Es a través de las imágenes captadas por Pamela Yates (Pensilvania, 1962) que podemos retroceder en el tiempo y conocer la voz y el relato de una joven Rigoberta Menchú …
En resumen
- Su obra Cuando las Montañas Tiemblan (1982) reveló las masacres contra comunidades indígenas durante el Conflicto Armado Interno en Guatemala.
- El material fílmico de la documentalista ha sido clave en la memoria histórica de Guatemala. Incluso fue usado como evidencia en el juicio por genocidio.
- Pamela Yates enfatiza que la justicia es clave para la reconciliación y afirma que la historia de Guatemala sigue sin ser suficientemente contada.
- Aunque su nacionalidad la protegió, enfrentó momentos peligrosos y acoso al filmar. Ella resalta la valentía de las periodistas guatemaltecas en la época.
Es a través de las imágenes captadas por Pamela Yates (Pensilvania, 1962) que podemos retroceder en el tiempo y conocer la voz y el relato de una joven Rigoberta Menchú en su documental Cuando las Montañas Tiemblan (1982).
Faltaban diez años para que Menchú ganara el Premio Nobel (1992), pero ya había sufrido la muerte de su padre y un primo, quemados vivos por el Estado en la masacre de la Embajada de España (1980).
El testimonio de Menchú y el de otras personas entrevistadas por Yates arrojan luz sobre las masacres que las comunidades indígenas vivieron durante el Conflicto Armado Interno.
El material fílmico de Yates, incluso un contenido no publicado, formó parte de la prueba documental en el juicio por genocidio contra el exgobernante de facto José Efraín Ríos Montt.
Pamela Yates estuvo a principios de febrero de 2025 para promocionar el 40 aniversario de su obra, terminada en 1982, pero que le fue prohibido estrenar en Guatemala, por lo que tuvo que esperar hasta 1985 para promoverla en el mundo.
Al país llegó en 2003, siete años después de que se firmara la paz y cuando el caso por genocidio contra altos militares ya se había presentado ante la Audiencia Nacional de España y ante el Organismo Judicial de Guatemala.
En conversación con Ocote por la promoción del 40 aniversario de Cuando las Montañas Tiemblan, Yates nos cuenta sobre esa experiencia y su aporte a la historia.
Al hablar de su documental, se dice que saca a la luz «la verdad de Guatemala», ¿qué opinión tiene sobre el impacto generado?
Me siento satisfecha por haber realizado ese material, porque se contribuyó con evidencia forense clave en el juicio por genocidio contra Ríos Montt, condenado por genocidio y crímenes de lesa humanidad.
(Condena que la Corte de Constitucionalidad anuló por vicios en el proceso y ordenó repetirlo. Para la nueva sentencia, Ríos Montt había fallecido).
Cuando las Montañas Tiemblan también contribuyó a poner a Rigoberta Menchú en el escenario mundial, entre otras cosas. Diez años después, ella ganó el Premio Nobel de la Paz.

Muchas personas me dicen que al ver ese material les ha cambiado la vida, porque ven la historia verdadera de su país, ya que viviendo en la ciudad fue difícil comprender qué estaba pasando en el Altiplano en esa época.
Yo solamente estaba tratando de basar la historia en principios periodísticos, tratando de hablar con cada sector involucrado en la guerra, el Ejército, la iglesia, la sociedad civil, la guerrilla.
¿Qué implicaciones tuvo para usted realizar ese tipo de documentales en una época marcada por acciones de represión, tanto como productora, como documentalista y mujer?
Siendo mujer, joven, americana de los Estados Unidos, me dio cierto privilegio, porque el costo de matarme iba a ser más alto que si era guatemalteca. Desgraciadamente eso fue verdad.
Tampoco me tomaron en serio, porque nunca pensaban que iba a conseguir evidencia forense para el caso por genocidio contra Efraín Ríos Montt y Benedicto Lucas García.
Había periodistas guatemaltecas, mujeres valientes, tratando de contar y cubrir la historia de lo que estaba pasando.
Muchas fueron desaparecidas, ignoradas o censuradas. Fue difícil y peligrosísimo para ellas.
¿Enfrentó algún tipo de acoso frente a los sujetos con poder a los que filmaba?
Sí, pero a lo mejor por ser norteamericana eso me protegió También estaba trabajando con el codirector Tom Sigel.
Estuve en algunas situaciones siendo la única mujer entre 400 hombres militares jóvenes. Pero luego también estuve en un ataque en un helicóptero con Benedicto Lucas García, eso seguramente también generaba cierta protección.
¿Qué cosas vio, qué recuerda de esa época en la cual documentó (y otras veces no por seguridad) sobre los horrores en Guatemala?
Recuerdo que cuando llegué nadie quería hablar conmigo. Fue una cuestión de construir relaciones de confianza. Además, lo que estaba pasando en el Altiplano fue totalmente invisible estando en la ciudad.
Cuando poco a poco pude ganar confianza, buscar fuentes y conocer personas que me invitaron a ir en dos viajes con la guerrilla, fue como cruzar una línea invisible.
Y en el caso de los militares, ¿por qué cree que le permitían hablar y filmar con ellos?
Porque cuando uno es parte de una dictadura militar, de un gobierno autoritario, también se piensa que se está haciendo el bien para el pueblo y el país.
Muchos oficiales del Ejército fueron entrenados en la Escuela de las Américas bajo la coordinación de Estados Unidos, ellos pensaban que yo iba a estar de acuerdo con ellos por ser norteamericana.
Pero yo no dije nada. El poder de poder filmar esas cosas, como testigo, ese era mi poder.

En la dedicatoria del documental se agradece a las personas que contaron sus historias y se recalca «que arriesgaron sus vidas para hacerlo», ¿ve algunas similitudes o diferencias en el contexto actual de Guatemala de los riesgos por luchar contra la corrupción?
En aquel entonces todo el mundo tenía seudónimos y no había redes sociales o internet para buscar caras, nombres y antecedentes. Eso nos protegió, pero hoy en día yo tendría mucha más precaución.
Yo hablo con las personas en mis documentales para asegurarme que quieren participar y no solamente en el momento de la filmación, también en la edición, antes de lanzarlo y tras haberlo presentado.
Hemos desarrollado un proceso más avanzado que proteja mejor.
En Cuando las Montañas Tiemblan hay un hombre que habla porque a su amigo lo acaba de matar la policía. Pensé que fue un momento de mucha emoción para él y le contacté después de lanzar la película para estar segura que estaba de acuerdo en participar y me dijo que sí.
Que yo sepa no hubo represalias contra alguien.
¿Cuál considera que es o fue su papel en ese rompecabezas histórico de Guatemala?
Es importante como cineasta, como defensora de derechos humanos, estar o seguir conectada a las personas y los pueblos donde hemos filmado.
No necesariamente para hacer otro documental, sino para estar informada y tratar de hablar con las personas del documental.
Cuando las Montañas Tiemblan fue prohibido en Guatemala por 20 años.
Yo vine a la primera presentación pública en 2003 y en esa presentación se me acercaron dos abogados que trabajaban en el caso por genocidio.
Me preguntaron si había guardado material fílmico inédito y si lo teníamos en una bodega en New Yersey, EE.UU.
Ese material inculpatorio fue evidencia forense clave en el caso de Rios Montt.
Siento que añadí mi granito de arena. Siempre pienso y tengo un enorme respeto por el pueblo guatemalteco que también ha puesto su granito de arena, porque muchos murieron en el esfuerzo.

Luego de la firma de los Acuerdos de Paz en Guatemala, la palabra «reconciliación» se popularizó. ¿Qué piensa del término y sus implicaciones?
La reconciliación requiere un enorme esfuerzo para poder hacerla. Quienes cometieron los crímenes casi nunca están comprometidos con la reconciliación, pero los defensores de derechos humanos la ven como parte integral para la paz.
Pero ¿podemos tener reconciliación sin justicia? No lo creo. Tenemos que tener los procesos de justicia en paralelo a los procesos de reconciliación.
Existen procesos de justicia transicional que llevan décadas sin lograr justicia para las víctimas, casi el tiempo de Cuando las Montañas Tiemblan, ¿cuál es su perspectiva de este panorama?
La búsqueda por la justicia es justicia.
Todos los procesos de reconciliación, de búsqueda, de testimonios, de formar organizaciones alrededor del tema, eso también es justicia. Pero se necesita mucho más.
¿Cambiaría, quitaría o agregaría algo de Cuando las Montañas Tiemblan?
Es un documental histórico, pero 30 años después alguien se me acercó para decirme que una escena que filmamos estaba equivocada, porque un ataque que se atribuyó al Ejército lo había cometido la guerrilla. Entonces fui a Nebaj, Quiché, para investigar.
Yo estaba equivocada e hice una corrección con un corto de 10 minutos, diciendo lo que realmente pasó ese día.
Es importante corregir el récord histórico, aunque haya sido 30 años después.
Esto es usado por los negacionistas para decir que no hubo genocidio.
Cuando se invita a otro tipo de público, sobre todo a la juventud, a «no olvidar y conocer lo que pasó para no repetirlo» aparece una especie de sentencia, una carga que ninguna generación quisiera asumir. ¿Qué opina sobre esto y cree que exista otra estrategia?
Nuestra estrategia siempre ha sido utilizar el poder del arte y el poder de la humanidad para contar historias y tratar de comunicarnos con otras generaciones.
Para mí la geografía de la cara humana es el panorama más bello en cine. Por eso siempre trato de usarlo y en Cuando las Montañas Tiemblan Rigoberta habla directamente a la cámara. Eso no se hacía en 1982.
Tenemos que conocer la historia para poder actuar.
¿Vale la pena seguir documentando y hablando de memoria histórica en un país que ya no tiene guerra?, a nivel mundial, ¿cómo se aborda esta situación?, por ejemplo, el holocausto judío es un tema recurrente a la fecha.
Sí, claro que vale la pena. Hay una memoria histórica muy rica en Guatemala y no solo hablando sobre la guerra. Años y siglos atrás también hay historia.
Hay mucho que investigar y siempre necesitamos historiadores para mirar de nuevo al pasado para compartirlo.
Rigoberta Menchú me enseñó a trabajar colaborativamente en cine documental y cómo difundirlo en grupo, compartiendo su manera de vivir y trabajar colectivamente.
Esto ha tenido una gran influencia en cada documental que hemos hecho.
Acabamos de terminar un documental que se llama Frontera Adentro sobre la inmigración, pero realmente es el cuarto documental sobre Guatemala, porque uno de los protagonistas es maya Ixil que siendo defensor tuvo que huir.
Él cuenta la historia de su nueva vida, pero también tiene algo de memoria histórica de su pueblo y su región.
Tantas personas, historiadores, defensores y sobrevivientes estudiaron el holocausto judio y otros genocidios, pero sobre Guatemala no se ha escrito como otros.
Puede ser también porque las víctimas son indígenas y existe un racismo generalizado. Pero muchas sobrevivientes indígenas académicas, como Irma Alicia Velásquez, están hablando de lo que pasó y son voces muy fuertes.
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¿Quieres ver el documental?
Puedes verlo en la página de Skylight dando click aquí: Cuando las Montañas Tiemblan
