Cinco datos que confirman que las vacunas contra el coronavirus funcionan
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Meses después de que empezara el proceso de vacunación contra la COVID-19, es posible asegurar que las vacunas funcionan. Chequeado enlista cinco datos que nos lo confirman.


Durante los últimos seis meses se han administrado más de 1,700 millones de dosis de las vacunas contra el coronavirus en todo el mundo. En Guatemala, la vacunación inició en febrero de 2021 y hasta el 21 de junio, se habían aplicado 836,639 dosis.

Los esfuerzos por acelerar la vacunación en todo el mundo están comenzando a dar señales positivas a pesar de la fuerte desigualdad que aún persiste en el acceso a las dosis entre los países de ingresos bajos, medios y altos.

Estos son cinco datos alentadores sobre qué tan bien funcionan las vacunas y cómo podrían influir en el curso de la pandemia.

1. Son eficaces, pero también efectivas

Hasta ahora, conocíamos por los resultados de fase III de los ensayos clínicos que las vacunas tenían entre un 65 y 95% de eficacia, dependiendo de la vacuna. Pero ahora contamos cada vez con más datos que confirman que las vacunas son efectivas, que funcionan en el mundo real cuando se aplican a millones de personas alrededor del mundo.

Un estudio realizado por el Ministerio de Salud de Buenos Aires, Argentina (que aún no fue publicado en una revista científica) indica que una dosis de la vacuna Sputnik V tiene una efectividad del 78.6% para evitar casos sintomáticos de COVID-19; del 84.7% para evitar las muertes y del 87.6% para reducir hospitalizaciones en personas de 60 a 79 años.

Estos resultados se suman al anuncio del Fondo de Inversión Directa de Rusia de que su vacuna Sputnik V tiene una efectividad del 97%, según el análisis de los datos (aún no publicados en una revista científica) sobre la tasa de infección sintomática por coronavirus de 4 millones de personas vacunadas en Rusia con ambas dosis entre diciembre de 2020 y marzo de 2021.

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Además, en Israel la vacuna de Pfizer/BioNTech demostró una efectividad del 95% contra la infección por SARS-CoV-2, siete días o más después de la segunda dosis, según un estudio publicado en la revista científica The Lancet. Y el mes último, el Departamento de Salud Pública del Reino Unido (PHE, por sus siglas en inglés) informó que las vacunas de Pfizer y AstraZeneca/Oxford tienen una efectividad que va del 85 al 90% en la prevención de enfermedades sintomáticas después de dos dosis.

En la misma línea, un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés) encontró que las vacunas de Pfizer y Moderna son un 94% efectivas contra las hospitalizaciones por COVID-19 entre adultos mayores de 65 años vacunados entre enero y marzo de 2021.

2. Evitan hospitalizaciones y muertes

La ministra de Salud de Argentina, Carla Vizzotti, señaló esta semana que “ya se está viendo un impacto positivo de la vacunación”, que se refleja en el descenso de los fallecimientos en las personas mayores de 60 años, coincidente con una cobertura de vacunación en esa franja de edad que alcanza el 84% con al menos una dosis.

Según un análisis de la cartera sanitaria, se estima que gracias a la vacunación se evitaron 5,500 muertes de personas mayores de 60 años entre las semanas epidemiológicas 16 y 20 (18 de abril y 22 de mayo último) en Argentina.

En cuanto al estudio de los casos de COVID-19 en personas vacunadas, el panorama también es alentador. Según datos del Ministerio de Salud de Argentina, de las 7,851,672 personas que recibieron la primera aplicación, luego de los 21 días de la primera dosis, se enfermaron el 1.60%. Mientras que de las 1,443,309 personas vacunadas con esquema completo, luego de transcurridos los 21 días de la segunda dosis se enfermaron el 1.58%.

Con respecto a los decesos en personas vacunadas, entre las personas con esquema completo ─21 días luego de la segunda dosis de vacunación─ fallecieron sólo el 0.003%, en tanto que entre las personas inmunizadas con la primera dosis, el 0.04%.

Datos similares se pueden observar en Uruguay. Según el segundo informe de efectividad realizado por el Ministerio de Salud Pública, la reducción de internación en terapia intensiva por COVID-19, habiendo transcurrido más de 14 días desde la última dosis de vacuna Coronavac (Sinovac), es de 94.9% para personas de 18 a 49 años y 92.2% en personas de 50 a 69 años y en personas de más de 80 años con la vacuna de Pfizer, es de 96.7%.

Varios países con altas tasas de vacunación, incluidos Israel y el Reino Unido, han experimentado una disminución de muertes y hospitalizaciones por COVID-19. Según un estudio del PHE, gracias a la campaña de vacunación, hasta el 13 de mayo de 2021 se evitaron 13,200 muertes en personas de 60 años o más en el Reino Unido y alrededor de 39,700 hospitalizaciones en personas de 65 años o más.

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3. Podrían reducir contagios

Los ensayos clínicos determinaron si las vacunas podrían reducir de manera segura la enfermedad sintomática, hospitalizaciones y muertes. Pero bloquear la transmisión del virus también es crucial para poner fin a una pandemia, y la mayoría de esos ensayos clínicos no rastrearon infecciones asintomáticas.

Los investigadores han estado tratando de llenar este vacío y, hasta ahora, los datos parecen prometedores. Un estudio realizado en Israel y publicado en la revista científica Nature concluyó que la vacunación (con dos dosis de Pfizer) reduce la cantidad de virus que se encuentra en las personas infectadas hasta en 4.5 veces, lo que sugiere que podrían ser menos propensas a transmitir el virus.

Y un trabajo del Departamento de Salud Pública de Reino Unido descubrió que, incluso una sola dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech u Oxford-AstraZeneca, redujo la propagación de la enfermedad de las personas infectadas a los miembros del hogar hasta en un 50%.

Sin embargo, aún resta confirmar si efectivamente las vacunas reducen los contagios. Por eso, la recomendación es que todas las personas deben continuar con las medidas de prevención, como el uso del barbijo, el distanciamiento social, el lavado de manos y la ventilación cruzada, independientemente del estado de vacunación.

4. Los beneficios superan a los riesgos

El último informe de vigilancia de seguridad en vacunas elaborado por el Ministerio de Salud de Argentina y la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas muestra que, de 5,493,153 dosis aplicadas hasta el 9 de abril último, fueron notificadas 29,232 eventos supuestamente atribuibles a la vacunación. En el 99% de los casos los mismos fueron leves a moderados. Los eventos adversos más comunes fueron: fiebre, dolor de cabeza, debilidad, dolor o reacción en el sitio de inyección, y alergia leve.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) los eventos más notificados en relación con las vacunas contra la COVID-19 son efectos adversos previsibles de las vacunas, como dolor de cabeza, cansancio, dolor muscular y articular, fiebre, síntomas del resfriado y dolor en el lugar de inyección. La aparición de estos eventos adversos confirma lo que ya se ha observado en los ensayos clínicos sobre estas vacunas.

“La anafilaxia [N. del R.: una reacción alérgica grave] es un efecto secundario muy poco frecuente que puede ocurrir con cualquier vacuna. Se han notificado otros efectos adversos que incluyen debilidad facial, convulsiones, pérdida del sentido del gusto o el olfato y eventos cardíacos, pero no se ha confirmado que ninguno esté relacionado causalmente con las vacunas”, sostuvo la OMS.

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A nivel internacional, las vacunas contra la COVID-19 de AstraZeneca y Janssen se han asociado (ver acá y acá) a un síndrome de coagulación muy infrecuente e inusual que implica eventos tromboembólicos (coágulos de sangre) con trombocitopenia (bajo recuento de plaquetas en sangre). Sin embargo, la OMS sostuvo que los beneficios que aportan estas vacunas contra la COVID-19 continúan siendo superiores a los riesgos a los que expone.

5. Pueden hacerle frente a las nuevas variantes

Hasta el momento, las vacunas disponibles en Argentina han demostrado ser eficaces contra las variantes que están circulando en el país: Alfa (detectada originalmente en Reino Unido), Gamma (detectada en Manaos, Brasil) y la variante Andina (linaje C.37). 

Sin embargo, preocupan dos nuevas variantes del virus SARS-CoV-2: Beta (detectada en Sudáfrica) y Delta (identificada en la India), de las que en abril último se detectaron tres casos en viajeros provenientes de Europa, según confirmó el Ministerio de Salud.

Estas variantes son más transmisibles y se han asociado a una reducción de la eficacia de algunas vacunas (ver acá, acá y acá).

Sin embargo, los expertos aseguran que todos los estudios de efectividad realizados hasta ahora han mostrado que las distintas vacunas que se han desarrollado en el mundo están respondiendo en mayor o menor medida a las diferentes variantes del SARS-CoV-2.

Por supuesto, todavía quedan varias preguntas por responder. ¿Cuánto tiempo dura la protección de las vacunas? ¿Podremos alcanzar la tan ansiada inmunidad de rebaño? ¿Será necesario aplicar una dosis de refuerzo o adecuar la segunda generación de vacunas a las variantes circulantes? Pero es mucho lo que sabemos en tan sólo seis meses, si tenemos en cuenta que se trata de un virus nuevo y vacunas desarrolladas en tiempo récord.


Este texto fue publicado originalmente en Chequeado. Puedes leer la publicación original en este enlace.

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