La sala del Tribunal Séptimo de Sentencia Penal está llena de personas el 5 de junio de 2025, en el cuarto día de la etapa final del caso Hogar Seguro. …
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Mariana Palencia asiste al juicio del caso Hogar Seguro, donde murió su hermana Kimberly en el incendio del 8 de marzo de 2017.
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Mariana lucha por justicia. Ha tratado de transformar el dolor en fuerza para seguir el proceso judicial que ya se demora ocho años.
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En la audiencia, abraza a una sobreviviente; no busca venganza, sino una sentencia justa por las 41 niñas fallecidas y 15 sobrevivientes.
La sala del Tribunal Séptimo de Sentencia Penal está llena de personas el 5 de junio de 2025, en el cuarto día de la etapa final del caso Hogar Seguro. Familiares de las víctimas, observadores, periodistas.
Entre el grupo hay una mujer joven con un sudadero negro. Escucha al abogado que representa a su hermana; Edgar Pérez Archila, integrante del Bufete Jurídico de Derechos Humanos.

La mujer joven del sudadero negro se llama Mariana Palencia. Es hermana de Kimberly Mishel Palencia Ortiz, una de las niñas que murió quemada a causa del incendio en el albergue estatal, el 8 de marzo de 2017.
Kimberly y Mariana crecieron desprotegidas. Su madre se fue de casa cuando tenían tres y cinco años. Su padre era alcohólico. Pero a pesar de las limitaciones, crecieron rodeadas del cariño de su abuela paterna y un tío, hasta que él murió.
De nuevo las hermanas quedaron solas, Mariana trabajó durante su infancia y adolescencia para ayudar a mantener a Kimberly. La recuerda como una adolescente directa; cuando algo le disgustaba, lo expresaba.
Para Mariana no importa si debe pagar un taxi, caminar o usar el servicio público. Lucha contra el tiempo para dejar a sus hijas en la escuela y luego ir a la audiencia. Todo sacrificio vale por una sentencia que diga la verdad sobre la muerte de su hermana.
Mientras Mariana está sentada en una silla negra, escucha las conclusiones del abogado Pérez, que sustenta cómo las pruebas determinan que los acusados permitieron que las niñas fueran maltratadas.
Previo a que la jueza Ingrid Vanessa Cifuentes dé su veredicto, los abogados deben presentar sus conclusiones. Pérez Archila lo hace durante cinco horas.
En ese tiempo Mariana pasa de estar sentada con los brazos sobre las piernas a cruzarlos, a inclinarse y restregarse los ojos, a pararse y salir de la sala por algunos momentos a causa de ataques de tos.

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Llega un momento en el que Mariana pierde la concentración en el juicio. Una joven con tenis blancos y filipina celeste, estudiante de enfermería, ingresa a la sala. Tiene algunas cicatrices.
Ambas se ven y se abrazan, en medio de la solemnidad de la audiencia. Sonríen. La joven de la filipina es una sobreviviente del incendio en el que murió la hermana de Mariana.
«Como hermana de una de las fallecidas hay un cariño para las sobrevivientes que ha ido creciendo poco a poco. Yo hubiera querido que mi hermana estuviera viva. Es algo bien duro, pero sé que estoy yo y voy a seguir en el proceso. Es difícil verlas a ellas que sobrevivieron y todo lo que han pasado y lo fuertes que han sido», explica Mariana.

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Cuando eran niñas, Mariana y Kimberly solían ver la luna e imaginaban que tenían una vida distinta, más fácil. Hoy, ocho años después de la muerte de Kimberly, Mariana sigue viendo a la luna. Ahora lo hace sola.
«Recuerdo a mi hermana con mucho amor, por ella sigo aquí. Cada 6 de marzo sigo yendo al cementerio», cuenta Mariana.
Mariana solo quiere una cosa: que se haga justicia.
«Todos ellos (los acusados) tenían una parte muy importante, un cargo muy importante. Incumplieron todo. Espero que sea una sentencia justa porque estamos hablamos de 41 fallecidas y 15 sobrevivientes, espero que no nos vayamos a llevar una decepción, porque sabemos cómo es el Estado», dice Mariana.

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Cuando la joven del sudadero asiste a la sala de audiencias escucha una y otra vez lo que le pasó a su hermana. Si no logra llegar al tribunal, se informa por internet. Con el tiempo ha procesado el dolor y lo ha convertido en fuerza para seguir en el proceso, para que se haga justicia por las que fallecieron y las sobrevivientes.
Mientras Mariana escucha las conclusiones del caso, el abogado de su hermana dice algo de lo que está convencida: «No buscan venganza, buscan justicia».
