en cultivos como la caña de azúcar y el alto número de casos de enfermedad renal crónica en El Salvador.
Dina López:Bueno, allí hay obviamente dos corrientes predominantes: una, que cree que es la temperatura, y que son investigaciones que han sido financiadas por las compañías azucareras. Y están los otros, que son la gente de Sri Lanka y, en parte, la gente que trabaja con esto en El Salvador particularmente, también yo, que creemos que son los agroquímicos.
Narradora: Dina lo tiene claro. Agroquímicos como el glifosato o el 2-4-D deberían estar prohibidos por la legislación salvadoreña.
Dina López: De hecho, hace años hubo ya una iniciativa para eso y no se terminó de llevar a cabo. Otra vez: porque hay un montón de intereses ahí, ocultos. Incluso del mismo Ministerio de Agricultura.
Narradora: Ella confía en que tarde o temprano se acepten las evidencias científicas que prueben que los herbicidas y fertilizantes estan causando muertes y daños sociales irreparables.
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Narradora: En 2020, Dina se retiró como profesora emérita, después de 26 años de trabajo en el departamento de ciencias geológicas de la Universidad de Ohio, en el medio oeste estadounidense.
Hoy, a los 71 años, su dedicación a la ciencia sigue intacta. A pesar de que está retirada, no tiene planes de dejar de trabajar. Cuando la entrevisté, acababa de ganar una beca Fullbright que la llevará durante tres meses a Argentina para enseñar Geoquímica de Sistemas Hidrotérmicos.
Dice que tiene algunos hobbies, como leer o bordar, y que quizá ahora pueda dedicarles un poco más de tiempo. Pero cuando le pregunté si estaba planeando dejar de trabajar, su respuesta fue tajante:
Dina López: No, no, no, para nada para nada, cómo va a creer que voy a hacer eso, eso sería absurdo, no, este, yo siempre le doy prioridad al trabajo de académico y el trabajo de investigación.
Narradora: El guion y las entrevistas de este episodio los hice yo, Karen Fernández. La edición es de Carmen Quintela. La producción y el montaje sonoro de Isaac Hernández con el apoyo de Jose Manuel Lemus. Música adicional de Lucas Zapiola.
El diseño gráfico y la portada es de Maritza Ponciano. Jenny Marroquín es la gestora de comunidad de este especial y Magui Medina la coordinadora institucional. La voz institucional de Radio Ocote Podcast es de Lucía Reinoso Flores. Julio Serrano Echeverría es el coordinador creativo. Alejandra Gutiérrez Valdizán es la directora general y editorial de Ocote.