Amar en Centroamérica | Aprender a amarme

Nos enseñaron que las mamás pueden con todo. Que siempre están ahí, que su amor es inagotable. Pero, ¿qué pasa cuando ese amor se expande tanto que deja a un lado el amor propio? En este episodio de Amar en Centroamérica, escuchamos la historia de una mujer que, tras años de cargar sola con los cuidados y las responsabilidades, decidió ponerse a ella misma en primer lugar.

«Aprender a amarme» es un episodio de podcast, de la serie Amar en Centroamérica. Para escucharlo, haz click en este reproductor: Aquí puedes leer la transcripción del episodio: C: yo …

«Aprender a amarme» es un episodio de podcast, de la serie Amar en Centroamérica. Para escucharlo, haz click en este reproductor:
Aquí puedes leer la transcripción del episodio:

C: yo di pecho por un año y medio y así como no romantizo la maternidad, tampoco romantizo la lactancia.

Es fantástico, estoy super feliz, me siento muy orgullosa, fue una labor titánica, pero es muy sacrificado, no es magia. No es disque, «ay, no, pero es que él se me pega el pecho y ya». No, es igual de intencional que el embarazo, es igual de intencional que la maternidad y es muy sacrificado. 

Yo me tenía que parar a la una de la mañana y a las cuatro  de la mañana para ordeñarme. Yo no dormía. Estaba pegada al bebé o a la ordeñadora. 

Y me acuerdo que mi bebé se para una madrugada, ya te digo era al final de mi lactancia, buscando el pecho. Y yo me puse a llorar y decía: «Coño, no tengo control de mi cuerpo. No decido cuando descanso, no decido cuando hago nada». Y yo creo que en ese momento sentí que mi identidad estaba completamente borrada.

Narración: Nos han enseñado que las mamás son inagotables. Que pueden con todo. Pero, ¿qué pasa cuando ese amor se expande tanto que deja a un lado el amor propio? A veces, las madres también se cansan, se replantean su vida y toman decisiones difíciles para reencontrarse consigo mismas. 

La protagonista de este episodio prefiere que no digamos su nombre, para cuidar su intimidad. Esta historia puede ser la de muchas mujeres que, después de perderse entre los cuidados y las responsabilidades, logran volver a encontrarse con ellas mismas. 

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C: Soy psicóloga de formación, comunicadora de profesión y actualmente trabajo en sostenibilidad. Soy mamá de un niño de nueve años, soy activista feminista, tengo el lujo de poder llevar un poco de mi activismo a mi lugar de trabajo. Entonces tengo la suerte de de estar trabajando en un lugar que cuyos valores se alinean a los míos. Soy de Panamá, nacida, criada y he vivido la mayor parte de mi vida en Panamá. 

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C: De niña yo no conocía a mi papá. Entonces, yo crecí  con una madre soltera rodeada de muchas mujeres. Mi mamá tiene tres hermanas, entonces crecí muy cerca a mi abuela, bueno, a mis abuelos maternos, pero sobre todo a mi abuela.

Mi abuelo le fue infiel a mi abuela toda su vida, casi que tuvo una familia aparte. Mis tías se casaron con terribles hombres, que todos les fueron infieles a ellas, que no sé, no las valoraban, no las trataban bien. Yo presenciaba esto y bueno, yo crecí digamos como un referente de modelo de vida de pareja.

Es cuando me empecé a dar cuenta. Yo no quiero ser como ellas ni tener las dinámicas que ellas tienen ni las relaciones que ellas tienen.

Narración: Aun así, cuando era joven, no tuvo las relaciones más sanas.

C: Cuando yo era joven, no había tanta información disponible sobre los tipos de violencia, como identificar que estás en una relación violenta. Y no fue hasta que casi me avienta literalmente un bloque de cemento no había logrado conectar con que estaba en una relación violenta.

Narración: Aun así, no dejó de creer que ese amor sano llegaría. Cuando estaba en sus veintes conoció al que se convertiría en el papá de su hijo. 

C: Cuando nosotros nos mudamos juntos a nuestra casa después de casarnos, sí se sintió que yo tomé este rol un poco. 

Me diagnosticaron una condición autoinmune. Entonces mi alimentación tenía que cambiar por completo como medida de manejo de la enfermedad y yo empecé a leer un montón y a instruirme un montón como a tomar control de mi salud

Yo trabajaba, los dos trabajábamos full time en un trabajo en una oficina de 8 a 5. Y en verdad ni era de 8 a 5, era más como de 8 a la hora que salgas. Y yo hacía las tres comidas. Me acuerdo que lo único que le pedía es que las cosas estuvieran limpias para que yo pudiera cocinar y constantemente me encontraba con que ni eso pasaba.

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Narración: El diagnóstico la llevó a pensar que si ella no se hacía cargo de sí misma, nadie más lo haría. Pero, su salud no era su única responsabilidad.

C: Entonces, yo me tuve que empezar a encargar de muchas cosas de la casa y yo creo que ahí empieza la carga mental, con cosas tan sencillas como hay que hacer supermercado. ¿Qué vamos a hacer en la semana de comer? Que además son cosas como muy de la casa, muy del trabajo de cuidado.

Y ya desde ese momento ya yo me estaba encargando… O sea, que yo creo que cuando me convierto en mamá, simplemente fue como: «Ah, bueno, ella ya se encarga, es una tarea más».

C: Yo no me acordaba quién era yo, ni que me gustaba ni que no. Tenía una pareja que me había delegado toda la carga del hogar. Que no me hacía sentir ni querida ni me sentía como ni en el centro. Ni en el centro, ni primero, ni segundo ni tercer lugar.

Narración: La compañía no era suficiente. Necesitaba corresponsabilidad. Que ambos se ocuparan de su hijo, de las tareas de la casa y de ellos mismos. 

C: Yo a veces me cuestiono, conchale, yo de repente tendría más plata en el banco y mejor salud mental tener un hijo, pero yo no fuera la persona que soy hoy si yo no hubiera tenido a mi hijo. No quiero caer en todos los clichés del amor maternal. Pero la verdad es que cuando es una maternidad deseada, planeada, intencional, hay una muerte del ego.

C: Luego entran todos los temas de la carga mental y cómo las mujeres tenemos todos estos roles que llenar y que además solo nos sobre exigimos el estándar con el que los llenamos. Pero también hay una expectativa de la sociedad, del estándar con el que debemos llenar esos roles… Entonces tengo que ser la mamá perfecta y la profesional más exitosa y la mejor esposa y la hija y la amiga y tengo todos estos roles y luego me olvido de quién soy yo.

Narración: Esos mismos roles la siguieron a su espacio de trabajo. Se esperaba que siguiera en las mismas dinámicas y horarios a pesar de encargarse de los cuidados de un bebé. 

C: El tema de la licencia de maternidad en Panamá es un chiste, ni siquiera hay licencia familiar. Los hombres tienen como tres días y las mujeres tenemos 14 semanas. De las cuales cuatro son antes de que nazca y diez después de que nació.

Cuando yo me iba de licencia yo temí por mi trabajo porque había un compañero hombre que quería mi puesto y el regresar al trabajo y los comentarios de: «Ay es que ahora que eres mamá ya ni te quedas hasta tarde».

Entonces, más que la maternidad es como toda la carga machista, misógina que hay en torno a la maternidad le mete como una mecha a mi feminismo.

Ya ahí no hubo vuelta atrás.

Narración: El feminismo también la hizo cuestionar su relación y el papel que ella jugaba dentro de su propio hogar. 

C: Y para mi el feminismo es eso, si tú estás en un vínculo que no es sano y remojas tus pies en el feminismo, no hay vuelta atrás. No puedes no mirar como en tu propia dinámica de pareja. Tu pareja es parte de la opresión, tu pareja no es capaz de ver su privilegio.

Y yo hacía mis intentos con el papá de mi hijo. Pero yo siento que tiene que haber una intencionalidad también de la otra parte, o sea, porque si entonces todo se vuelve a yo a educarte sobre tu rol como hombre blanco y género heterosexual. Y entonces estamos repitiendo el ciclo. Yo estoy cargando con tu deconstrucción.

Narración: Y entonces, su abuela murió. 

C: Y cuando nos llaman del hospital y nos dicen: «Vengan a despedirse». Yo veo a mi abuelo sentado ahí a la orilla de la cama de mi abuela, agarrándole la mano. Yo jamás había visto a mi abuelo llorar y él llora a mi abuela y le dice: «Por favor, sé que no he sido el mejor esposo, pero por favor, no me dejes».

Y ver esa escena de mi abuelo me dio tanta rabia. O sea, ¿por qué en vida sabiendo lo miserable que eras con ella? y entonces era como que claro es porque va a perder lo que sea que ella con su salud complicada le ofrezca.

Así sea la compañía de no sentirse solo y fue como otra manifestación más de cómo las mujeres solo somos objetos en función a lo que servimos para los hombres. Con compañía, sexo, tareas del hogar, atención, cuidados, pero no estamos en el centro nosotras.

Narración: La muerte de su abuela le abrió los ojos. No quería seguir en su relación de pareja.

Para mí personalmente yo había cumplido con todos los checks, ¿no? Mi mamá quedó embarazada a los 19 años. Mi mamá nunca se casó. Yo no tenía el apellido de mi papá. Entonces yo terminé la universidad, maestría, carrera así en crecimiento, me case con un man bien. Estuvimos 3 años casados más o menos cuando decidimos: «Oye, vamos a tener un hijo deseado, planeado, o sea, casi que hasta rezado». Yo tenía mi familia nuclear perfecta y ese es como mi primer momento de vivir en la imperfección.

Narración: Pero ese fue el primer paso en su camino a reencontrarse. 

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C: yo no siento que soy la misma persona que era antes. Yo creo que hay cosas que nunca han dejado de estar, pero yo creo que el divorcio también, el haber tomado esa decisión por mí, el haberme puesto de primer lugar casi que por primera vez. Crecí siendo una people pleaser, crecí en un entorno donde calladita te ves más bonita y los mejores niños son los bien portados que no molestan y no hablan y no hacen ruido y no hacen nada.

Yo crecí omitiendo mis necesidades para no incomodar y divorciarme fue ponerme de primero a pesar de incomodar.

Parte de de volver a mí era volver a reaprender a estar sola y lo logré como en un lugar de de también para de volverme a conocer. Entonces, como empecé a disfrutar el tiempo conmigo misma, entender que los vínculos no están para llenar vacíos, sino para agregarle valor a mi vida y mi manera de relacionarme y crear vínculos cambió, no solo de pareja, pero también con mis amistades.

Entonces, yo creo que pasar por todo eso me ayudó a crear vínculos desde otra perspectiva.

C: Yo creo que amores después de pareja eso es como del día a día. Para mí era más el amor después de aprender a quererme. Yo creo que cuando me vi de nuevo y me reenamoré de mí, de la nueva versión, después de que mudé la piel de todo lo que pasé y me pude como reenamorar de mí. Yo me puse de primer lugar y quererme y entender que que yo tenía todo en mí y en mis amigas y como en mi familia escogida. Me hacía no necesitar estar en una relación de pareja.

Narración: Y así, sin partir de una necesidad, sino más bien del deseo de volver a compartir su vida con otra persona a los 40 años logró conectar con alguien. Lo hizo en dónde menos pensó, en una aplicación de citas. 

C: Entonces, para mí quererme no vino en automático, no vino fácil. O sea, fue muy trabajado, entonces era algo que yo protegía mucho y por eso me costó un poco como regresar al al ruedo, digamos.

Y swipeo a este chico, este perfil que dice, a mí me encantó su biografía porque decía  «Great Dog Dad, Terrible Plant Dad». Y yo dije: «Este es de los míos».

Narración: Empezaron a conversar y después de algunas semanas quedaron para tomar un café.

C: Conversamos un montón y la pasamos super bien y yo después tenía que llevar a mi hijo a un cumpleaños de un amiguito. Y ahí es donde también me doy cuenta lo que implica generar un vínculo de pareja siendo madre soltera, que trabaja, que se encarga de la casa

Él me escribió esa tarde para decirme: Hey, espero que la estén pasando super bién el cumpleaños,«Me gustaría verte de nuevo». Y para mí el hecho de que estuviera presente en lo que yo estaba, que tenía que ver con mi maternidad sentí que me estaba dando como espacio para todas mis dimensiones.

Eran como esas pequeñas cositas que a mí de alguna manera me daban paz y que reforzaban eso: de repente estoy lista para dejarme cuidar. Y yo creo que antes yo no sentía que no podía confiar en que podía soltar y que me iban a cuidar. Porque yo soltaba y nadie me apañaba.

Narración: Entendió que ella no tenía que salvar a nadie, no tenía que ser la heroína. Podía estar con alguien y compartir los cuidados.

C: creo que esa intención de cuidar que ya no viene desde «te voy a cargar», sino desde «te voy a quitar carga». Es lo que me ha enseñado otra manera de generar un vínculo.

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Amar en Centroamérica es una serie sonora producida por Ocote, para narrar, cómo el amor, las diversas formas de amor, germina en una región turbulenta y desigual. 

Las entrevistas y los guiones de esta serie los realicé yo, María Olga Domínguez. La edición y coordinación editorial es de Carmen Quintela. Y el montaje y la producción sonora son de Isaac Hernández, con apoyo de José Manuel Lemus. 

El diseño de Amar en Centroamérica lo hizo Oscar Donado. Ixmucané Us es coordinadora de comunidad y audiencias y María del Carmen Hernandez la gestora de comunidades de Ocote. 

Nicole Jacobs es coordinadora institucional. Alejandra Gutiérrez Valdizán es la directora general de Ocote.

María Olga Domínguez Ogaldes

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