Explora aquí la segunda temporada completa de Aquí pasó algo Lee aquí la transcripción del episodio: En la cuarta calle de la zona 3 de Quetzaltenango, a la altura de …
Explora aquí la segunda temporada completa de Aquí pasó algo
Lee aquí la transcripción del episodio:
En la cuarta calle de la zona 3 de Quetzaltenango, a la altura de la 20 avenida, hay un edificio que no pasa desapercibido. Es una construcción grande, de unos siete u ocho metros de alto. La fachada está pintada de un amarillo apagado, y el segundo nivel está lleno de ventanales con marco negro.
Este lugar es el Parque Intercultural de Quetzaltenango, un espacio gestionado por la Asociación Consejo de Desarrollo Intercultural y Deportivo de Quetzaltenango.
No siempre tuvo esa finalidad. El lugar se reformuló como un lugar para la ciudadanía en 2005, pero durante los años más duros del Conflicto Armado Interno, aquí funcionó la zona militar número 17-15. Fue un centro de detención y tortura.
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El Parque Intercultural está abierto de lunes a viernes, de ocho a cuatro. Los sábados hasta el mediodía.
Para entrar, hay que subir unas gradas de cemento que se abren como un abanico frente al edificio.
Tras la entrada principal, encontrarás varias puertas que te conducen a diferentes espacios. Si cruzas una de ellas, llegarás a un pasillo frío y angosto. A los lados verás algunos cuartos. Pequeños; de apenas tres por tres metros. Con paredes de block y puertas oscuras. Durante los ochenta funcionaban como celdas.
A la celda 24 llegó Emma Guadalupe Molina Theissen el 27 de septiembre de 1981. Estuvo presa durante ocho días. Tenía 21 años cuando fue secuestrada por el Ejército.
En la puerta se lee: «Ante el cautiverio y la tortura, elegí vivir». Emma logró escapar, pero un día después, a modo de represalia, secuestraron a su hermano Marco Antonio.
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Regresa a la entrada principal. Si pasas por otra de las puertas, frente a ti verás unas gradas de madera. Baja con cuidado. Por aquí, llegarás al sótano. El cambio de temperatura se siente. Ahora hace un poco más de frío. El ambiente huele un poco a humedad, a madera vieja y desgastada por los años.
Las paredes son de concreto. En algunas todavía se leen mensajes de algunas de las personas que estuvieron aquí.
Hay estructuras metálicas y vigas oxidadas en las columnas y en el techo. Una luz amarilla muy tenue apenas logra iluminar el espacio, que hace que todo se vea en un tono sepia. En el centro del cuarto hay una instalación de mesas con una tapa de vidrio.
Ahí se exhibe la evidencia de las torturas que hicieron en este lugar: ropa y pedazos de tela manchadas de sangre. Cuchillos, alicates y tornillos.
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En este centro de detención y tortura operaba al mismo tiempo la oficina de asuntos ciudadanos. Muchas personas llegaron a este sitio buscando a sus desaparecidos, sin saber que podían estar bajo sus pies.
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Branly López: Mi nombre es Branly López, soy el gestor cultural del Parque Intercultural, llamado antiguamente también Centro Intercultural, bueno, algunas personas también lo conocen como centro intercultural, otras como la zona militar, porque también fungió como zona militar.
Según las autoridades ancestrales, especialmente del valle del Palajunoj y también las autoridades ancestrales del pueblo Mam, ellos mencionan que este lugar antes de ser el Ferrocarril de los Altos fue un un cerro sagrado para la cultura Maya y que en el cual se encontraban como diferentes tabales o encantos y que ellos le llaman Chonhuyup o Cerro Gordo.
De eso solo tenemos relatos orales, no tenemos información específica dentro de estas diferentes capas de historia que atraviesan a este lugar. Luego es interesante porque después viene la construcción del Ferrocarril de los Altos, fue un proyecto básicamente de los criollos, vamos a decir, de Quetzaltenango, precisamente para tener esa conexión comercial con la costa sur y conectar con el ferrocarril nacional. Sin embargo, hay datos donde se ve que después de que vino un huracán y destruyó la mayoría de los de los rieles, ya no se pudo reconstruir y hubiera requerido mucho dinero. Entonces solamente duró tres años el Ferrocarril de los Altos, considerado uno de los más avanzados en su época.
Con Juan José Arévalo y cuando Jacobo Arbenz era ministro de la Defensa, le cede este espacio al Ministerio de la Defensa para que se constituya como una zona militar. Entonces, por aproximadamente 65 o 70 años funge como zona militar, la zona militar Manuel Lisandro Barillas, también conocida como zona militar 17-15.
Y luego se ve reflejado también dentro de las investigaciones que se han hecho en el Museo de la Memoria, acá que durante los años 80 pues fungió como un lugar de detención y tortura, pero también fue un lugar estratégico porque de aquí salieron todas las decisiones para otros lugares en el Occidente.
Entonces mucha gente nos ha hablado de lo que pasó aquí, de quiénes estuvieron. Sí hay casos emblemáticos. Como el de Emma Molina Theissen, que estuvo aquí 10 días retenida, entre 9 días y 10 días y que logra escapar, pero luego toman como represalia el secuestrar y desaparecer a Marco Antonio, su hermano, en Mixco donde ellas vivían. Y luego la familia tuvo que salir al exilio.
El caso de Joaquín Rodas Andrade, es otro caso emblemático y se sabe que hay entre 13 y 14 casos, que fueron denunciados en el Ministerio Público en la época de los 80, pero que no trascendieron.
Luego están los casos de los estudiantes del CUNOC. Aproximadamente entre 50 a 53 estudiantes desaparecidos y que no sabemos si pasaron por acá o fueron desaparecidos acá. O fueron traídos acá y luego desaparecidos en otro lugar.
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En el 2024 se abren los sótanos, que fueron los sótanos de detención y tortura que no únicamente fueron para las personas de la insurgencia, sino que también sirvió para kaibiles y militares disidentes.
Nosotros hemos decidido trabajar precisamente en los sótanos porque sabemos que ahí estuvo gente detenida y que la gente pueda tener esa sensación que a veces también nos parece muy interesante que estando precisamente en la torre principal, en la entrada cuando la gente venía a buscar a sus familiares a la oficina de asuntos ciudadanos pudieron haber estado debajo, debajo de donde ellos estaban. O sea, en el sótano, sin saber que estaban ahí.
Entonces,consideramos que ese lugar es importante además por todos los grafitis que tiene ese lugar que la gente dejó escrito «estuve aquí tantos días», «recuerdo de tal cosa»… Se han más o menos registrado entre 80 y 90 grafitis escritos en el sótano.
Otro de los puntos fue, precisamente en febrero de este año, muy cercano con en la conmemoración de las desapariciones forzadas, se hizo este memorial en el Polvorín con los 53 estudiantes desaparecidos del CUNOC. Y lo bonito fue que lo logramos hacer también con el colectivo Hijos e hijas.
Este espacio a la hora que toca el tema de historia y el tema de memoria y el tema de justicia, creo que es algo que muy pocos lugares se atreven a hablar.
Y como decíamos nosotros como un centro de memoria, porque ahora sí nos referimos como un centro de memoria y no solo es de memoria del tema de la guerra, sino de memoria pasada, pero también presente, contemporánea lo que está pasando actualmente.
Y las implicaciones que puede tener para nuestra sociedad y para las futuras generaciones. Entonces, esa responsabilidad y por eso es que este espacio se vuelve importante.
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¿Quieres escuchar lo que pasó en otros lugares? Si estás haciendo un recorrido presencial y te encuentras en Xela, puedes caminar unas cuadras sobre la cuarta calle, entre la 14 avenida y 15 avenida y buscar el código QR.
Ahí te contaremos sobre el secuestro de Joaquín Rodas Andrade, dirigente universitario. Que fue llevado a la zona militar donde hoy está el Parque Intercultural.
Si haces el recorrido digital, puedes escuchar las demás cápsulas en agenciaocote.com o en tu plataforma de audio favorita. También puedes explorar el mapa para ver otros lugares.





